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CAPITULO 5

Lana

Maldito hijo de puta.

Puta madre.

Malparidos sean todos.

Esas son unas de las tantas palabras que logro distinguir que Gabe está gritando antes de que sea trasladado hacia la enfermería.

Aunque sea, la mayoría de aquí no saben español.

Miro a Andrew Doorman, el entrenador y mi jefe, quien me da la indicación para poder ir a donde está mi hermano. No dudo dos veces en correr hacia donde él está. En cuanto llego a la enfermería, Gabe está allí mientras el doctor le está inspeccionando el tobillo.

Juro que no sé cómo pasó esto. Por un momento todo estaba bien, pero de repente Rogers se acercó a mi hermano y algo pasó que hizo que Gabe se hiriera.

Tomo la mano de mi hermano mientras ambos esperamos el resultado que le dará el doctor. Gabe no me ve, pero aprieta mi mano al momento que el doctor le da un pequeño golpe a su talón.

-Voy a presionar la parte lastimada, me vas a decir del uno al diez que tanto duele cuando la presiono ¿entendido? -el doctor le indica.

Gabe asiente con la cabeza antes de que el doctor empiece a tocar la base de su pie.

-Cuatro -Gabe le responde.

El doctor presiona por su talón.

Mi hermano aprieta mi mano más fuerte.

-Siete.

Sigue por su tobillo.

-Mierda... Diez -Gabe le responde.

-Ya veo... -él doctor deja en la camilla el pie de mi hermano -. Necesitamos hacerle una revisión, pero por el momento todo parece indicar que es un esguince de tobillo. Tenemos que esperar a que te hagan una radiografía para saber que tan grave es.

-¿Qué conlleva un enguince de tobillo? -le pregunto.

-Esguince -el doctor me corrige -. Cuando Gabriel cayo, tuvo que hacerlo de una manera anormal que causo que sus ligamentos se desgarraran ¿Ven como el tobillo está cambiando de color? -ambos notamos como el tobillo de mi hermano está volviéndose morado -. Ya se está empezando a inflamar, vamos llevar a Gabe a hacerse la radiografía lo antes posible para saber que tan grave es el desgarre.

-¿Podré volver a jugar?

El doctor lo ve por un momento antes de suspirar.

-Vamos a esperar los resultados primeros, voy a llamar a una enfermera para que te lleve al cuarto de radiografía.

Ambos asentimos hacia sus palabras antes de que él se vaya.

-Gabe...

-Mi carrera está arruinada -Gabriel me interrumpe.

-No digas...

-No voy a volver a jugar.

-Eso no...

-¿Ahora qué hago con mi vida? Sin esto no soy nadie, Lana.

-Gabe...

-Voy a morir, sin el baloncesto voy a morir. Me volveré esos viejos que gritan a los niños que juegan cerca de sus casas porque no pudieron cumplir sus sueños y...

Gabe se calla cuando le doy una cachetada.

-¿¡Por qué fue eso!?

-Para que te callaras y me escuches -le digo.

-¿No podías hacerlo de una manera más suave?

-Trate y no escuchabas -me cruzo de brazos -. Ahora, vas a escucharme Gabriel Fernando Díaz Ramírez -le señalo -. Vamos a esperar los resultados, y vamos a escuchar las recomendaciones del doctor. Vas a volver a jugar porque no hay una forma que puedas quedarte quieto el resto de tu vida, pero vamos a ir un paso a la vez -le agarro el rostro -. Vamos a salir de esta, juntos.

Gabe me queda viendo un momento antes de abrazarme.

-No sé lo que haré si me dicen que no puedo jugar más, Lana.

-Nos preocupamos de eso cuando llegue el momento, Gabe -le digo acariciando su espalda -. Si mamá nos viera ahora estaría orgullosa.

Mi comentario le hace soltar una risa antes de separarse.

-Tal vez debamos tomar una foto así, la calmaría de la escena que vio en la televisión.

-¿No ha llamado?

-No sé, mi celular está en los casilleros con mi ropa.

-Y yo deje el mío con mi bolso -suelto una pequeña risa -. Sabes que nos va a matar cuando la encontremos ¿verdad?

