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Los Últimos Sucesores [Resistencia] El Castigo De Sísifo Y Una Gran Verdad

Nuestros protagonistas avanzaban por el tranquilo camino que les envolvía en esta aventura. Estaban caminando simplemente por un pasillo de piedra totalmente vacío, pero estrecho, así que tenían que ir uno detrás del otro.

-Vaya culo-. 

-¿¡Quién ha dicho eso!?-.

-Ahhhh-. Mello suspiró, y negó. Estaba cansado, y quería llegar ya al fondo del asunto. Tenía ganas de saber quién estaba detrás de todo esto, aunque ya se lo olía, no hay que darse muchos rodeos..., Estaba claro que aquí había gato encerrado.

Near también pensaba lo mismo. Estaba seguro de quién era el que había hecho esto, y estaba seguro de que su hipótesis y la de Mello era correcta, así que quería acabar con esto de una vez por todas, y volver a casa por fin.

En el camino se escuchaba como caían unas gotas, la humedad de la caverna...

-Debemos estar cerca de la siguiente y última prueba-. Dijo Mello. 

-Osea que te toca a ti-. Dijo Matt, avanzando tranquilamente, pero sin despistarse ni un segundo. -Bien..., Confío en ti-.

-Yo también, Mello-Sama-. Dijo Keito.

-Hm...-. Mello tragó saliva. Se sentía presionado, todos confiaban en él, ¿Pero y si no podía hacerlo?, ¿Y si la caga y no completa la prueba?

Después de todo lo que han pasado, no podría permitir que todos hayan cumplido con su parte menos él. Haría todo lo que fuese para demostrar que es capaz, y conseguir descubrir este misterio que envuelve el tesoro del pirata William Aleyn.

Al cabo de unos minutos, consiguieron llegar a ver una roca bastante grande, un poco más grande que la que tuvo que levantar Roy.

-Ahhh...-. Mello apretó sus puños.

-Ha llegado el momento-. Dijo Near, y Mello y él se miraron. Los dos asintieron.

-Aquí están las escrituras-. Señaló Roy.

-Jefe, ¿Qué dice tu diario?-. Preguntó Pete.

-Voy-. Mello lo sacó de la mochila, y comenzó a buscar página por página, tomándoselo un poco con calma por los nervios. -Aquí, lo he encontrado-. Dijo.

-La última prueba consiste en subir esta roca gigante por la rampa que tenéis enfrente. Al final de esta, hay una placa en el suelo, que la roca debe aplastar. Solo entonces se abrirá la puerta que os llevará al final-.

-Así que esa placa necesita de un peso muy grande para activar el mecanismo que abra la puerta-. Concluyó Matt.

-Así es. Necesita del peso de la roca-. Dijo Near.

-Bien-. Mello guardó el diario en la mochila, y se la quitó. Cogió aire, y suspiró. -Voy a hacerlo-.

Near miró a Mello.

-Confío en ti. Vamos, tú puedes-. Mello chasqueó la lengua. -Dí algo, vamos..., Algo que te represente-. Pidió Near, con una leve sonrisa.

-No me digas lo que ya sé. Es obvio que puedo-. Dijo Mello sonriendo levemente. Near amplió aún más su sonrisa.

-Así me gusta-. Dijo.

Mello se dio la vuelta, y vio la roca. 

-¡Vamos papáaa!-. Animaron Ryuusaki y Quillsh.

-Ahhh...-. Estiró sus manos, y tocó la roca con estas. -¡HM!-. Comenzó a empujarla, muy lentamente. Esta comenzó a rodar poco a poco. -¡MMMM!-. A Mello le costaba moverla.

-Si quieres podemos ayudarte-. Dijo Pete.

Mello se giró para fulminarle con la mirada.

-¡P-Perdón!-. Se disculpó Pete.

-No le interrumpas-. Dijo Roy, cruzándose de brazos con una leve sonrisa. -El jefe te va a demostrar de lo que es capaz-.

-¡MMMMMMMMMM!-. Mello comenzó a mover aún más la piedra, y esta rodaba y rodaba. Mello cogió aire, parando un momento pero sin bajar su fuerza. -¡AHHHH!-. Comenzó a mover aún más la roca.

