46. Sombras del pasado
Más rápido de lo que esperaba, el concurso había comenzado. Los participantes eran muchos y aún tenían tiempo para prepararse. Claudia ingresó a la parte trasera del teatro junto a Camila, llevaban un bolso que la madre de Sophie había preparado.
Al final, todo había sido una trampa, sus padres y hermanos sabían perfectamente las intenciones de Ian.
Con muy poca delicadeza, Ian se encargó de vaciar un camerino y Sophie pudo cambiarse.
Al abrir el bolso se encontró con una nota de su padre:
"Por favor, no importa si cantas bien o mal solo procura que alguna palabra salga de tu boca"
Negó con la cabeza y guardó la nota en su bolsillo, un simple "suerte" hubiese bastado.
Se puso el atuendo que Thaly le había mandado y salió nerviosa.
—Te ves genial Sophie —Claudia la admiró de arriba abajo.
— ¿No tienes mejor maquillaje? —protestó Camila, revisando la compactera de Sophie.
—No suelo maquillarme, además mi hermanito destruyó el maquillaje bueno que tenía.
—Tendré que hacer magia con esto —manifestó con desagrado, empujando a Sophie hacia una silla—. Deja de sudar, el maquillaje resbala.
—No puedo, estoy nerviosa, y hace calor —expresó con sufrimiento, temblaba y Camila se impacientaba por no poder colocarle el delineador.
Mientras la mayor se daba el trabajo de maquillarla, Claudia la peinaba. Dejó mitad de su cabello suelto y la otra mitad recogida en dos colitas. Afuera, los varones se impacientaban, esperaban que Sophie acabase pronto, no querían terminar corriendo hacia el escenario porque el elemento femenino de su banda había tardado demasiado en su cabello.
— Nos toca justo después del grupo de Sherry, nos veremos como unos idiotas —Zack se quejó cuando Sophie salió lista y menos nerviosa—. Nos lanzamos al vacío esperando que un camión con colchones pase en el momento justo.
—Al menos están participando. —Ian abrazó a su novia por la espalda, notando que esta temblaba, intentó calmarla de forma disimulada—. Aunque no ganen lo harán bien, luego les conseguiré una audición para tocar en algún lado.
—Hablando de eso, ¿Quién te nombró nuestro representante? —Evan atisbaba desde bambalinas al segundo grupo que se presentaba.
—Me anoté como su representante al inscribir al grupo —respondió con despreocupación—, además soy representante de Sophie, ella no canta sin mi autorización, y si ganan, veinte por ciento del premio es mío.
Los muchachos lo miraron con odio, a Sophie no le sorprendía, Ian era un oportunista, pero de seguro haría un buen trabajo, después de todo, había logrado que pudieran participar.
—Evan, qué sorpresa, pensé que no participarían.
Sophie abrió los ojos con asombro cuando la misma Sherry Ducane hizo acto de presencia.
Los muchachos de la banda la miraron con recelo. Sophie siempre se la había imaginado algo diferente; en la televisión, Sherry parecía brillar con luz propia, en persona, era una muchacha común y corriente, de altura promedio y su rostro no era especialmente bonito.
—Conseguimos una cantante —tajante, Zack habló y volvió la atención a sus baquetas.
— ¿Ella? —Sherry volteó hacia Sophie y ella no se dejó intimidar, la miró con superioridad—, que linda... —dijo con atisbos de burla en su tono—. ¿Qué edad tienes? —su mirada cambió a una inquisidora.
—Quince —respondió extrañada, de todas las preguntas que podía haberle hecho, no entendía por qué le realizaba precisamente esa.
—Bueno, suerte. —Sonrió—. Mejor me muevo, no puedo permanecer en el mismo lugar mucho tiempo, ya saben, los fans... se enteran de dónde estoy y me siguen como ganado. —Volcó los ojos y se retiró sacándoles miradas del más puro odio a sus antiguos compañeros de banda.
"No voy a perder frente a ti" pensó Sophie.
— ¡Evan! —La dulce y aguda voz de Grecia sonó casi tan fuerte como la música y abriéndose paso corrió hacia su hermano.
Evan cambió su expresión y sonrió sinceramente, como pocas veces hacía. Grecia llevaba una camiseta que le llegaba casi hasta los tobillos con el logotipo de la banda —"Waiting 4"— estampado en la parte delantera.
La levantó del suelo y recibió un beso de la suerte. Tiago esperaba a Grecia en la entrada, ella lo había arrastrado tras bambalinas para saludar a su hermano.
— ¿Las mayores te rechazan así que vas por las más pequeñas? —Ian le preguntó a Tiago con malicia, el muchacho le respondió con un gruñido.
—El grupo que todos estaban esperando: ¡Purple diamond! —Se escuchó la voz del presentador, y todos, incluyendo Sophie, se aproximaron al telón. El grupo que iba a tocar era el de Sherry Ducane, y sin duda, la mayor parte del teatro estaba lleno con sus fans.
Sherry era dueña del escenario, parecía que propiciaba uno de sus conciertos y su grupo fuese la banda de fondo.
Sophie se ponía más nerviosa, no tenía aquel dominio del escenario, a lo mucho esperaba mantenerse estática y limitarse a mover la boca, gesticular alguna palabra sería un completo logro.
El público emocionado estallaba en aplausos, sin duda la presentación de "Purple Diamon" era el plato fuerte de la noche, después de ellos, era muy posible que gran parte de la audiencia se retirase.
—Sophie, prepárate, ya nos toca. —La voz de Evan la sacó del trance, los nervios y las náuseas afloraron en ella; ya era su turno—. Yo cantaré la primera canción, tú la segunda.
— ¿Toco la guitarra? —preguntó nerviosa.
— ¡No, ni lo sueñes! —intervino Zack—. Al menos queremos tocar una canción bien, solo ponte atrás y mírate bonita.
— ¡No soy un adorno! —le reprochó.
—Tu guitarra está desconectada, trata de seguirnos, así parece que estás tocando —con más amabilidad habló Cristian y se dirigieron al escenario.
Como suponían, gran parte de los asistentes se retiraban, pero la mayoría permanecía, el lugar aún lucía lleno y eso hacía sudar a Sophie, quien insegura, rogaba logarlo, no hacer el ridículo y descalificar a la banda con su "no-actuación".
Las luces intensas la cegaban, todo se veía borroso, por inercia movía las manos sobre la guitarra y los sonidos eran confusos: una mezcla de la batería de Zack, la voz de Evan y los gritos del auditorio.
Aquella canción pasó como un flash, casi sin percatarse, Sophie ya se encontraba adelante, con la boca pegada al micrófono.
Los chicos de la banda lanzaron su último ruego y comenzaron a tocar.
Sophie permanecía estática mientras la música sonaba. Llegó su turno, todos estaban expectantes a que ella comenzara a cantar. La tensión la consumía, su mente se abrumaba, y entonces sucedió: Su cerebro pensaba en lo nerviosa que se encontraba, pero su boca se movía sola.
Miró a su lado, al parecer el sonido sí salía, puesto que Evan tocaba concentrado.
"¡No puedo creerlo, estoy cantando!" pensaba mientras su cuerpo se movía y la gente gritaba emocionada.
Su voz sincronizaba perfectamente con los instrumentos y se escuchaba lo suficientemente fuerte como para ser entendible. Cerró los ojos y continuó, solo concentrándose en las vibraciones de la melodía que se sentía en todo su cuerpo.
Imaginaba que sólo estaban ella y la música, y pese a que se soltaba cada vez más, prefería no abrir los ojos, un contacto visual con el público cortaría su inspiración.
De pronto, el sonido de los instrumentos cesó, solo escuchaba aplausos, no podía distinguir si eran muchos o pocos, emocionados o no, simplemente aplaudían y aquello era lo más similar que había vivido a uno de sus innumerables sueños.
—Muévete —Evan le masculló al oído y la arrastró fuera del escenario.
Lo primero que Sophie hizo fue correr a los brazos de Ian.
— ¡Lo hice! ¡Cante! ¡Logré hacerlo! —gritó en su oído.
— De hecho... vomitaste a la audiencia, luego te desmayaste y lo soñaste todo —le habló con decepción en su voz.