-Yo tengo mi excusa que no puede matarme porque estoy lastimado ¿Cuál es la tuya?

-¿Estar al lado de mi hermano en esta situación difícil no es suficiente excusa?

-No, mamá no va a estar contenta con solo eso -me dice - ¿No recuerdas la fiesta de año nuevo?

-Ni me lo recuerdes, no vuelvo a ayudarte a pasar tu guayabo a costa de esperar el regaño de mamá.

Gabe se ríe de mi comentario antes de que la enfermera llegue para llevar a Gabe.

-¿Gabriel Diaz? Ya está todo listo para la radiografía -la enfermera se acerca con una silla de rueda.

Gabe asiente antes de voltear a verme. Yo lo ayudo a salir de la cama y sentarse en la silla.

-Ve, estaré esperándote -le digo -. Voy a buscar mi celular para hablar con mamá.

Él asiente con la cabeza antes de irse con la doctora.

Cuando camino hacia el bolso, me permito ver el marcador. Ya se acabó el primer tiempo, los tiburones tienen 34 puntos mientras que nosotros estamos ganando con 40 puntos.

Sigan así chicos.

En cuanto encuentro mi bolso, saco mi celular que tiene veinte llamadas perdidas de mi mamá.

Oh no.

La llamo al instante, sus gritos son los primeros que me reciben.

-Alana Sofia Diaz Ramírez ¿¡Tienes alguna idea de lo preocupada que estaba!? Tu mamá no tiene treinta o cuarenta ¡No puedo aguantar tantas cosas! ¡Tu hermano es empujado en televisión y ninguno de los dos pensó en llamarnos! ¿¡Cómo está tu hermano!?

Mantengo el celular lejos de mi oído mientras escucho sus gritos, cuando siento que ya termino le informo la situación que me dijo el doctor.

La escucho suspirar.

-Por favor, ten el celular en la mano e informarme sobre lo que el doctor diga.

-Lo haré, mamá, no te preocupes.

-Me pides lo imposible, cielo.

Sonrió a sus palabras, pedirle a mi mamá que se relaje ahora es como pedirle a un cerdo que huele.

Por el rabillo del ojo veo que llegan Connor y Nick a la sala de la enfermería.

-Mamá, te llamo más tarde, los chicos llegaron a ver cómo está Gabe.

-Esta bien, no olvides llamarme en cuanto tengas los resultados.

-Lo hare, chao.

Cuando la llamada con mi mamá termina, me centro en Nick y Connor. Ambos están sudados luego del primer tiempo del partido.

-¿Cómo está Gabe? -Connor pregunta en cuanto llegan.

-No sabemos nada aún, apenas lo llevaron a hacerse una radiografía.

-Sí, parece que tiene algo en el tobillo. Un escingue.

-Esguince -Nick susurra.

-Eso.

-¿Aún no lo han traído?

Abro la boca para decirles que no, pero en ese momento Gabe llega con la enfermera que lo llevó.

-Aww, mira Bea, tengo visita.

-Así veo, señor Diaz.

-Oh, vamos Bea, me haces sentir más viejo de lo que soy.

-Es bueno ver que la caída no hizo perder tu humor -Connor le dice.

Gabe le sonríe, pero sus ojos me miran por un momento. Si tan solo lo hubieran visto unos minutos antes, no pensarían eso.

Eso es típico de mi hermano, deja que el humor haga su trabajo para que la gente no le pregunte cosas incómodas. Se puede decir que su humor es su forma de sobrellevar las cosas.

-Bea no pudo resistirse a mis encantos ¿verdad? -Gabe le pregunta a la enfermera.

-¿Qué tal si dejamos a la pobre muchacha que se vaya a hacer su trabajo? -le pregunto a mi hermano mientras los chicos lo ayudan a acostarse en la camilla.

-No se preocupe, señorita Diaz, igual ya debería irme -me sonríe -. El doctor estará aquí en quince minutos con los resultados.

-Justo a tiempo para el segundo tiempo -Gabe susurra.

-¡Gabriel! Lo que menos te debería interesar es el partido -le reclamo.

-Por el contrario, eso es lo que me mantiene cuerdo ahora mismo -dice antes de ver a los chicos -. Sigan así, ahora más que nunca quiero que acaben con los tiburones de Atlanta.

