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Prólogo

En Britannia hace más de 3,000 años... La Guerra Santa daba inicio. El clan de la raza de los Demonios se encontraban arrasando con la según “victoria” en ese momento para ellos, destruyendo sin ningún cuidado cualquier lugar de las restantes 4 razas.

El Rey Demonio, convencido de poder llevar a la victoria por fin consigo, mandó a sus hijos para acabar con algunos miembros de la raza de las Diosas qué estaban diavulgando cerca de ahí. Ingenuo, pensando que nada podría pasar para ponerlo en desventaja, no se podía imaginar lo que pasaría ese día con uno de sus hijos.

Shadow, el hijo mayor y heredero a ser el próximo Rey Demonio, fue mandado aparte para acabar con las Diosas qué se encontraban cerca del Bosque del Rey Hada, mientras su hermano menor fue con la raza de los humanos. Sin rechistar, fue a cumplir su deber inmediatamente yendo hacia el bosque.

—¡Uno del clan demoníaco! — exclamó un miembro de la raza de la raza de las Diosasa al visualizar las alas oscuras y percibir el aura oscura que emanaba él ébano. —¡Rápido, acaben con él antes...

Sin poder completar su frase, la deidad fue silenciado en un movimiento rápido con la espada atravesando su pecho. La sangre no tardó en salir y derramarse, el cuerpo cayó sin más tiempo.

Los gritos de los demás que se encontraban allí no se hicieron esperar, pero igual sin tener la oportunidad de pelear o defenderse, sus últimos alientos fueron arrebatados por las manos del erizo azabache.

—Tch, Diosas inútiles y inservibles... Que asco. —soltó con enojo mientras miraba los cuerpos sin ninguna emoción de las mencionadas integrantes de aquella raza.

Iba a darse la vuelta y irse de ese lugar para contarle a su padre sobre su logro, pero paró en seco antes de hacerlo al percatar una presencia pura y poderosa detrás suyo. No tan lejos, pero pudo sentirla.

Sin pensarlo dos veces, activó su marca demoníaca para correr con su espada a la defensiva y dirigirse aquél lugar donde provenía la majestuosa presencia qué sentía.

Por el otro lado, un erizo cobalto se dirigía con preocupación notable en su rostro hacia una integrante de los suyos, quién se encontraba muy lastimada y al borde de la muerte.

Al estar cerca, se agachó hasta quedar de rodillas e cerca de la deidad, la cual intentaba mirarlo con claridad.

—Tranquila, te curaré y te sacare de aquí para llevarte con los demás. — el erizo mostró una sonrisa acogedora mientras usaba su poder mágico para sanar las heridas de la Diosa.

—Jovencito Son... — la diosa susurró por última vez, cerrando sus ojos en el proceso y sin poder terminar su nombre, dejando al azulado con algunas lágrimas en sus ojos con la marca de la raza de las Diosas.

—Perdóname, no pude ser capaz de salvarte a tiempo. — apretó sus puños de la impotencia al mismo tiempo que mordía su labio inferior, pero rápidamente negó con la cabeza y miró hacia el frente.

No tenía tiempo para seguirse lamentando, había más de sus compañeros siendo torturados e masacrados, y sino se daba prisa, seguramente no podrá salvarlos.

Se limpió sus lágrimas con rudeza y mostró sus alas para irse volando de allí. Se suponía que tenía que dirigirse hacia la aldea de algunos humanos que se encontraba cerca, pero un aura maligna y con un poder mágico tenebroso lo hizo desviarse del lugar.

Inconscientemente no se dio cuenta de su decisión, hasta que pudo sentir la presencia cada vez más cerca de donde él se hayaba.

Paró de inmediato al ver el demonio debajo suyo con algunos centímetros de diferencia debido a que él estaba levitando. Sin darse cuenta, su marca de Diosa en sus desapareció y en su lugar unos hermosos orbes esmeralda aparecieron remplazando la marca de las Diosas.

Shadow por su parte, quedó cautivado on lo que veía; la belleza de aquel erizo era atrayente y hermoso. Sintió sus corazones later en una absurda rapidez que seguramente le iba a provocar gracia a su hermano si se lo contaría.

Ambos erizos se quedaron observando a su enemigo:
No sentían ganas de atacar o algo parecido, solamente en su lugar, tenían una sensación acogedora cálida y emocionante. No sabían lo que trataba, pero al parecer sus corazones si, y sabían lo que le provocaba.

Los dos, se sonrojaron inmediatamente al ver que el contrario todavía seguía observandolo agachando sus orejas en el proceso. Al azabache su marca demoníaca se desvanecia y sus ojos carmesí daban paso en su lugar. Sintiéndose seguro y sin ninguna intención mala de por medio.

Quedaron mirándose fijamente por unos minutos más, hasta que Sonic aterrizó frente a frente, con algunos centímetros de distancia entre sus rostros.

—Hola... — saludó de manera tonta y en una situación "hipnotizante" el ónix, recibiendo una mirada sorprendida por el contrario.

Se estremeció al ver y oírlo reír, se encontraba cerrando sus ojos y su mano tocando sus labios tratando de contener su risa. En ese momento, su pecho se contagió por la alegría que emanaba su enemigo.

Esa risa era suave, linda y para nada le generó molestia alguna. De manera inmediata, sintiendo sus mejillas sonrojarse soltó una risa de manera tonta y tratando de disimular.

El de ojos verdes paró de reír, mirándolo otra vez pero conservando una sonrisa hermosa y cálida en sus labios. El demonio al verlo así, agachó un poco más sus orejas y sintiendo su cola menearse, apenado por el sentimiento que aparecía en su pecho.

—Hola. — saludó de vuelta el de alas, con algo de timidez ladeó su cabeza con la sonrisa intacta, observando como el azabache quedaba átonito al oír su voz.

Su voz demostraba perfectamente el tipo de persona que es; alguien amable y gentil, teniendo un carácter fuerte e optimista. Con un buen corazón y fiel a seguir, fácil de confiar.

No sabía cuanto tiempo se le quedó mirando, hasta que un estruendo se escuchó detrás suyo y recapacitó sus pensamientos.

Aparentemente el contrario supo lo que planeaba hacer, y al instante agarró su brazo provocando qué el azabache lo mirara con asombro.

—Espera, si vas ahí te matarán... — desvío su mirada esmeralda hacia otro lugar, aún con su agarre en el brazo del demonio. Sin percatarse que aquello sonrojó el rostro completo de su enemigo, quien se veía tonto en ese momento con la boca entre abierta —. ¡Ya sé! Ven conmigo, conozco de un lugar dónde no nos encontrarán.

Antes de que la Deidad se diera cuenta de su rostro rojo como tomate, se apartó de un golpe y agachó su rostro conteniendo sus ganas de gritar.

El azulado lo miró preocupado, pero su mirada cambió a una de entusiasmo al oír su respuesta.

—¿Dónde, me llevarás?

—Sígueme y lo descubrirás. — ese comentario consiguió que el demonio lo viera con una ceja alzada, pero rápidamente se reincorporó al ver que el ojo esmeralda descubría y movía sus alas para volar. — Es un lugar hermoso, te gustará.. ¿Unas carreritas?

Sin esperar respuesta, se elevó con rapidez hacia el cielo. Y en un instante cuando iba a girar su rostro hacia abajo, el azabache lo seguía de lado sin expresión alguna, pero manteniendo su mirada alejada de la suya, con obvia pena.

Eso lo hizo sonreír más grande, al parecer ese demonio no era tan malo como los demás de su clan, y apenas lo iba a averiguar. Es más, le provocaba cierto interés..

—¿En serio eres el hijo del Rey Demonio? — asombrado, se acercó más hacia el azabache, quien desviaba la mirada y rascaba sus púas traseras con una mueca.

—Sí, bueno, de hecho soy “el gran y temible Shadow”, no sé cómo no tenías idea, si hasta los de tu me raza me temen. Además, eres hijo de la Deidad Suprema, en algún momento debías de haber escuchado sobre mí.

Sonic soltó un bufido mientras extendía sus brazos y se recostaba entre ellos, cerrando un ojo en el proceso.

—Bueno, sí, oí sobre ti y claro que te conozco, — hizo una breve pausa para dirigir su rostro hacia el demonio y mostrar una sonrisa completa —, pero no pensaba que serias alguien distraído y sobre todo amable.. Por no decir tonto.

Shadow soltó un gruñido al oír lo último, lo que provocó que el azulado soltara una carcajada sin descaro de disimularla.

—¡No soy tonto! Soy el demonio más temible, fuerte y poderoso de todos después de mi padre. — aquello ocasionó que la risa del oji esmeralda empeorará, para lo cual ya estaba medio molesto.

—¡Pero si pareces un cachorro indefenso! —ante eso ocasionó un sonrojo leve, con el ceño fruncido y harto de escucharlo burlarse de él, se abalanzó y cayó arriba suyo.

Aquel acto hizo callar a la Deidad de golpe, con un sonrojo visible en sus mejillas empezó a ponerse nervioso por la posición que se encontraban.

—¡Q-quítate de encima! ¡Me vas aplastar! — reclamó, de inmediato el azabache se apartó un poco, poniendo sus palmas a cada lado de la cabeza del cobalto, quedando frente a su rostro.

Sé sintió orgulloso al ver el sonrojo y nerviosismo del contrario, pero no deshizo sus cejas fruncidas.

—Que te quede claro que podría haberte aniquilado cuando nos vimos. —murmuró aún con el rostro enojado, pero lo relajó y en cambió mostró una sonrisa sincera —. Pero no lo hice, ya que te veías como una presa fácil y no me gusta lo fácil.

El contrario rodó los ojos con ironía y evitó el contacto visual con el demonio, quien seguía en esa posición consigo sin intención de apartarse.

—Bien, ¿ya podrías quitarte de encima? Me causa algo de pena verme así, y me agobias...

—¿Y por qué debería? Para mí, te ves excelente en ésta posición. — sonrió arrogante, pero lo que recibió a cambio fue un pequeño golpe en su nariz lo cual provocó que se levantará adolorido y agarrando su nariz en el proceso —. ¡Ey!, ¿y ese maldito golpe qué fue?

El de alas divinas se sentó y solamente frunció sus cejas con un puchero mirando hacia otro lado con el mentón levantado. Si, estaba haciendo un berrinche.

—Eso te pasa por no hacer caso y insinuar que no haré nada para apartarte de mi, e también que era una presa fácil. — cruzó sus brazos mientras seguía en su berrinche, pero lo único que recibió del demonio fue una carcajada. Indignado, miró a su dirección con algo de furia —. ¡Oye, no te rías en mi momento de sufrimiento!

Pero el demonio seguía riéndose, sonriendo en el momento. La deidad al verlo, relajó su expresión y con un pequeño sonrojo se unió a la risa.

En ese día, los dos que se suponía que eran enemigos y rivales, se hicieron cada vez más cercanos. Cada día, se veían en las ruinas de un teatro celestial, siendo escondidos por las nubes y lo alto del lugar. Así que no corrían ningún riesgo en verse cada vez que podían.

Sus sentimientos por cada uno iban creciendo y creciendo, sin retenerlos, sus ganas de permanecer con el otro también, teniendo el sentimiento de protegerlo de cualquier mal, solo por tener su amor y correspondimiento del contrario.

Justo ese encuentro inesperado, cambiaría sus destinos por completo... Y el final no acabaría tan bien para los dos. Convirtiendolo en un sufrimiento sin parar.

“En un lugar donde todo era guerra y nuestras razas enemigas, nuestro amor no era ni sería aceptado.”

X, prólogo de nuestros dos erizos en el pasado. Ya dentro de poco tendrán el primer capítulo y empezará la verdadera aventura✨.

¡Espero les haya gustado! Hasta aquí me voy, en la próxima actualización nos veremos🙆

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