-¡JAJAJA!-. Mello paro, y giró su cabeza como pudo, para ver la situación.

-¡Oh oh!-. Matt se sorprendió, y sacó su pistola, apuntando a John. John también sacó su pistola, y apuntó a los demás.

-¡Maldita sea!-. Se quejó Ryuusaki.

-¡Mello, no pares!-. Dijo Near, y Mello suspiró. 

-¡Maldita sea!-. Maldijo Mello, y reanudó su tarea.

-¡Era solo cuestión de tiempo que acabáramos encontrándonos!, Encantado de veros de nuevo-. Sonrió John, y con su pistola, apuntaba a Matt. 

Matt frunció el ceño.

Un secuaz de John apuntó a Serpico.

-Bajad el arma. Entregadnos el diario, y rendíos..., O sino, nos cargamos a la rubita-. Dijo John sonriente. El secuaz que apuntaba a Serpico frunció el ceño, y sonrió.

-Ahhh..., Eres idiota John..., No van a rendirse por mí-. Dijo Serpico, mirando hacia abajo.

-¡Exacto!, Lo siento hermano de Mello, pero eres medio subnormal por habernos traicionado, ¡Así que olvídate John no se cuantos, porque no nos vamos a rendir jamás!-. Dijo Matt, manteniendo la calma, como siempre.

-¡Oh vamos!-. Dijo John, aún sin borrar su estúpida sonrisa. -¿Porqué no vienes aquí y me lo dices en la cara?-. Preguntó John.

-¿Perdón?, ¿Crees que soy imbécil?, ¡Olvídate del cuaderno y del tesoro!, ¡Puedes lamernos el culo mientras salimos victoriosos y tú acabas en la cárcel!-. Sonrió Matt, vacilando.

-¡Así se habla!-. Gritó Quillsh.

-¡Q-Quillsh!-. Ryuusaki se sorprendió.

-Matt, para-. Aconsejó Near.

Un hombre robusto de la banda de John se acercó a su jefe.

-Mmmmmghj...-. Gruñó.

-¿Ves a este tipo?, Quiere partirte en dos, a no ser que nos des el cuaderno. Vamos, sé listo-. Dijo John, dándole una oportunidad a Matt.

-¿¡Qué parte de que me la sudas no te ha quedado claro!?-. Preguntó Matt.

-Matt, en serio..., Para-. Dijo Near, poniéndose nervioso. No sabía mantener la calma en momentos como este.

-¿¡Qué hacemos!?-. Preguntó Pete.

-Atacad-. Dijo Matt frunciendo el ceño.

-Entregad el diario-. Dijo Near.

-¿¡A QUIÉN HACEMOS CASO!?-. Preguntó Pete, poniéndose de lo más nervioso.

-¡A Mello-Sama!-. Dijo Keito, mirando a Mello.

-¡MMMMMMMGHJ..., HACED CASO A..., NEAR!-. Gritó Mello, empujando la roca con todas sus fuerzas.

Matt miró a Mello, y frunció el ceño.

-¡Maldita sea M, te ciega el miedo!-. Dijo Matt. -¡No os vamos a dar una mierda!-. Dijo el castaño, poniéndose nervioso, ya que no tenían nada que hacer contra ellos.

-Matt, en serio, yo no seré listo. ¡Pero tú tampoco lo estás siendo ahora mismo!-. Dijo Serpico, siendo apuntado aún por el secuaz.

-Vamos, ve a por él..., Me está cansando este imbécil-. Dijo John, ordenando al musculoso que se acercara a Matt.

Matt comenzó a sudar, y fue a disparar al hombre musculoso, pero Near se puso enfrente.

-¡Matt, para!-. Dijo Near. -Hemos perdido, ¿Vale?-. Near le guiñó el ojo.

Matt frunció el ceño, muy cabreado.

-Mmmmghj...-. Bajó el arma. El hombre robusto le arrebató la pistola a Matt. -Maldita sea...-. Susurró.

-Tome-. Near le entregó el diario.

-¡Jaja!, Gracias bola de nieve-. Dijo el secuaz, y cogió el diario.

