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PARTE 47

CAPÍTULO 42
La Última Oración De Fe

Y esta es la confianza que tenemos en él, que, si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye. Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho.
1 Juan 5:14-15

Viernes 23 de diciembre del 2017.

Estaba en la iglesia con Teddy, me daba gusto que él hubiera venido conmigo, estábamos sentados en el centro de la iglesia, en la parte izquierda estaba la familia Legend completa, al parecer Rolly había tomado la mejor decisión de todas. Al inicio de nuestra hilera estaba James, como un buen novio está acompañando a mi hermana que estaba danzando. El día de hoy estaba predicando el pastor Sanz, él nos hablaba de los beneficios de ser hijos de Dios, nos contó que podíamos pedirle al padre y Él nos daría, pero para eso debíamos orarle así que llamó a las personas para que oraran por aquello que realmente anhelaban. (Marcos 11:24)

El culto había terminado y Teddy se ofreció a llevarme a casa, en el auto también iba Liam, Teddy hacía el favor de llevarlo a él también a su casa.

En la casa de los Duncan.

Roy

Me dirigía al cuarto de mi padre, tenía algunas cosas que hablar con él, me sentía confundido, no sabía que hacer y lo más seguro es que él pueda ayudarme, al fin y al cabo, es mi padre. Toqué la puerta de su habitación, pero él no habría, yo seguía tocando para ver si me abría, pero él seguía sin abrir. Al entrar en su habitación vi como éste estaba saliendo del baño.

─¿Qué sucede Roy? ─me preguntó papá.

─¡Tengo un conflicto emocional y no sé qué hacer!

─¿Has pensado en irte a dormir? Probablemente sea un simple dolor de cabeza ─dijo papá─. ¡Ya descansa, yo haré lo mismo!

Realmente mi papá no me había entendido o tal vez yo no me supe explicar, era más que un simple dolor de cabeza, era más que un conflicto emocional, era algo espiritual y no lo podía controlar. Opté por irme a la sala, a lo mejor si pensaba a solas encontraría una respuesta. Estaba en la sala, todo se sentía diferente, en verdad tenía un vacío, ya no estaba mi mamá, ni mis hermanos, ni siquiera estaban los Sanz; ellos a veces animaban la cuadra entera.

─¡No estás sólo! ─Se escuchó una voz, pero no había nadie a mi alrededor, me dio un escalofrío, sentía que había alguien conmigo, pero no veía a nadie, lo curioso es que a pesar de que me sentía observado no tenía miedo alguno por lo que estaba pasando─. Humíllate... ─susurró aquella voz, esta vez sí me levanté para buscar y ver de donde provenía aquella voz, pero no vi nada, ni a nadie y a pesar de todo esto seguía sin tener miedo─. Humíllate... ─Escuché nuevamente, pero más que venir de la voz de alguien, esta vez lo escuché desde el corazón.

Recordé las cosas que hacía mamá o las que hacía Julieth, recordé por lo que peleaba JD y por todo lo que hacían los Sanz, pensé en todos ellos y luego en aquella voz, me arrodillé y comencé a orar, allí entendí que los Sanz no estaban locos. (2 Crónicas 7:14)

En el auto.

JD

Me encontraba pensando en todo lo que había pensado en la iglesia, en aquella oración que había hecho, pero luego recordé todo lo malo que había hecho en la vida, ¿por qué Dios me oiría? ¿acaso no soy un pecador?

─¡Liam! ¿Dios escucha la oración de los pecadores? ─le pregunté.

─La sincera verdad no, pero a aquel que le teme y le sirve, Él oirá. (Juan 9:31)

─¡Gracias!

En la casa de los Duncan.

Roy

Me sentía abatido, me sentía mal, tenía muchas ganas de llorar, por fin entendía lo mal que podía estar, pero no sabía que hacer.

Ya conozco tu mirada; sé que algo anda mal.

─¿Qué?

Y ya conozco tu tristeza; sé que has vuelto a fallar.

─¡No entiendo!

Te preguntas si te amo y si te voy a perdonar, te preguntas si tu vida hoy la voy a restaurar; te pudiera decir que ya estoy cansado, que ya te he perdonado una y otra vez, pues como soy perfecto no aguanto tus defectos pudiera señalarte también acusarte como todos lo han hecho.

Yo estaba allí, pero seguía sin ver a alguien.

Pudiera recordarte las veces que has fallado, pudiera olvidarte y dejar que mueras hundido en el pecado, pero no, esa no es mi respuesta lo digo con firmeza, yo te levantaré ehhh.....

Y estando en el suelo lo vi.

Yo vine para darte vida, vida en abundancia, vine a sanar aquel que estaba herido, vine perdonar, yo vine restaurar, yo vine a salvar lo que se había perdido.

Vi sus manos con agujeros, allí lo entendí, era Jesús. Estaba en mi casa, en mi sala y no podía creerlo, ¿porqué de tantos en el mundo me vino a visitar a mí?

─¿Por qué estás aquí? ─le pregunté.

─Por amor a ti ─me dijo Él.

─¿Cómo sé que es lo que tengo que hacer?

─Quién te ame como yo, terminará esta canción, sólo espera, yo abriré la puerta, pues yo soy la puerta de toda oveja. (Juan 10:7)

En el auto.

JD

Estaba pensando en lo que Liam me dijo, pensando en todo lo que pasaba en mi vida, pesando en lo que dijo Roy.

El 16 de diciembre en la mansión de Charlie.

─¿Qué tan grande es tu fe? ─me preguntó Roy.

─¡Es muy grande!

─Pues prepárate, ahora todo va a cambiar...

¿Habrá sido cierto eso? De repente Teddy frenó en seco, en el auto estábamos asustados por esa reacción. La razón por la cual Teddy se detuvo era porque había alguien en el centro de la calle. Al salir del auto vi a Merteu parado al frente.

─¿Qué haces aquí? ─le pregunté, pero él sólo me señaló la calle.

Al darme cuenta de donde estaba creo que había entendido porque estaba aquí.

─¡Acércate! ─me dijo Merteu, me acerqué como me lo pidió, habló a mi oído y pude confirmar mis sospechas, él tan sólo me dijo─. Cuando llegues allá empieza a cantar.

Luego de eso me fui corriendo por toda la calle hasta llegar a la que fue mi antigua casa. Al llegar estaba Roy fuera en el pórtico llorando y recordé lo que me había dicho la muerte.

Yo, soy aquel que no rechaza un corazón herido triste y humillado y arrepentido; soy aquel que dijo yo soy el camino, la verdad, la vida y tú eres mío.

[Ya conozco tu mirada - Abraham Velásquez]

─¡Eres tú! ─dijo Roy.

Corrió hacia mí llorando, ambos nos dimos un fuerte abrazo entre hermanos, Dios había escuchado mi oración, gracias le daba al Señor por este regalo.

Dentro de la casa.

Ryan

Se lograba escuchar el sonido de voces en la parte de abajo, tomé mis pantuflas y bajé para saber que estaba pasando. Al llegar a la parte de abajo me tropecé con... no lo podía creer, caí tendido al suelo, Él sólo me miró y me dijo.

─¡Llegó su hora!

Yo muy bien lo había entendido y no iba a permitirlo. Corrí rápidamente hacia fuera y parado en la puerta pude ver a mis dos hijos abrazados.

─¡Roy! ─grité.

─Déjalo ir, él no te pertenece ─dijo Jesús.

─Pero...

─Pero es lo mejor.

Fuera de la casa.

JD

─¿Qué papá? ─le preguntó Roy.

─Nada... ─Las lágrimas empezaron a humedecer las mejillas de Ryan, yo jamás lo había visto así─. Ve con él, es lo mejor para ti.

Tomé la mano de mi hermano y nos íbamos juntos.

─¡JD! ─gritó Ryan.

Me giré y lo vi, él tan sólo asentó, luego me fui. Caminé con mi hermano rumbo al auto de Teddy. Al llegar Teddy estaba confundido, pero Liam estaba risueño.

─Vamos a estar bien ¿verdad? ─preguntó Roy.

─Si Jehová está con nosotros nada nos faltará ─le dije. (Salmos 23:1)

Jesús dijo que era la hora de Roy, pero ¿a qué se refirió?

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