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Capítulo 2| Mi primer error.

🍓 DANONINOS Y PAPITAS 🍟

☺Gracias siempre por los votos.

Este capítulo está dedicado a: Seungminista_pro harukiaoi2005 @Andreahn992 🫧 Les mando mis más sinceras gracias por sus comentarios.

✏Les recuerdo que dedico capítulos a las personitas que comentan así que no sean tímidos ❤🫧


Para un joven de mi edad era habitual dormirse hasta tarde viendo películas como el Padrino o Vaselina con Jhon Travolta. En mi caso era distinto, mi horario era muy estricto, a las nueve debía estar ya en cama durmiendo. Claro que había excepciones aunque  en realidad eran contratiempos como por ejemplo ayer que tuve que buscar al Nerd de Dan.

Era ya una costumbre despertarme a las cuatro de la mañana para ejercitar mi cuerpo, primero saldría a darle un par de vueltas al vecindario para luego regresar a casa a levantar pesas en mi Gimnasio exclusivo (Mi cochera)

A las seis tomaría un baño, después procedería a desayunar con mi madre, a las cinco para las ocho ya estaría en la escuela dependiendo de mi horario o si retrasan clases por alguna emergencia como por un tifón. En la radio local nos harían llegar la noticia.

Esta mañana decidí que cambiaría por al menos un día mi rutina, en lugar de conducir mi vehículo hacia la escuela, fui en sentido contrario hasta llegar a una casa despintada. De dicha salió un hombre con aspecto de vagabundo.

Lo mío con su forma de vestir ya era personal. Les puedo jurar que en sus pantalones holgados podías meter un microondas y nadie lo notaría. Tal vez algún día los usaría para ocultar una metralleta con la cual nos asesinaría.

¿Y dónde diablos conseguía esos suéteres? ¿Stevie Wonder los diseñó?

[Nota: Stevie wonder es ciego]

Sabía que podía pasarme horas insultando su estilo, y por mucho que me divirtiera haciéndolo, el tiempo era limitado así que toqué el claxon para llamar su atención. Dan pegó un saltó del susto provocando que casi cayera por las escaleras de la entrada.

—¡Hey! Súbete antes de que me asalten.

Dan cruzó la calle corriendo con sus libros en la mano los cuales estaban mejor cuidados que los míos. Debido a su apariencia desastrosa, pensé que era una persona descuidada.

—Agradecería si dejaras de insultar mi colonia— Dijo una vez que se detuvo en frente de mi—. Y no voy a subirme para que después digas que te eché a perder tus asientos de piel.

—No te preocupes, tomé mis precauciones y los cubrí con plástico— Le di una palmada al asiento a mi lado forrada con una bolsa para la basura.

El rostro de Dan se contrajo en una expresión entre indignación y odio.  Parecía una señora con ocho hijos y escandalizada porque escuchó a un adolescente decir la palabra "sexo"

Sin previo aviso el autobús amarillo de la escuela cruzó por la calle, detrás de la espalda de Dan quien rápidamente giró para salir corriendo tras el.

—¡Detengan el autobús!— Gritó sin darse por vencido en perseguirlo a la vez que el humo del escape lo bañaba.

Por supuesto que el autobús no se detuvo, en cambio aceleró dejándolo varado a mitad de la calle. Manejé mi vehículo hasta estacionarme a su lado donde tuve un panorama completo de su pecho subiendo y bajando por tanto correr, las gotas de sudor cayendo por su barbilla, y su boca exhalando. Tenía una pésima condición física, no había ni llegado a la tercera casa de la cuadra.

—¿Perdiste el autobús?— Pregunté ganándome una mirada de odio de su parte—. Oye no me mires así no es mi culpa. Ahora sube al auto.

—Prefiero caminar.

—Haces una hora de aquí a la escuela.

—Entonces correré.

—¡Kim Dan!

Él lanzó un suspiro pesado antes de entrar a mi vehículo en contra de su voluntad. Durante todo el trayecto no me dirigió la palabra, se limitó a mirar el paisaje mientras el viento sacudía su cabello castaño. Un olor a lavanda se filtró por mis fosas nasales, no sabía si era el olor de su shampoo, detergente o alguna colonia que usara, no me atreví a preguntarle. Tuve la sensación de que no debía importarme o mostrar interés.

—¡Oye! ¡Te cruzaste la escuela, genio!

—¿Cuándo dije que te llevaría a la escuela?— Giré el volante de golpe.

—¡Da la vuelta ahora mismo!

—¿Para qué? Piénsalo estamos en la última semana de clases, ya subieron calificaciones finales, nuestras boletas nos las dieron ayer, entonces sería una perdida de tiempo ir a encerrarnos a un salón de clases cuando podemos disfrutar nuestros días libres fuera.