John sonrió.

El secuaz robusto alzó su mano, y el corazón de Near se aceleró demasiado.

¡PUM!

Mello dejó de mover la roca. Hacía rato que la estaba moviendo de espaldas, así que podía ver la situación con sus propios ojos.

Cayó al suelo, con sangre en el labio.

-A-Ahh...-. Tragó saliva.

-N-Near...-. Dijo Mello, sorprendido.

Aquel idiota musculoso le había dado un manotazo a Near, tirándolo al suelo.

-Malnacido...-. Dijo Near, limpiándose la sangre.

-¡MAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAATT!-. Gritó Mello, cabreándose porque no podía hacer nada.

-¡VAIS A MORIR HIJOS DE PUTA!-. Gritó Matt, y saltó, subiéndose encima del tipo musculoso.

-¡MMM, BAJA ENANO!-. Matt le metió una granada de humo en la boca al tipo, y tiró de la anilla, haciendo que este inhalara un montón de humo.

-¡AGHGHSH!-. El musculoso cayó, y Matt se apartó de él.

-¡DISPARAD!-. Ordenó John.

Todos comenzaron a disparar a Matt, pero Keito rápidamente se puso enfrente de él, y comenzó a cortar las balas con suma rapidez, gracias a su katana.

-¡MATT-SAN!-. Gritó Keito.

-¡HABÉIS CABREADO A QUIÉN NO DEBÍAIS!-. Gritó Matt, y se fue corriendo a por John.

-¡A-AH!-. Este se sorprendió.

En el último momento, Matt dio un salto, y alzó su puño.

-¡AGHJ!-. 

Marcó un tremendo puñetazo a John en su cara, que lo tiró al suelo.

-¡HA!-. Matt dio una patada a John en la barriga.

-¡AAAAAAAAH!-. Un secuaz de John tiró su pistola, ya que se había quedado sin balas. Fue a golpear a Matt en su cara, pero el castaño esquivó el golpe, y Matt contraatacó, golpeando en la nariz de aquel tipo, haciendo que se rompiera. Matt cogió de los hombros a aquel idiota, y lo agachó, dándole un rodillazo en su cara. -AA-AAHH-. Aquel inútil cayó al suelo.

-¡TOMA ESTA!-. Otro secuaz embistió a Matt, tirándolo al suelo.

-¡MGHJ!-. Se quejó este.

Serpico se puso nervioso, y miró que el grandullón desmayado tenía la pistola de Matt aún en la mano. Serpico se fue corriendo hacia él, y la cogió

-¡MGHJ!-. A Matt le sangraba la nariz por los puñetazos que le estaban dando. De pronto, aquel tipo recibió un balazo, quedándose encima de Matt. El castaño lo apartó. Matt vio que el que había disparado había sido Serpico.

-¿Gracias?, Supongo-. Dijo Matt, y Serpico le ofreció la mano. Matt se la aceptó y le ayudó a subir.

-¡HA!-. Pete y Roy golpearon a un tipo a la vez, dándole en la cara. -¡CHOCA ESOS CINCO!-. Pete y Roy chocaron los cinco.

-Tengo que hacer algo...-. Pensaba Quillsh.

-¡AH!-. De pronto, un secuaz cogió a Ryuusaki por detrás, ahogándole. -¡Q-QUI...!-.

-¡HERMANO!-. Gritó Quillsh.

-¡JAJAJA!-. El secuaz de John se rio.

-¡AAAAAAH!-. Quillsh se lanzó a por el secuaz, y este del susto soltó a Ryuusaki.

-¡UAAAH!-. Quillsh se tiró encima del secuaz, y comenzó a golpearle por todos lados. 

-¡TOMA TOMA TOMA TOMA!-. Gritaba el chico.

-¡Jaja, genial Quillsh!-. Animaba Ryuusaki.

-¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH!-. Matt dio un puñetazo a otro de esos estúpidos, y luego una patada en su boca, lanzándolo al suelo.

-W-Wow...-. Serpico se sorprendía. -Cuando te molestan, si que das miedo-. Dijo Serpico, y Matt le miró.