-Están jugando duro, no te mentiré -Nick le dice -. Ahora más que tenemos a uno de nuestros mejores jugadores aquí.

-Sí, además de que pusieron a jugar a un nuevo pívot -Connor comenta -. Lockwood, el novato de los tiburones.

-Lo he visto jugar antes, no es la gran cosa -mi hermano comenta.

Los chicos siguen hablando sobre el partido, parece agradarle el tema a mi hermano porque está mucho más animado de lo que estaba hace unos minutos cuando apenas llegó.

No tarda mucho en que el doctor llegue, todos nosotros (a excepción de Gabe) nos levantamos de nuestros asientos.

El doctor nos regala una sonrisa antes de saludar a los chicos.

-Los resultados están listos, Gabriel ¿quieres escucharlos en privado o...?

-No, doctor, lo que quiera decir, dígalo con mi familia presente.

Sonrío ante las palabras de mi hermano antes de agarrar su mano otra vez. Él me ve por un momento antes de apretar la mano y mirar otra vez al doctor.

-Está bien, tal y como lo predije, es un esguince de tobillo. Sin embargo, no es tan grave cómo temía -nos dice -. Tus ligamentos están torcidos y algunos están estirados. Tuviste suerte que ninguno se rompiera. Necesitarás un tratamiento sencillo, y, si sigues al pie de la letra cada parte, podrás volver a jugar.

Todos en la sala dejamos soltar un suspiro.

Mi hermano podrá volver a jugar.

Su carrera no está perdida.

Miro a mi hermano quien tiene una sonrisa tan grande cómo un niño en la noche de navidad.

-Vale ¿Cuál es el tratamiento?

-Necesitas empezar a hacer fisioterapias lo antes posible, el equipo puede darte una lista de los mejores que hay en Chicago.

-Vale... ¿Cuántas semanas antes de que pueda volver a jugar?

El doctor empieza a negar con la cabeza.

-No, Gabriel, el tratamiento requiere que te mantengas en reposo aunque sea por dos meses. Dos meses en donde harás solo fisioterapias constantes, después de los dos meses podemos evaluar cuánto demoraron en entrar a jugar. Eso sí, con indicaciones necesarias.

-Creo que no le entendí bien... ¿¡Dos meses!?

-Sé que suena mucho...

-¡Es el resto del año!

-Y si quieres jugar para las eliminatorias, entonces harás caso a las indicaciones -el doctor le dice -. Gabriel, sé que no son las mejores noticias, pero agradezco que tienes la oportunidad de volver a jugar durante la temporada.

-Si tengo suerte.

-Si sigues las indicaciones -el doctor le corrige -. Te anotare algunos medicamentos que necesitarás, mientras esperamos a que inicies las terapias, necesito que te apliques una crema en ese tobillo y hielo para que desinflame ¿vale?

Gabe lo ve por un momento antes de asentir con la cabeza.

El doctor sale de la sala, dejándonos solos otra vez.

En cuanto sale, mi hermano choca su cabeza contra la camilla mientras cubre su rostro con las manos.

-¡Todo el año en un puto reposo! -bufa antes de quitarse las manos -. No lo puedo creer, todo por culpa de Rogers.

-Sé que no es de mucho consuelo, pero aunque sea recibió suspensión por el resto del partido -Nick le dice.

-A además de que lo están destrozando en redes sociales.

-Algo es algo -Gabe susurra antes de sacudir su cabeza -. Es mejor que regresen, chicos, ya dentro de poco es la segunda mitad.

-¿Seguro, Gabe? -Connor le pregunta.

-Sí, necesito que acaben con los tiburones de Atlanta por mi.

Ambos le sonríen antes de despedirse de él.

Nos quedamos otra vez mi hermano y yo solos.

-Dos meses... ¿Cómo voy a aguantar tanto, Lana?

-Dos meses se pasarán rápido, ya veras.

-¿Y si no puedo jugar enseguida? ¿Si pierdo las eliminatorias de esta temporada?

-Gabe, eso no pasará -le aseguro -. Además, siempre estarán las de la próxima temporada.

-¿Y si ya el entrenador no me quiere para la próxima temporada? ¿Qué voy a hacer, Lana?