—Para eso son las vacaciones, no podemos saltarnos la escuela, eso es para niños rebeldes y sin futuro.

—No seas exagerado, yo me salto la escuela a veces.

—Por eso.

Alcé la comisura de mis labios en una mueca. A Kim Dan se le daba muy bien ofenderme aunque yo era experto en eso también.

—Para empezar nadie notará tu ausencia, deja de ser tan paranoico.

Al final acabamos comiendo Hot Dogs arriba de una torre unipolar con el anunció publicitario de una mujer bebiendo una Coca-Cola fría.


—¿Es legal subir aquí?— Preguntó Dan
meneando sus piernas en la orilla de la torre mientras los vehículos cruzan por debajo de nosotros.

—No lo sé, come tu hotdog.

Hizo lo que le indiqué. Estaba acostumbrado a ver a mis amigos comer como cerdos, pero Dan era bastante limpio, comía con la boca cerrada, sin hacer ruido al masticar
o jugar con la comida. Al menos tenía modales.

—¿Por qué siempre usas esos suéteres tan feos? ¿Te los da la iglesia de caridad o se los quitaste a un espantapájaros? — Sorbí del popote de mi refresco.

—Eran de mi difunto abuelo.

—Debiste enterrarlos con él.

—¡Eres diabólico!

—¿Diabólico? Yo no ando por ahí usando los suéteres del hombre que azotó a Jesucristo.

Dan dejó escapar una risotada.
No esperaba ser gracioso, estaba siendo serio. ¿Quién demonios usaba un suéter con más años de antigüedad que la biblia?

Las siguientes dos horas las pasamos conversando sobre nuestros estilos de vida, nuestras quejas al sistema escolar y lo asombroso que sería conocer a Michael Jackson.

Extrañamente se sintió bien estar con él, creo que nunca había hablado tanto con alguien puesto que en mi grupo de amigos todos querían ser escuchados y lastimosamente siempre tocaban temas estúpidos sobre sexo o chistes rancios acerca de las personas de color. Claro que cada vez que esto pasaba me iba.

Dan era distinto a los de nuestra edad, incluso distinto a mi aunque similares en ciertos aspectos. Entendía bastante bien mi sarcasmo, sabía responderme con comentarios sagaces e irónicos al igual que respetaba mis opiniones en algunos temas.. Claro..

—¿Vienes aquí a menudo?

—En ocasiones.

—¿Con tus amigos?

—No.

—¿Con las chicas?

—No, vengo sólo.

—¿Eso significa que soy el primero?

No sé si fue imaginación mía o a causa del destello del sol fui capaz de ver una sonrisa tímida en sus labios. Quizás fue por el bello amanecer que sus mejillas adquirieron un tono durazno digno de ser retratado en una pintura. Y para mi suerte yo era el único espectador de tal sublimidad.

Algo dentro de mi pecho se revolvió como una coca-cola burbujeante que acaban de agitar, la presión aumenta conforme pasan los segundos y acaba
explotando en un acto radical. Pero no sucedió, no estalló, fue efímero más no
endeble.

En cuanto parpadee esa expresión suave se había borrado de su rostro.
En un impulso llevado por la falta de heterosexualidad lo tomé del mentón para girarlo hacia mi dirección con el único fin de comprobar si aún quedaba rastro de su sonrisa o algún indicio que me indicara que era capaz de hacer otra expresión además de desprecio o desconfianza.

Quizás, sólo quizás, quería saber si había algo especial en él que fuera capaz de poner mi mundo de cabeza.

Dan permaneció inmóvil casi conteniendo la respiración como un Hámster acorralado por su depredador. A simple vista sabía que le incomodaba el contacto físico, entonces me surgió la duda sobre si alguien alguna vez antes había tocado su piel. Ahora que lo veía de cerca, tenía un cutis bonito como el de una muñeca de porcelana incluso me atrevería a decir que más bonito que el de las mujeres de la escuela.

Mi pulgar subió a sus labios rosados,
a través de mis dedos sentí su cuerpo vibrar, estremecerse violentamente como un perro bajo la lluvia. Pese a esto me sostuvo la mirada con esos enormes ojos suyos que parecían transmitir un mensaje incapaz de descifrar para mi. 

Con el pulgar tiré de su labio inferior hacia abajo logrando abrirlos, eran más esponjosos de lo que pensaba como una pequeña almohada de seda. Creo que presioné demasiado fuerte que Dan cerró los labios provocando que mi dedo quedara atrapado en medio...

Supongo que para Dan la sensación de tener algo no comestible en su boca lo incomodó porque me apartó de un empujón, claro que sus fuerzas no consiguieron moverme más de un centímetro.