-¡Jaja!, ¿Tú crees?, ¡Naaah!-. Dijo Matt, haciéndose el modesto.


-¡¡¡MMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMM, AAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!!!-. Mello no podía más con su alma. Estaba apunto de llegar, pero no podía hacer más fuerza para alcanzar el final de la rampa. -¡V-VAMOOOOOS!-. Se decía asi mismo.


-A-Ahh...-. Near escupió sangre.

Keito le ofreció la mano para levantarle.

-L-San-. Dijo Keito. -Demuestre que no es inofensivo. ¡Vamos, fuerza!-. Near rodó los ojos. 

-Sé pelear..., Lo que pasa es que nunca he querido-. Dijo el albino.

-¡Pues pelee!-. Keito levantó a Near. -¿Qué sabe hacer?-. Preguntó el japonés.

Near alzó los hombros.

-Me gusta el karate-. Dijo Near.

-¡A-ALTO!-. Un secuaz les apuntó por la espalda con una pistola, temblando. -¡O-Os disparo!-. Dijo, indeciso.

-No tienes balas-. Dijo Near, acercándose al secuaz. -¿Ah qué no?-. Preguntó alzando una ceja.

-¡AAAH!-. El secuaz gritó aterrado.

-Lo suponía-. Near se agachó, y le hizo un barrido de piernas al secuaz. 

-¡AH!-. Este cayó al suelo. Near le cogió el brazo, y enrolló sus piernas en su hombro. -¡AHHHHHHHHHHHHHHHH, SUELTAAAAAAAA!-. Suplicó el secuaz.

-¡Ríndete!-. Dijo Near.

-¡VALE VALE!-. El secuaz se rindió, y Near le soltó.

Near y el secuaz se levantaron.

-¡MMM, YAH!-. Fue a golpear a Near, pero este se agachó, esquivando su ataque. Near, rápidamente, colocó sus manos en el suelo, dándole la vuelta al secuaz. Con precisión, alzó sus piernas rápidamente, dándole en la barbilla a ese idiota, tirándole al suelo. -¡AH!-. Near saltó y segundos después, aterrizó encima de aquel tipo.

-Hecho-. Dijo Near.

-¡W-Wow, papá es increíble!-. Dijo Quillsh muy sorprendido.

-¡Su técnica es más metódica y relajada, papá es genial!-. Sonrió Ryuusaki.


-Ahhhh..., Ahhh..., Ahhhh...-. Mello tragó saliva.


-¡VAMOS MELLO!-. Animó Matt, golpeando a un tipo contra la pared.


-¡¡¡AHHHHHHHHHHHHH!!!-. Mello terminó de subir la roca a la rampa, y la empujó de una patada lo suficientemente fuerte como para que la roca se moviera hasta la placa del suelo. La roca se quedó quieta, y la placa se metió hacia dentro, siendo presionada.

De pronto, comenzó a subir la pared del final de la rampa, descubriendo una parte secreta de la cueva.

-¡Chicos, vamos!-. Dijo Mello, y vio como su equipo estaba luchando contra todos aquellos estúpidos. -Hm-. Mello sonrió, y de pronto vio como John se levantó, y apuntó con una pistola a Matt. -¡OH NO, ESO SI QUE NO!-. Gritó Mello, y comenzó a bajar corriendo por la rampa.


-¡HM!-. John sonrió.

-¡DEJA EN PAZ A MI FAMILIA!-. 

-¿¡EH!?-. John se giró, y lo primero que vio, fue a Mello, cabreado a más no poder. Mello había pillado carrerilla bajando con la rampa, así que el enorme puñetazo que le dio a John, no fue flojo, sino que fue posiblemente el puñetazo más fuerte que había dado en su vida.

John escupió sangre, y fue lanzado hacia atrás. Se cayó al suelo, dándose un cabezazo, y se desmayó.

-Ahhh..., Ahhhh..., Ahhh...-. Mello se arrodilló, queriendo descansar.

Todos los hombres de John habían caído, incluido él mismo.

-¡LO HEMOS CONSEGUIDOOOOOOOOOOO, WUUUUUU!-. Gritó Pete, celebrándolo con un baile.