No puedo evitar soltar una risa por su preocupación.

-¿En serio crees que Andrew Doorman va a soltarte así de fácil? Por favor, Gabe, ese hombre te necesita en el equipo -le sonrío -. Ustedes son cómo... Batman y Robin, no hay forma que el entrenador no quiera que estés en la próxima temporada.

-Pero...

-No, no más bobadas -le interrumpo -. ¿Recuerdas lo que te dije? Un paso a la vez. Ahora lo importante es conseguir a tu fisioterapeuta y recuperarte. Después veremos lo que haremos.

Gabe me queda viendo por un momento antes de sonreír.

-¿Cuando creciste tanto, Lanita?

-No me llames así. Solo abuela Mariana me llama así -le recuerdo -. Crecí mientras me cuidabas, Gabe... ahora es mi labor cuidarte.

-Lana...

-No digas más, tú puedes ser el mayor, pero los dos sabemos que yo soy la paciente aquí.

Gabe ríe ante mi comentario.

-Ahora -le digo mientras agarro el control del televisor de la sala - ¿Quieres ver cómo acabamos con los tiburones de Atlanta?

-Enciende eso rápido, hermanita.

***

El regreso a Chicago es... una batalla.

Esa es una forma de decirle.

Desde el momento en que Gabe llegó a su apartamento, me encargue de revisar la lista de fisioterapeutas en la ciudad.

Mamá y papá nos llamaron cuando estábamos en el carro, nos dijeron que iban a venir en cuanto pudieran.

Es por eso que ellos están ahora con Gabe en la sala, ya que mi hermano se rehúsa a ir a acostarse en su habitación.

Gabriel como hermano y amigo es lo mejor... Gabriel cómo paciente es algo muy distinto.

Compadezco al alma que se encargará de su recuperación.

-¿Qué haces, cielo? -mamá llega con dos platos de sopa vacíos -. No has tomado la sopa que hice, ya se enfrió.

-La calentaré más tarde, mamá, ahora estoy tratando de encontrar a un buen fisioterapeuta para Gabe. Los dos que ya llame están ocupados hasta para el próximo mes -suspiro.

-Estoy segura de que encontraras a alguien -ella me asegura antes de recoger mi plato -. Por el momento voy a calentar esto y espero que si lo comas esta vez.

Le regalo una sonrisa en señal de agradecimiento antes de intentar llamar a la tercera opción, pero antes de que pueda marcar, tocan en el apartamento de mi hermano. No dudo en levantarme para atender.

Cuando la abro, no me sorprende en lo más mínimo a quien me encuentro.

Nick está aquí, junto a su familia.

Su mamá, su papá, y sus dos hermanos.

-Nick... que sorpresa.

Si, trata de parecer más tranquila, Lana.

-Sí, traté de llamarte para decirte que íbamos a pasar por aquí, pero tu celular no contestaba -Nick me dice.

-He estado llamando a los fisioterapeutas de la lista que nos dio el doctor.

-Yo le dije que me podía ocupar de eso, pero como siempre mi hermanita no escucha razones -la voz de mi hermano se escucha desde la sala.

-¡Y yo te dije que debes reposar! -sacudo la cabeza antes de volver a dirigirme a Nick y su familia -. Adelante, mis padres están en la sala.

Mientras la familia de Nick va entrando, estos me están abrazando al mismo tiempo. Primero es su mamá, Sheila Hills, quien me da un abrazo tan fuerte que casi me deja sin respirar. Después de ella, su padre entra, Jason Hills, quien me da un abrazo más rápido.

Conocí a los padres de Nick en el primer partido que vi en vivo de mi hermano. Los padres de Nick y su hermano menor, Aiden, estaban a mi lado. Ambos conversamos durante las pausas y al poco tiempo me hice buena amiga de su hermano, aunque casi no hablamos por redes sociales, cada que nos vemos se encarga de sacarme una conversación de una manera u otra.

-Hasta que te dejas ver, Diaz numero dos.

-Lo mismo te digo, Hills numero dos -le respondo con una sonrisa.

Ambos somos hermanos menores, tenemos que permanecer unidos, o eso fue lo que Aiden me dijo después de nuestra primera conversación.