Su escandalosa reacción me regresó a mis cinco sentidos. Por supuesto era demasiado orgulloso como para decir que fue un error o pedirle perdón, así que inventé una excusa.

—Tenías mostaza en el labio.

Claro que esa fue una terrible
mentira porque para empezar su hotdog no tenía mostaza ni catsup.

—Entiendo, gracias.

A pesar de que sabía que era una excusa me siguió la corriente y hasta pasó su mano por sus labios como si quitara cualquier mancha. Después de eso ninguno se atrevió a mencionar lo sucedido, y durante un largo periodo de tiempo nos resultó imposible decir la palabra "Mostaza" o incluso comerla.

Al rededor de las siete de la tarde regresé a Dan a su casa, hecho eso volví a mi hogar en donde me encontré una motocicleta estacionada al otra lado de la banqueta. El motociclista fumaba su quinto cigarrillo o al menos esas fueron las colillas que pude contar debajo de sus botas.

—¿Qué haces aquí?— Pregunté.

—¡Hey, Jae! ¡Al fin llegas!— Esbozó una sonrisa entusiasta que no compartí—. ¿En donde te habías metido? Llevo casi una hora esperando por ti. Te saltaste las clases ¿Verdad? No te encontraba por ningún lado.

No me apetecía contarle mi escapada con Dan, honestamente no era algo que le fuera a importar, y prefería evitarme sus burlas.

—Ya estoy aquí, dime que pasa.

—El Viernes hay fiesta en casa de Polly.

—El vienes es el baile de graduación.

—¿No hablas en serio o sí?

—¿De qué?

—¡Es un estúpido baile para niñitas! Harán lo mismo que todos los malditos años dando ponche, poniendo música cursi y lleno de mujeres más feas que bonitas. Por eso Polly dará una fiesta con alcohol en su casa, habrá hierba también y conseguí convencer a las porristas de la escuela para que nos "animen" esa noche. Seguro que te consigues acostar con Jackie, es una perra de primera.

—No le llames así.

—Oh cierto, lo olvidé, es tu chica.

Estaba cansado, no quería quedarme mas tiempo escuchando la misoginia de el idiota de Tobías.

—Gracias por la invitación, nos vemos luego— Choqué mi puño con él antes de cruzar la calle en dirección a mi casa.

—Te veré allá ¿verdad?

No respondí, seguí caminando.

—Sí no vienes, me quedaré con Jackie.

Sabía a que se refería con "quedarse" con Jackie. En su diccionario machista "Quedarse con una mujer" era abusar de ella. Era una amenaza que estaba dispuesto a cumplir a toda costa.

Cualquier mujer que fuera a esa fiesta correría peligro con ese imbécil. Y yo lo sabía, aún si no era Jackie tendría otra víctima, debí suponerlo desde que hizo mención del alcohol.

Par cuando me giré hacia atras, Tobías ya se había arrancado en la motocicleta dejándome con las palabras en la boca.

Entré a mi casa con una palpitante inquietud en mi corazón. No era algo que pudiera ignorar, debía evitar que ese bastardo llevara acabo su delito.

El teléfono de la cocina sonó sacándome de mis pensamientos. Atendí la llamada de inmediato.

—¿Bueno?

—Soy Dan.

Noté su voz alegre.
Podía imaginarlo al otro lado de la llamada sonriendo con sus abultadas mejillas de Hámster. Tal vez si hubiera llamado antes estaría feliz, pero ahora me encontraba abrumado por el idiota de Tobías.

—¿Qué pasa?

—Quería decirte que la tintorería ya planchó mi traje para el baile.

—¿Eso es todo?— Suspiré frustrado.

—Bueno, es la primera vez que llevo un traje a la tintorería, la única vez que lo usé fue hace un año en mi cumpleaños aunque nadie vino a mi fiesta...— Soltó una risita nerviosa que se transformó en un nudo de garganta, sabía que el recuerdo de esa fiesta de cumpleaños era algo que lo lastimaba—. Sé que es algo tonto, pero quería que fueras la primer persona en saberlo aunque ahora que lo pienso tampoco tengo a nadie más a quien llamar. Eres mi primer amigo ¿Sabes?

Me quedé en silencio, completamente paralizado por su confesión, de pronto sentí unas extrañas ganas de correr a su casa para abrazarlo, pero contuve ese impulso. No era común que entre hombres expresaran sus sentimientos, mucho menos de nuestra edad porque temían dar pena o ser considerados patéticos ante la sociedad. No obstante aquí estaba Dan abriendo su corazón.

Tristemente esa noche no pude decir "Tú también eres mi amigo"

Aún cuando sabía lo mucho que él quería escuchar esas palabras, fui incapaz de decirlas.

Y ese fue mi primer error.

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