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Los Últimos Sucesores [Unión] Plan Fallido

-¡E-Ehm!-. Roger estaba siendo apuntado por los mismos que casi matan a Mello en la casa de Jakob Batalán. Por John.

-Sabemos que la piedra perdida de Shun-Yong está aquí. Alguien..., Nos ha dado el soplo-. Dijo sonriente John.

-¡N-No sé de que habláis!-. Dijo Roger, esperando a que se acabara la media hora que los hijos de L le habían dicho.

-¡Si que lo sabes viejo, a nosotros no puedes mentirnos!-. Dijo John. Estaba con dos secuaces más que apuntaban a Roger. -Vamos..., O no querrás que nos carguemos a uno de tus niños, ¿No?-. Preguntó sonriente. -Seguro que a ese rubita le haría mucha gracia-. 

Roger se sorprendió.

-¿Ha-Hablas de Mello?-. Preguntó Roger, echándose hacia atrás, chocando con la puerta del comedor.

-Están hablando de nuestro padre-. Dijo Quillsh, sujetando una cuerda.

Ryuusaki salió de detrás de una mesa. Mesa que habían volcado para cubrirse.

-Anda, no me digas-. Dijo Ryuusaki. -Calla y ten cuidado con la cuerda-. Dijo Ryuusaki. -Hemos tenido suerte de que hubiera el suficiente queso, jejeje-. Ryuusaki se rio, y se volvió a esconder en la mesa. Llevaba una cacerola en la cabeza para cubrirse.

-¿Se llama Mello?, Es uno de esos rubios debo suponer-. Dijo sonriente John. -Pues sí, me han informado de que se ha ido a la isla de Italia, pero sin la piedra..., No podrá hacer nada-. Dijo John, relamiéndose. Sacó una pistola y apuntó a John. -¡ASÍ QUE ENTRÉGAME LA PIEDRA!-. Gritó sonriente.

Roger supuso que los niños ya estarían preparados.

-¡V-Vale, está bien!-. Dijo Roger. -Está en esta sala de aquí-. Roger abrió la puerta, y un secuaz de John pasó.

-¡YA!-. Indicó Ryuusaki.

Quillsh soltó la cuerda, y se cayó un cubo lleno de queso fundido encima del secuaz.

-¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH, ME QUEMOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!-. Gritó el secuaz, quemándose.

-¡AGHJ, APARTA INÚTIL!-. Gritó el otro secuaz, empujando a su compañero. -¡AHORA VERÉIS NIÑOS!-. Comenzó a correr hacia Ryuusaki, y este estaba sonriendo.

De pronto, el secuaz se resbaló, ya que no se percató de que había aceite en el suelo.

-¡U-UAAAAH!-. Se cayó, y se estampó contra el suelo, dándose en la nuca.

-¡MALDITOS SEÁIS!-. Gritó John, apuntando a Ryuusaki con una pistola.

-¡Toma esta capullo!-. Ryuusaki le lanzó un globo lleno de harina en la cara.

-¡AH, NO VEO!-. Se quejó John.

-¡N-Niños!-. Gritó Roger sorprendido.

-¡Me toca!-. Quillsh saltó y se subió encima de John. -¡Jaja, esto es divertido!-. Dijo.

-¡AGHJ, APARTA!-. John cogió a Quillsh y lo lanzó hacia el suelo.

-¡QUILLSH!-. Gritó Ryuusaki, sorprendido. -¡A-Ah!-. Ryuusaki retrocedió.

-A-Ahh...-. Quillsh se levantó, y se vio que tenía sangre en el labio. -Mmmmghj...-. Frunció el ceño.

Se levantó del suelo, y se dirigió hacia John.

-¿¡Qué vas a hacer tú niñato!?-. Preguntó John, y fue a darle un manotazo a Quillsh, pero este le paró la mano con sus dos manos.

-¡HYA!-. Le rompió la muñeca, doblándosela con una fuerza sospechosa para un niño de 13 años.

-¡AHHHHHHH!-. Gritó John.

-¡NO TE METAS CON MI PADRE!-. Quillsh le dio una patada en sus partes.

