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Capítulo 40

Ya volvimos👏🏻

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"Didn't they tell us don't rush into things?
Didn't you flash your green eyes at me?"

Traducción:

"¿No nos dijeron que no nos precipitemos?
¿No me miraste con tus ojos verdes?"

—Wonderland, Taylor Swift.

ADVERTENCIA:
*suspira* sí, de nuevo.
Este capítulo contiene escenas +18 explícitas.

AGGIE.

Hoy es nuestro último día en este lugar. Nunca pensé que sentiría este sentimiento de "todavía no termina y ya lo extraño". Tampoco pensé que tantas cosas pasarían en este viaje. Cada una de ellas me sorprendió. Fueron días en los que sané, cerré ciclos y... Abrí otros nuevos.

Todavía tengo que parpadear y esforzarme para creer en lo que estoy viviendo. No es un sueño.

Ahora mismo, los brazos de Ashton me rodean. Siento su respiración pesada en mi hombro. Mi espalda está contra su pecho, resguardándome del frío. El sentimiento es único.

Ayer por la noche, estaba preparándome para dormir cuando Ashton me dijo que entrara a ver su habitación. Se sintió como si estuviera entrando a su santuario. Esta es verdaderamente su habitación y hay una pizca de Ashton en todos lados como evidencia. Disfruté de conocer su versión más joven, de ver las fotos que tiene colgadas en la pared, sus libros, los posters, todo.

Fue cuando me dijo que quería que duerma en su habitación. Eso hice, sin dudar dos segundos en mi respuesta. Me mostró su primera guitarra e incluso tocó una canción para mi, algo que no hacía desde la última vez que me ayudó a dormir.

Son las siete de la mañana. Eso dice el reloj en su mesita de luz. Las cortinas no permiten la entrada de luz, pero sé que ya amaneció.

Muevo mi cuerpo hasta enfrentar a Ashton sin que se despierte. Luce tan pacífico e inocente cuando está durmiendo. Muy distinto a cuando está despierto y abre su boca. Su manera de hablar se basa en comentarios sarcásticos, "chiste, chiste", y aún más comentarios ácidos. Aún así, puede ser tierno muchas veces. Eso es lo que me fascina de Ashton. Todas sus capas. Quiero descubrir cada una de ellas.

Corro los mechones de cabello de su frente, admirando todos los detalles de su rostro. Sus largas pestañas, su piel que perdió el bronceado del verano y sin embargo, sigue teniendo un tono ligeramente tostado. Sus labios que me tientan a besarlo.

Ashton tiene el sueño liviano.

Sin querer despertarlo, me las arreglo para salir de la cama sin que se inmute.

Encuentro una de sus sudaderas colgada en una silla y la paso por encima de mi cabeza y por mis brazos para cubrir mi cuerpo y resguardarme del frío. Me cubre hasta la mitad de mis muslos. Encuentro mi pantalón de pijama tirado en el suelo y decido ponérmelo por si llego a toparme con alguien.

Salgo de la habitación, queriendo llegar a la cocina para buscar agua. No voy a poder volver a dormirme, lo cual no es bueno porque apenas conseguí dormir unas cuantas horas, pero por lo menos puedo volver a la cama y esperar a que Ashton decida despertarse.

No recuerdo donde está la escalera que Ashton usa como atajo hacia la cocina, así que tomo el camino largo. El suelo está frío e inmediatamente me arrepiento de no haberme puesto algo más.

Aprovechando que nadie está despierto, me muevo con libertad por la casa. Una vez en la cocina, enciendo las luces y me dirijo hacia el refrigerador de bebidas, el cual se encargaron de llenar para los invitados. Saca una botella de agua y la destapo. Estoy por la mitad de la botella cuando escucho ruidos afuera de la cocina.

Son pasos que se vuelven cada vez más claros cuando se acercan a la puerta. Empiezo a tapar la botella. Lauren entra a la cocina, alzando sus cejas con sorpresa al verme.

—Aggie —habla con asombro—. Buenos días. No pensé que habría alguien despierto.

Lauren tiene su cabello en una coleta y tiene una bata que parece calentar mucho más que mi simple sudadera. Bueno, la sudadera de Ashton.

—Buenos días —contesto—. Pensé lo mismo. Solo vine a buscar agua.

Ella asiente.

—Richard y yo estamos desayunando en el gazebo, ¿quieres sumarte?

