Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo Dieciséis

Solté una fuerte risa que incluso me llegué a doblar hacia adelante, sosteniendo mi estómago mientras reía más fuerte. Esta era la peor mentira que había escuchado en toda mi vida. ¿Qué yo era su próxima líder? ¡Joder! Carter tenía una imaginación que ya me gustaría tener a mí.

Divertida, negué reiteradamente con mi cabeza, sin poder parar de reír aunque ninguno de ellos lo hacía, al contrario, me miraban como si no me reconocieran y como si estuviera loca por estarme riendo por su broma, pero es que no sabía qué otra cosa más hacer. Definitivamente ya no podían decir nada más para sorprenderme, esto lo había superado todo.

- Oh por dios... -susurré exhausta de tanto reír. Llevé una de mis manos hasta mi rostro para quitar las pequeñas lagrimillas que habían caído por culpa de la risa- esto es demasiado.

Murmuré mientras retrocedía un par de pasos de ellos. Mi risa –esa risa burlesca y nerviosa- no parecía querer detenerse aunque los tres me miraban fijamente y de brazos cruzados. Ninguno siquiera movía algún musculo de su rostro en un intento de unirse a mi risa, al contrario, se veían muy molestos, casi ofendidos diría yo, por cómo me estaba comportando. Inhalé y exhalé teatralmente un par de veces, obligándome a dejar de reír.

- ¿Terminaste?

Preguntó Carter manteniéndose de brazos cruzados y alzando una ceja, mirándome seriamente. Yo asentí mordiéndome el labio inferior para oprimir una nueva carcajada.

- ¡Te lo dije! –exclamó Hans abriendo sus brazos y dejándolos caer con fuerza a sus costados- Te dije que era demasiado inmadura para esto. Debí de haberme unido al otro bando... -murmuró esto último-

- ¿Otro bando? –repetí confundida y frunciendo mi ceño-

- ¿Qué parte de lo que te dije anteriormente no entendiste?

Ahora fue Victoria la que se acercó a mí y me miró cabreada.

- Te necesitamos –insistió Carter- gran parte de Seos te necesita. Tú...

- Oh por favor ¿Quieren parar de decir esa tontería? –alcé mi voz ya molesta de que insistieran con lo mismo. Yo era una simple humana que terminaría muriendo como tal-

- No es una tontería. Tienes que tomar el mando.

- ¡No voy a tomar nada! –grité furiosa- soy humana ¿No lo ven? –pregunté sarcástica mientras me pellizcaba la piel para que notaran que sentía, que me dolía. No era como ellos- y mi familia también lo es, todas las generaciones lo somos.

- Y nadie está diciendo lo contrario –dije rápidamente Carter- claro que toda tu familia es humana, pero tu tatarabuela hizo una promesa y tú debes de cumplirla.

Mis ojos se abrieron más grandes ante la mención de mi tatarabuela, ¿Qué sabían ellos que yo no?

- ¿De qué estás hablando? –susurré desconcertada-

- En su juventud –empezó Victoria tomando el mando de la conversación- se enamoró de un Selt, claro que en un principio no lo sabía. Ya sabes que algunas reglas corren tanto para los Rogenes como para los Selt, y la principal es que nos mantengamos alejados de los humanos. Pero por esos años, y como suele suceder cada cierto tiempo, unos pocos desobedecen las reglas y se internan en su mundo, tú mundo –hizo énfasis en sus palabras al apuntarme- y da la casualidad que uno de esos Selt se enamoró de tu tatarabuela y ella quedó embarazada de tu bisabuelo, luego él tuvo a tu abuelo, siguió tu padre y finalmente viniste tú. La sangre negra ha corrido por generaciones en tu familia.

Parpadee confundida y me vi en la obligación de tomar asiento sobre la roca que se encontraba a mi lado. Ya había escuchado una historia algo parecida antes sobre nuestra tátara tatarabuela. Era como me la había contado mi hermano, pero creí que era una simple tontería que mi madre se había inventado, y no que hablaba de la tatarabuela.

- No entiendo... -musité perdida- ¿Qué tiene que ver todo eso? Ellos se enamoraron de la misma forma en yo me enamore de...

- Son cosas distintas –me interrumpió Carter antes de que mencionara el nombre de la única persona por cual sentía un montón de mariposas en mi estómago en tan solo pensar en él- y no viene al caso que lo menciones. Él es un imbécil que...