Sophie palideció ¿había hecho semejante ridículo?
—No es cierto. —Alan golpeó a Ian en la nuca y abrazó a su prima—. Si cantaste Sophie, y fue genial. Estuviste mil veces mejor que Sherry.
Sophie buscó en los rostros de sus amigos, todos le daban a entender que no había sido un sueño, lo había logrado y había sido estupendo.
—Estuvo bien —admitió Zack, sin querer reconocerlo—. No genial, pero bien, tienes una buena voz, te falta dominio del escenario, parecías un chihuahua a punto de ser devorado por un pitbull.
La muchacha hizo un mohín, pero su alegría no podía ser opacada con nada. Por primera vez, no le interesaba ganar, no con las intensas ganas de siempre. Había superado su miedo y aquello era más que suficiente.
Un último grupo tocó antes de la deliberación del jurado. Hasta Sherry se notaba ansiosa, su seguridad se había esfumado después de escuchar cantar a Sophie.
Finalmente, el presentador regresó al escenario, iba a anunciar a los cinco finalistas.
—Llamaremos a los cinco grupos finalistas antes de dar las posiciones —anunció abriendo un sobre—. ¡Purple Diamond! —Sherry se dirigió al escenario con altanería—. ¡Waiting for! —Sophie gritó tanto como si los hubiesen nombrado ganadores, en su primera actuación quedaba entre los finalistas, de nuevo las ansias por ganar afloraron, no escuchó a los otros grupos nominados, solo arrastró con entusiasmo a sus compañeros hacia el escenario.
Cinco grupos se mostraban ansiosos, pero sólo Sherry y Sophie se lanzaban miradas desdeñosas. Con un vocabulario visual, se retaban.
—El tercer lugar de la batalla de bandas patrocinada por la KTV, y gracias al auspicio de Coca Kolla energy.... —Sophie sintió inmensas ganas de patearlo ¿Por qué siempre tardaban tanto anunciando auspiciadores? ¿Qué no se daban cuenta que podían matarlos de los nervios?—. Es para: ¡Cheshire! —Un grupo se aproximó a recibir su premio. Evan mantenía las esperanzas, podían quedar segundos o primeros, o simplemente quedar entre los finalistas, pero lo habían hecho demasiado bien como para no llevarse un premio a casa—. El segundo lugar es para ¡Purple Diamond! —Tras el anuncio, las voces se callaron. Sherry se puso más pálida que un papel. Nadie se lo esperaba, desde el principio del concurso que el grupo de Sherry era considerado el ganador.
Anonadados, Sherry y su grupo recibieron el premio. Los aplausos escasearon, el público murmuraba.
Casi cinco minutos de suspenso y publicidades, crearon tensión antes de nombrar al primer lugar. Finalmente, el presentador pareció terminar de enumerar la lista de premios y patrocinadores y leyó el nombre del grupo ganador.
Thaly bajaba algunas compras del auto preguntándose cómo le iba a Sophie. El concurso iba a ser transmitido en diferido, y no quería ser inoportuna llamando a su hija.
—Dani, no cargues eso, es pesado. —Bajó la vista e intentó quitarle una bolsa a su hijo, quien la había acompañado.
—Papá dice que no puedes cargar peso todavía, y no es tan pesado —reclamó poniendo un gesto.
Thaly lo dejó, estaba en su etapa de: "soy un hombre, no me trates como niño". Bajó otra bolsa y una mano apareció de improvisto, soportando el peso de ésta.
Rápidamente elevó la vista y su corazón dio un brinco. Un sentimiento muy similar al pánico tomó posesión de su cuerpo.
—Hazle caso a tu hijo, la cicatriz de tu cesárea puede abrirse ¿Qué tu esposo no te debería ayudar? —le preguntó Bruno, contemplándola de una forma indescifrable.
Thaly no sabía qué hacer: ¿Gritar? ¿Escapar? ¿Hacerle frente? Lo seguro era que no tenía idea de qué hacía él ahí, según ella, él aún permanecía preso en Londres.
—Daniel entra a la casa —le ordenó, pero el niño no se movió—. ¡Hazme caso!