Parpadeo. Como una estúpida.

Acabo de darme cuenta de algo. Justo tuve que hacerlo enfrente de ella.

Lauren ya no es tan solo "la madre de Ashton con la que me llevo bien y me envío TikToks de vez en cuando". Ahora, Lauren podría ser mi futura suegra. El pensamiento me aterra, por alguna razón.

Carraspeo.

—Eh, no quiero molestarlos —explico.

—Aggie, no, no es ninguna molestia. Nos haría bien compañía —repone.

Acepto al asentir con la cabeza. No es como si fuera a volver a dormir.

Lauren abre uno de los estantes, sacando una taza y luego jugo del refrigerador.

—Ven, sígueme. Estoy seguro de que Richard va a estar aliviado de no tener que escucharme hablar más. —bromea.

Me río por lo bajo. Richard Meyer es capaz de besar el suelo por donde camina Lauren. Dudo que sea capaz de cansarse de ella.

Una vez afuera, noto que no hace tanto frío como pensaba. La calma de las mañanas es envidiable. El cielo está levemente nublado, corre un poco de viento y se puede oír el ruido de las olas en la distancia.

Richard está sentado en la mesa ubicada debajo del gazebo, en la que Isabella, Luca y yo cenamos hace poco. Sube la cabeza de su celular al vernos entrar y sonríe.

—Buenos días, Aggie —saluda.

—Buenos días —respondo con una pequeña sonrisa.

Me siento en una de las sillas vacías. Lauren ya tiene todo listo en la mesa. Desde infinitas cosas para comer hasta termos con bebidas calientes. Parece que está esperando que toda la casa se despierte para darles de desayunar.

—¿Café?

—Sí, por favor —repongo casi sonando aliviada.

—Puedes servirte lo que quieras, excepto ese pedazo de pastel. Tiene almendras —me dice mientras me sirve café en la taza que trajo de la cocina—. Sé que eres alérgica.

—¿Cómo...?

Sonríe suavemente.

—Ashton me lo dijo la primera vez que viniste a cenar a casa —me explica—. Sabe que el postre que hago siempre tiene almendras.

Oh. ¿De verdad le dijo eso?

Sin embargo, es Ashton. El chico que fue tan considerado, que ayer estuvo preocupado sobre cómo podría afectarme una conversación sobre partos y bebés. No me sorprende.

—¿Qué te tiene despierta tan temprano? —me pregunta Richard.

—Podría preguntar lo mismo —repongo en un tono divertido.

Eso hace que se ría.

—No hay nada mejor que el silencio de las mañanas —responde.

—No podía dormir —es mi respuesta.

—¿Qué tal tu fin de semana, Aggie? —me pregunta Lauren. Su tono no es sugestivo, pero... Podría serlo, ¿verdad?

Trago saliva. Es imposible que sepa. Quinn e Isabella no le diría, y... Luca. No me sorprendería que le haya mostrado sus fotos a todo el mundo. No, no. Solo estoy siendo paranoica.

—Interesante —decido responder—. Era justo lo que necesitaba.

Lauren asiente como si entendiera el sentimiento.

Nos sumergimos en una conversación simple sobre vacaciones y sus trabajos. Lauren y Richard trabajan en la misma firma de abogados. Es como se conocieron.

Creo que pasan veinte minutos cuando Richard se excusa, diciendo que tiene que atender una llamada del trabajo y se aleja de nosotras. Aclaro mi garganta levemente al estar sola con Lauren.

La observo con cuidado mientras se sirve más café. Lauren luce mucho más joven que su edad. Aunque no es grande. Sé por Ashton que se casó a los veinticuatro y tuvo hijos a los veinticinco. Demasiado joven, si me preguntan. Eso haría que ahora tenga cuarenta y seis años. Es por eso que su rostro luce joven, libre de arrugas.

Caroline y Ashton heredaron el color de sus ojos. Verdes con pequeños destellos de marrón. Es casi imperceptible el marrón, pero a decir verdad, pasé demasiado tiempo estudiando los ojos de Ashton como para no darme cuenta.

Las similitudes se terminan allí, puesto a que vi una foto del padre de Ashton cuando era joven. Es aterrador lo idéntico que es a su hijo.

