Los Últimos Sucesores [Investigación] La piedra perdida de Shun-Yong
-El mafioso, Kentamo Nitora, ha sido detenido después de confirmar su relación con una empresa llamada Yotsuba, que ha negado todo vínculo con el criminal, pero todos sus integrantes han sido detenidos, y la empresa pasará a una multinacional japonesa, para no desperdiciar todos los avances tecnológicos que han conseguido-. Dijo una reportera desde la tele.
-¡A-Ay!-. Mello se levantó del sofá. -Me duele todo...-. Dijo, con la mitad del cuerpo vendado, pero su ropa le ocultaba todas las heridas.
-Normal-. Dijo Near, viendo el atardecer desde la ventana de su casa. Near miró a Mello. -¿Ya ha salido el avión de Matt?-. Preguntó Near.
Había pasado una semana desde todo aquello, y Matt..., Bueno, decidió irse a Europa a viajar junto con Linda, para así poder vivir una vida totalmente tranquila los dos juntos. Parece que esos dos bobos tenían su destino escrito, ja. Como el mío.
-Sí, hace un rato. Los dos se han ido a Venecia, dice que no le eche de menos, que no volveré a verle en unos años-. Dijo Mello con una leve sonrisa.
-¿No te da pena?-. Preguntó Near.
Mello cogió a Near y lo alzó. El más bajito de los dos enrolló sus piernas en la cintura de su pareja, abrazándole por la espalda.
El rubio comenzó a subir las escaleras con Near subido a él como un koala.
-Un poco, pero no era plan estar siempre pegado a él. Ni que fuera mi novio-. Dijo Mello.
-Pues he encontrado unas fotos del orfanato tuyas y de él que me daaan..., Cierta preocupación-. Dijo Near, y Mello se rio.
-¡Jaja!, Tiempos oscuros. Supongo que te refieres a mi época gótica. Olvida todo eso, era un Mello..., Muy extraño-.
Los dos acabaron en la habitación conjunta, y Mello tumbó a Near en la cama.
-A-Ahh...-. Near se sonrojó.
-Ahora que me he retirado..., No pretenderás que me quede todo el día limpiando la casa, ¿No?-. Preguntó Mello con una sonrisa.
-Mmm..., Me lo pensaré-. Dijo Near mirando al techo y luego mirando a su pareja.
-¡Ja, no te lo crees ni tú!-. Dijo el rubio.
-Te prometo que seremos L los dos..., Como estaba predestinado a ser-. Mello torció el labio.
-Me gustaba más la idea de serlo yo, pero...-. Mello sonrió. -Está bien, acepto. Padre de mis futuros hijos-. Mello y Near se dieron un apretón de manos, y para sellar el acuerdo, se dieron un beso...
-Mello..., Sobre lo de tu padre...-. Mello suspiró.
-Entiendo que estés preocupado, pero siento que tengo que hacerlo. Me entiendes, ¿No?-. Preguntó Mello, y Near asintió.
-Pero siempre estarás en peligro-. Mello torció el labio. -Cuánto antes lo acepte, más fácil será adaptarme-. Dijo.
-Ahh..., Lo siento cielo-. Dijo Mello, acariciando la cara de Near.
-Al menos..., Déjame ir contigo a Inglaterra, y me hospedo en el orfanato-. Dijo Near.
-De acuerdo-. Sonrió Mello, y le dio un beso en la frente a Near.
[1 MES DESPUÉS]
El avión volaba, y Near estaba nervioso, mirando a todos los lados.
-Vamos Near, no es la primera vez que vas en avión. Tranquilízate-. Dijo Mello sonriendo. -Además, Lidner, Gevanni y Rester se encuentran unos asientos más atrás que nosotros, ellos te protegerán-. Dijo sonriente.
-¿Eh?, No. Quiero que me protejas tú-. Dijo Near.
-¡Ja!, Hecho-. Mello sonrió, y dio un beso a Near en su cabeza.
-Aquí no idiota...-. Dijo Near, mirando para ver si alguien había visto ese beso.
-¡Bah!, Eres muy pesado-. Se burló Mello.
Cuando el avión aterrizó, y todos bajaron y salieron del aeropuerto, se dirigieron con un coche alquilado hacia el orfanato Wammy's.
-Primero pasaré un día en el orfanato, y mañana iré a la antigua casa de mis padres...-. Dijo Mello, mirando por la ventanilla del coche.
Near le acarició la mano, ya que sabía que lo decía con dolor.
En el viaje, Mello y Near miraban las vistas de la ciudad donde vivían antiguamente, que les traía recuerdos y nostalgia.
Después de un viaje tranquilo y silencioso, consiguieron llegar al orfanato.
-¡Bienvenidos!-. Roger les recibió con los brazos abiertos. -Me alegro de que hayáis venido-. Dijo sonriente, y Mello y Near les dieron un abrazo a Roger.
-Yo también me alegro de haber venido-. Dijo Mello. -Echaba de menos este lugar-. Dijo el rubio, torciendo el labio.
-Yo también supongo-. Dijo Near.
-¡Ah por cierto Near!-. Dijo Roger sonriente. -¡Tus sucesores quieren verte, les he dicho que venía L y tienen muchas ganas de conocerte!-. Near se sorprendió a más no poder.
-¡N-No, espera, niños no!-. Dijo Near, nervioso.
-Venga vamos, te lo pasarás bien-. Dijo Mello.
Roger le cogió de la mano y comenzó a llevarlo hacia la sala de actos.
-¡NO, NIÑOS NO!-. Gritó Near, intentando zafarse del agarre de Roger. -¡Mello, te vas a enterar!-. Dijo Near, frunciendo el ceño.
-¡Jaja!-. Mello se rio. -Así se acostumbrará a cuando tengamos a nuestros críos-. Dijo Mello, y negó, sonriente.
Mello se dirigió a la colina del orfanato, y allí comenzó a ver todas las vistas que tenía de cuando era un niño.
-Hm-. Mello sonrió. Ya se había recuperado al completo de sus heridas, pero aún le dolían un poco los músculos, pero no era nada que no pudiera aguantar.
Mello se levantó, y se dirigió a ver como le iban las cosas a cierto albino...
Mientras tanto, Near estaba atosigado con tantos niños.
-¡L!, ¿¡Cómo derrotaste a Kira tú solo!?-. Preguntó un niño.
-¿Yo solo?-. Preguntó el peliblanco, y sonrió levemente. -No pude hacerlo sin el otro L-. Dijo Near.
-¡Woooow!, ¿¡Otro L!?-. Preguntaron los niños.
-Aquí estoy-. Near miró a su lado, y vio a Mello. Los dos se miraron sonrientes.
-¿¡Qué le pasa a tu cara!?-. Preguntaron algunos.
-¿¡Y tú ojo!?-.
-¡Todo eso tiene una gran respuesta!-. Dijo Mello. -¡Y es gracias a una increíble aventura que viví con mis amigos, os la contaré...!-.
Después de unas horas contando historias, los niños estaban entusiasmados y sorprendidos por todo lo que estaban escuchando de parte de los dos Eles.
-¡Woooow, es increíbleee!-. Decían los niños.
-Muchas gracias por inventarte historias tan emocionantes, Mello-. Dijo Roger. -Seguro que así tienen más entusiasmo de ser L en un futuro-. Dijo Roger.
-¿Inventarme?-. Preguntó Mello. -Viejo, todo pasó de verdad-. Dijo cruzándose de brazos.
-¡Pe-Pero!-. Roger se sorprendió.
-Sí me disculpáis niños, tengo que hacer cosas de L con el otro L-. Mello cogió la mano de Near. -¡Disfrutad y estudiad mucho!-.
Los dos salieron de la sala de actos, y Mello suspiró.
-Vaya, que cansados son-. Dijo el rubio, cansado.
-Se te dan bien los niños eh-. Dijo Near, mirándole con una leve sonrisa.
-Ya..., A ti no-. Dijo Mello.
-Idiota-. Near negó.
Los dos se dirigieron a la antigua habitación de Near, ya que la última vez estuvieron en la de Mello.
-Es increíble que aún esté desocupada-. Dijo Near, sentándose en su antigua cama.
-Bueno, mejor para ti, ¿No?-. Preguntó Mello.
-Ah, sí-. Dijo, y se tumbó.
Mello se tumbó al lado de Near, y los dos se dieron un beso.
Se dispusieron a dormir, ya que estaban demasiado cansados.
Cuando el sol salió, e iluminó la habitación de Near..., Mello abrió los ojos el primero. O bueno, eso creía, ya que cuando despertó, vio que Near estaba sentado en medio de su antigua habitación.
-¿Se puede saber que haces?..., Das un miedo...-. Sonrió Mello, levantándose de la cama.
-Simplemente estaba observando mi habitación, me da la impresión de que no volveremos aquí en mucho tiempo-. Dijo Near, y suspiró. -Bueno, ¿Desayunamos?-. Preguntó Near, levantándose del suelo.
-Claro-. Dijo Mello.
Después de coger un poco de comida de la cafetería de Wammy's, Mello se dirigió hacia la ciudad, Gevanni le llevó.
Near se quedó en el orfanato, esperando el regreso de Mello.
-Aquí es-. Dijo el rubio.
Gevanni frenó, y Mello bajó del coche.
-Ten cuidado, M-. Dijo Gevanni.
-¿Cuidado con qué?-. Preguntó el rubio confundido.
-Emm..., No sé, como siempre te estás metiendo en líos-. Dijo Gevanni, y Mello negó.
-Olvídalo-. Mello cerró la puerta del coche.
Parecía que aquel edificio entero estaba abandonado.
-Hm...-. Mello tragó saliva, y se dirigió hacia la puerta principal del pequeño edificio, estaba rota, y no había puerta. Pasó, y escuchó la madera crujir.
Subió lentamente por las escaleras, por si acaso se rompían estas y se caía.
Llegó hacia donde recordaba que era el piso, y vio que la puerta estaba muy vieja.
-¡YAH!-. Mello la rompió de una patada, y la tiró abajo.
Pasó adentro de la casa, y vio como todo estaba exactamente igual que como lo dejó la última vez que entró aquí con Serpico.
Se dirigió hacia el sofá, y tuvo recuerdos de cuando su madre estaba allí, enferma.
Esta no era su casa de cuando él nació, se acuerda..., Pero sí era la casa en la que vivían Serpico y su madre.
Se dirigió a una habitación, pequeña. Una habitación sin ventanas, y con un escritorio con dos cajones.
Mello abrió el cajón de arriba, y no vio nada, pero notó que algo andaba mal.
-¡Mm!-. Arrancó el cajón, y lo elevó. Le dio la vuelta, y vio algo pegado en el fondo. Era un papel, pegado con un celo demasiado viejo.
El celo se despegó, y la hoja cayó. Mello lo cogió, y el papel parecía estar en blanco.
-¿Sólo esto?-. Preguntó Mello. -Ahh..., Serpico es idiota-. Dijo el rubio.
Mello abrió el otro cajón, y no vio nada. Hizo lo mismo que con el anterior, y lo arrancó para darle la vuelta, pero tampoco había nada.
Hasta que entonces, un doble fondo del cajón se cayó al suelo, y Mello le dio la vuelta al cajón. Parecía haber pegado con cinta aislante muy vieja, un diario.
-¿Un..., Diario?-. Preguntó Mello confundido, y cogió el diario. Era uno de cuero rojo, con cuerdas para atarlo, y una cerradura con la que abrirlo con una llave.
Mello arrancó la pequeña cerradura, y abrió el diario por la primera página.
Comenzó a leerlo...
-Día Número 23 en la exploración de Marcus Keehl. He estado investigando por una de las islas que hay cerca de Italia, pero no encuentro el barco perdido de William Aleyn..., Supongo que tendré que seguir investigando-.
Mello se extrañó mucho. Lo recordaba..., Su padre se llamaba Marcus. ¿Qué hacía en Italia?, ¿Y porqué buscaba un barco perdido?
Pasó a la siguiente página.
-Día número 34 en la exploración de Marcus Keehl. Elena y yo estamos investigado muchas islas, pero ninguna es la correcta..., Seguiremos investigando las 340 islas que nos quedan-.
Mello lo sabía. En la costa de Italia hay un alrededor de 350 islas, así que suponía que su padre estaba investigándolas para encontrar ese supuesto barco perdido. ¿Pero porqué?, ¿Quería ese botín para forrarse?, ¿En serio?
¿Tanto esfuerzo para ganar dinero?
Aunque Mello recordaba que sus padres siempre tenían problemas de dinero...
Pero Mello suponía que quizás en aquella época, solo era un ladrón, o un explorador que quería encontrar tesoros antiguos.
Mello se sorprendió al descubrir todos estos secretos sobre su padre..., De todo, no se esperaría para nada esto.
Pasó a la siguiente página
-Día número 58 en la exploración de Marcus Keehl. Hemos encontrado una hoja en blanco en un bote en las islas, creemos que puede darnos una pista de alguna forma..., Espero poder encontrar el botín, y poder solucionar nuestros problemas..., Para poder darle a nuestro futuro hijo una vida digna-.
Mello tragó saliva...
¿Eso lo hacían por él?
-Ahhh...-. Suspiró, y negó.
Gevanni miraba preocupado por los lados, y con razón, un coche con gente con muy mala pinta se bajó justo cerca del edificio donde había ido Mello.
-Vamos venga...-. Eran 5 tipos que iban en un coche bastante grande. Gevanni vio, y parecía que iban armados.
Gevanni sacó su móvil, y llamó a Mello.
Riiing..., Riiing
Mello cogió el teléfono.
-¿Qué quieres?-. Preguntó Mello.
-Mello..., Date prisa, he visto gente muy sospechosa entrando al mismo edificio que tú, parece que van armados-. Dijo Gevanni.
Mello tragó saliva, sorprendido.
Colgó a Gevanni, y se levantó del suelo.
Se guardó el diario en los pantalones, y la hoja la dobló para guardársela en el bolsillo de la chaqueta.
Se dirigió al salón, y abrió la ventana.
-¡Vamos, venga!-. Mello se dio la vuelta, y rápidamente, saltó por la ventana abierta.
-¡AHHH!-.
Cayó en un toldo viejo, pero este se rompió, y Mello cayó al suelo.
-¿¡Qué ha sido eso!?-.
Mello escuchó como preguntaban eso, así que se fue corriendo al coche de Gevanni.
-¡ARRANCA!-. Gritó Mello.
Los 5 tipos vieron como Mello se iba en el coche de Gevanni.
-¡AL COCHE!-. Ordenó el que parecía el líder.
Rápidamente bajaron del edificio, y se subieron en el coche.
-¿¡Los hemos perdido!?-. Preguntó Gevanni.
De pronto, el coche llegó hacia atrás de ellos.
-¡Parece que no!-. Gritó Mello. -¡PÍSALE A FONDO!-. Ordenó.
Gevanni pisó a fondo el acelerador, y comenzaron a huir de esos rufianes.
-¡NO SALDRÉIS DE AQUÍ CON VIDA!-. Uno de los tipos se asomó por la ventanilla, y comenzó a disparar con una pistola.
-¡MIERDA!-. Gritó Gevanni.
-¡Maldita sea!-. Dijo Mello, en los asientos de atrás. -¿¡Tienes un arma!?-. Preguntó el rubio, nervioso.
-¡S-Sí!-. Gevanni se la sacó rápidamente del bolsillo, y se la entregó a Mello.
-Perfecto-. Mello le quitó el seguro, y se asomó por la ventanilla.
Esperó al momento perfecto para disparar, y le dio en la mano al que estaba asomado en el coche que les perseguía.
-¡AH!-. Este soltó el arma, y se metió dentro del coche.
La gente miraba asustados como estaban montando aquel desastre por las calles de Winchester, Inglaterra.
Mello volvió a meterse al completo dentro del coche.
-¡Tenemos que salir de aquí pero ya!-. Dijo Mello.
-¿¡Pero qué quieren esos tipos!?-. Preguntó Gevanni, asustado.
-¡Creo que quieren lo que tengo yo!-. Dijo el rubio.
-¡Pues dáselo!-. Dijo Gevanni.
-¡Una mierda!-. Dijo Mello.
Gevanni se asustó.
-¡MELLO, MIRA!-. Gritó Gevanni, y Mello vio como el camino se acortaba, y estaban apunto de chocarse.
-¡Gira a la izquierda en la próxima!-. Mello salió por la ventanilla. -Yo haré que no nos sigan...-. Dijo el rubio, y frunció el ceño para apuntar mejor.
-¡Entendido!-.
Mello disparó varias veces a la rueda del coche, hasta que esta se pinchó.
-¡MALDITA SEA!-. Gritó el que conducía.
Gevanni derrapó y giró hacia la izquierda, yéndose y escapándose por fin.
Mientras que los malvados, siguieron cuesta abajo, y se chocaron contra el muro que tenían enfrente.
-¡AH!-. Se bajaron del coche. Algunos heridos.
-¡ENCONTRAD A ESE CABRÓN, QUIERO QUE ME LO TRAIGÁIS VIVO!-. Ordenó el líder del grupo.
-¿Solo eso?-.
Ya en el orfanato, Mello enseñó a Near el diario y la hoja en blanco.
-Sí, solo esto-. Dijo el rubio. -¿Crees que podemos hacer algo?-. Preguntó Mello.
-Mello.., Lo mejor será que lo olvides. Casi te matan y solo es un diario y una hoja en blanco-. Dijo Near, y torció el labio. -Por favor, deshazte de eso..., No quiero que te hagan daño-.
-Ahhh...-. Mello suspiró. -Está bien..., Gracias por entenderme-. Dijo Mello, furioso, y se dirigió hacia fuera de la habitación de Near.
Near suspiró, pero sabía que era por el bien de Mello...
Ya en Japón de nuevo, Mello se escabulló sin que Near lo viera, y se dirigió a la cárcel con su moto...
Cuando llegó, dijo que quería hablar con Serpico.
El guardia asintió, y entendía de que iba a esto, así que llevó a Mello hacia la sala de reuniones, desactivó la cámara, y allí pudieron hablar los dos tranquilamente...
-Serpico, no me dijiste que me iban a perseguir 5 tipos por una mierda de diario y una hoja en blanco-. Dijo Mello, cabreado.
-Primero de todo..., Me alegro de verte recuperado, hermano-. Sonrió Serpico. -Y lo segundo..., ¿Sólo has encontrado eso?, ¿Nada más?-. Preguntó Serpico.
-Sí, solo eso. ¡Dijiste que tú viste un mapa, y no hay nada de eso!-. Serpico se extrañó.
-Por eso lo digo..., Me..., Extraña que no hubiera nada más. ¿Estás seguro de que revistaste todo bien?-. Preguntó Serpico.
-Te he dicho que sí imbécil. No voy a volver allí para comprobarlo y que me metan un tiro. Aunque sé que eso te gustaría-. Dijo el rubio, frunciendo el ceño.
-Escucha hermano. Solo quiero encontrar a nuestro padre..., Así que por favor, sigue investigando hasta que yo salga de aquí, y entonces investigaremos los dos juntos. Por favor, sabes que quieres encontrarlo-. Dijo Serpico, y Mello suspiró.
-Está bien..., Pero sólo para poder decirle lo mucho que lo odio-. Dijo Mello.
-Genial-. Serpico sonrió.
Mello se levantó, y comenzó a irse.
-Lo siento...-. Mello paró, y se dio la vuelta.
-¿Cómo dices?-. Preguntó el rubio, alzando una ceja.
-Que lo siento por todo..., Por matar a Rod, por haberte traicionado..., Y por haberte vendido a la banda de los payasos..., Eres mucho mejor que yo..., Y..., Sólo quería llevarme bien con lo único que me queda de mi familia-. Dijo Serpico, mirando al suelo.
-Deja que me piense si te perdono. Eres un imbécil, y eso no se olvida-. Dijo Mello.
-De acuerdo..., Te entiendo, aún no me perdonas por lo de Rod-. Dijo Serpico.
-¡No es por lo de Rod cabronazo!-. Serpico le miró, y Mello parecía que estaba enfureciéndose aún más. -Es..., Porque hasta mi propio hermano fue capaz de traicionarme..., E incluso me arrebató el amor de mí madre-. Dijo frunciendo el ceño.
-A-Ahh...-. Serpico se sorprendió. -Perdón...-. Dijo.
-No me sirve. Lo siento-. Mello abrió la puerta. -Adiós-. Dijo, y salió de la sala.
-Ahhh...-. Serpico suspiró. Esperando que algún día, su hermano le perdonara...
[10 Años Después]
Mello suspiró.
-Ahhh...-. Nate estaba dormido en la cama, habían intimado, y él ahora quería descansar.
Eran las 20 y comenzaba a anochecer, si no iban a casa pronto, llegarían muy tarde. Al menos era viernes y los niños no tenían que ir a clase.
Mello se giró para asegurarse de que su novio estaba durmiendo. Cuando se aseguró, se sentó en la silla del escritorio de su habitación de la SPK. Abrió su cajón personal, y allí sacó su diario y la hoja que encontró en casa de su padre hace 10 años.