-No cantemos victoria todavía. No hemos encontrado el tesoro aún-. Dijo Roy.

-¡Aguafiestas!-. Pete se cruzó de brazos. -¡Hm!-. Miró hacia otro lado, indignado.

-Vamos-. Matt le ofreció la mano a Mello, y cansado, el rubio se la aceptó, y se levantó.

-¡Papá, tío Serpico ha salvado antes a Matt!-. Dijo Quillsh.

Mello miró a Serpico, frunciendo el ceño.

-¿Es eso cierto?-. Preguntó Mello, dudando de ello.

-Sí, es cierto-. Dijo Matt, y Serpico miró al suelo y suspiró.

-Bien...-. Dijo Mello, y Serpico miró a su hermano. -Puedes venir con nosotros. Pero no te confundas, aún no te perdono-. Dijo el rubio. Serpico sonrió levemente.

-Me sirve-. Dijo.

-¡Vamos serpientes rojas!, Estamos apunto de descubrir el tesoro perdido..., ¡De William Aleyn!-. Dijo Matt.

Todos comenzaron a subir la rampa...

Cuando pasaron por la sala que se había abierto, llegaron hasta lo que parecía, una rampa hacia abajo llena de agua que caía desde el techo de la caverna.

-¡Mirad!-. Señaló Pete.

Todos se quedaron muy sorprendidos. Vieron como había un gigantesco barco destrozado y antiguo en el medio de la colosal sala que les envolvía. La mayoría estaba llena de agua, pero podían llegar a subirse al barco ya que no estaba inundado.

-¡Vamos!-. Quillsh empujó a Ryuusaki, y este se cayó por el "tobogán" de agua.

-¡AHHHHHHH!-. Gritó Ryuusaki, asustado.

-¡Quillsh!-. Se quejó Mello. -¿¡Eres tonto o te lo haces!?-. Preguntó.

Quillsh miró hacia el suelo.

-Lo siento papá...-. Dijo arrepentido.

-¡Ja, eres tonto!-. Mello empujó a Quillsh.

-¡PAPÁAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!-. 

-¡Mello!-. Dijo Near, y Mello le miró. -Se pueden hacer daño, ¿¡Es que no piensas!?-. Preguntó Near.

-Ahhhghj, Near que aguafiestas-. Dijo Mello.

-¡Además, si lo empujas, empújalo bien!-. Dijo Near y saltó encima de Mello, subiéndose encima suyo, y cayéndose los dos.

-¡¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH!!!-. Gritaron los dos, asustados por la tontería que Near había hecho.

-¡JAJA!-. Matt y Serpico se partían la caja.

-¡MMMM!-. Pete intentaba empujar a Roy, pero no podía. El último sonreía de forma muy prepotente.

-¡Hm!-. Roy se giró, y cogió a Pete.

-¡NONONONO!-. Gritó este, y Roy lo tiró.

-¡Alehop!-. Roy se tiró también.

-Que nos acompañe la fuerza del bien-. Keito se tiró por el tobogán.

-¡Vamos, con alegría!-. Matt empujó a Serpico.

-¡AHHHHHHHHHH!-.

Matt también se tiró.

Todos acabaron en el agua.

-¡Ahhh, un buen chapuzón!-. Sonrió Matt.

-¡Ja!-. Ryuusaki y Quillsh se lanzaban agua.

-¡Niñooos!-. Dijo Near, intentando pararlos.

Mello miró al barco, y suspiró.

Serpico se acercó a él.

-Por fin ha llegado el momento...-. Dijo Serpico, y los dos se miraron. -¿Vamos?-.

-Hm-. Mello asintió.

Los dos comenzaron a nadar, dejando atrás el grupo. Cuando llegaron al barco, subieron escalándolo como podían. Como en ese aspecto no era tan grande, pudieron subir fácilmente.

Mello y Serpico comenzaron a rebuscar.

-Voy a ir a ver el camarote del capitán. Tú ve abajo-. Dijo Mello.

-Entendido-. Serpico se dirigió a la parte de abajo.

Mello se dirigió a la sala del capitán, donde encontró varios esqueletos tirados, y incluso una calavera. Había una cama demasiado vieja, y muchas arañas pequeñas.