- ¡Basta, Carter! –alzó la voz Victoria escuchándose bastante cabreada- no estamos hablando de Max, estamos hablando de la vida de Amanda, de lo que tiene que asumir ahora –dijo y entonces se agachó hasta quedar a mi altura, posando ambas manos sobre mis rodillas- Amanda... en esos años, el líder de nuestra comunidad, el bisabuelo de Carter, dejo que ellos vivieran su romance sin problemas, incluso se casaron y lo has visto en un par de fotografías que conservaba tu padre antes de morir –suspiró- pero a cambio de todo eso, tuvieron que hacer una promesa, dar algo a cambio.

- ¿Qué cosa? –pregunté asustada-

- Prometieron que entregarían a la comunidad a la primera mujer que naciera en la familia.

- Y tú, por si no te habías dado cuenta, eres la primera –recalcó Hans-

- Es por eso que te necesitamos como nuestra líder.

Negué con un movimiento de cabeza y quité rápidamente las manos de Victoria sobre mis rodillas. Apoyé mis codos sobre esta y oculté mi rostro en las palmas de mis manos mientras cerraba mis ojos e intentaba aclarar y asimilar todo lo que me habían dicho. Esto tenía una probabilidad de cincuenta por ciento de ser un error como un cincuenta por ciento de ser verdad. ¿Por qué me mentirían? ¿Por qué estarían diciéndome todo esto, con información tan certera, si no fuera verdad? Pero ¿Por qué tenía que ser su líder? Yo con suerte había logrado ser presidenta de mi último año escolar en donde gané por un estrecho margen, claramente son liderazgos distintos, pero si con suerte había logrado mantenerme durante el año, ¿Cómo se suponía que iba a liderar a una comunidad alienígena que no se parecía en nada a mí? No podía. No debía hacerlo. Yo... yo había tenido una relación con un Rogenes, con su enemigo, era de lo más cínico haber salido con el enemigo para luego liderarlos.

- No puedo –susurré negando de nuevo con la cabeza- no puedo hacerlo. No soy quienes creen que soy.

- No tienes elección –dijo entre dientes Hans. Se notaba a leguas que estaba perdiendo la paciencia- tienes que hacerlo.

- No pueden obligarme –dije endureciendo mi mirada al verlo-

- ¡Claro que si podemos! –gritó molesto- puedo simplemente...

- Hans, detente –intervino Victoria tomándolo del brazo y obligándolo a dar un paso atrás- así no serían las cosas. Ella tiene que venir con nosotros pero bajo su voluntad. Ese era el acuerdo.

- ¿Qué acuerdo?

- Mi padre –dijo ahora Carter- el líder de Seos, quiere que tomes el mando. En realidad –suspiro pareciendo un tanto incómodo- quiere que ambos tomemos el mando. Tú me necesitas tanto como yo te necesito a ti.

- ¿Qué quieres decir? –fruncí mi ceño-

- La única condición que pusieron para que tomaras el mando, es que yo esté a tu lado guiándote, así como la única condición que pusieron para que yo pudiera seguir la tradición familiar, al igual que en Rousel, es que tú seas quien me acompañe.

- Sigo diciendo que eso parece una maldita proposición de matrimonio –maldijo Victoria-

Y ella no estaba tan equivocada de lo que yo pensaba. Parecía como si me estuvieran pidiendo que me casara con él para poder ser su líder, y la verdad es que ninguna de las dos ideas me llamaba tanto la atención como para correr el riesgo.

- ¿Y si no quiero hacerlo? ¿Y si me niego?

- Si te niegas, el resto de Seos que está a favor con que se cumpla la promesa de hace años, arrasaran contigo y toda tu familia.

- No es algo muy distinto de lo que están haciendo ahora –murmuré bajando la mirada-

- ¿Aún no lo entiendes? –preguntó molesto Hans- los Selt que te están persiguiendo ahora para matarte y que no tomes nuestro liderazgo no son nada al lado de los que están de acuerdo con que se lleve a cabo la promesa. El padre de Carter podría matarte sin que logres enterarte de que has perdido la vida.

Un escalofrío recorrió mi cuerpo al escucharlo. Parecía estar bastante seguro de lo que decía, además de que Carter y Victoria seguían con su semblante serio, asintiendo a cada una de las palabras de Hans. Suspiré derrotada. Jamás me imagine que enamorarme de un Rogenes podría traer tantos problemas.

- Deja de pensar en ese maldito imbécil –escupió Carter- su maldito romance no tiene nada que ver con esto. Hubiésemos venido de todas formas a buscarte.

Le dediqué una feroz mirada antes de desviar mi vista hacia Victoria. No iba a volver hablar de Max frente a él.

- No entiendo por qué algunos de ustedes querrían que alguien como yo tomara su liderazgo –continué más confundida que antes- es absolutamente ridículo.

- No es ridículo –habló Carter antes de que Victoria pudiera decir algo- eres más fuerte de lo que te imaginas. Llevas nuestra sangre, puedes llegar a hacer lo mismo que nosotros, solo necesitas práctica.