-Ahhh..., ¿Qué tendrá esta hoja de especial?-. Preguntó Mello frunciendo el ceño. De pronto, tuvo una gran idea. -Espera...-.
Mello salió de la habitación, y volvió con un lápiz que cogió de sus hijos.
Cogió el lápiz, y se arriesgó.
Comenzó a frotarlo en la hoja, y esta dejaba unas marcas. Mello se sorprendió.
-¡No puede ser!-. Susurró.
Mello encontró la forma de una figura ovalada pero con imperfecciones. Parecía una piedra extraña.
Mello levantó la hoja, y la iluminó con la lámpara.
Se revelaron unas letras que ponía "La piedra de Shun-Yong".
Mello abrió los ojos de par en par. Rápidamente dejó la hoja en la mesa, y sacó el diario.
Comenzó a rebuscar y a rebuscar.
-¡Es justo lo que decía mi padre en el diario!-. Dijo Mello.
[10 Años Antes]
Mello leía el diario, y encontró una página suelta que se cayó de este.
-Pero...-. Miró a los lados para asegurarse de que Near no le encontraba leyéndolo. Cogió la página desprendida, y leyó.
-Estoy intentando encontrar la piedra perdida, ¡Estoy seguro de que es la llave que nos hace falta para entrar en la cueva de la isla!-.
En la siguiente página, había un mapa con la isla en la que estaban...
-Mmm...-. Mello frunció el ceño, y miró el ordenador portátil de su habitación.
[10 Años Después]
Mello puso el mapa al lado del monitor, y comparó.
Era la misma isla que en el mapa. Sin duda.
Una de las islas cerca de Italia. En el mapa de su padre, había marcada una X. Mello suponía que allí estaría la cueva que decía su padre, donde necesitan la piedra perdida de Shun-Yong.
Mello miró atrás, y Near seguía durmiendo...
-Tengo que conseguir esa piedra...-. Dijo Mello, y se levantó de la silla. Cogió su chaqueta, y se dirigió a dar otra visita a su hermano...
-¿¡La piedra perdida de Shun-Yong!?-. Preguntó Serpico sorprendido.
-¡Sí!, ¿¡Te suena de algo!?-. Preguntó Mello.
-Tengo un leve recuerdo..., Si recuerdo bien, mamá decía cosas sobre esa piedra en sueños-. Dijo Serpico, frotándose la frente, intentando recordar.
-¿¡Qué más decía mamá!?-. Preguntó Mello, haciéndole raro decir la palabra mamá.
-Decía que..., Mm..., Decía que no debían de haber confiado en su amigo-. Dijo Serpico.
-¿Amigo?, ¿Qué amigo?-. Preguntó Mello.
-En su amigo...-. Serpico le miró. -Jakob Batalan-. Dijo Serpico.
Mello frunció el ceño.
-Intentaré buscar a este tal Jakob Batalán-. Dijo Mello, y se levantó. -Espero verte fuera dentro de poco...-. Dijo Mello.
-Hm, gracias-. Dijo Serpico, sonriendo levemente.
Mello salió de la sala.
Ya en la SPK de nuevo, se dirigió a su habitación, donde se encontró una nota de Near.
-Mello, no sé donde estés, pero he pedido a Lidner que me lleve a mí y a los niños a casa. Te veo allí, besos-.
-Hmmm...-. Mello suspiró. Hoy no iría a casa...
Se dirigió a la habitación central de la SPK, donde Near investigaba y pasaba la mayoría del tiempo.
Allí comenzó a buscar por internet, el nombre de Jakob Batalán. Le costó encontrar cosas, pero vio una noticia en Google bastante interesante...
-El arqueólogo Jakob Batalán, ha encontrado una reliquia perdida que ahora se encuentra en el museo de...-.
Mello comenzó a indagar más sobre ese tal Jakob, y sobre el porque podría haber traicionado a su padre.
El rubio descubrió que Jakob parecía andar siempre por la piedra perdida de Shun-Yong, pero nunca la encontró. Supongo que por eso se la arrebató a su padre cuando este la encontró.
Mello consiguió contactar con un viejo amigo de Jakob, y le preguntó si conocía su última dirección conocida.
Aquel amigo le dio la dirección de su amigo, y Mello sonrió.
-Ya tengo un destino...-. Mello sonrió. -Jakob Batalán..., Vas a entregarme esa piedra como que me llamo Mihael Keehl-. Dijo frunciendo el ceño.
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