-¡AHHHHGJ!-. John escupió del grito, y se cayó redondo al suelo, desmayado.

-¡Eso ha sido genial Quillsh!-. Ryuusaki saltó de la emoción.

-Hm, lo sé-. Se cruzó de brazos, sonriente. 

-¿Y-Y ahora que pensáis hacer con estos hombres?-. Preguntó Roger.

-Jejeje..., Se nos ocurren un par de cosas-. Dijo Quillsh, y miró a su hermano. 

-¡JAJAJAJA!-. Los dos se rieron.

-¡A-Ah!-. Roger se sorprendió a más no poder.

-A-Ahhh...-. John fue el primero en abrir los ojos, y cuando vio donde estaba, analizó su zona. -¿¡D-Dónde!?-. Preguntó.

-Estás en el sótano del orfanato-. Reveló Ryuusaki, acercándose a John. -Puedo llamar a la policía..., O...-. Comenzó a hablar Ryuusaki.

-¿¡O qué!?, ¿¡Eh!?, ¡No me sonsacarás nada!-. Dijo John.

-Hagamos un trato-. Dijo Quillsh, apareciendo por allí. -Nosotros necesitamos transporte, así que tenemos una idea-. John tragó saliva, no quería volver a enfrentarse a ese niño otra vez. -Os damos una hora para conseguirnos un transporte, y así ir a la isla donde se encuentran mis padres. Si llegamos vivos, y están allí, os daremos la piedra. Si no, llamamos a la policía, y estaréis en la cárcel en un santiamén-. 

John se confundió. ¿Qué clase de plan era ese?

-De acuerdo niños..., Os conseguiré un avión para ir a la isla-. Dijo sonriente. -Si antes me desatáis-. Dijo.

Quillsh y Ryuusaki se miraron.

-Una tontería más así, y te arrancamos un diente-. Ryuusaki sacó unas tenazas de su bolsillo.

-¡A-Ah!-. John tragó saliva. -¡No seríais capaces!, ¡Solo sois niños!-. Dijo.

Ryuusaki y Quillsh se miraron.

-Somos adolescentes. Además, ¿Crees en serio que somos niños normales?-. Preguntó Quills alzando una ceja.

Ryuusaki sacó un móvil.

-Dicta el número al que vas a llamar..., Y cualquier mínima tontería, te cortamos un dedo y arrancamos un diente. ¿Entendido?-. Preguntó Ryuusaki frunciendo el ceño.

-¡JAJA!, Muy bien niños. Me gusta vuestra actitud...-. Sonrió John. -Marca este número...-. Dijo John.

Mientras tanto, en otro rincón del mundo...

-¡Ahhh..., Ahhh!-. Serpico estaba que no podía más. -¡No puedo más!-. Confirmó. -¡Esto es agotador!-.

-No parece tu hermano eh-. Dijo Matt, mirando a Mello sonriente.

-Lo sé-. Dijo el rubio, y miró a su hermano. -Escucha capullo, es la única forma de encontrar la cueva-. Dijo Mello revisando el mapa. -¿Cómo si no quieres encontrar el tesoro?-. Preguntó con una leve sonrisa.

-Tienes..., Razón-. Dijo Serpico, y vio una palmera en la que apoyarse. -¡Dadme un descanso!-. Pidió, y se tumbó al lado de la palmera.

-¡Joder!-. Se quejó Mello.

-Tranquilo. Tenemos tiempo, a no ser que el cabrón de Carlos tenga más amigos-. Dijo Matt, y se sentó al lado de Serpico.

-No lo creo-. Dijo Mello, y se sentó también, al lado de Matt.

-¿Sabéis?, Echaba de menos una aventura-. Dijo Serpico. -Hacía 10 años que no tenía una. Pero nunca he tenido una con mi hermano y su familia-. Serpico miró a Mello, quién le estaba mirando con una leve sonrisa. -Me alegro de haber resuelto nuestras diferencias-. Dijo, y le ofreció la mano a su hermano.

Mello sonrió, y le aceptó la mano, teniendo un fuerte apretón.

Matt frunció el ceño, algo andaba mal...

-Bueno, sigamos buscando. ¿Os parece?-. Preguntó Serpico.