Mello pasaba de todo eso, y buscaba algo importante. Sólo encontró lo que parecía ser una hoja escrita a la antigua usanza, con pluma y tinta.

Mello entrecerró los ojos, estaba escrito en inglés.

Ponía...:

-Los franceses y españoles llevan meses siguiéndonos, nos hemos enfrascado en mil y una batallas, sin embargo, conseguimos el objetivo que nos propusimos. Llegamos al tesoro, pero aquí, no hay escapatoria. Sin mi pesar, este es el fin-.

Mello sonrió. Así que aquí tenía que estar el...

-¡MELLOOOOO!-. 

Mello se asustó con aquel grito, así que se dirigió corriendo hacia abajo.

-¿¡QUÉ OCURRE!?-. Preguntó Mello, y cuando llegó abajo, se encontró con Serpico con las manos alzadas, y alguien..., Apuntando con una pistola.

-Vaya vaya..., Con que por fin habéis llegado...-. De las sombras..., Salió un señor adulto. 50 años, pero estaba en forma. Tenía una melena rubia ceniza, debido a sus canas. Unas cuantas arrugas en su cara.

Llevaba una chaqueta cazadora que llegaba hasta el suelo, de color azul marino, y un sombrero que se asemejaba al de un vaquero, de color marrón. Tenía una sonrisa malvada, y su pistola no era ninguna broma. Era una magnum plateada con culata negra, y era enorme...

-Hijos míos-. Dijo, terminando la frase.

A Mello se le paró el corazón en aquel instante. Le costaba respirar, e incluso podría decir que se estaba mareando. Cogió aire y suspiró, manteniendo la calma. Frunció el ceño.

-Bueno..., ¿Qué me decís?-. Preguntó sonriente...

El padre de Mello y Serpico.

-¿No os esperabais encontrarme eh?-. Preguntó, siguiendo con su estúpida y retorcida sonrisa.

Mello estaba apretando sus puños con toda la fuerza posible, incluso se clavaba las uñas en estos, haciéndose sangre.

-Mihael, Serpico..., ¿Cómo estáis?, Parece que la vida no os trata mal. Sobre todo a ti Mihael-. Dijo bromeando con su quemadura y la carencia de su ojo. 

-Tú...-. Dijo Mello, con una voz que incluso podría aterrar al hombre más valiente del mundo. -Valiente hijo de la gran puta-. Mello comenzó a dar varios pasos.

-¡Eh eh!-. Mello paró de caminar, y su padre, negó con su dedo índice. -Un paso más, y tendré que dispararte..., Y hazme caso que no quiero-. Dijo vacilando.

Mello reanudó su camino, y su padre se sorprendió.

-¡He dicho que...!-. Mello llegó hasta su padre, y le tiró el arma de un manotazo. -Vaya..., No me esperaba esto-. Dijo sorprendido.

Mello le cogió del cuello de la gabardina con sus dos manos, y lo alzó. Luego lo estampó contra la pared del barco.

-¿¡CÓMO HAS PODIDO CABRONAZO!?-. Preguntó Mello, totalmente furioso. Su padre tragó saliva.

-¡Deja que te lo explique, Mihael!-. Pidió su padre, pero no parecía mostrar miedo, sino, impaciencia.

-¡ME ABANDONASTE A MÍ, Y A MÍ HERMANO..., LUEGO A MADRE, Y LUEGO NOS HAS HECHO VENIR AQUÍ, PONERNOS EN PELIGRO A MÍ Y A MÍ FAMILIA CON PRUEBAS RIDÍCULAS Y CON UNA MAFIA QUE PODRÍA HABERNOS MATADO, PORQUE SÍ, SEGURO QUE LO SABÍAS!-. Gritaba Mello, gastando toda su ira. -¡HAS HECHO QUE CASI NOS MATEN, HAS HECHO QUE ME SIENTA INFERIOR A TODO EL PUTO MUNDO QUE ME RODEABA!, ¿¡PORQUÉ TENÍAS QUE ABANDONARNOS EH!?, ¿¡PORQUÉ!?-. Ese último grito, hizo que el padre de Mello frunciera el ceño.

-No grites a tu padre...-. Dijo.

-¡NO ERES MÍ PADRE, ERES UN VIEJO ASQUEROSO!-. Gritó Mello.

Su padre, le cogió la mano, y Mello se sorprendió.

-¡HM!-. Metió un cabezazo a Mello.

-¡AH!-. Este se echó hacia atrás, soltándolo, haciendo que cayera al suelo.

Serpico estaba simplemente anonadado, sin palabras..., Sin saber que decir. No sabía como actuar ni que hacer.

-¡CABRÓN!-. Mello, cegado por la ira, fue a golpear a su padre, pero este le paró el puñetazo, y dio un codazo a su hijo en la barriga. -¡AGHJ!-. El rubio menor se echó hacia atrás, y se arrodilló.

-¿Aceptas tu derrota?-. Preguntó sonriente su padre.

Mello le cogió del pie a su padre, y este se cayó al suelo. Mello se subió encima, y comenzó a golpearle en la cara.

-¡MGHJ, MGHJ, MGHJ, MGHJ!-. Gastaba toda su rabia.

-¡MELLO BASTA!-. Fue a cogerle del brazo, pero Mello lo apartó de un codazo, tirándolo al suelo. Mello se dio cuenta de el que había intentado pararle, no era Serpico. 

Mello se giró, y vio a Near tirado en el suelo, con el ceño fruncido.

-Near...-. Dijo Mello.

El padre de Mello le marcó un tremendo puñetazo que lo mandó al suelo.

-Ahhh..., Críos-. El padre de Mello se levantó, y se sacudió el polvo de la ropa. -Nunca aprenden eh-. 

Matt tragó saliva. Estaba sorprendido. Por fin tenía cara a cara al padre de su mejor amigo, al cuál siempre había odiado por hacer sentir a su mejor amigo de la forma en la que lo hacía sentir.

-Bueno..., Presentémonos, ¿No?-. Preguntó sonriente, y Near se levantó. Mello suspiró, y se levantó del suelo.

-Near, perdóname-. Se acercó a Near, y este le fulminó con la mirada.

-No importa..., Pero no te comportes como un idiota sin cerebro. No te pega nada-. Dijo el albino.

-¡Vaya vaya!-. Sonrió el padre de Mello. -Veo que tienes una pareja muy mandona, Mihael-. Sonrió el padre, arreglándose la chaqueta. -Marcus Keehl, encantado-. Marcus le ofreció la mano a Near.

-No doy la mano. Y menos a gente que abandona a sus hijos-. Dijo Near, frunciendo el ceño.

-¡Wooow!, Realmente estoy sorprendido Mihael, es una fiera-. Sonrió Marcus.

-¿Así que...?-. Todos se giraron para ver a Serpico. -¿Tú eres nuestro padre?-. Preguntó.

-Ya veo quién ha sacado toda la inteligencia aquí-. Sonrió Marcus, bromeando. -Sí, Serpico. Soy tu padre-. Dijo Marcus.

Serpico sonrió levemente.

-Eres un bastardo hijo de puta-. Dijo Serpico negando la cabeza.

-¿Solo sabéis insultarme y pegarme o qué?-. Preguntó Serpico.

-¡DEJASTE A MAMÁ ENFERMA, Y TUVE QUE HACERME CARGO DE ELLA!-. Gritó Serpico. -¡Y MURIÓ SOLA, POR TÚ CULPA!-. Gritó furioso, acercándose a su padre. -¡ERES ODIOSO!-. Serpico golpeó levemente el torso de su padre, y comenzó a llorar. -A-Ahhh...-. Su respiración era entrecortada. Abrazó a Marcus.

-Ya está..., Ya pasó-. Dijo Marcus, abrazando a su hijo. 

Ryuusaki y Quillsh se escondían detrás de Mello y Near, vergonzosos.

-¡Vayaaa!, ¿¡Esos son mis nietos!?-. Preguntó sonriente Marcus. Serpico se separó de él, limpiándose las lágrimas.

-No son nada tuyos-. Dijo Mello, frunciendo el ceño. 

