Capítulo 4| Mañana me arrepentiré
El cartón de leche se derramó sobre la mesa cuando apoyé bruscamente mi mano sobre esta para evitar caerme a la vez que sostenía a un Dan ebrio contra mi pecho. Él se comenzó a reír de una manera que hizo cosquillear mi oído.
—Shh..— le susurré.
—¿De quién nos escondemos?
—De mi Mamá.
—¿Por qué? ¿No quieres que nos vea juntos? ¿Te avergüenzas tanto de mi?
Debido a la falta de luz, era incapaz de ver el tipo de expresión que hacía, pero considerando la agudez de su tono de voz supuse que estaba muy triste. Pasé mi mano de su hombro a su mejilla la cual sentí húmeda.
—¡¿Estás llorando?!— Expresé mi sorpresa manteniendo un tono bajo. No me arriesgaría a ser descubierto aún.
Él no me respondió, permitió que el silencio nos envolviera una vez más. No lo presionaría a darme una respuesta si no quería, minimo le cedería la opción de ser orgulloso y culpar al alcohol del poco control que tenía sobre su cuerpo como de sus emociones. Es un código de hombres, no lo entenderían.
De pronto sentí sus brazos apretarme en un abrazo donde podía ocultar su cara entre mi ejercitado pecho. Apoyé mi barbilla sobre su cabellera castaña, no muy seguro de como reaccionar o el motivo de su abrazo, pero sin la menor intención de apartarlo pues sabía que si no lo sostenía se caería.
Dejó escapar pequeñas risitas.
—¿Qué?
—Tu barba me pica.
Esta mañana me había rasurado para estar presentable, supongo que no lo hice correctamente. A Dan no parecía disgustarle en cambio siguió moviendo su cabeza creando fricción. Me resultó extraño la cercanía que teníamos. Hace apenas una semana Kim Dan era para mi un marginado con el cual no quería involucrarme nunca y hoy lo metí a escondidas en mi cama, digo casa. Perdón, la dislexia.
Cuidadosamente lo senté sobre una silla con el fin de moverme con libertad por la cocina. Prender la luz no estaba en el manual de: Cómo evitar que tu Madre te descubra metiendo a hombres a la casa. De acuerdo, eso sonó homosexual.
¿Por qué me complicaba tanto en ocultárselo a mi Madre? Fácil, porque notará que está ebrio, creerá que es mi culpa y me castigará con el carro. Yo sé que debo asumir las consecuencias de mis actos, comprendo que no obligué a Dan a beber sin embargo lo abandoné en la fiesta cuando debía cuidarlo. Pero una cosa es admitir mi error y otra que te quiten el carro cuando mañana ya empiezan las vacaciones ¿Saben lo que eso significa? ¡Viajes! ¡Escapadas locas! ¡Fiestas! ¡Y lo mejor de todo sexo! No me voy a perder todo eso por Kim Dan.
No veía una mierda por lo que abrí la puerta del refrigerador del cual salió una tenue luz que iluminó lo suficiente. Al menos ahora podría moverme hasta mi cuarto sin tropezar. Que bueno que elegí la habitación de abajo o saldría el sol hasta que termine de subir las escaleras.
Primero dejé a Dan acostado en mi cama, después regresé a la cocina a limpiar la leche que había derramado. De puntitas regresé al cuarto, al cerrar la habitación encendí la luz, me tardé un poco en acostumbrar mis ojos a la claridad, una vez hecho noté que...
—¡¿Esa es mi pijama?!
Tal como lo escuchan, Kim Dan usaba mi pijama. Debido a la diferencia de nuestros cuerpos los pantalones se le caían así que trató de hacerle nudos, mismos que se deshacía en segundos.
—No esperas que duerma con el traje puesto ¿Verdad? Podría mancharlo si llego a vomitar.
—Y supongo que está bien vomitar en mi pijama ¿No? — Ironicé—. Quítate eso, te daré otro par.
Estaba por buscar en el armario hasta que su protesta me detuvo.
—No, quiero usar este.
—Te queda muy grande.
—Eso no importa.
—No seas terco.
—No lo soy.
—No quieres usar otra pijama ¿Acaso eso no te convierte en un terco? Se qué te encanta llevarme la contraría. Pero por hoy no intentes que te arranque la ropa, que ya llevo queriendo hacerlo desde hace mucho tiempo.
—Jaekyung, ¿Qué diría mi abuela si te escuchara?— Fingió sorpresa.
—Que te quites la maldita ropa para mi. Eso te diría. Ahora obedece.
—¡No!
—¿Por qué no? Esa pijama está sucia, es la que usé ayer así que...
—¡Exactamente por eso! ¡Huele a ti!
De acuerdo, eso me agarró en curva. Llegué a creer que había escuchado mal, quizás mi expresión me delató ya que Dan gateó por la cama hasta llegar al borde para quedar más cerca de mi, y confirmar mis dudas.
—Me gusta mucho tu aroma. Por favor déjame dormir con tu pijama puesta— Tomó una de mis manos para frotar su mejilla derecha con suavidad como un cachorrito que anhela ser consentido.
¿Qué demonios estaba pasando? Ni en mis sueños más locos con Kim Dan— Y vaya que tenía muchos—Me imaginé una escena como esta.
Yo no era una persona que fácilmente cediera a las peticiones de las personas o se quedara callado cuando alguien se comportaba de manera tierna. Durante toda mi etapa adolescente experimenté diferentes tipos de seducción los cuales siempre me provocan incomodidad o el típico sentimiento de aburrimiento.
Mi estilo de vida se resumía al sexo con los hombres, algo que comenzó como una simple aventura de una noche por mera curiosidad se transformó en una adicción para mi. Después de esa muy satisfactoria experiencia era imposible para mi llegar con una mujer. Yo no me considero un hombre homosexual pese a esto. Me resulta imposible amar a un hombre, no por lo que es, simplemente es atracción sexual que no termina por concluir en romance o apego. Una vez que el placer termina, la cama se enfría y no quiero avivar la llama con caricias o palabras cursis que honestamente no me nace decirlas a nadie.
Muchos de mis amantes de una noche se volvieron una molestia deseando que los amara o diera un trato especial. Por eso recurrieron a tácticas coquetas para conquistarme. Algunos gritaban que me amaban al venirse, otros pretendían ser adorables haciendo pucheros para que los consolara aunque eso nunca pasó, me regalaban obsequios caros que al final siempre rechazaba o montaban una escena de celos por hablarle hasta a mi propia Madre.
No dudaba que sus sentimientos por mi fueran reales, simplemente su manera de expresarlos no me transmitían nada más que lastima por ser incapaz de aceptarlos. Obviamente tan pronto me enteraba de sus sentimientos rompía la relación sexual con ellos, no era justo darle esperanzas cuando sabía desde un inicio que eso jamás sucedería.
Y entonces cuando pensé que era imposible que un hombre me causara ternura, llega Kim Dan a romper toda mi teoría. Más allá de la belleza, él no es exactamente alguien encantador, es un revoltoso, fan número uno de llevarme la contraria y el enemigo público de la moda. No había nada de tierno en él además de su amor hacía su abuelita.
Él era como su suéter; Anticuado y aburrido. No había brillo en absoluto. Fácilmente podías pasar toda tu vida sin recordar quien demonios era Kim Dan y por qué escribió en tu anuario de graduación. Su existencia era obsoleta.
Curiosamente esta noche en la intimidad de mi habitación, su linda sonrisa quedó pintada en mi mente como un tatuaje. Él ya no era un suéter viejo que olvidabas debajo de tu cama, él se convertía en tu suéter favorito.
¿Por qué sus palabras tenían el poder de afectarme tanto? Pensándolo bien llevo toda la noche perdiendo el control de mis propias emociones como cuando hablaron mal de él en el baile o en la fiesta le hicieron un chupetón. Había cedido fácilmente a la violencia para defenderlo, ni siquiera lo hacía cuando alguien me insultaba o buscaba pelea.
Ahora aquí en la intimidad de mi habitación una palpitante emoción desconocida nubla mi sentido de la razón, y automáticamente mis labios ruegan por expresar mis pensamientos.
—Kim Dan.
Decir su nombre me resultó algo tan prohibido como un secreto que jamás debe ser dicho. En cuanto me miró me invadió una chispeante lluvia de calor. Todo mi cuerpo se sentía en llamas por su culpa.
—¿Sí?
—Diré esto una sola vez ¿de acuerdo? Y aunque sé que mañana me arrepentiré de ello lo diré— Expresé sin quitarle la mirada de su rostro confundido.
—¿Qué es?
Tomé valor.
—Creo que podría besarte.
Lo dije, lo solté, las manos me temblaban como si hubiera confesado uno de los crímenes más grandes de la historia. El hechizo con el que Kim Dan me había encantado se desvaneció en el silencio de su respuesta dando paso a la razón la cual me cayó como un balde de agua fría. Había cometido un error por culpa de mi inestabilidad emocional, el arrepentimiento me remordió toda la consiencia abriendo camino a una lucha entre mi corazón y el cerebro.
Aún cuando podía abrir mis labios para retractarme no lo hice, algo muy dentro de mi me impedía escapar. Kim Dan no me rehuyó la mirada, movió sus ojos de izquierda a derecha como intentando descifrar si era real mi honestidad. De pronto noté un resplandor de tristeza.
—Si mañana vas a arrepentirte entonces mejor no lo digas. Buenas noches, Jaekyung— Tiró de la sabana para cubrir su cuerpo dejándome a mi completamente avergonzado.
Me habían rechazado.
Amanecí con cruda moral.
Pensé que eso no existía o mejor dicho que era algo que jamás experimentaría. Les recomiendo saltarse la etapa donde planean besar a alguien sin estar en sus cinco sentidos. Yo ayer estaba en todos mis sentidos y aún así me rechazaron. Si eso me pasó a mi, no sé que les espera a ustedes los feos.