-Claro, vamos-. Mello se levantó, y Matt fue el último en hacerlo.

-¡Ya estoy viendo la isla!-. Dijo Roy, asomándose por el helicóptero.

-Genial. Seguro que Mello ya está allí-. Dijo el albino, seguro de si mismo.

-¿Cómo estás tan seguro?-. Preguntó Pete, sonriendo levemente.

-Porque conozco a Mello-. Dijo Near, sonriendo levemente. -Y sé, que mala hierba nunca muere-.

-Bien dicho L-San. Bien dicho-. Dijo Keito, dirigiéndose hacia la isla con rápidez.

-¿En cuánto estará el helicóptero?-. Preguntó John.

-En media hora estoy allí. Os espero-. Dijo el piloto desde la otra línea. 

-De acuerdo. Muchas gracias-. 

Ryuusaki colgó la llamada.

-Bien hecho escoria, ahora podrás ser libre un poco más, y te entregaremos la piedra nada más pisar tierra-. Dijo Quillsh sonriendo. John rodó los ojos. -¡Ja, rima y todo!-. Dijo Quillsh.

-¡Choca!-. Ryuusaki y Quillsh chocaron los cinco.

-Bien, será mejor que vayamos allá, ¿No?-. Preguntó John.

-Claro, pero..., ¿Ese piloto sabe como eres?-. Preguntó Ryuusaki.

-Emm, no, ¿Por?-. Preguntó John confundido.

-¡Ja, pues vaya parguela, te dejamos tirado aquí y vamos sin ti!-. Dijo Quillsh.

-¡PERO!, ¡Habíamos hecho un trato, niñatos!-. Dijo John frunciendo el ceño.

-¿Y?, Me da igual. Vamos a dejarte aquí tirado-. Dijo Ryuusaki, alzando los hombros. -Roger se hará pasar por ti-. Dijo sonriente Ryuusaki, y chocó el puño con su hermano.

-¡NO!-. Gritó John.

Ryuusaki volvió a sacar el teléfono.

-¿Si?, ¿Policía?-. Preguntó Ryuusaki, al llamar.

-¡NOOOOOOOOOO!-. Gritó John, cabreándose. -¡MALDITOS SEÁIS!-. Gritó cabreado. -¡E-ESPERAD!-. 

Ryuusaki paró de hablar, y miró a John.

-¡No podéis ir sin mí idiotas, no sabéis que isla es!-. Dijo John, sonriendo.

Ryuusaki miró a su hermano, y el azabache colgó la llamada.

-Pues dínosla, o te sacamos un diente-. Dijo Quillsh, cruzándose de brazos.

-Por mucho que os diga el nombre, puede ser mentira, y podéis iros sin saberlo-. Dijo sonriente John. -¿Os la vais a jugar?-. Quillsh y Ryuusaki se miraron. -La única solución, es que me llevéis con vosotros-. Dijo relamiéndose.

-Bueno..., Está bien. ¡Pero nada de trampas!-. Dijo Ryuusaki.

-¿Estás seguro?-. Preguntó Quillsh.

-Tranquilo, lo tenemos controlado, ¡Hm!-. Ryuusaki se cruzó de brazos.

-¡JAJA, IDIOTAS!-. Pensó John, sonriente.

-Pues venga, vayámonos al aeropuerto-. Dijo Quillsh. -Roger nos llevará. Te desataremos, perooo...-. Quillsh sacó unas esposas.

-¿De dónde has sacado eso?-. Preguntó Ryuusaki.

-Se las robé a un segurata en el aeropuerto-. Dijo Quillsh. -¡Y nos son muy útiles!-. Ryuusaki alzó los hombros, sorprendidos.

Quillsh y Ryuusaki soltaron a John. Sus secuaces seguían desmayados, así que se quedaron allí.

Los 3, se dirigieron con un taxi al que llamaron, al helipuerto, donde allí, un helicóptero aterrizó.

-¿¡John!?-. Preguntó el piloto, bajando del helicóptero. -¿Está usted esposado?-. Preguntó el piloto.

-Em..., Es largo de explicar. Necesito que nos lleves a mí y a estos niños a una isla de Italia-. Dijo John. 

-Claro, dame las indicaciones y te llevo-. Dijo el piloto. -¡Subid niños!-. Sonrió el piloto.

-¡Vamooos!-. Ryuusaki y Quillsh subieron.

John se acercó rápidamente al piloto.

-Por favor sáqueme del bolsillo el teléfono móvil..., Llame al primer contacto y diga que todos allí ejecuten el plan x-. Pidió John, nervioso. Tragó saliva, esperando que los niños no le vieran.

-Emm..., ¿Vale?-. El piloto hizo lo que John le pidió. -¿Hola?, Sí, dice John que ejecutéis el plan X-. Dijo el piloto.

-Cuelgue-. Pidió John.

El piloto colgó.

-¿¡Porqué tardáis tanto eh!?-. Preguntó Quillsh, asomándose por fuera del helicóptero.

-¡Subid ya!-. Ordenó Ryuusaki.

-Vamos-. Dijo el piloto.

-Sí..., Vamos-. Sonrió John.

-¡Ya habéis escuchado, vamos a la isla!-. Dijo el tipo robusto que había recibido la llamada.

-¡Poned en marcha el transporte aéreo!-. Dijeron.

Comenzaron a prepararlo todo.

Algo muy malo se avecinaba...

Las serpientes roja, junto con Near, aterrizaron en la isla.

-¡Por fin, a estirar las piernas!-. Dijo Pete, comenzando a dar saltitos.

-Ahhhh..., ¡Ahora a buscar al jefe!-. Dijo Roy, haciendo estiramientos.

-L-San-. Near miró a Keito. -Estoy preparado para enfrentarme a cualquier adversidad. Hasta que encontremos a Mello-Sama, seguiré sus órdenes-. Dijo Keito, haciendo una reverencia.

-De acuerdo-. Dijo Near, y de su mochila sacó un mapa del que Mello había hecho varias copias. -Tenemos que dirigirnos hacia la X-. Dijo Near.

-¿Y cómo sabemos dónde estamos?-. Preguntó Roy, confundido.

-Por la forma de la isla que he logrado ver desde el cielo, estamos aquí, en el principio-. Dijo Near. -Tenemos que ir hacia el noroeste-. Dijo Near, señalando.

-¡Pues venga, no perdamos tiempo!-. Dijo Pete, comenzando a correr.

-¡Espera tonto, no sabemos si aquí hay peligro!-. Dijo Roy, siguiéndole caminando.

-Vamos-. Dijo Near, y junto con Keito, comenzaron el camino.

Mientras tanto, los otros 3, ya se encontraban cerca del destino.

-Tenemos que estar cerca, ¿No?-. Preguntó Serpico.

-Sí, creo que debe estar...-. Mello miró debajo suyo. -Justo aquí-. Dijo el rubio.

-¿Y cómo vamos a bajar hacia una cueva que se encuentra debajo de la arena?-. Preguntó Matt.

Serpico se agachó, y comenzó a remover la arena, cavando.

-Así seguro que no-. Se burló Matt.

-¡Algo tendremos que hacer!-. Serpico comenzó a cavar con las manos.

-Ahhh...-. Mello comenzó a pensar. Se quitó la mochila, y sacó el diario de su padre.

Comenzó a buscar y rebuscar entre las páginas, pero no encontraba nada. Matt miraba junto con él para encontrar algo que pudiera ayudarles.

-¿Qué es esto?-. Preguntó Mello, viendo lo que parecía ser escrito algo subrayado.

-¿Nunca has revisado su diario entero?-. Preguntó Matt, mirando a su mejor amigo.

-No-. Dijo Mello.

-¿Y tú eres el segundo?-. Preguntó Matt sonriente.

-Calla-. Dijo Mello, y leyó lo que había escrito y subrayado.

-A la luz de la luna llena, la puerta de la verdad se verá revelada y abierta. Sólo con la piedra podrán ser abiertas las catacumbas de la esperanza-.

Mello y Matt se miraron.

-¿Significa eso que...?-. Preguntó Matt, temiéndose lo peor.

-Exacto. Tenemos que esperar a que anochezca-. Dijo el rubio, cerrando el diario. Matt se chocó la cara. -Serpico, de nada sirve cavar-. Dijo, y Serpico paró, cansado.

-¡Entendido!-. Dijo Serpico.

-¿Crees que Near y los demás estarán bien?-. Preguntó el castaño, poniéndole la mano en el hombro a su amigo.

Mello suspiró.

-Conozco a Near, y conozco a los demás. Sé que están bien, y que llegarán hasta nosotros-. Dijo Mello, y Matt asintió, sonriente.

-¡Ay..., Ay!-. Pete también estaba cansado. -¡Esta isla es enorme!, ¿¡No podemos parar para descansar!?-. Preguntó.

-No, hay que encontrar a Mello-Sama-. Dijo Keito.

-Exacto, y a Matt-. Dijo Roy.

-Al otro que le den-. Dijo Pete.

Near sonrió, y rodó los ojos.

-¡Que divertidooooo!-. Quillsh sonreía en el helicóptero.

-Esto me ha costado mucho dinero..., Espero que cuando vengan mis compañeros me pueda cargar a este piloto idiota y recupere mi dinero, ¡A parte de hacerme rico con el tesoro perdido!-. Sonreía John, pensando en lo que iba a hacer.

-¿Queda muchoooo?-. Preguntaba Ryuusaki, aburrido.

-Unas cuantas horas-. Dijo el piloto, haciendo lo suyo.

-Jo-. Se quejó Ryuusaki.

Después de unas horas, Near y los demás por fin se encontraban cerca de Mello.

-Silencio, escucho voces-. Dijo Near, agachándose, escondiéndose entre los arbustos.

-¡Debajo del maaaar, debajo del maaaar!-.

-¡Son ellos!-. Sonrió Pete, y se fue corriendo a salir.

-¡Pero espera idiota!-. Dijo Roy, intentando pararlo.

-¡Jefe!-. Sonrió Pete, al ver a Mello. -¡Matt!-.

-Ey-. Saludó Matt.

-¡Y el otro!-. Dijo viendo a Serpico.

-¿Có-Cómo?-. Preguntó Serpico, avergonzado.

Near salió de los arbustos, y cuando Mello lo vio, rápidamente se levantó y se dirigió hacia su novio.

-Estaba preocupado por ti-. Dijo el rubio, dándole la mano.

-Yo confiaba en que nos encontraríamos. No me veías capaz ¿Eh?-. Mello sonrió, y miró hacia otro lado. -Utilicé el truco del infarto-. Dijo sonriente.

-¡Muy bien Near!-. Dijo Mello sonriente.

De pronto, comenzaron a escuchar unas hélices.

-¿Eh?-. Todos miraron hacia arriba, y vieron como bajaba un helicóptero...

-¡Sacad las armas!-. Ordenó Mello. Todos menos Near sacaron armas de su mochila. Near sólo tenía un cuchillo, ya que armas de fuego no sabía utilizar.

Del helicóptero bajaron 3 personas conocidas, y el piloto.

-¡TÚ!-. Gritó Mello, viendo a John.

-¡Nos lo hemos llevado nosotros!-. Del helicóptero bajaron Quillsh y Ryuusaki.

-¿¡Pero que hacéis aquí idiotas!?-. Preguntó Near, sorprendiéndose mucho.

Habéis traído a un enemigo!-. Dijo Mello.

Serpico tragó saliva.

-¡Tranquilooos papás, es solo un polizón, está esposado y es nuestro!-. Dijo Ryuusaki.

-Polizón de unos niños..., Mghj...-. Gruñó John.

De pronto, otros dos helicópteros llegaron.

-¡ALLÍ ESTÁN!-. Sonrió John.

-¿¡Qué!?-. Todos apuntaron a quienes bajaron de los dos helicópteros...

En total, 10 personas que iban junto con John.

-¡ENTREGADNOS LA PIEDRA!-. Exigieron los malvados.

-¡MGHJ!-. Gruñó Mello.

-O-Oh oh...-. Quillsh y Ryuusaki tragaron saliva.

-E-Esto se me ha ido de las manos...-. Pensó Serpico.

¿Qué pasará ahora?...

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