Capítulo 5
Capítulo 5 - Asesinato que ella escribió
Mycroft suspiró mientras se volvía a sentar en su asiento. Se había visto obligado a traer trabajo a casa esa noche ya que se había identificado una posible amenaza y se estaba atendiendo. Finalmente terminó con el trabajo del día, simplemente estaba esperando un informe del grupo de trabajo. Jason había llamado para decir que había información que Mycroft debería tener de inmediato. Estaría aquí...
Alguien llamó.
- Entre - él suspiró. Entraron pasos vacilantes. Abrió los ojos y frunció el ceño. Por lo general, dejaban los archivos y dejaban la entrega a Anthea. Se puso de pie lentamente - Señorita Herd...
Ella miró su mano extendida con ojos vacilantes. Él se retiró lentamente, sin saber que esperar. Cameron respiró hondo y le tendió una carpeta de Manila.
- Los suicidios han cesado - Mycroft abrió la carpeta mientras ella hablaba - rastreamos el contacto del último asesino. El intermediario, supongo. Era un hombre llamado Christopher Murphy. Cuarenta y tres, desempleado según sus registros. Havi estaba revisando las obras cuando él...- ella tragó saliva - él encontró registros telefónicos y bancarios. Están en la página seis. Todos van con cada una de las familias de los asesinos. Pero había una a la que seguía volviendo, una mujer llamada Brooks Savage.
Mycroft miró hacia arriba, escuchando el temblor y la vacilación en su voz.
- ¿Y ella es?
- Página doce. Brooke Savage estaba casada con un hombre llamado Lucas Hall. Él era abusivo y un criminal de primera. Ella trató de huir varias veces pero él siempre la atrapó. Su último intento, lo hizo. Se mudó a Londres, comenzó una nueva vida como...como florista. Su nuevo nombre es Savannah Brooks - su voz se redujo a un susurro y miró hacia abajo.
Mycroft pasó a la página y miró la foto de Savannah. Su estómago cayó, sus pulmones se estremecieron rápidamente y luego se ensancharon.
Él sacudió la cabeza lentamente, hundiéndose en su silla.
- No...ella está divorciada. Ella...- él la miró fijamente. Todo era verdad. Todo lo que sabía de ella estaba allí. Pero su nombre estaba equivocado, el nombre del cónyuge estaba equivocado - ¿Estás segura? - él se atragantó.
Cameron asintió.
- Lo verificamos tres veces. Lo siento, señor. Su matrimonio ni siquiera es válido. Pero ella...- extendió la mano por encima del escritorio y pasó unas cuántas páginas hacia adelante - Murphy la contactó varias veces, a partir de Febrero del 2002. Por lo que reunimos, Savannah se negó a trabajar con él. Pero su marid...- ella hizo una pausa mientras Mycroft se tensó - Lucas Hall estuvo a punto de encontrarla en 2009. Evidentemente, el empleador de Murphy le ofreció protección y volvieron a contactarla para ofrecerle una segunda oportunidad. Ella aceptó.
- ¿Para hacer qué? - su voz era áspera. Se aclaró la garganta rápidamente y asintió para que ella continuara.
Cameron lo miró fijamente.
- Para matarlo, señor.
Oh Dios
Él respiró temblorosamente y cerró la carpeta.
- Aumentaré la seguridad. ¿Qué sabes sobre su plan?
Los ojos de Cameron se agrandaron pero ella siguió.
- El 21 de Marzo, señor, es el ataque planeado. Por lo que hemos comprobado, Savannah ha estado esperando la activación. Cualquiera que sea el motivo del ataque, su empleador aún no está listo. Savannah lo llevará a cabo y luego su empleador aparentemente la ayudará a desaparecer una vez más. Probablemente Lucas será acabado. Si um....puedo, señor, tenemos una sugerencia. Creemos que sería mejor que lo dejara pasar. Depende de usted, tiene que vivir con ella. Pero si actúa ahora, podría asustar a su empleador y volveremos al punto de partida.