—Fue bueno tenerte aquí este fin de semana, Aggie —me dice Lauren en un tono dulce—. A Isabella y a Luca también. Deberíamos organizarnos para cenar cuando regresemos. Ese niño se ganó mi corazón

—Te entiendo perfectamente. Luca pasa mucho tiempo con nosotros —le explico—. Siempre ofrecemos cuidarlo. Ashton tiene una muy buena relación con él.

—Según él, no le gustan los niños pequeños —comenta sin creerlo—. Cómo actúa con Luca dice todo lo contrario.

—Nunca lo admitirá, pero le encanta Luca.

Lauren se ríe.

—Luca es una buena influencia para él. Por más que solo tenga tres años. —repone—. Isabella también. La verdad es que me alegro de que esté rodeándose de gente que le haga bien —confiesa—. Siempre tuvo la tendencia de juntarse con gente que solo le hacía mal. Lo sabes. Conociste a ese chico, David. —suspira frustrada—. Pero estoy orgullosa de todo lo que está logrando.

—También lo estoy —revelo.

Lauren sonríe de lado y me mira cómplice. Seguro esa mirada no es nada. ¿Verdad?

—Siento que finalmente estoy viéndolo bien y verlo así no tiene precio para una madre —revela, las palabras hundiéndose en mi pecho.

Amo que Ashton tenga alguien como Lauren en su vida. Una madre que sea capaz de prender en fuego el mundo solo por él. Aun así, el sentimiento de no tener eso hace que mi corazón duela.

Aclaro mi garganta. Lauren no parece notar mi dilema de sentimientos encontrados, no cuando está tan sumergida en los suyos.

—Ashton no tuvo la vida más fácil —reconoce después de un tiempo—. Ni él, ni Caroline —aclara—. No sé cuánto Ashton te contó, pero nuestra vida en Connecticut no era la mejor.

Voltea a mirarme. Lauren es una mujer increíble, y la admiro un montón por haber podido superar su antigua relación y seguir luchando hasta encontrar su "felices para siempre". No tan solo eso, sino que su propia felicidad, seguridad y bienestar. Aún así, a pesar de estar mejor ahora, puedo ver el destello de tristeza en sus ojos. Esa cicatriz que no importa los años, siempre estará allí como un recordatorio del pasado.

Asiento sin decir nada más.

—A veces siento que es todo mi culpa —confiesa en un tono de voz bajo. Tan bajo que apenas soy capaz de captar sus palabras—. Debí haber sacado a Ashton y a Caroline de esa casa mucho tiempo antes. Debí... Debí haberlos protegido de ese entorno.

—No es tu culpa, Lauren —digo queriendo con cada partícula en mi que comprenda lo que quiero decirle—. También fuiste una víctima en la situación. Hiciste lo mejor que pudiste.

—Gracias, Aggie, pero sé lo que pasó. Tuve demasiado miedo. De dejarlo, de alejarme de la única familia que había conocido, de... —resopla agitada y niega con la cabeza resignada—. ¿Ashton te contó cómo su padre y yo nos conocimos?

—No, no lo hizo.

—Nos conocimos cuando teníamos diecisiete. Yo crecí con distintas familias a lo largo de mi vida. Mis padres biológicos murieron cuando tenía cinco años, dejándome en un orfanato ya que no tenía más familia. La última familia con la que estuve fue horrible. —su mirada se endurece al recordarlo. Parpadeo, digiriendo la información sobre el pasado de Lauren. Nunca lo hubiese imaginado—. Tenía diecisiete y me mudé a Charlestown, a unos cuantos kilómetros de aquí. Empecé el último año de la escuela y conocí a Josh. Era el típico chico que tenía mucho dinero y te desarmaba con una sonrisa. Nos enamoramos y pensé que era lo mejor que me pasó. Con el tiempo, prácticamente vivía en esta casa —voltea a mirarla con nostalgia—. Recuerdo la primera vez que la vi, no podía cerrar mi boca del asombro. Nunca había visto una casa tan grande en persona.

—¿Viviste en esta casa? —pido que aclare.

—Así es. Cuando nos graduamos, los padres de Josh pagaron mi universidad. Él y yo nos fuimos a estudiar a Connecticut. Volvíamos para pasar los veranos aquí. Prácticamente no tenía que gastar un centavo. No es como si tuviera dinero, pero podría haber conseguido un trabajo. Josh quería que me concentrara en mis estudios con la excusa de "no quedar atrás" y poder graduarnos a tiempo juntos. Era bastante ingenua, pero era lo único que conocía.

—Te tenía atrapada. Financieramente.

Lauren asiente.

—Emocionalmente también. Fue la primera persona que se preocupó por mi. Su familia me recibió como una de ellos. Amelia, su madre, me trataba como la hija que nunca tuvo. Sus padres pagaban mi universidad, mi ropa, mi comida, absolutamente todo. No podía simplemente "alejarme".

—¿Y querías hacerlo? ¿Durante esos primeros años?

—No, no quería. Pensé que era el amor de mi vida. Ahora me doy cuenta de que no conocía otro tipo de amor más que el suyo. Pensé que era todo lo que podía existir —murmura arrepentida antes de continuar con su historia—. Después de esos cuatro años, nos graduamos. Yo decidí continuar mis estudios y convertirme en abogada, mientras que Josh empezaba sus negocios en Connecticut usando el dinero de su padre. Él no quería que siguiera estudiando. No, quería que sea de esas esposas perfectas que no trabajan. Le mentí que había conseguido una beca, que iba a continuar estudiando y no podía hacer nada para detenerme. Finalmente cedió.

—¿No conseguiste una beca?

Lauren niega con la cabeza.

—No. Amelia fue la que me pagó en secreto esos dos años de abogacía. Al principio, me negué porque sentía que estaba aprovechándome demasiado. Aún así, Amelia no iba a tomar un no como respuesta. Lo hizo a escondidas de todos. Juro que esa mujer es lo único bueno que tiene esa familia.

La abuela de Ashton suena increíble. Me hubiese gustado conocerla.

—Cuando me gradué de abogada, tenía veinticuatro. En vez de empezar a trabajar como me hubiese gustado, Josh tenía otros planes. Nos casamos un tiempo después de mi graduación. Quiso intentar tener hijos inmediatamente. Al principio, nos costó concebir. Fue muy frustrante. Terminamos haciendo tratamientos, a pesar de que lo único que quería era esperar. Siempre quise tener hijos, solo que no en ese punto de mi vida. Me sentía demasiado joven, inexperta, quería empezar a trabajar como mis compañeros de Universidad, quería armarme un nombre. Empezar a vivir por mi cuenta después de haber pasado tantos años rebotando como pelota de ping pong casa tras casa —se alza de hombros—. De nuevo, estaba la amenaza del dinero. El sentimiento de culpa porque los Hawthrone siempre me pagaron todo y... Terminé cediendo.

Aprieta sus labios levemente antes de seguir hablando.

—Después de algunos tratamientos, tuve a Ashton y a Caroline cuando tenía 25. Poco tiempo después, el padre de Josh murió. Creo que eso fue lo que hizo que Josh por fin se rompiera. Solo que de la peor manera. Mi pesadilla sólo se intensificó. Prácticamente crie a los mellizos sola, en una casa enorme en Connecticut. Teniendo que soportar los abusos de Josh.

Trago saliva, mi corazón ardiendo del dolor por Lauren.

—¿Nunca fue...? ¿Nunca fue físico? —musito como puedo.

Niega con la cabeza

—No, era más inteligente. Todo el daño fue emocional. A veces pienso que es el peor. Que una cachetada hubiera sido menos dolorosa. Josh tuvo años para destruirme por dentro como si fuera una muñeca. Derribó toda confianza y seguridad que tenía en mi misma. Me humillaba, me aislaba, me hacía sentir como si fuera la peor persona del mundo. Hice lo que pude para proteger a Ashton y Caroline, pero no siempre pude hacerlo. —respira hondo, manteniéndose fuerte para continuar la conversación. Antes dije que Lauren se ve joven, pero el dolor de sus ojos cuentan que vivió más cosas que una persona normal a su edad.

—Recuerdo una noche. Ashton era pequeño. Tal vez tenía cinco años. Me pregunto si existen distintos tipos de amor. La pregunta me descolocó, hasta que me explicó que estuvo en la casa de su amigo, y sus padres se trataban distinto. Todo lo que me describió, fue exactamente como el amor debe verse. Me dijo que no se gritaban, que se sonrían, que se trataban con cariño, y que el padre nunca hacía llorar a la madre. Mi corazón se partió.

Y el mío está empezando a partirse. Conozco este lado de la historia gracias a Ashton. De alguna manera, escucharlo de la boca de Lauren suena más desgarrador.

—Caroline me preocupaba. —continua. Empiezo a sentir que si bien quiere que sepa todo esto, también quiere sacárselo del pecho—. Su manera de lidiar con las cosas era y es ser perfecta. Ser perfecta para los ojos de su padre. Siempre está en busca de su aprobación. Incluso ahora. Es por eso que está tan esmerada en tener una fiesta de compromiso también en Connecticut. Para complacer a su padre.

Sospechaba que algo tenía que ver con eso. Además de que prefiere tener dos fiestas para no cruzar a sus padres. Algo que será inevitable el día de su boda.

—Y Ashton... Ashton siempre sintió demasiado. —resopla por lo bajo—. No en una mala manera, sino que siente las cosas... Más que el resto. Eso lo volvía peligroso. Se volvió muy cerrado. No había forma de que me hablara. Era muy pequeño. Tenía seis años cuando empecé a notarlo, como no quería hablar con nadie. Lo envié a una psicóloga. Estuvo un año en tratamiento hasta que lo cambié porque noté que no estaba teniendo mucho fruto. A los siete, empezó a ver a Xavier. Supe que funcionaba cuando lo noté abrirse más, pero... Siempre fue un niño constantemente triste. Me destrozaba verlo así. En el único momento en el que era genuinamente feliz era con su abuela, en esta casa, surfeando. Es por eso que siempre que podía, lo mandaba a pasar tiempo aquí. Además, eso lo mantenía alejado de los problemas de casa.

—¿Por qué solo Ashton?

Niega con la cabeza.

—Caroline no quería. Hasta el día de hoy ella dice que es para darle a Ashton su espacio, pero yo conozco a mi niña. Es porque no quería dejarme sola. —ante eso, sonríe débilmente.

De alguna manera, se siente como si Caroline intentara proteger a toda su familia. Especialmente a Ashton. Eso solo me hace admirarla más.

—Lo que quiero decir es que... Estoy orgullosa del crecimiento de Ashton, de como está saliendo adelante y... —se queda en silencio. Una solitaria lágrima se desliza por su mejilla. Se apresura a limpiarla—. Es solo eso. Supongo que si alguien además de Caroline puede entender lo que estoy sintiendo, eres tú.

Cruzamos miradas y un entendimiento mutuo viaja entre las dos. Tal vez Lauren no sepa sobre lo que pasa entre Ashton y yo actualmente, sin embargo, sabe que me importa demasiado.

—Y no solo eso, —continua— también para darte un consejo de mujer a mujer. Nunca dejes que un hombre te haga sentir menos. Quiero creer que le enseñé a Ashton a respetar y a ser considerado, y con todo lo que vio al crecer, también quiero creer que no va a replicar nada eso. Aún así, no importa si se trata incluso de mi hijo. Ningún hombre puede definir tu valor. Solo tú. Siempre recuérdalo y hazlo respetar.

Paso el dorso de mi mano por debajo de mis ojos para ahuyentar la lágrima solitaria que empezó a deslizarse por mi mejilla.

***

Tiempo después, el resto de la casa comienza a levantarse.

La mesa de desayuno bajo el gazebo se extiende para los demás. Ashton es uno de los últimos en sumarse, arqueando una ceja al verme sentada entre Lauren y Richard. Le doy una pequeña sonrisa mientras se sienta en el único lugar libre, en la punta de la mesa, entre Quinn e Isabella.

Quinn está sentada en frente de mi y de su padre, Fury fielmente sentado a su lado y aceptando los pedazos de fruta que Quinn le entrega.

—Quinn —Richard llama a su hija, haciendo que suba su cabeza—. Rick me llamó...—ella suelta un extenso suspiro ante la mención de su hermano mayor, sin dejar que termine—. Me dijo que dejes de anotarlo en voluntariados de perros sin su permiso.

—Sí tengo su permiso, papá.

—Entonces no recuerda habértelo dado.

Quinn sonríe de lado diabólicamente.

—Lo llamo los sábados a la noche. No es mi problema que esté borracho esas noches —se alza de hombros—. Nate no se queja de los voluntariados.

Nate es su otro hermano mayor. Gemelo de Rick.

—Nate y Rick no son la misma persona. —le recuerda su padre.

Quinn resopla decepcionada.

—No, son igual de estúpidos, pero no la misma persona. Dile que tiene que ir o no seré más su hermana.

Ashton se ríe al escucharla. Richard niega con la cabeza aturdido.

—Voy a pasarle el mensaje —termina respondiendo, probablemente sabiendo que no hará que Quinn cambie de parecer.

—¿Qué es... Olutariado? —repone Luca frunciendo el ceño mientras alza un pedazo de sándwich con sus manos pequeñas.

—Voluntariado —le corrige Quinn—. Es... Uhm, ¿cómo lo explico?

—Es dar tu tiempo por solidaridad —le responde Isabella, siempre teniendo las palabras correctas—. A una causa que lo necesite.

—¿Qué es solaridad?

—Es...—empieza su madre.

—No —interrumpe Luca y mira a Ashton, quien juro que podría ser su superhéroe—. Que Ashton-ton responda.

Arqueo una ceja, oficialmente interesada en la conversación.

Ashton suspira pesado.

—¿Qué crees que significa, Luca?

—¿Solaridad?

—¿No era eso lo que preguntabas?

—¿Qué? —repone el niño.

Y... Ashton está logrando confundirlo más. Creo que todos estamos confundidos.

—¿Qué es solidaridad, Luca?

—Solaridad —le corrige el pequeño—. Es un tipo de sol.

Quinn parpadea atónita y luego asiente lentamente, como si no le encontrara fallas a su lógica.

—No. No sé que... Miércoles es solaridad, pero so-li-da-ri-dad es lo que hizo Moana por su isla.

—¿Luchar con los Kakamora?

A este punto, comienzo a creer que Ashton le contagió demasiado su personalidad a Luca y ahora está jugando con nosotros.

—No, no tan solo luchar con los cocos piratas. Moana se fue en busca del corazón a Te Fiti para salvar a su isla. Un acto solidario. No tenía que hacerlo, pero lo hizo de todas maneras —explica—. Por eso un voluntariado es algo solidario. Mucha gente se une para una causa sin esperar nada a cambio.

—Estafa.

A mi lado, Lauren y Richard están intentando no reír. Isabella lo mira horrorizada. Quinn se alza de hombros.

—Tiene las cosas claras —repone.

—No. No es una estafa. No es una estafa cuando no esperas nada a cambio desde un principio.

Se queda en silencio un largo rato. Mira a su sándwich, mira a Ashton, y luego a Quinn.

—Entonces... ¿Quentin es Moana?

Ashton se lo queda mirando indeciso.

—Eh... Sí, sí es —responde finalmente, queriendo acabar la conversación—. ¿Ves a Fury? Ella lo adoptó de un refugio.

—Así es. Tenía cáncer. Un tipo que se llama linso... Lin... —aprieta sus labios sin poder terminar.

—Linfosarcoma —completo por ella, sabiendo que nunca pudo pronunciar el nombre correctamente.

—¿Lo adoptó como Lilo adoptó a Stitch? —interroga Luca. Ashton asiente—. ¿Y el gatito también? —Vuelve a asentir—. Ah. Okey. Gracias —responde y continúa comiendo su desayuno.

***

Después del desayuno, vuelvo a mi habitación para empezar a guardar mis cosas. Esta tarde volveremos a San Francisco y a pesar de solo haber estado unos días, conseguí desperdigar todas mis cosas por toda la habitación. Ashton me sigue.

—¿No tienes tus cosas que guardar? —inquiero cuando cierra la puerta tras él.

—Ya las guardé —responde echándose en mi cama.

Lo dudo.

—No quiero distracciones —aviso abriendo el armario para empezar a quitar mis cosas.

—Cómo digas.

Ashton se mantiene en silencio durante tres minutos. Un récord. Estoy por decirle que me parece raro cuando suelta:

—Quiero surfear.

Dejo lo que estoy haciendo y volteo a mirarlo. Sé que lo que dijo no es broma. Ashton puede bromear, pero nunca lo haría con esto. Sus ojos me miran inciertos, como si estuvieran temiendo mi reacción.

—¿De... De verdad? —inquiero.

Ashton asiente.

—Me siento listo —contesta. Se sienta sobre la cama y pasa una mano por su cabello—. Estuve pensándolo y lo hablé con Xavier. Creo que realmente estoy listo. No lo sabré hasta que intente, pero todo este tiempo tuve un miedo asfixiante a volver a nadar y cuando tuve que meterme para sacarte del agua... Me di cuenta de que puedo controlar lo que sucede a mi alrededor cuando estoy allí. Resulta que el monstruo que armé en mi cabeza no era realmente tan aterrador.

Me camino hacia la cama y me siento al borde de ella. Entrelazo su mano con la mía, acariciando el dorso de su mano con mi pulgar.

—¿Piensas que es una mala idea? —me pregunta con miedo.

Niego.

—No, solo pienso en lo orgullosa que me siento. Sé que no es una decisión que tomaste a la ligera y sabes que voy a estar para ti en cada paso.

Bufa divertido.

—Creo que ya nos dimos cuenta de que surfear no es lo tuyo. Pero, vas a estar sana y salva en la orilla.

Pongo mis ojos en blanco.

—¿Planeas hacerlo hoy? —pregunto, a lo que Ashton asiente—. Entonces tendrá que ser dentro de las próximas horas. Tenemos que volver esta tarde.

Vuelve a asentir.

—Pero primero necesito un incentivo. Para la buena suerte —sugiere. Tira de mi mano unida con la suya hasta que caigo encima de él. Coloco mis piernas a los costados de su cuerpo y me siento sobre su estómago bajo.

—¿Qué tipo de incentivo?

Ashton me mira a los ojos.

—¿Cuál crees?

Sonrío de lado.

Me inclino hasta que mis labios se fusionan con los suyos. Cierro mis ojos, queriendo memorizar cada momento del beso.

Su calor empieza a envolverme. Las manos de Ashton están empezando a hacer su camino por debajo de mi sudadera cuando escuchamos ruidos afuera de la habitación. Son voces. Luca e Isabella. Tan solo están pasando y aún así podemos oírlos.

Rompo el beso.

—Van a escucharnos.

Mi habitación no está tan alejada como la de Ashton, y la noche que estuvimos juntos por primera vez, el ruido de la fiesta ahogó cualquier tipo de sonido. ¿Ahora en plena mañana cuando todos están armando sus cosas para irse? Es otra historia.

Ashton parece pensárselo por unos segundos.

Con una decisión tomada, me arrastra hasta el borde de la cama y se levanta. Envuelvo mis piernas en su cuerpo para no caerme.

—¿Qué...? —empiezo a preguntar confundida hasta que veo que nos estamos dirigiendo al baño de la habitación.

Una vez adentro, Ashton cierra la puerta y me deja en el suelo. Sin darme una respuesta, vuelve a besarme con aún más intensidad. Le devuelvo el beso de la misma manera. Da pasos hacia adelante, haciendo que retroceda hasta que mi trasero choca contra el borde de la mesada del lavabo. No pierde tiempo. Encuentra el dobladillo de mi sudadera. Su sudadera.

—Luce bien en ti, pero tiene que irse —repone.

Rompemos el beso lo necesario para que pueda quitármela. Ashton me sorprende cuando de repente sostiene mis caderas con fuerzas. Me obliga a girar hasta que mi espalda choca contra su pecho. Puedo ver nuestro reflejo en el espejo.

Las yemas de sus dedos recorren el centro de mi estómago lentamente hasta encontrar el broche de mi sostén. Ayer Ashton descubrió que el seguro de este en particular está adelante, no atrás. Al ser más alto que yo, puedo ver a la perfección su rostro en el espejo. Luce concentrado, sus ojos brillando con deseo como si yo fuera lo único que existiera en este mundo.

Después de quitar la traba usando sus dedos, deja caer mi sostén al suelo. Puedo sentir el frío en mi piel sensible, sin embargo, dejo de hacerlo cuando las manos de Ashton me cubren, sus dedos provocándome. No tengo un tamaño enorme, pero tampoco es pequeño. La cantidad suficiente para la mano de Ashton.

Ashton se quita su camiseta de un tirón. Su piel hace contacto con la mía, dándome más calor. Una de sus rodillas se cuela entre mis piernas y me obliga a separarlas.

Definitivamente, estos últimos días conocí un lado de Ashton que no esperaba. Uno que deja todo su lado burlón y sarcástico de lado, convirtiéndose en esta versión dominante de él.

Coloco mis manos sobre la encimera, sintiendo el frío contrastar contra las palmas de mis manos. Ashton empieza a dejar un rastro de besos por mi cuello, bajando por mi espalda, haciendo que mi piel se estremezca y el deseo empiece a nublar mi cabeza.

Sus manos se detienen en el elástico de mis pantalones de pijama y los baja de un tirón, llevándose mi ropa interior consigo. Ashton se levanta del suelo, apoyándose contra mi así puedo sentir su dureza contra mi trasero. Me muevo contra ella en busca de fricción. Hacemos contacto visual a través del espejo. Puedo ver que le está costando mantener el control.

—Ashton... —murmuro en advertencia y en un tono necesitado cuando corre mi cabello hacia un lado para besar mi cuello. De repente, se agacha y lo veo desaparecer de mi visión en el espejo.

Ahora empiezo a sentirlo. Sus manos en mis muslos, obligándome a abrir mis piernas. Mi respiración se entrecorta cuando siento sus dedos en mi calor, esparciendo mi humedad.

Me aferro con fuerzas a la mesada. Echo mi cabeza hacia atrás, gimiendo bajo.

Tengo que apretar mis labios lo más que puedo cuando siento sus dedos en mi interior. No quiero ser ruidosa, no cuando sé que el resto de la casa podría escucharnos por más gran idea que haya tenido Ashton de encerrarnos en el baño.

Puedo notar que a Ashton no le parece la idea que no haga ruidos, porque aumenta la velocidad de sus dedos, su pulgar encontrando mi zona más sensible. Me rindo, dejando escapar mis jadeos. Estoy segura de que hay una estúpida sonrisa victoriosa en sus labios ahora mismo.

Me lleva hasta el borde, pero no me deja caer en un orgasmo. Se levanta del suelo. Lo veo buscar hasta encontrar el envoltorio de un condón en su bolsillo. Baja sus pantalones y ropa interior hasta la mitad de sus muslos. No puedo ver esa parte de él porque está justo detrás de mí, así que me concentro en su rostro, en su respiración pesada, en su cabello desordenado, sus labios ligeramente hinchados.

Vuelve sus manos a mi cadera, hundiendo sus dedos en mi piel y tira hacia atrás, haciendo que retroceda y arquee mi espalda para darle mejor acceso.

—No quites tus manos de la mesada —ordena.

Tampoco que quiera hacerlo.

Asiento.

Lo siento en mi entrada durante unos instantes cuando empuja dentro de una fuerte embestida. Cierro mis ojos y suelto un inevitable gemido. Ashton sostiene mis caderas y empieza a aumentar la velocidad. No hay nada delicado en esto. Es puramente carnal, puro deseo y él dejándose llevar por exactamente lo que quiere.

Cada embestida se siente mejor que la otra, el placer acumulándose en mi estómago bajo, en mi cuerpo entero hasta sentirlo en la punta de mis dedos.

Ashton lleva una mano hacia mi cabello, reuniéndolo con su mano para quitarlo de mi rostro. Lo que no espero es cuando usa su mano para enrollar mi cabello y tira de él, haciendo que eche mi cabeza hacia atrás.

No esperé que intensifiqué mi placer de esta manera.

Los únicos sonidos que llenan el baño son mis gemidos, los leves gruñidos de placer de Ashton y nuestra piel chocándose.

Lo que literalmente me lleva al orgasmo es cuando consigo bajar un poco la mirada y mis ojos se chocan con los de Ashton a través del espejo. Nuestros cuerpos pueden hacer lo que quieran, pero nuestra conexión mental es mucho más fuerte que todo. Es el mejor sentimiento de todos.

Ashton se da cuenta cuando el orgasmo me consume porque mis brazos ceden, haciendo que me incline ligeramente al lavabo. Ashton pasa un brazo por debajo de mi estómago, sosteniéndome mientras continúa sus embestidas en busca de su placer.

Cuando finalmente acaba, se quita de mí. Hace un rápido trabajo al deshacerse del condón y luego se acerca a mi. Aún a mis espaldas, me envuelve con sus brazos, apoyando su cabeza en mi hombro mientras intento recuperar mi respiración.

Estira una sonrisa traviesa.

—Así que... ¿Vamos a surfear?

***

Nota:
TANTO TIEMPO 🤌🏼 Qué tal sus vidas?

Ya volví a clases. Eso creo. En fin. Solo quería avisar 🤪

Les traje de mis cosas favoritas en este capítulo:

-Contar con detalle la historia de un personaje secundario (ahora amamos MÁS a Lauren)

-Mucho de Luca 🥰🥰

-Ashton y Aggie🥵

➡️ Este capitulo fue muy lindo, veremos si el 41 sigue siendo igual de lindo. Que empiecen las apuestas

Nos vemos pronto,
love,
cande‼️❤️


pd: manden buenas vibras que estoy esperando una nota de un final importante😭

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