Luego de que Aiden entra distingo a un niño de diez años con su pelo largo que entra casi saltando.

-¿Es cierto que Gabe no va a volver a caminar?

-Charlie -Nick lo reprende -. Te dije que él sí iba a caminar.

-Pero Stuart dijo que su papá le dijo que leyó en una página que decían que Gabe no iba a caminar otra vez. Le dije que era un mentiroso, pero él siguió regando la noticia en todo el colegio.

Niños, te dicen más información de la que preguntaste.

-Gabe volverá a caminar, pero que tal si vas y le cuentas sobre cómo callaste a Stuart, lo harán recuperarse más rápido.

Charlie frunce el ceño por las palabras de Nick.

-¿Cómo?

-Solo ve, Charlie -su hermano le manda.

Charle solo se encoje los hombros antes de ir saltando a donde Gabe se encuentra.

El último en pasar es Nick, quien cierra la puerta detrás de él.

-¿Cómo has estado, Lana?

-Ocupada.

-Lamento si llegamos en un mal momento, mamá no dejaba de hablar de cómo quería ver que Gabriel estuviera bien y...

-No te preocupes -lo interrumpo -. De hecho, es mejor que Gabe tenga más compañía.

Nick me queda viendo por un momento.

-¿Cómo se ha tomado el descanso?

Mi vista cae en la sala donde Charlie le está contando algo a mi hermano que lo hace reír. Una sonrisa aparece en mis rostro cuando noto eso, desde que nos dieron la noticia, Gabe no ha reído. Es bueno ver que aunque sea se está distrayendo un poco.

Sin pensarlo dos veces, tomo la mano de Nick y lo dirigió a la cocina. Mamá ya no está aquí, la vi yendo al baño antes de dejar servida mi sopa otra vez en el plato.

-Mi hermano... ha estado un poco decaído.

-¿Estamos hablando del mismo Gabriel?

-Sí, hasta Gabriel se deprime a veces -alzo mi barbilla hacia él.

-Tranquila, no lo decía por nada malo.

Cierro los ojos por un momento antes de suspirar.

-Lo sé... es solo que... no he podido descansar muy bien últimamente, si digo algo malo no soy yo, es mi falta de sueño hablando -le digo antes de soltar una risa seca -. Es irónico, le digo a Gabe que debe descansar, pero no he seguido ese consejo.

-Estás preocupada por tu hermano, es normal que estés alterada -Nick se acerca a mi, dejando una mano en mi hombro -. Pero no te mates solo para poder conseguirle ayuda a Gabe, es decir... ¿Qué harás cuando tengas que ir a trabajar?

-Ya hable con Eliza y mis padres para que roten cuando tenga que irme con ustedes de viaje por los partidos -le digo -. Podría haber corrido mejor las cosas si supiera quién va a ser el doctor que mi hermano tendrá y ver los horarios en donde no sea necesario que mis padres están aquí. También tengo que cuadrar una cita con el fisioterapeuta para decirle las indicaciones que el doctor nos dio, estoy segura que Gabe no le dirá toda la verdad para acelerar el proceso y...

Mis palabras son interrumpidas porque siento algo rodeándome.

No, no es algo.

Es alguien.

Es Nick.

Más específicamente los brazos de Nick me rodean por los hombros, mientras mi cabeza se presiona contra su pecho.

Cierro los ojos un momento, dejándome absorber en su presencia. En su aroma.

Mis manos se levantan por sí solas, tocando la espalda de Nick.

No pasa mucho que sienta algo mojado.

La camisa de Nick.

Su camisa está completamente mojada.

¿Estará sudando?

Me separo un poco para darme cuenta que no está sudando, sino que yo estoy llorando.

¿Cómo lloré sin darme cuenta?

-Lo siento... no quise....

-No hace falta que te disculpes, palomita -me dice -. Parece que necesitabas ese abrazo.

-No tienes idea -me separo un poco más de él para verlo a los ojos -. Gracias.

Desde que le dijeron el pronóstico a Gabe no había podido caer en cuenta de cuánto me estaba afectando a mi también.

Mi hermano no puede no recuperarse.

Le partiría el alma.

Nos partiría el alma.