Él asintió lentamente.
- Sí, gracias. Aumentaremos la seguridad más cerca de la fecha, pero se permitirá que continúe por ahora. ¿Eso es todo, Señorita Herd?
Cameron asintió vacilante y se fue con tranquilidad. Mycroft esperó a que la pesada puerta se cerrara antes de sentarse. Su cabeza cayó en sus manos y se atragantó con una ola de - Querido Dios - ¿Dolor? ¿Traición?
- ¿Señor? - Anthea golpeó.
- ¿Es importante? - él preguntó débilmente.
- No señor. ¿Hay algo que pueda ofrecerle?
Diez minutos, él pensó, Devuélveme hace diez minutos.
Cuando no se le había ocurrido nada horrible, cuando lo peor del mundo en ese momento eran las próximas elecciones chinas y su peso. Cuando todavía estaba esperando que su esposa volviera a casa...
Solo retrocede el reloj.
- No. Buenas noches, Anthea.
Ella vaciló.
- Buenas noches, señor.
Él se puso de pie de manera lenta y aturdida y se dirigió a la barra lateral del otro lado de su oficina. Tomando la jarra de cristal en la mano, se sirvió un dedo de su whisky más fuerte y caminó penosamente hacia su escritorio.
La puerta principal se abrió. Escuchó la voz de Savannah diciéndole buenas noches a Anthea. Su estómago se retorció y su corazón dió un vuelco. Tiró el whisky hacia atrás sintiendo que le quemaba la garganta y caía inútilmente contra el frío nudo que tenía en el estómago. Dejando el vaso en la mesa, se puso de pie y bajó las escaleras.
Savannah estaba hablando por teléfono en la cocina.
- ¡Sí no hay problema! - ella rió - sí, sí lo que sea. Hablaremos más tarde - colgó y saltó cuando los brazos de Mycroft la rodearon. Ella rió de nuevo - me asustaste.
Él le dió un beso en la mejilla y tragó un poco de bilis.
- Lo siento. ¿Cómo estuvo el trabajo?
- Día lento. ¿Y tú? - ella se volvió en sus brazos y frunció el ceño - ¿qué pasa?
Él sacudió la cabeza forzando lo que esperaba fuera una sonrisa cansada.
- Día largo.
- Sí, puedo verlo. ¿Tú y Anthea ya comieron? - él asintió - Mmm, probablemente solo comeré un poco de cereal - ella se estiró para besarlo. Él se estremeció y ella se echó hacia atrás - ¿qué pasa?
Hazlo, estás capacitado para hacerlo
- Nada. El cuello duele.
Ella chasqueó y frotó la nuca con suavidad.
- Pobre.
Él suspiró y se obligó a besarla. Era horrible, doloroso y aún conservaba todo el placer y el calor que siempre había tenido. Su teléfono sonó, gracias a Dios, y la empujó hacia la cocina.
- Holmes - respondió subiendo las escaleras.
- Hay una pistola en una pequeña caja debajo de la mesita de noche en el lado derecho de su cama. Dirijase allí.
Él frunció el ceño y miró por encima del hombro para asegurarse de que Savannah estuviera distraída.
- Señorita Herd, hay agentes de campo para esto y mejores tiempos para hacerlo.
- Jason me pidió que lo revisara mientras estoy aquí. Dirijase allí.
Él suspiró y fue al dormitorio.
- No aprecio que urgues entre mis cosas.
- Sus cosas, no las tuyas. Realmente no necesito saber que tipo de ropa interior usas. La guarda aquí - Cameron estaba sentada en la cama y sostenía una delgada caja negra. La abrió para revelar una pistola semiautomática. Revisó el cargador y lo miró - está llena.
- Dejalo. Sospechará que se ha movido. Vaciaré el cargador esa noche.
Cameron se encogió de hombros y volvió a deslizar la caja debajo de la mesita de noche.
- ¿Quieres que miremos su pasado? ¿Vemos qué podemos desenterrar?
Él suspiró.
- Sí.
Ella asintió y se puso de pie.
- Buena suerte - ella abrió la ventana.
- Señorita Herd - ella hizo una pausa - ¿Ha tenido más contacto con su secuestrador?
Habían pasado dos semanas y ella había estado involucrada en dos proyectos peligrosos, lo suficientemente peligrosos como para sacar a su "protector".
Ella vaciló, sus ojos momentáneamente lejos mientras pensaba en su terrible experiencia.
- No - murmuró en voz baja - nada aún - se deslizó hacia afuera rápida y suavemente cerrando la ventana.
Con un pequeño suspiro, Mycroft cerró la ventana y cerró las cortinas. Los escalones crujieron cuando Savannah empezó a subirlos. Sintiendo otro apretón nervioso en su estómago, Mycroft agarró su pijama y se escapó al baño.
Fue bajo el calor y el flujo de agua excesivamente pesado que su miedo comenzó a desaparecer. Cerró los ojos y apoyó la frente contra la fría pared. Sus manos se cerraron lentamente en puños.
Fue una mentira. Una mentira perfecta, todo envuelto en verdades. Las partes que conocía tan bien de Savannah, no, Brooke, de repente se vio manchada por el conocimiento de que los últimos tres años fueron un acto. Un acto perfecto hasta el día en que llegara la llamada para finalizarlo. Para acabar con él. Un día perfecto.
Habría llegado temprano a casa, la habría llevado a cenar, probablemente le habría regalado el collar que había estado mirando últimamente. ¿Y cuando lo habría hecho? ¿Cuando estuviera durmiendo? ¿Cuando le diera el beso de buenas noches? ¿Cuando volvieran a casa? Ella habría tenido un último día con él y él al menos habría muerto feliz. Fue perfecto.
Fue desvastador.
Suspiró profundamente. El tema fue dejado a un lado, colocado en un rincón lejano de su mente y dejado allí para ser tratado en un momento posterior. Ahora mismo, tenía que evitar que sospechara.
Savannah estaba apenas despierta cuando se deslizó a su lado. Ella se giró lentamente y se acercó arrastrando los pies para apoyar la cabeza en su pecho.
- ¿Te sientes mejor? - murmuró ella.
Él apartó el pelo de la cara y tarareó afirmativamente. Ella se apoyó en el codo y se estiró para darle un beso de buenas noches. Sus manos se apretaron por reflejo. Él se obligó a besarla.
Ella se acurrucó contra su costado con un alegre tarareo. Él esperó hasta que su respiración se estabilizó antes de permitirse relajarse. Pero esta noche no podría dormir. No con una traidora a su lado.
*
- El bicho fue colocado y activado con éxito - murmuró Jason - todos sus movimientos y contactos están siendo monitoreados. Lo mantendremos actualizado periódicamente. Cam trabajará para elaborar un perfil de un posible empleador y de quién es realmente Savannah.
Mycroft asintió distraídamente, mirando los registros bancarios y las fotos de vigilancia colocadas sobre la mesa.
- ¿Y cómo va el caso de Falkner?
- Deberíamos estar listos para avanzar en el último sitio a finales de Marzo. Es una situación un poco delicada. Falkner está detrás de nosotros, tiene cuidado.
- Y tendremos que hacer lo mismo. No puedo permitir que avance más. Mantenme actualizado - él giró sobre sus talones y se fue.
*
Había llegado el día. Savannah volvía a casa para vestirse y él la llevaría a su restaurante favorito. Yendo al dormitorio, Mycroft se puso de rodillas y buscó debajo de la mesa de noche la delgada caja negra. La sacó y la abrió. Cogiendo el arma, vacío el cargador. Dejó la pistola con cuidado en su lugar y puso la caja negra. La puerta principal se abrió. Él se puso rígido y rápidamente guardó las balas.
Él se puso de pie lentamente y fue a su oficina, el corazón latía tan fuerte que le preocupaba que lo delatara. Savannah pasó casi en silencio y se dirigió al dormitorio. Su aliento se estremeció en sus labios. Él fue al bar, necesitando algo para fortalecerse. La puerta se abrió justo cuando se servía un dedo de whisky.
- Hey - la voz de Savannah era apagada y temblorosa.
Él la miró por encima del hombro.
- ¿Qué ocurre?
Ella negó con la cabeza y suspiró profundamente.
- Casi tengo un accidente hace un momento - ella se estremeció y se acercó a él - pensé que vería mi vida pasar ante mis ojos - sonrió levemente y envolvió sus brazos alrededor de su cuello, estirándose para besarlo.
Él la sujetó por la cintura y se inclinó para alcanzarla. El miedo y la ira se habían fundido en un nudo mental y se abría paso a fuego a través de su pecho. Simplemente tenía frío ahora. Frío y pesado y esperando el clic del seguro.
Ella se apretó más contra él y profundizó el beso. Él suspiró por la nariz, maldiciendo el deseo que aún se elevaba dentro de él.
Una pistola martillada.
Él se congeló, preguntándose si ella intentaría matarlo de inmediato. Ella se apartó, sus ojos llenos de lágrimas.
- Lo siento mucho - se atragantó ella.
Él miró fijamente la pistola.
- Podría haberte ayudado - murmuró él. A ella le temblaba la mano y las lágrimas se derramaron. Mycroft enderezó su espalda y esperó - si simplemente me lo hubieras dicho, podría haberte ayudado.
- No sabía que hacer - jadeó ella - estaba asustada y vinieron a mí y oh Dios, Mycroft...
Él dió un paso adelante y agarró la pistola.
- Solo dejalo y podré ayudarte.
Ella negó con la cabeza frenéticamente.
- ¿Quién es, Savannah? ¿Quién te obliga a hacer esto?
Ella lo empujó y sostuvo el arma con ambas manos.
- Lo siento - ella apretó el gatillo. Hizo clic inútilmente.
Él suspiró y metió la mano en el bolsillo. Sacando las balas, se las mostró y luego las dejó caer de nuevo en su bolsillo. Girando, él tomó su teléfono del escritorio e hizo una llamada. Savannah había soltado el arma y lo estaba mirando a través de las lágrimas cuando él se dio la vuelta. Él se llevó el teléfono a la oreja.
- Muevanse.
Él colgó justo cuando la puerta principal se abría de golpe. Pasos pesados subieron las escaleras e irrumpieron en la oficina. Un agente vestido de negro agarró a Savannah y la esposó con rudeza. Otro cogió el arma y tomó el puñado de balas de Mycroft. Los metieron en una bolsa de pruebas y se los llevaron. Savannah miró a Mycroft con los ojos muy abiertos. Él suspiró y se volvió mientras la sacaban a rastras.
La puerta se abrió momentos después para permitir que Anthea y Cameron entraran. Anthea le sirvió otro trago y murmuró algo sobre asegurarse de que Savannah no fuera manejada con demasiada brusquedad. Cameron se movió nerviosamente.
- ¿Hay algo que necesite, señor?
Él se sentó lentamente, ignorando la bebida que estaba frente a él por el momento.
- Solo asegúrate de que esté al corriente. Comienza tu interrogatorio cuando estés lista. Quiero estar actualizado regularmente sobre tu progreso.
- Si, señor.
Ella fue tras Anthea, cerrando la puerta silenciosamente detrás de ella. Mycroft escuchó el bullicio de los agentes hurgando en su vida y recogiendo las cosas de Savannah. Sabía que no podía hacerlo él mismo. Habían estado juntos tanto tiempo que no estaba seguro de qué era suyo y qué era de ella. Los hombres no podrían estropear demasiado el trabajo. Se llevó las manos a la cabeza, cerró los ojos y esperó el silencio.
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