En cuanto desperté Dan ya no se encontraba a mi lado, me dejó una nota de agradecimiento y fue todo. Ahora sé lo que sentían mis amantes cuando les hacía lo mismo. Ya sabía yo que algo debía estar pagando.
Escuché a mi Mamá en la cocina así que fui a verla para darle los buenos días tal como acostumbraba. El delicioso aroma del huevo a la mexicana me hizo darle un beso en la mejilla a mi Mamá para demostrarle cuanto aprecio que haya nacido en un País de Latinoamerica. Sus platillos eran deliciosos.
Para mi la vacaciones tenía un aroma a comida Mexicana, siempre asociaba tal olor a tales fechas. Era mágico como si fuera una segunda navidad.
De fondo sonaba el tocadiscos, tocando el disco de una celebridad Latina que a mi Mamá le gustaba muchísimo. Una tal
Rocío Dúrcal. Cada vez que sonaba “La gata bajo la lluvia ” a mi mamá le nacía el impulso femenino de correr por un trapeador, y pasarlo por todo el suelo hasta en la cara del vecino.
Mamá decía que hay canciones que marcan etapas en nuestras vidas, en su caso esta expresa el dolor y la tristeza que seguirá acompañándola a lo largo de su vida desde que su esposo falleció.
En los coros siempre cantaba mirando al sofá donde Papá solía sentarse cada vez que llegaba del trabajo, quizás con la esperanza de ver su fantasma ahí escuchándola atentamente. En más de una vez la encontré llorando por eso
Es una lastima que Papá no alcanzara a escuchara cantar a Mamá esta pieza de Arte. Tiene una preciosa voz.
—¿Tienes algo que hacer esta noche?— Preguntó Mamá con un tono alegre.
—¿Por qué?—Puse los vasos.
—Los vecinos saldrán de la ciudad, asistirán a la boda de un familiar.
Ya sabía por donde iba esto...
—No voy a cuidar a su hijo, lo haría si tuviera seis años, pero tiene 15, y asiste a clases de Artes marciales Mixtas. Si se mete un ladrón a su casa llamará a la policía para que salven al ladrón, no a él.
—Tú sabes lo protectora que es su familia, y también sabes que la paga es muy buena. Vamos, reconsidéralo.
Mamá tenía un buen punto, sabía que el dinero era mi debilidad. Cuanto más pudiera generar mejor. El problema es que no me gusta tener que ser niñero. Cuidar a niños es agotador, por eso en un inicio había aceptado cuidar de mi vecino adolescente, creí que al ser un poco más grande de edad sería menos desgastador. Grave error que cometí.
Ese quinceañero siempre estaba lleno de energía, jamás se callaba y nunca parpadeaba cuando me miraba.
Desde la primera vez que me convertí en su niñera no pude quitármelo de encima, y peor aún como vivía en la casa de al lado constantemente me lo encontraba. Si salía a tirar la basura él mágicamente aparecía, si compraba en la tienda a los dos segundo él también entraría y compraría lo mismo que yo. De vuelta a casa me haría platica sobre algo que no me interesa, pero como soy alguien educado tengo que escucharlo.
¡Era sofocante!
A las seis de tarde llegué a su casa tratando de convencerme que valdría la pena después de la paga. No había ni tocado el timbre cuando la puerta se abrió repentinamente.
—¡Hola, Jaekyung! Te vi llegar desde la ventana de mi cuarto— Explicó con la voz acelerada como si hubiera bajado las escaleras corriendo.
—¿Qué no tu ventana da hacía atrás?
—¡Hey Joo Jaekyung! Gracias por venir— El padre del adolescente apareció y abrió más la puerta permitiendo que ingresara a su bonita casa—. Lamento que sea de última hora, y en tu primer día de vacaciones, sé que los jóvenes de esta época prefieren salir de fiesta con sus amigos. Por eso muchas gracias por ofrecer tu tiempo para cuidar a nuestra Papita. Mi hijo se emocionó en cuanto se enteró que vendrías, te tiene mucho
cariño.
—¡Papá!— El tal papita se ruborizó.
—¿Ya llegó Jaekyung, querido?— La señora bajó las escaleras luciendo un radiante vestido que la hacía parecer diez años más joven.
—No sabía que Papita tenía hermanas— Comenté sacándole una sonrisa a la Señora.
—Oh basta, harás que me sonroje— Agitó la mano—. Jaekyung sabes que siempre eres bienvenido en la familia, así que toma cualquier cosa que haya en la nevera y si tienen antojo de pizza o cualquier otra cosa usen mi tarjeta.
La señora puso en mi mano la tarjeta.
Entonces supe que había valido la pena.
~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
🍓Danoninos y Papitas 🍟
¿Le tienen Fe a Jaekyung? 🛐
¿Y por qué con los ojos cerrados?
¿Sus mamis también trapean la casa con las rolas de Rocío Dúrcal?
¿Qué piensan de Papita?
¿Qué opinan del libro hasta ahora? 💖
El próximo capítulo será contado desde la perspectiva de Papita.🍟
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro