Capitulo 4: Ciudad de polvo y recuerdos
"El pasado es como una sombra que nos sigue, recordándonos los errores y las heridas que no podemos olvidar." - Khaled Hosseini
28 de junio del 2002.
—Madre, por favor, no quiero estar sola. —Una pequeña Helena, vestida con un overol rojo que le cubría las piernas, le hablaría a un cuadro de su mamá mientras las empleadas de limpieza sacaban las guirnaldas de su cumpleaños.
Años más tarde...
—Madre, por favor, dame fuerzas. —Una Helena, en plena juventud, estaría a segundos de desfilar en la pasarela de Versace, convirtiéndose en la modelo más joven en desfilar para una compañía de ese calibre—. Eres una diosa absoluta. —La chica de apenas 15 años toma un shot de tequila, y sale a su trabajo.
Los escombros de un antiguo Partenón griego dejan una cortina de polvo sobre la ciudad de Atenas. Un brazo sale de las piezas duras de concreto y las mueve para seguir sacando todo su cuerpo, mientras la figura robusta se eleva de las cenizas, toma al diminuto Tristán en sus brazos. Holden era un chico atractivo, tenía el cabello de color castaño claro y sus ojos vislumbraban un tono ambarino bajo la luz del sol. Este levantó de un tirón a Helena.
—Muchas gracias —dice la pelirroja, con un tono de confusión. Saber que tuvo que recibir ayuda dos veces fue humillante.
El templo sagrado volvió a la normalidad, con una apariencia vetusta y deteriorada; las columnas agrietadas y el suelo corroído.
—¿Alguien recuerda lo que sucedió? —Helena se acomoda el cabello, y deshace los nudos creados por el trasiego.
Los jóvenes se encuentran en medio de los escombros de lo que fue ataque aéreo desatado por los demonios. Los recuerdos se mezclan en su mente, y no pueden precisar cómo, pero de alguna manera, lograron regresar al plano astral. Liam, aunque aún sufre una jaqueca intensa producto del enfrentamiento, sabe que no puede dejarse llevar por el dolor. Él es el líder del grupo, y todos miran hacia él en busca de guía y protección.
—Chicos, debemos organizarnos y contactar con los dioses para saber cuál es nuestra próxima misión.
Todos se dan vuelta y lo miran con cara de desconcierto.
—Entiendo que por lógica creas que eres el nuevo líder, ganaste la prueba de seguridad contra Elena. Sin embargo, ninguno de nosotros te conoce y si somos lóg... —Tristán es interrumpido por una avalancha de polvo; de donde sale el chico moreno con camisa floral.
—Básicamente nos conocemos desde hace horas y ya quieres empezar a liderar. Si vamos a estar juntos por la eternidad, supongo que lo mejor sería que nos conozcamos antes —comenta Aquiles con dificultad, por el polvo navegando por su tráquea.
Parece que nadie está en desacuerdo con Aquiles, aunque tampoco pueden decir mucho con la conmoción cerebral que tienen.
—Mi nombre es Aquiles y nací en la ciudad autónoma de Buenos Aires, soy Cáncer, me gusta el color rosa... —No encuentra las palabras para hablar de sí mismo, pero sí puede notar el acecho de los demonios.
Los 6 semidioses notan la presencia de los individuos con apariencia escalofriante, y se escabullen entre columnas. Cuando finalmente llegan, comienzan a correr por los suelos rocosos de la montaña, hasta bajar a la ciudad de Atenas donde toman un descanso.
—Okey, si alguien tiene un plan para ir contra esas criaturas sueltelo ahora, soy muy joven para morir —Aquiles interpola la palabras en su voz temblorosa.
Helena toma el mando, y se pone delante de todo el grupo. Sin embargo, esta no se espera chocar con su nuevo rival, Liam—. Creo que deberian seguirme a mi, soy una mujer con mucho mundo .
Liam lanza una mirada a la pelirroja con cierta aversión hacia su persona. Su mamá decía que cuando alguien te caía mal, lo mejor es ignorar su existencia, así que eso hizo. Junto a las gemelas y Aquiles, el chico siguió su paso ignorando por completo los gritos de Helena.
—¡No me oyeron! —Prosigue a hacer un berrinche, que se interrumpe por ella misma, cuando recordó que unas criaturas de 2 metros y dientes afilados los persiguen.
El pueblo de Atenas es un lugar turístico muy bello, lastima que ahora mismo necesitan un escape, no un enriquecimiento de cultura. Finalmente en el anochecer de un dia alborotado, el grupo entero pudo bajar con la civilización.
—No me considero un ladrón pero, ¿y si robamos un auto y nos largamos de este lugar a la ciudad más cercana? —Aquiles siempre sigue la ley al pie de la letra. Cuando sos un inmigrante en Estados Unidos debes tener el doble de cuidado que una persona nativa. Pueden matarte por actuar de forma agresiva, solo porque no eres lo suficientemente blanco para enojarte.
—No creo que sea necesario, simplemente le pediré el teléfono a alguien de estos amables civiles y llamaré a mi jet privado. —Helena toca el brazo de una señora de aparentes 60 años, con un vestido de estampado verde—. Disculpe señora, quería saber si contaba con un celular o un teléfono de línea.
La joven abuelita hippie que parece no matar una mosca, otorga el silencio y empieza a mostrar una macabra sonrisa; sus labios, se ven delineados por una fila de afilados dientes color marfil. Lo más turbio de la escena no es su expresión macabra, ni tampoco las moscas que rodean su cabello enmarañado. Lo escalofriante aparece cuando lentamente su cabeza gira 360 grados hasta desprenderse de su decrépito cuerpo y dar a luz varios tentáculos color escarlata que se mueven ágilmente hacia todas direcciones.
—¡Corran! —Las palabras de Liam se convierten en órdenes y todos comienzan a huir despavoridamente hacia donde su mente razona una buena escapatoria.
Holden es el único con un razonamiento rápido, y de forma hábil, rompe la ventana de una camioneta, reuniendo a todos con un silbido para que entren al automóvil todo terreno. El vehículo tenía un chasis robusto y los neumáticos grandes le otorgaba más distancia al suelo.
—¿Alguien sabe como conducir? —preguntó el chico robusto frente al volante.
—Conduce de una vez. —Helena pone segunda, arranca el auto, y salen disparados hacia la señora con aspecto terrorífico. Esta sobrevuela y cae en la ventana delantera, mientras babea ácido fluorhídrico sobre el vidrio laminado y lo corroe.
Helena incluso bajo presión, intenta actuar rápido y mueve brusco el volante, con el fin de que el demonio con apariencia de abuela, caiga al suelo—. No te quedes así fortachón, aprieta reversa. —Cuando finalmente la mujer cae al suelo, la camioneta avanza y con la orden de la pelirroja mandona, Holden retrocede y aplasta la cabeza del demonio, la cual mancha sus ruedas de un líquido verde fosforescente .
—Bueno, los invito a mi casa en Londres. Pero antes necesitamos viajar a un lugar cercano sin demonios y teléfono con señal —Con todos aún shockeados por lo sucedido, Helena actúa de forma normal. Sus palabras estaban superpuestas de unos fragosos jadeos
—A ver, según este mapa...¿Quien quiere un viaje de 12 horas?
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