-¿Cómo se os ocurre traerlos a una misión tan peligrosa?-. Preguntó Marcus.

-¡SERÁS!-. Matt cogió a Mello del brazo, para que no hiciera ninguna tontería.

-Escuchadme..., Sé que todos estáis enfadados conmigo. Incluso los que no me conocéis..., Pero necesitáis escucharme. Esto lo he hecho para redimirme. ¡Os abandoné porque no tenía dinero para manteneros, y pensé que quizás retomar mi aventura de joven podría servirme!-. Comenzó a explicar Marcus. -Pero cuando encontré el tesoro..., No era lo mismo..., Quería que mis hijos lo vieran...-. Mello seguía cabreado. Le daba igual la explicación que le diera, iba a seguir odiándolo.

-Pensé que quizás podría arreglar las cosas y..., Reencontrarme con vosotros-. Dijo tragando saliva. -Así que un amigo de la policía me informó sobre que Serpico estaba en la cárcel. Me dijo que su hermano siempre iba a verlo, y que tenía contacto con L, ese famoso detective. Me enteré de que te enviaron a ese orfanato de superdotados y..., No sabes lo orgulloso que me sentí de ti, hijo mío-. Sonrió Marcus.

Mello empezaba a debilitarse. ¿Qué era este sentimiento?, ¿De verdad le estaban afectando las palabras de este tipo?...

Por fin está escuchando lo que necesitaba y quería escuchar desde que tiene uso de razón. Es el amor de un padre, y la confianza que este te otorga. Por fin, Mello estaba sintiendo cariño paternal de su verdadero padre. Podía saber que la razón por la cuál le abandonaron, no era porque fuera insuficiente, simplemente era por otros motivos...

Mello intentaba aguantar las lágrimas...

-Eres, mi mayor logro, hijo mío-. Dijo Marcus, acercándose a Mello.

Mello dio pasos atrás.

-O-Oye...-. Dijo Serpico, sintiéndose un cero a la izquierda.

-Cuando me enteré de que mí hijo era un genio, pensé que quizás podía hacerte llegar información a través de la cárcel y Serpico. Así que mientras tanto, estuve preparando todo esto. Contraté a John y a su mafia para que organizaran todas estas pruebas, y que así pudiéramos llegar hasta donde estamos ahora-. Sonrió John.

-Espera, ¿John y su mafia no intentaban matarnos?-. Preguntó Matt.

-¡Claro, por eso sabían que las estatuas hablaban!-. Dijo Serpico, encajando las piezas.

-Oh no..., Si que intentaban mataros. Cuando les dije que no se llevarían nada del tesoro, me traicionaron y dejaron aquí, sin escapatoria. Dijeron que era una tortura mejor que matarme, e intentaron impedir que llegarais hasta aquí, robando mi diario y la piedra de Shun-Yong..., En vez de llevarse el tesoro antes..., Vaya idiotas-. Sonrió Marcus.

-Es que a quién se le ocurre decir que no se van a llevar nada, que hasta yo sé que eso va a acabar mal-. Dijo Pete.

Marcus le fulminó con la mirada.

-¡ES VERDAD!-. Gritó Roy.

Todos se dieron cuenta.

Dejando la impactante aparición de Marcus..., Todo el mundo comenzó a mirar su entorno.

-¡SOMOS RICOOOOOOOOOOS!-. Gritó Quillsh.

Toda la sala del barco estaba llena de monedas, diamantes, joyas, cofres con tesoros, y demás.

-Pero si ya éramos ricos-. Dijo Near, rodando los ojos.

-Me perdonas, ¿Hijo mío?-. Preguntó Marcus.

Mello frunció el ceño, y miró hacia otro lado.

-Olvídate de eso, ya mismo-. Dijo Mello. -Además, estás detenido por haber colaborado con una mafia-. 

Marcus tragó saliva, suspiró, y miró hacia abajo.

-Me lo suponía...-. Dijo Marcus, y de su gabardina, sacó una especie de..., ¿¡Detonador!? -Entonces haré explotar todo esto-.

Todos miraron a Marcus.

-¿¡QUÉ!?-. Se preguntaron todos. 

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