Daniel soltó la bolsa y permaneció cerca, no iba a dejarla, en caso de peligro correría a buscar a su padre.
—No le haré nada, sólo estoy de visita —dijo el hombre—. ¿Qué? ¿Me tienes miedo? —intentó acariciarle el rostro, pero ella retrocedió un paso.
— ¿Qué haces aquí? Se supone....
—Ya terminé mi condena —la interrumpió—. Dieciséis años pasan rápido, al parecer tú ni los notaste, es de esperarse, lo tienes todo. —Contempló la casa y volvió a centrarse en ella, disminuyendo el espacio entre ambos—. Con los años te pusiste más hermosa. Tus hijos varones no se te parecen mucho, pero Sophie sí, es igual a ti, al verla recordé todo lo que hemos pasado.
El miedo la consumió más, ¿Cuándo había conocido a Sophie? Sólo pensar que había estado cerca a ella le revolvió el estómago.
—Dudo que te importe a quienes se parezcan más mis hijos ¿Qué quieres? —Poniendo una pose altiva lo enfrentó, él no se atrevería a hacerle algo justo frente a su casa.
—Vine a darte un mensaje de Franz. Quiere verte.
Su corazón dio un vuelco al escuchar el nombre de su padre. Después de todos esos años, mantenía la esperanza de nunca más saber sobre él.
—Dile que no tengo nada que hablar con él —determinó cerrando la puerta de coche con la intención de entrar a su casa.
Bruno la agarró de la muñeca acercándola mucho hacia su cuerpo.
—Sabes que a él nunca se le dice que no. Tu papá va a enfadarse, mejor le haces caso. —Aspiró el aroma de su cabello mientras ella hacía el intento de separase—. No te tomará mucho tiempo, está acá cerca, donde estuvo viviendo estos últimos meses. —Le echó en cara, alejándola y sonriéndole torcidamente, sabía que ella entendería.
—Ian... mi padre es su tutor...
—Sí, ¿puedes creerlo? vivió tan cerca y no se dieron cuenta, deben prestarle más atención a sus vecinos. Hasta mi hijo creó fuertes lazos con los tuyos, sobre todo con tu pequeña princesa... es curioso, debieron ser hermanos.
Thaly se ensimismó con decepción en sus pensamientos. Todo ese tiempo habían jugado con ellos, sobre todo Ian, quien había utilizado a Sophie.
— Ian es tu hijo —afirmó retóricamente.
—Y debió ser tuyo también. Al menos quería hacerlo pasar como tuyo. ¿Ahora entiendes mi desesperación por casarme contigo? No podía tener a un bastardo, necesitaba una madre para mi hijo acorde a mi altura. Pero aún no pierdo las esperanzas. Nunca me olvidé de ti Natalia, puede que estemos juntos antes de lo que piensas —dijo finalmente, caminando pasivamente hacia la calle.
Abrazó sus hombros con la mirada perdida. Comenzaba a temblar. Tenía miedo, Bruno y su padre buscaban algo y solo quería mantenerlos lejos de su familia.
—Mami —la tímida voz de su hijo llamó su atención.
Daniel había observado todo, sin poder reaccionar, ya había estado por correr por su padre, pero se había detenido al ver que ese extraño hombre se alejaba de su madre.
—Dani escúchame. —Aún temblando lo tomó del rostro con ambas manos, obligándolo a escucharla—. Tengo que salir un momento, no le digas sobre esto a tu padre, nada de lo que pasó.
—Pero...
— ¡Júramelo! —lo cortó—. Es muy importante que esto se quede entre nosotros dos, ¿no vas a traicionarme verdad? —El niño negó con la cabeza—. Bien, dile a tu padre que olvidé algo en la tienda y tuve que volver, entra a la casa y no salgas —le ordenó por último y vigiló que el niño entrase antes de ir a reunirse con el ser a quien más pavor le había tenido toda su vida.
Chan channn,
Una pregunta: pueden ver los dibujos e imágenes que les dejo??? casi siempre pongo multimedia, pero me da la impresión de que no todos la ven
Recuerden que ya mañana borro mi vida un Show
Un beso enorme!!!
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro