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PARTE 26

CAPÍTULO 23
Llamados a Servir: ¡Historia de la familia Sanz!

Como aguas profundas es el consejo en el corazón del hombre; Mas el hombre entendido lo alcanzará. Muchos hombres proclaman cada uno su propia bondad, Pero hombre de verdad, ¿quién lo hallará? Camina en su integridad el justo; Sus hijos son dichosos después de él. El rey que se sienta en el trono de juicio, Con su mirar disipa todo mal.
Proverbios 20:5-8

En eso se escuchó el sonido del timbre de la casa de Kate, de repente la puerta se abrió, el suspenso me estaba matando; eran los padres de Kate.

─¡Jael Duncan! ─dijo el padre de Kate.

─¡Sr. Sanz! ─exclamé.

─¿Qué haces aquí...? ─me preguntó.

En ese momento quedé completamente frío, realmente congelado; no era alguien que esperaba ver. A su lado estaba su esposa la madre de Kathelyn. No importa que tanto me observaran esperando una respuesta, yo seguía aún atónito.

─Ven JD, voy a presentarte a mis padres. ─Kate me tomó de la mano y me dirigió hacia ellos─. ¡JD, ellos son Kristian y Adaline Sanz; mis padres!

─Un placer ─les dije nervioso.

─El placer es nuestro joven ─dijo la Sra. Sanz.

Después de eso, todos juntos caminamos hacia la sala, la Sra. Sanz fue a la cocina por unos bocadillos y bebidas; se podía ver que era una persona muy servicial. Los Sanz me trataron con mucho cariño y respeto, era una atención que nunca había tenido antes, no de esta manera, era algo de admirar. De repente me entró una curiosidad por preguntarle a la Sra. Sanz a que se dedicaba, podría ser un poco irrespetuoso, pero no creo que evadiera la pregunta.

─Señora Adaline, ¿le puedo hacer una pregunta?

─Por supuesto JD, la que desees.

─Bien... ¿a qué se dedica?

─Bueno, te diré la verdad; soy pastora de la iglesia T.C.E al igual que mi esposo que es el pastor.

─¡Genial! ─Estaba asombrado, jamás me imaginé que los dos fueran pastores, pensé que sólo el señor Kristian─. Otra pregunta y no quiero que se ofendan, pero ¡¿cómo llegaron a ser pastores?!

Ambos se quedaron estupefactos por la pregunta que le había hecho, hasta la misma Kate quedó maravillada... entre los tres se miraron, sonrieron, hasta que de repente la madre de Kate dijo.

─Si realmente quieres saber, te contaré.

Austin - Chicago, 20 años atrás.

"El Escritor"

En su juventud, cuando era sólo una chica de 17 años, danzaba y era buena en lo que hacía, una fiel servidora del Señor, la familia de Adaline también estaba convertida, la gran mayoría de ellos conocía la palabra, eran muy felices, ella era muy feliz. Todo cambió un día que terminó de danzar, apareció un joven nuevo a la iglesia, tenía estampa de pandillero y se veía que era muy mujeriego; sus amigos solían llamarlo Kato.

─¡¿Oye Ady quién es ese chico que tanto te mira?! ─le preguntó Elizabeth. Elizabeth Vargas era en ese entonces la mejor amiga de Adaline, siempre estaban juntas, hasta en la danza estaban juntas.

─No lo sé, pero yo con él nada que ver ─le dijo Adaline.

Las semanas pasaban y Kato seguía yendo a la iglesia, era extraño porque no venía con su pandilla, él venía sólo. En ocasiones Adaline pudo notar como él la veía de reojo, la verdad no quería menospreciarlo, pero ¿cómo ella saldría con un neófito? No se hallaba con alguien así. Un día de la nada Kato se le acercó y comenzó a hablarle, fue totalmente imprudente y muy irrespetuoso.

─¿Te puedo hacer una pregunta Ady? ─dijo Kato.
─¡Claro Kato!

─Si las danzoras no pueden mover la cadera al danzar ¿cómo tienen relaciones sexuales?

En realidad, esa no era la pregunta que nadie esperaba y en si Adaline se sintió indignada; le dio tremenda cachetada por impropio. Se fue de ese lugar y lo dejó sólo y muy adolorido con el golpe que le dio. Los días habían pasado y Adaline se acercó a él para darle una disculpa, obviamente fue un tonto, pero ella debía tener una mejor actitud. Él normalmente aceptó sus disculpas y la invitó a cenar, ella cortésmente aceptó. Ese día todo fue muy diferente, la cena estuvo normal, pero el peor error de Adaline fue tomar vino en aquella cena, se puede decir que se pasó de copas, eso estaba muy mal, sentía que algo le había faltado. (Efesios 5:18)

Aquel día perdió muchas cosas incluida su virginidad, ¿cómo pasó? No sé, pero pasó. Después de eso se escondió de todos, no fue a la iglesia para que no la señalaran, su familia le dio la espalda por completo, la única que la apoyó fue su amiga Elizabeth. Se imaginó que Kato se la pasó buscándola, pero no quería que él la encontrara, y menos cuando se enteró que estaba embarazada. El tiempo pasó y tuvo a una hermosa niña a la cual no sabía que nombre ponerle. Un día de repente apareció Kato en la puerta de la casa de Elizabeth.

─Supe que tuviste una hija, quiero verla, ¡tengo derecho a verla! ─decía eufórico.

─La mejor para esa bebé es que no estés presente en su vida ─le dijo Adaline con los ojos brillosos─. Me equivoqué sí, no me arrepiento de mi bebé, pero esto no va a funcionar, lo que yo quiero tú no lo quieres, yo buscaré de Dios y viviré junto a mi hija, ¿tú harías lo mismo? ¿estarías dispuesto a dejar a tu familia y amigos? ¿a dejar tu pandilla? (Génesis 2:24)

Kato sólo giró la cabeza a un lado, Adaline sabía que no lo haría, para que perdería su tiempo con alguien así.

─¡Esto no ha terminado! ─le dijo Kato, después de eso se fue.

Kato estaba en serio molesto, era su hija y él tenía todo el derecho a verla.

─¡¿Quieres verla, ¡¿qué estás dispuesto a darme?! ─dijo una voz, pero cuando miró a su alrededor no había nadie. Al no ver a nadie siguió caminando, quien diría que caminaba hacia el lado equivocado.

En el hospital.

Tan sólo despertó, se sentía muy confundido y algo aturdido, no sabía que era lo que había pasado, se sentía fatal. En eso entra un doctor y le dice Kato.

─Y joven, ¿cómo se siente...?

─¿Dónde estoy? ¿qué hago aquí? ¿qué pasó? ─preguntó desesperado.

─¡Tranquilo joven! ─decía el doctor─. Al parecer no recuerda nada de lo que pasó; bien, le voy a explicar, mientras cruzaba la calle no vio el semáforo en verde y caminó, fue atropellado por un auto, gracias a Dios todo está casi bien.

─¿A qué se refiere con casi bien? ─le preguntó.
Tan sólo giró la cabeza, así mismo como le había hecho a Ady, sintió que lo que le dijera no le iba a gustar, estaba esperando una respuesta; el suspenso lo estaba matando; pobre Kato.

─Por desgracia el choque causó daños en su columna y ya no podrá caminar ─dijo el doctor.
Escuchar eso para él fue aturdidor, como el sonido de mil vidrios cayendo y rompiéndose uno tras otro.

─¡No! ¡No! ¡Noooooo! ─gritaba desesperado, esto jamás lo vio venir, esto no era lo que Kato esperaba.

El tiempo pasó y él se la pasaba acostado en esa asquerosa cama, era frustrante para él el no poder hacer nada, esta tan sólo, nadie lo visitaba, vaya amigos que tenía. De repente aparece Elizabeth. Le sorprendió mucho verla allí, es más, era la última persona que pensó en ver en el hospital, pero allí estaba, vino con su hija. Pudo ver a su bebé, eso le dio fuerzas, pero no era suficiente. La hora de visita había terminado y Elizabeth tenía que irse, antes de irse dijo.

─No sé porque vine, pero aquí estoy; Jehová no te dejará andar, no en los caminos equivocados, pero tú decides. ─Ella sonreía al igual que su bebé, era muy hermosa; la sonrisa de ambas lo confortaba─. Recuerda que Jesús es el camino, la verdad y la vida, sólo eso te diré. (Juan 14:6)

Pues tan sólo eso dijo y se fue, obviamente le dejó pensando, ¿qué decisión iba a tomar? Ya estaba listo para eso.

─¡Si eres la vida, viviré para ti; ¡si eres verdad, házmela saber y ayudaré al mundo a saberla también, si eres el camino, guíame, se Tú mi caminar! ─dije Kato en voz alta─. ¿Qué estaba dispuesto a dar? Fue lo que me preguntaste... pues todo, absolutamente todo, estoy dispuesto a no vivir yo, sino que vivas Tú. (Gálatas 2:20)

No iba quedarse el resto de su vida postrado en una cama, su vida tenía propósito, y no se iba a rendir, no a la mitad del camino.

─Estoy contigo hijo mío, párate y ve ─dijo el Señor. (Lucas 5:24)

Las enfermeras y los doctores no la entendían, como era posible que Kato saliera caminando del hospital, hasta el mismo seguía asombrado, confiando, pero asombrado. Tan sólo vendió todo lo que tenía y fue a la iglesia, allí la vio, a Ady con su hija, se le acercó.

─Por favor Kato...

─¡Kristian!

─¡¿Qué?! ─preguntó confundida.

─Me llamo Kristian, Kristian Sanz ─le dijo a Ady─. Ese es mi verdadero nombre; entiendo si piensas que seré el resto de mi vida el mismo chico que conociste y te hizo pecar, la verdad no me arrepiento, tengo la hija más hermosa de todas con la madre más linda de todas. ─Su sonrisa iluminaba su presencia, era algo difícil de describir; jamás ha sido fácil explicar los sentimientos para Kato, pero lo estaba haciendo─. Sólo hay algo que quiero que sepas; con Dios tú y yo todo, sin Dios tú y yo nada, ¿qué dices?

─...digo que, ¡Todo! ─Tan sólo se abrazaron fuertemente.

Esa fue la primera vez que se sintió en familia junto a la mujer que amaba y junto a su hija.
─Kathelyn, se llama Kathelyn ─le dijo Adaline─. Por cierto, Ka... Kristian, me llamó Adaline.

─Es extraño como ahora nos estamos conociendo todos ─le dijo Ka… Kristian.

─Pues ahora somos libres. (Juan 8:32)

Después de eso Adaline estuvo en disciplina impuesta por el pastor de la iglesia, fueron unos largos seis meses. (2 Corintios 2:6-11)

Adaline había finalizado con esa etapa y estaba lista para volver a la danza, pero le dijeron que no, pues un profeta visitó la iglesia y le mandó a decir: quien va contigo está llamado a liberar con la verdad, como su compañía idónea le estás para enseñar, el uno al otro se ayudará porque Dios los unió incluso antes de su matrimonio. Era raro porque ni estaban casados, pero eso sí, estaban muy unidos.

─¿Vamos a creer en eso? ─le preguntó Adaline a Kato.

─¡Claro! ─le dijo él.

─¿Deberías renunciar?

─¡Noooo!

─¿Pensarás en eso?

─No ¿y tú?

─Tampoco, ni mañana, ni en una semana, nada.

─Hasta después de muertos seguiremos sirviendo, pero eso sí; juntos.

─Juntos ─dijo Adaline con una sonrisa en el rostro.

Tiempo actual.

JD

─Y fue así como llegamos a ser pastores, obvio, años de estudios y mucha confianza en el Señor, de seguro puedo decir Ebenezer hasta aquí nos ha traído ─dijo el señor Kristian─. Creo que fue la mejor decisión que pude haber tomado. ¿algo que decir?

─¡Increíble! ─le dije─. Bueno, fue un buen día debo ir a casa, creo que mis padres deben estar preocupados.

Kate me acompañó a la puerta, luego me fui a mi casa. Se puede decir que ese fue mi primer día como cristiano, me siento bien, muy bien, creo que de ahora en adelante todo iba a cambiar.

JD había decidido ser cristiano, pero ¿quién dijo que sería fácil? ¿alguna vez dará marcha atrás?

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