- ¿Qué? ¿Cómo así?

Una horrible idea de yo convirtiéndome en una horrible silueta apareció fugazmente y me hizo hacer una mueca de disgusto. Yo no quería hacer las mismas cosas que ellos, estaba bien como estaba viviendo mi vida.

- Puedes entrar a los sueños de las personas. Puedes entrar a su mente. Puedes, incluso, apoderarte de ellos sin que se den cuenta.

- Eso es lo que tú hiciste conmigo todo este tiempo ¿No? –me puse de pie para estar a su altura. Ahora entendía esos extraños sueños que había tenido con él-

- No voy a discutir esto delante de Victoria y Hans.

- Oh, por favor –se mofó Victoria- por nosotros no te preocupes, podemos darte todo el espacio que quieras para que hablen y arreglen sus enredos amorosos.

- ¡No hay ningún enredo amoroso! –grité furiosa-

- Pues eso no es lo que me pareció entender al ver ese beso.

Dijo sonriéndome de medio lado y guiñándome un ojo antes de darse media vuelta y alejarse un par de metros más allá junto a su hermano. Maldije para mis adentros, era estúpido que se alejaran e intentaran darnos "espacio" cuando ellos perfectamente podían escuchar lo que hablábamos.

- ¿Lo discutirás ahora? –espeté dándole un empujón con mi mano- lo planeaste todo ¿No? Desde el primer día en que entraste a la universidad. Planeaste cada uno de los movimientos para acercarte a mí.

- Era lo que tenía que hacer –dijo encogiéndose de hombros- necesitaba acercarme a ti y que nos conociéramos, necesitaba ganarme tu confianza así como ahora necesito que sigas confiando en mí.

- ¿Confiando en ti? –pregunté con burla- no confío ni en mis propios pensamientos.

- Pues deberías, son parte de ti –murmuró dando un paso en mi dirección y mirándome fijamente- necesito que confíes en mí.

- No puedo y no quiero hacerlo –dije dándole la espalda-

- ¡Mírame!

Espetó tomándome con fuerza por los hombros y volteándome para quedar a centímetros de su rostro. Oh Dios. Estaba demasiado cerca que incluso podía notar lo seco que estaban sus labios. ¡Diablos! ¿Por qué tenía que mirarle los labios? Alcé mi mirada y noté como dibujaba una sonrisa traviesa en su rostro, él claramente se había dado cuenta de todo.

- Sé que sientes algo por mí, no te atrevas a negarlo.

Rodé mis ojos intentando zafarme de su agarre, pero este se volvió más posesivo.

- Ya hemos hablado de esto Carter. Y la verdad es que dudo que cualquier cosa que haya sentido por ti sea real cuando sé que puedes entrar a mi cabeza y manejarme a tu antojo.

- No puedo hacerlo –dijo sincero-

- ¿Cómo qué no? Acabas de decirme que...

- Puedo entrar a tus sueños y decirte lo que quiera en estos, puedo leer tu mente y saber lo que quiera, pero no puedo apoderarme de ti, ni manejarte. Eres una de nosotros y como tal, no podemos entrar en la vida de otros, solo en la de los humanos, o un Rogenes –murmuró esto último. Yo suspiré- ¿Confías en mí?

- Carter...

- Te pregunto de nuevo ¿Confías en mí?

Maldije para mis adentros. Era una idiota, una estúpida, porque por mucho que Max me lo haya repetido, por mucho que él estuviera maquinando todo esto desde un principio, confiaba más en él de lo que era capaz de admitir. Suspiré y me mordí el labio para contener la respuesta, simplemente preferí asentirle con un movimiento de cabeza.

- Mírame fijamente a los ojos, despeja tu mente de cualquier pensamiento y mírame. Antes de que puedas darte cuenta, lograras entrar a mi mente y saber todo lo quieras saber.

- Carter, no quiero hacerlo.

- Hazlo –insistió expectante- no solo lograras disipar tus dudas, sino que te darás cuenta que de verdad eres una de nosotros.

Di un suspiro largo y asentí con medio movimiento. No estaba segura de lo que haría, es más, mi intuición me decía que era una total pérdida de tiempo, pero no quería seguir siendo tan borde con él, así que iba a hacer lo que me pedía solo para darle en el gusto.

- De acuerdo –susurré-

Me dio un pequeño apretón sobre los hombros en forma de ánimo. Llevé mis manos hasta los costados de sus cálidas mejillas y las posé sin hacer mucha presión. Fijé mis ojos sobre los suyos y me obligué a dejar de pensar, me obligué a quedar en blanco y no tener nada más en mi cabeza que él y sus increíbles ojos.


Él estaba hablando con su padre. Discutían más bien. Se gritaban cosas que no lograba entender completamente, excepto una frase "Ve por ella".

Él estaba en el estacionamiento de la universidad, sentado dentro de su auto, mirando fijamente hacia la entrada principal, esperando por alguien. De pronto me vi pasar de la mano junto a Max. Era mi primer día de universidad de este segundo año.

Él estaba hablando con una chica de cabello largo y piel pálida. Se me hacía conocida pero no lograba distinguir del todo su rostro, había algo en ella que me lo impedía. Él intentaba pedirle que se alejara de alguien, que se detuviera, que había elegido el bando equivocado, pero ella simplemente rio.

Él estaba apoyado contra una pared, mirando fijamente un café. El café de Isaac. Yo entré y me senté en la mesa que quedaba cerca de la ventana, Lorena se acercó y me saludó dándome un gran abrazo. Luego se acercó Isaac y la conversación se extendió mientras él no me quitaba el ojo de encima, hasta que miró a su izquierda y vio a Max caminando al lado de Estefany. Entonces decidió cruzar la calle y entrar al café.


Mis ojos se cerraron por un segundo y perdí el equilibrio, pero él logró sostenerme por los hombros e impedir que me cayera. Un horrible dolor de cabeza se hizo presente y me vi en la obligación de apretar con fuerza su brazo, sintiendo como sus músculos se tensaban bajo mí toque.

- Te sentirás algo mareada y con dolor de cabeza las primeras veces que lo intentes –murmuró- cuando se te vuelva una costumbre, dejaras de sentir cualquier dolor.

Asentí manteniendo mis ojos cerrados. De pronto sus manos tomaron con una delicadeza mi rostro que provoco que mi piel se erizara y mi corazón latiera de una manera distinta. Sus yemas se acercaron hasta mis sienes y comenzó a masajear suavemente sobre estas.

- ¿Qué viste? –habló en voz baja- ¿Necesitas que te explique algo?

- Eres un maldito psicópata –murmuré intentando no sonreír-

- Solo hacia mi trabajo.

- Ah... ¿Lo hacías porque tu padre te lo pidió?

- En un principio sí –afirmó- pero luego lo tomé como algo personal.

- ¿Cuándo?

- Cuando me di cuenta de que eras demasiado buena para estar con alguien como él.

Agradecí tener mis ojos cerrados porque no quería ver lo que fuera que sus ojos estuvieran expresando en ese momento. Él odiaba a Max con la misma intensidad que Max a él.

- Lo sabias ¿No? –pregunté en un susurro-

- ¿Qué iba a terminar contigo? –asentí- sí...

- Por eso entraste a la cafetería.

- Me prometí que te iba a proteger de cualquiera, y en ese momento quería protegerte de él.

- No sé si debo darte las gracias –murmuré insegura y abriendo lentamente mis ojos al notar que el dolor iba pasando-

- No es algo que necesite que hagas –dijo al tiempo en que sus manos bajaban para tomarme por mis mejillas- pero aceptaría un beso como recompensa.

- Carter... -rodé mis ojos a la vez que sonreía-

- ¿Ahora puedes confiar en mí?

Retrocedí un par de pasos y metí mis manos dentro de los bolsillos de mi chaqueta. Podía confiar en él más que en mi misma, podía confiar en él más de lo que había confiado todo este tiempo en Max, y, absolutamente odiaba ese sentimiento extraño que se estaba formando dentro de mí. No me sentía de la misma forma que me había sentido cuando comencé a enamorarme de Max, esto era algo más... profundo, extraño, distinto. Y no entendía porque.

- No tienes nada que entender –susurró mirándome fijamente- yo me siento de la misma forma. Y es extraño, porque, si bien sabes que somos seres que no podemos sentir, hay algo dentro de mí que me pide a grites que no me aleje y que no te deje ir, y no es porque mi padre me haya pedido que viniera por ti, es porque... creo que de verdad te has apoderado de mí. No puedo dejar de pensarte en ningún minuto.

Un nudo se formó en mi garganta. El poder de sus palabras era intenso, pero no tan intenso como lo hubiese sido si fuera Max quien lo dijera. Odiaba que constantemente estuviera comparándolos, pero era algo inconsciente, y la verdad es que no sabía qué hacer para dejar de pensar en el otro.

- Carter yo...

- ¿Tú qué? ¿Tampoco puedes dejar de pensar en él?

Inmediatamente me voltee al escucharlo. Palidecí en cosa de segundos. ¿Cómo nos había encontrado?


****** 

¡La próxima semana maratón! 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro