Capitulo 2: Bankotsu
Oh, cuanto deseo tener tu cuerpo fundido en el mío, desvanecerme en tus brazos, mientras te dejas llenar de besos.
***
Conoció a Bankotsu exactamente cinco meses después de la despedida con Naraku, en ese tiempo, sólo habían logrado verse dos veces, Kagome había comenzado a pasar un poco más de tiempo con Sango y Kikyo, dos agradables chicas de su clase en el campus que estudiaban diseño igual que ella.
La habían invitado a una fiesta aquella noche, al principio se negó, pero al ver que no tenía nada mejor, le mintió a sus padres diciéndoles que haría un proyecto en grupo, se quedaría dos días con ellas, así que ahora, estaba en casa de Sango cambiando su ropa y maquillandose un poco para ir a pasar una agradable noche.
–Estas radiante– halago la castaña a Kagome viéndola de pies a cabeza– seguro y logras conquistar a un chico.
Kagome río mientras terminaba de poner labial color rosado, aliso el vestido y ambas bajaron despacio para no despertar al padre de Sango, afuera, Kikyo las esperaba en el auto, entraron y partieron rumbo a la casa de un compañero, del cual no sabía siquiera su nombre.
Cuando llegaron, quedo maravillada, la casa era de tres pisos, con un extenso patio delantero, flores silvestres y árboles, estacionaron frente a la casa, fueron a la entrada e ingresaron sin ningún problema, el que parecía ser el anfitrión saludo alegre a Kikyo, incluso la había besado, Kagome no prestó mayor atención y fue hasta el patio trasero donde la música y el alcohol parecían no querer acabar jamás.
Habían algunos rostros conocidos, así como algunos que jamás había visto, se sorprendió de ver a dos de sus maestros allí, los saludo con una reverencia y se dirigió a la mesa de tragos.
Tomó un vaso limpio, una botella de Vodka sabor manzana y se sirvió hasta la mitad, puso unos hielos y comenzó a beber mientras miraba a todos lados, ya había perdido a ambas chicas entre tanta gente, suspiró resignada, se quedaría allí a la espera que alguna de las dos apareciera.
–¿No te gustaría bailar?– volteó encontrando a Bankotsu, vestía casual y admitía que se veía muy bien– ¿o prefieres acaparar todo el alcohol?
–La idea es buena, así olvidó el hecho de estar aquí aún cuando no deseaba venir– ambos rieron, había algo en él que lograba ponerla nerviosa, quizá el hecho que llevaba dos meses sin tener acción, quizá se estaba volviendo una pervertida o era el alcohol, pero estaba encontrando muy guapo al chico– ¿y tu, amigo o colado?
–Un poco de ambos– tomó un vaso y sirvió whisky– soy amigo de los Taisho, pero la verdad no me invitaron.
–Taisho, me suena– dijo Kagome poniendo una mano en su barbilla– no, la verdad soy pésima recordando.
Bankotsu soltó una carcajada haciéndola sentir un cosquilleo agradable en su estomago, siguieron hablando durante toda la noche, bebiendo vaso tras vaso de Vodka y whisky, cuando Kagome se sintió mareada, le pidió llevarla lejos del sonido, Bankotsu la llevó de una mano hasta el patio delantero.
Cuando llegaron, la ayudó a tomar asiento en el césped, el vestido se le subió dejando a la vista sus piernas, el hombre apretó las manos, deseaba tocar, sentir si su piel era tan suave como la imaginó desde que la encontró en aquel bar hace unas semanas.
La miraba aguantando sus ganas de tocarla, besarla e incluso hacerla suya, Kagome medio consiente notó la miraba fogosa de su acompañante, así que aprovechó para hacerlo caer ante la tentación, y lo logró minutos después, ya que Bankotsu se tiró sobre ella para besarla y tocar sus piernas.
–Vamos– no dijo nada más, la tomo de la mano y pidió un taxi, ni de broma usaba su auto con alcohol en su cuerpo y con unas tremendas ganas de sexo.
La llevó a un motel, bien ubicado y muy cómodo, apenas cruzó la puerta la llevó al sillón, donde pasó sus manos por todo su cuerpo, se deleitó ante lo suave que era, incluso más de lo que imaginó, Kagome se sentía extraña, no era como con Naraku, él estaba yendo despacio, mucho a su parecer, quizá se había acostumbrado al ritmo del primero, así que se dejó hacer, vería que tanto placer le daría Bankotsu.
Él le quitó el vestido, gimió de felicidad al ver que no usaba corpiño, sus pezones erguidos y la piel totalmente erizada, se quitó la camiseta, abrió el pantalón y después le quitó las sandalias y las bragas a ella, se agachó para besar su ya mojada vagina, simuló penetraciones con la lengua, Kagome gritó feliz ante la sensación placentera.
Bankotsu no espero a que tuviera su orgasmo, la interrumpió a la mitad escuchando su reclamo, se quitó el resto de su ropa y le dio la vuelta a Kagome dejándola de rodillas y apoyando las manos en el respaldo, entró en ella despacio, disfrutando como lo apretaba, las embestidas eran lentas, despacio pero llegaban a su punto más dulce, provocando una sensación distinta del placer obtenido con Naraku.
Con el moreno, aprendió el lado suave y delicado del sexo, aprendió que más allá de las penetraciones rápidas para acabar en un orgasmo gutural, podían ser delicados, disfrutar de un sexo lento le gusto, en especial por que Bankotsu a pesar de parecer un bad boy, le estaba demostrando un lado muy tierno de él.
Sintió como la tomaba del cabello y sin llegar a tirar muy fuerte, le hizo la cabeza para atrás acelerando solo un poco, sin llegar a perder la esencia de la ternura, Kagome se encontró gimiendo encantada, con la vista totalmente borrosa debido al placer, un delgado hilo de saliva corría por su boca cayendo en sus pechos, Bankotsu metió dos dedos en su boca, Kagome comenzó a chupar provocando que él tuviera pensamientos sobre su miembro metido allí, le encantaría sentir su lengua en todo su falo, dándole placer hasta que se corriera.
Alcanzó a salir de ella para correrse en su trasero, la abrazó desde la espalda, se acostó con ella encima y comenzó a besar los hombros.
–No creerás que hemos terminado– le dijo ayudándola a darse la vuelta y quedando frente a frente– pediré preservativos, esta noche la disfrutaremos.
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