-El baloncesto lo es todo para mi hermano, él... él debe recuperarse -confieso en un susurro -. Él debe tener al mejor especialista, el mejor tratamiento... no puede... no hay forma de que Gabe no juegue otra vez.

-Gabriel va a jugar otra vez -sacudo la cabeza, pero Nick me agarra, haciendo que vuelva a mirarlo a los ojos -. Oye, Gabriel volveré a jugar. Lo que estás haciendo es más de lo que muchos harían, Lana.

-No... no he hecho mucho.

-Sí, has hecho que Gabe descanse. Haz hecho que él se sienta relajado... eres quien lo estás manteniendo sensato en estos momentos.

-Eso y el hecho que ustedes le ganaron a los tiburones de Atlanta.

-También puede ser por eso -concede.

Los chicos le ganaron a los tiburones, 65 a 53. Gabe no pudo dejar de hablar de lo orgulloso que estaba de su equipo.

-Ahora lo importante es que tanto tú cómo Gabe se sientan bien -Nick dice -. Y no vas a ser de gran ayuda si no descansas también.

-Pero...

-Pero nada, mi familia está aquí y podemos ayudar -me sonríe -. Ahora ve al cuarto y duerme un par de horas.

-No creí que fueras tan mandón, Nicholas.

-Hay muchas cosas que no conoces de mi, palomita.

Pero me gustaría.

No, esos pensamientos no pueden estar conmigo ahora. Mucho menos ahora que Gabe está lesionado.

Suspiro antes de agarrar mi celular.

-¿Me haces un favor? Tomate la sopa que hizo mi mamá y dile que me la tome.

-Puedo tomarla, pero no le voy a mentir a tu mamá.

Lo miro con los ojos en blanco.

-¿Por qué?

-Tu madre sabe cuando miento... sabe cuando alguien miente.

-En eso tienes razón -asiento con la cabeza -. Me voy antes de que empiece a encontrar excusas por las que tengo que estar despierta.

-Ve a dormir, estaremos aquí hasta que te despiertes.

-No deben...

-Lana.

La manera en que dice mi nombre, cómo si fuera a darme una lección en cualquier momento, no me debería de emocionar tanto cómo lo hace... pero a veces no podemos controlar nuestros sentimientos.

-Ya, ya me voy... cualquiera diría que en cualquier momento me pegas.

-No le pego a las mujeres, a menos que me lo pidan.

Okaaaay.

Eso es totalmente sexual ¿verdad?

Tu hermano está lesionado, Lana, piensa en eso.

Sin decir más me dirijo a la habitación, no sin antes pasar por la sala a decirle a Gabe que cualquier cosa grite mi nombre. Él sólo sacude su cabeza y me dice que me vaya a dormir.

Me dirijo a la cama del cuarto de huésped, hace mucho que no entraba a este cuarto. No pienso dormir mucho, solo una hora... u hora y media.

Eso es lo que me repito mientras presiono mi cabeza contra la almohada y me dejo vencer por mi cansancio.

***

Abro los ojos cuando siento una vibración al lado de mi cama.

No tardo en escuchar el tono de llamada de mi celular.

¿Qué hora es?

No me doy tiempo de revisar la hora, o quien me llama antes de contestar.

Aclaro mi garganta para no sonar tan dormida.

-¿Hola? -espero que mi voz no note el sueño que tengo.

-¿Estoy hablando con Gabriel Diaz? -una voz femenina me responde del otro lado de la línea.

-No, habla con su hermana. Alana Diaz.

-Oh, Alana, hablas con Amber Carter. Uno de mis colegas me habló de la lesión de su hermano, me dio su número para saber si aún necesita ayuda.

O aún estoy dormida, o no entendí lo que me quiso decir.

-Disculpe... ¿Qué tipo de ayuda?

-Soy fisioterapeuta, he trabajado con jugadores alrededor de siete años.

Sus palabras hacen que me levante en seguida.

-¿Puede repetir su nombre, por favor?

-Amber Carter.

Rápidamente la busco en mi navegador y me voy para la sección de noticias.

-¿Con qué tipo de jugadores ha trabajado?

-Futbolistas, jugadores de hockey y basquetbolistas.

Sí, parece que lo que dice es verdad.

Amber Carter, el milagro de los piratas de Chicago.

Ese es nuestro equipo de hockey.

Leo por encima lo que dice la noticia, la lesión fue muy parecida a la que le diagnosticaron a Gabe.

-Amber, ¿Qué tan pronto podría venir a ver a mi hermano?

-Acabo de terminar con un paciente que tenía desde hace seis meses... ¿te parece mañana?

-Vaya, eso si que es amar el trabajo.

Ella se ríe por mi comentario.

-Sí, bueno tengo que aprovechar antes de que alguien más ocupe mi puesto.

-Vale, mañana está perfecto ¿le parece a las nueve de la mañana? Quisiera que Gabriel descansara un poco antes de verla.

-Esta bien, pero mañana solo vamos a hacer un diagnóstico sobre la condición de tu hermano.

-Sí, mañana viene y le comentó sobre las indicaciones que el doctor nos dio.

-Vale, los veré mañana.

Me despido de ella antes de colgar la llamada, dejando dicho que mandaremos un carro a su casa para que la traiga al apartamento de mi hermano. En cuanto la llamada se acaba, reviso la hora.

Cinco y media de la tarde.

¿¡Dormí tres horas seguidas!?

Al parecer si necesitaba dormir.

Igual la llamada con Amber me hizo despertarme más rápido.

Necesito salir para ir al baño y lavarme la cara. Sin embargo, detengo mis pasos cuando medio abro la puerta y escucho algo curioso que sale de la boca de Nick.

-No puedes pedirme eso, Gabe -Nick le dice.

No puedo ver mucho, pero parece que están solos en la sala.

-Nicky, eres en el único que puedo confiar con esto.

-¿Qué hay de Connor? Él haría un mejor trabajo.

-Connor está en las nubes con la dulce Eliza, necesito alguien que esté enfocado en lo que le pido.

-Sabes que es muy injusto lo que me estás pidiendo.

-Por favor, si no fuera importante no te lo pediría.

-¿Te das cuenta que tu hermana no tiene quince? No necesita una niñera.

¿Están hablando de mi?

-No lo veas así, míralo cómo alguien que vela por su seguridad.

-¿Y velar por su seguridad es alejar a cualquier hombre que se le acerque?

-Bueno...

-¡De ningún modo, Gabriel! Lana va a odiarme si hago eso.

-Mi hermana no te odiara, yo lo hago todo el tiempo.

-Tu eres su hermano, yo soy... solo su amigo.

-Vamos, Nick, sabes lo mucho que me importa la seguridad de mi hermanita.

Nick se queda callado por un momento.

No hay forma de que él acepte esto.

Es de locos.

Gabriel en serio no puede esperar que Nick aleje a cualquier hombre que quiera hablar conmigo.

No tiene ningún derecho de pedir algo así.

Sé que está lesionado y todo, pero eso no le da derecho a decidir con quién hablo y con quien no.

Nick no va a aceptar eso.

No, él no...

-Esta bien.

Pensé muy rápido.

-Gracias, Nicky, te aseguro que...

-Pero, no voy a estar alejando a cualquiera, solo al que vea que llega con mala intención.

-Estás hablando de la gran parte de los hombres.

-Tómalo o déjalo, Gabe.

-Vale, lo acepto, solo porque sé que no dejarías que nada malo le pasara a mi hermanita.

-Primero me muero antes de que algo malo le pase.

No puedo creer lo que escuche.

Gabriel en serio busco a Nick para que actuara como mi niñero durante los partidos.

Y Nick acepto.

Debería estar enojada, de hecho lo estoy.

Pero no puedo evitar sentir estas bobas mariposas por las últimas palabras que dijo Nick.

Lo dice solo porque Gabe le pidió el favor de cuidarme.

Él no me ve con esos ojos.

Para él solo soy la hermana de su mejor amigo... eso es todo lo que siempre seré. 

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Holaaaaaa

Ya con este capitulo se concluye nuestra mini maratón. 

A partir de la próxima semana volvemos en nuestra emisión constante de un capitulo semanal. 

Muchas gracias por leer estos capítulos y si les gusto el capitulo, no duden en dejar su voto y comentario <3

Nos vemos en el próximo capitulo ;)

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