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Extra

Nota: Esta parte ocurrirá exactamente después de la primera vez que estuvo con los tres, para que no se confundan.
Y muchas gracias por el apoyo, me alegra mucho que les gustará la historia.

***

Kagome se sentía apretada, trato de moverse pero chocó contra algo, o más bien alguien, algo rosaba su pierna, abrió los ojos asustada y noto que dormía con Sesshomaru a su izquierda, a la derecha estaban Naraku y Bankotsu, los miró roja como un tomate, hacerlo con todos a la vez había sido la mejor de las experiencias desde que quiso aprender del placer carnal.

Naraku abrió sus ojos, notando la mirada cargada en lujuria de la pequeña mujer, sin hacer movimientos que despertarán a los otros dos, tomó la pierna de Kagome, la levantó y entró en ella, un jadeo salió de sus labios, se movía lento, algo raro en él, pero deseaba disfrutarla antes que ellos.

Los movimientos despertaron a Bankotsu, quien al ver lo que hacían se calentó y pidió unirse, Naraku salió de Kagome, ella se subió en Bankotsu y comenzaron a hacerlo, Naraku había leído por ahí, que era posible para una mujer tener dos penes dentro de su vagina, así que deseaba comprobarlo, puso una mano en la cadera de ella y con su mano libre guió su erecto miembro al agujero que ya era ocupado por el moreno, cuando metió solo la punta, Kagome gritó de dolor, pero aun así se corrió.

–¡Mierda, que haces!– gritó Bankotsu cerrando los ojos, Naraku no se detuvo y metió lo más que pudo en ella– es.. malditamente apretado...

–¡Sacalo!– pidió asustada– Naraku..

–Nos moveremos al mismo tiempo– asintieron, comenzaron a moverse y Kagome se aferró aún más al joven bajo ella– Kag...tu cuerpo lo disfruta.

–Abre la boca– Sesshomaru estaba frente a ella, había despertado justo cuando ella gritó, y verla así lo excito, no se quedaría atrás– complaceme.

Kagome tenía los ojos llorosos, no tenía muchas fuerzas pero aun así comenzó a chupar el pene de Sesshomaru, los tres embestian rápido, haciéndola gemir y correrse, los movimientos no cesaron hasta que los tres se corrieron en ella, Kagome trató de  tragar todo el esperma de Sesshomaru, pero un poco cayó a la cama, casi en el cabello de Bankotsu.

Los otros dos salieron lento de ella, para acostarse nuevamente y recomponer fuerzas.

***

Cuando volvió a despertar, se levantó con cuidado, su cuerpo dolía, pero aun así sonrió complacida, se puso una camiseta que encontró y fue a la cocina por agua, buscó un vaso y cuando se sirvió fue al sillón, prendió el televisor y busco algo para ver.

–¿No deseas descansar más?– Bankotsu se sentó junto a ella, solo vestía sus pantalones, los cuales estaban abiertos y podía ver los bellos que marcaban el camino a su pene– ¿donde miras, hermosa?

–Perdón, me perdí en mis pensamientos– tomó el agua que le quedaba y dejo un programa que ni el nombre había visto– no tengo sueño, me duele el cuerpo y tenía sed, ¿y tu, no quieres dormir?

–Hay otra cosa que deseo– insinuó cerca de su oído y pasando la lengua sensual– ¿Quieres saber que es?

Kagome hipnotizada por su voz asintió, sintió que era levantada sin mucho esfuerzo, luego fue recostada boca abajo en la mesita de centro, con la mitad del cuerpo sobre esta y las rodillas tocaban la alfombra, Bankotsu levantó la camiseta, no llevaba bragas, eso facilito su trabajo, solo bajo sus pantalones y lentamente entró en ella.

–¡Ah!– aún dolía un poco, su último encuentro solo había sido hace tres horas, así que su cuerpo estaba sensible, para su suerte, Bankotsu se movió lento, haciéndola disfrutar– sigue así...por favor.

Le besó la espalda, llevó una mano a su clitoris para estimular y lo logró, la piel de Kagome se erizó al sentirlo tocarla, gimió su nombre alto al sentir como ambos se corrían al mismo tiempo.

–Extrañare esto– habló él moreno recostandose en ella sin llegar a aplastarla– así que disfrutaremos todo lo que podamos.

Se levantaron, Kagome fue al baño para limpiarse, como había una puerta de acceso desde el pasillo, no tocó, topandose con Naraku, quien terminaba de orinar, al verlo allí, se volteó apenada y pidiendo disculpas, pero él le impidió salir, cerró la puerta con seguro y la llevó al lavabo de manos.

–¿Que haces?– preguntó poniendo una mano en su pecho.

–No es justo que solo Bankotsu te aproveche ¿o si?– la sentó en el borde, le abrió las piernas notando como le escurría el semen mezclado con sus fluidos– una vista espléndida.

Tomó su miembro, se froto en ella y entró haciéndola aferrarse a sus hombros, las estocadas rápidas y los gemidos no se hicieron esperar, su cuerpo colapsaria en cualquier momento, estos hombres la matarían del placer.

Aferró ambas piernas a la cintura, sus manos las bajó para afirmarse del mueble y echó la cabeza hacia atrás, sentía que explotaría, sonrió inconscientemente, ellas podían tener mil orgasmos, y aún así seguir, ¿y ellos? Debían esperar para descansar unos momentos.

Sintió como era llenada nuevamente, Naraku mordió su labio y la bajó, le dio papel sanitario para que se limpiara, luego le entregó una toalla para que se diera un corto baño, él salió y antes de que la puerta se cerrará, entró Sesshomaru, Kagome retrocedió, ellos parecían no querer darle tregua.

–¿Te divertiste?– su voz sonaba enojada, se le acercó peligrosamente, ella chocó con la puerta de la ducha, dejó caer la toalla y puso sus manos como barrera– vamos, sabes que te haré ¿no?

–Necesito un respiro– replicó derrotada, alzó la mirada esperando ver compasión en él, pero solo había una sonrisa– Sessh...

–La última de la noche– dijo entrando con ella a la ducha y quitandole la camiseta, él estaba desnudo, así que no había problema alguno– si pudiste con los tres al mismo tiempo, puedes con uno solo.

Abrió el grifo, el  agua salió helada sacando un gritito en ella, su piel se erizó, sus pezones se irguieron y Sesshomaru la tomó del trasero para pegarla a la pared y comenzar a besarla, bajo los besos a su estomago, subió una pierna a su hombro y metió dos dedos los movió rápido, abriendo y cerrando como si fueran tijeras, Kagome gimió y casi cae, pero Sesshomaru la sostenía fuerte de la cintura, no supo cuanto estuvo allí, pero contó al menos tres corridas de su parte.

Sesshomaru se levantó, la hizo rodear sus piernas en la cintura y entró en ella deleitándose al ser recibido tan bien, la besó en los labios, jugando con su lengua y callando los gemidos que emitía.

–Vamos, correte para mi– exigió llevando una mano a su hinchado clitoris– Hazlo, hazlo y así culminaremos juntos.

Kagome se aferró bien a su cuello, comenzó a moverse de arriba y abajo para alcanzar su satisfacción, se corrió y cayó en el hombro de Sesshomaru, él aceleró para vaciarse en ella, haciéndola arquear la espalda y gemir alto su nombre.

Salieron después de darse un corto baño, creyó que la dejarían descansar, pero Naraku y Bankotsu esperaban sentados es la cama, Kagome tembló, se sintió acorralada, más aún cuando desde atrás, Sesshomaru dejó caer la toalla y llevó sus manos a los pezones.

Los otros dos hombres movían sus manos sobre su pene, Sesshomaru la dejó sentada en el suelo, con las piernas abiertas invitando a alguno de los presentes, Naraku aceptó, se arrodilló y comenzó a lamer, Bankotsu se puso a un lado y le hizo la cara para un lado y le metió el pene en la boca.

–Está será la última vez– habló Sesshomaru, todos asintieron– bien, yo voy adelante.

–Su boca es estupenda, me quedo aquí– señaló Bankotsu, así que los otros dos hombres se acomodaron y la penetraron al mismo tiempo.

Kagome gimió complacida, por que a pesar de haber tenido relaciones con cada uno por separado, hace poco, los deseaba, amaba la sensación de los tres dentro de ella, así que para demostrárselo, se movió lentamente y fue hasta el miembro del moreno, succiono todo lo que pudo y después usó su mano.

El choque de los cuerpos se hacia cada vez las notorio, los gemidos y gruñidos hacían eco por la habitación y Kagome estaba embriagada por el aroma a sexo que se había impregnado en todo el cuarto, se corrió al mismo instante que los tres, ninguno había salido de ella, su cuerpo cayó rendido, todos la ayudaron a recostarse para mañana a primera hora llevarla a su hogar.

Algo que había aprendido, es que por muy encerrada que estuviera antes, si o si su mente siempre pediría querer conocer todo, y ahora, amaba la sensación del placer carnal, amaba que le dieran placer, que la hicieran correrse y que usarán su cuerpo de distintas maneras para llevarla a la cúspide, y ellos tres, sus tres amados caballeros, la podían llevar al cielo y al maldito infierno en un solo encuentro.

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