Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

14. Oculto

Abrí los ojos.

Me encontraba en medio del bello paisaje de Los Jardines de Morfeo, donde, para llegar al castillo, tenía que pasar por su más preciado tesoro y creación. ¿Hace cuánto tiempo que existía? ¿Cómo se le ocurrió de hacer algo que se acercara tanto a la perfección? Si las personas existíamos desde tiempos inmemoriales, probablemente, este sitio ya existía para entonces. Era de ensueño y mágico. Me entraban ganas de cerrar los ojos y perderme entre las flores.

En el comedor, Emily comentó que, entre otras cosas que se habían estudiado en clase, acerca de los universos paralelos y el significado de este, recordaba haber hablado del mundo astral con Mar. Si relacionaba ambos conceptos, en el momento de dormir, mi cuerpo se iría al mundo astral, que, era un universo paralelo al nuestro dónde revivía mis vidas pasadas.

Había gran variedad de flores de todos los tamaños y colores. Algunas estaban más apagadas que otras. ¿Se morían? Cada una de ellas, tenía una luciérnaga que, posada encima, la hacía brillar; se podían ver sus luces amarillas en medio de la oscuridad. Los árboles y los arbustos se movían al compás del viento. Se podía escuchar las hojas bailar al son, siguiendo el ritmo que marcaba el viento. Era de noche. La luna decreciente sonreía desde el cielo. Había más nubes oscuras desde la última vez que estuve aquí, casi todo estaba cubierto. Se avecinaba una tormenta y un diluvio.

El puente de cristal se extendía delante de mí. No veía el final, por suerte, sabía adónde me conducía, sino mi corazón estaría intranquilo. Las vallas tan trasparentes, a veces, me hacían dudar si eran seguras, además de que lucían elegantes, lo cual, me recordaban a una época antigua, casi de un cuento.

Empecé a caminar. Sentía que me elevaba con cada paso que daba. Las montañas en la lejanía junto con el castillo aparecieron en mi campo de visión. Algunas luciérnagas que, hasta entonces, estaban posadas en las flores, me envolvieron e iluminaron el camino antes de viajar a algún lugar. Era una pena que no pudiera pararme a contemplar toda esta belleza, pero al menos, tuve la suerte de presenciarlo.

En cuanto me di cuenta, el castillo se cernió ante mis ojos mostrándose imponente y resplandeciente, no recordaba que fuera tan grande. Las paredes eran totalmente blancas con las puntas de las torres azules, y ¿La puerta amarilla y negra? Creía que solo era dorada. Las manchas que tenían un color carbón no había duda alguna, de que ganaban terreno, poco a poco, al otro color.

Algo estaba pasando. ¿Tendría relación con que, últimamente, hubiera muchas reuniones? No solo eso, también las apariciones, sobretodo, la de la persona encapuchada. Recuerdo que, cuando le señalé a Daniel la cámara de seguridad, me comentó que era para que no entre. ¿Quién? ¿De qué se estaban protegiendo? Todo lo llevaban en secreto los trabajadores del Castillo y Morfeo, suponía que era para mantenernos tranquilos, hasta que supieran bien cuál era la situación. Con la visión que tenía de estos seres, ¿Cómo podía calmarme?

Eché un último vistazo atrás. La noche oscurecía todo el paisaje en el que me encontraba, aunque aún podía ver las flores gracias a las luciérnagas que ayudaban a hacerlas brillar. Las estrellas formaban constelaciones, mantuve mi atención en ellas y pude ver finalmente a Sagitario, mi signo. Las nubes oscuras se habían empezado a formar en la cercanía, pero tenían un color violeta. Las veces que había estado sola en el castillo eran así. ¿Y si era un aviso de lo que pasaría? Hasta ahora el cielo había estado despejado. De repente, que aparecieran de la misma manera que aquellas apariciones con la persona encapuchada, no creía que fuera pura casualidad.

Inspiré el aire fresco. Me giré y miré la puerta del Castillo de Morfeo, perdía color lentamente. Mi intuición me decía que debía entrar. Antes de hacerlo, visualicé una de las charcas que había al lado mío. El agua brillaba en la oscuridad.

Abrí la puerta.

Dentro, la gente iba y venía de todos sitios. Algunos escuchaban los consejos de sus protectores, por así decirlo, mientras que otros conversaban con ellos. El tapón ya no estaba. Menos mal, me ponía de los nervios si me sentía atrapada.

Miré alrededor. La cámara de seguridad de vez en cuando parpadeaba, como si quisiera comunicar algo en código morse. Me daba la impresión de que se estaba quedando sin vida. Debía encontrar un momento en el que Morfeo tuviera un hueco libre para preguntarle acerca de las cámaras, y averiguar si mis sospechas eran ciertas. Todo parecía normal, pero el ambiente iba cambiando sin que se notara. La grieta, igual que la universidad, le quedaba un cuarto. Podía sentir el tic toc en mi interior, advirtiendo de que quedaba poco tiempo.

Se escuchó un trueno. Esto me sonaba. No podía ser, otra vez. Mi corazón empezó a latir con irregularidad. Una gota cayó al suelo en forma de señal, de lo que estaba por venir. Enseguida, le siguieron las demás. El viento susurraba amenazante. Las hojas de los árboles se movían en un extraño baile.

—¡Reunión! —ordenó Morfeo—. ¡En 2 minutos! —miró el reloj—. Os espero en el despacho —añadió mientras se iba. Los trabajadores asintieron.

Morfeo estaba cerca de la puerta de entrada, la que daba a la sala principal con Daniel, la chica que todo este tiempo había estado con Emily, y otros trabajadores.

—¡Morfeo! —grité lo mejor que pude. Cuando estaba a punto de desaparecer, se giró.

—Dime. Tengo que preparar las cosas para la reunión —informó con estrés y prisa, pero me miró con curiosidad.

—He visto que hay cámaras de seguridad. Si no es mucha molestia y cuando puedas, ¿Me podrías enseñar las grabaciones? —pregunté con preocupación.

Se hizo un silencio.

—¿Para qué quieres ver las grabaciones? —me devolvió la pregunta, atónito.

—Es para averiguar una cosa —contesté pensativa.

Hubo un silencio incómodo que me pareció una eternidad.

—Está bien. Cuando acabemos la reunión te lo muestro, pero no sé si conseguirás ver algo —se rascó la cabeza mirándome con interés. Percibí un poco de nerviosismo—. Me voy a preparar la reunión —se despidió.

Miré al grupo de trabajadores. Caminé hacia ellos, con la esperanza de que Daniel me viera y supiera que estaba aquí. Cada paso que daba, era más difícil, y el espacio que nos separaba se hacía más grande. La gente empezó a pasar por delante de mí. Intentaba no perder de vista donde se encontraba ese grupo de trabajadores. Seguir al rubio rizado que destacaba entre los demás, no me costó divisarlo.

Me pareció ver esa sonrisa que siempre tenía en los labios, tan característica de él. Avancé entre la masa que se había formado. Solamente me quedaban unos metros. Podía conseguirlo.

—¡Daniel! —levanté la mano para que me viera. Al oír su nombre se giró para ver quién le llamaba.

—¡Alaya! —me contestó sonriente extendiéndome la mano para estar a su lado. Me reí. Su cara era graciosa. Los demás que había en el grupo con él estaban atentos a la conversación.

Se hizo un silencio.

—¿Va todo bien? Últimamente tienes muchas reuniones —comenté con preocupación. Los trabajadores miraron a Daniel.

—Si, no te preocupes —sonrío poniendo una mano en mi hombro derecho—. Llevamos las reuniones con atraso, eso es todo — echó un vistazo rápido a cada uno de sus compañeros, y luego a mí. Se le notaba exhausto.

—Daniel... —empezó la que acompañaba a Emily.

—Lo sé. Tenemos que irnos —suspiró—. Nos vemos luego, Alaya —me miró con tristeza—. Perdona por no poder estar a tu lado estas noches —se disculpó antes de marcharse con los otros trabajadores.

Me quedé mirando como se marchaba. Sin duda, algo ocultaban con todo esto. ¿Sería por mi bien? Tal vez tuvieran miedo a algo o a alguien. Me acordé de las palabras de Daniel cuando le pregunté sobre la cámara de seguridad: Es para que no entre. ¿Quién? ¿Por eso había tantas reuniones urgentes? Tanto a Morfeo como a los trabajadores se les veía exhaustos y preocupados.

Un destello eléctrico hizo su presencia en el cielo, dejándome ciega por unos segundos. Se podía escuchar un buen diluvio caer. Cuando se fue la luz llamativa, pude ver que me había vuelto a quedar a solas con la oscuridad.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro