Capítulo 39
Hola bros... YAA CAPÍTULO 39 *shock*. Por si quieren saber, el libro hasta ahora tiene 170.000 palabras. Y FALTAN MÁS. Busquen en internet a qué libro en físico se compara.
A este punto, si es que llega a salir en físico, cosa que no creo, tengan cuidado porque va a ser un arma letal ☕️
No se olviden de votar y comentar, love you💘
"Y un beso no bastará
Y aunque adviertan a soldados
Si está enamorado en guerra morirá"
—Besos en Guerra , Morat, Juanes.
AGGIE.
Por suerte, no me demoro en encontrar a Isabella. Está cruzando el pasillo, ya vestida con jeans y un suéter. Incluso tiene su cabello perfectamente peinado y maquillaje. Luce mucho más compuesta que yo. Ni siquiera me vi en el espejo después de la ducha que tomé con Ashton. Solo me puse su camisa, la cual estoy segura que solo tiene tres botones ajustados correctamente.
—Isabellaaa —canturreo y tiro de su brazo, haciendo que entremos a su habitación antes de que alguien más me encuentre en este estado.
—Aggie, Dios —suspira del alivio al verme—. Me asustaste.
—Qué bien —murmuro y no puedo evitar la sonrisa—. ¿Y? ¿Dónde está Miller?
Ella entrecierra sus ojos por unos instantes. No voy a mentir, Isabella Reyes me intimida. No porque tiene una personalidad intimidante, aunque a veces sí la tenga, sino porque siento que siempre está diez pasos más adelante que todos nosotros. Como si siempre supiera algo que yo no sé.
—¿Por qué sabría eso? —interroga.
Me alzo de hombros.
—Porque pasaste la noche con él —sugiero.
Isabella resopla por lo bajo, sabiendo que acabo de atraparla.
—Quinn tiene una boca enorme.
No puedo evitar reírme.
—Un poco sí. De todas maneras iba a extorsionar esta información de ti. Quiero saberlo todo.
Ella entrecierra sus ojos.
—¿No vamos a hablar de tu atuendo?
—Puede esperar —respondo.
Isabella se cruza de brazos, poniéndose a la defensiva.
—Nos acostamos. Fin de la historia. —responde.
Frunzo el ceño.
—¿Fin de la historia? —repito indignada—. Inicio de la historia —le corrijo.
Ella niega con la cabeza.
—Mira, no estaba en mis planes. Pero ayer, empezamos a hablar y... No me reía tanto hace años —repone, una mirada soñadora adueña sus ojos mientras habla. Me fascina verla así—. Es un hombre increíble, sí, tenías toda la razón en eso. Una cosa llevó a la otra, terminamos en mi habitación y luego por la mañana cada quien se fue por su lado.
—¿Intercambiaron números? ¿Instagrams? —replico—. ¿Cuándo van a volver a verse?
Isabella me mira cansada. De nuevo, sabiendo algo que yo no.
—No todo tiene que ser una historia de amor, Aggie. Miller y yo nos divertimos, eso es todo.
—¿Por qué?
—Eres más intensa que Luca —sacude su cabeza. Mantengo mi mirada en ella hasta que se da cuenta de que no voy a ceder hasta obtener una respuesta coherente—. No estoy buscando nada serio. No estoy en ese momento de mi vida. Quiero concentrarme en Luca, en la universidad, en trabajar para poder pagar las cuentas. No tengo tiempo.
Asiento, comprendiendo su punto de vista.
—Te entiendo. Aunque también tienes que saber que Miller no necesariamente será otra carga más. Todo lo contrario. Te mereces una historia de amor épica, alguien que te ame y que comparta las cosas más simples contigo. —me alzo de hombros—. No es una carga.
—No estoy lista para poner mi corazón en la linea de fuego de esa manera. Tengo literalmente una persona que depende de mi —replica—. Miller es increíble, pero solo para una noche. Estoy segura de que no va a tener problemas encontrando a otra chica. Ahora, Aggie, necesito que seas mi amiga y respetes mi decisión.
Asiento sin perder un instante.
—Por supuesto —respondo—. Estoy para lo que necesites.
—Gracias. Ahora, cuéntame todo.
Me río y asiento, empezando a relatarle desde mi encuentro con Nick hasta mi noche con Ashton
***
Durante el día, todos los invitados de Caroline que no son familia directa comienzan a irse. Eso significa que no vuelvo a ver a Nick. Supongo que de cierto modo, tiene sentido. Lo que pasó ayer fue una despedida.
No paso todo el día encerrada en una habitación con Ashton, como hubiese querido. Todo lo contario. Paso mi tiempo con Lauren, Quinn e Isabella.
Al parecer, Miller se fue durante la mañana. Le envíe un mensaje preguntando como está y si es que llegó bien a San Francisco. Aún no me responde.
No puedo adivinar todavía, pero si tengo que suponer, diría que Miller está dolido. Vino buscando una historia de amor llena de arcoíris y se llevo una sola noche. Duele cuando las expectativas que tenías no son cumplidas. Sin embargo, le avisé. Le advertí que no espere demasiado.
No importa que pasé, siempre estaré del lado de Isabella y voy a respetar todas sus decisiones. Más cuando tienen sentido. Si tiene que ser, será. Por ahora, hay que enfocarnos en el presente.
No sé donde está Ashton, pero conociéndolo, seguro está tratando de mantenerse lo más lejos de esta conversación. De seguro con Luca.
—Ahg, mi parto fue largo —suspira Isabella tras dejar su taza de té sobre la mesa—. Estuve en el hospital por veinte horas hasta que Luca se acomodó para que pueda empujar. Estaba a punto de ir al quirófano.
Quinn la mira perpleja. Creo que tengo la misma mirada en mi rostro.
Así es. La conversación empezó tranquila, comentando sobre los atuendos que vimos la noche anterior, y terminó en esto.
—Por suerte, no hubo complicaciones —continua Isabella—. Juro que no sentí más alivio que cuando lo escuché llorar por primera vez. Un poco porque estaba sano y salvo, y otro mucho porque pensé "por fin se termina esta tortura".
—Dímelo a mi —suspira Lauren en un tono resignado—. Tuve dos.
Cruzo mis piernas, de repente sintiendo un dolor fantasma con tan solo imaginarlo.
—¿Quién nació primero? —pregunta Isabella con curiosidad.
—Caroline fue la primero en salir —nos cuenta—. Para cuando fue el turno de Ashton, ya estaba exhausta. Por suerte él no me dio tantos problemas como Caroline. Siempre dicen que las madres identifican a sus hijos al instante, pero durante el primer mes, confundí a Caroline y Ashton muchas veces. Los bebés recién nacidos tienen una cara extraña. Fue difícil. Por suerte solo tenía que quitarle el pañal a uno de ellos para aclarar mis dudas. Eventualmente, le puse una pulsera a cada con su nombre.
Ante eso, Quinn no puede contenerse y escupe un poco de té al reírse.
Pongo mis ojos en blanco y le paso una servilleta para que se limpie.
—Y ni hablemos de dormir de noche —continua Lauren después de un suspiro—. No parecían ponerse de acuerdo, cuando uno dormía, el otro lloraba y viceversa. Siento que no descansé un segundo durante los primeros años.
Lauren no habla sobre el padre de Ashton y Caroline. No la culpo, después de todo lo que Ashton me contó, no es difícil adivinar que tuvo casi nada de participación en la crianza de sus hijos.
—Luca fue bastante bueno conmigo —admite Isabella—. Es como si desde el principio hubiese sabido que era solo una y necesitaba toda la cooperación posible.
Eso es verdad. Hasta el día de hoy, Luca es un hijo ejemplar.
—Isabella, estás criando a un niño increíble —responde Lauren con una mirada de apreciación—. Solo quería que lo sepas. Estás haciendo un trabajo impecable.
Juro que los ojos de Isabella se humedecen por un momento. Parpadea rápido.
—Gracias, Lauren —contesta tras respirar hondo—. Hago lo mejor que puedo.
—Y es increíble —se suma Quinn—. Soy más de llevarme con animales, pero Luca... Es un niño adorable.
Intercambio miradas con Isabella. No hace falta que se lo diga, ya sabe todo lo que pienso. Asiento con la cabeza. Ella me devuelve una pequeña sonrisa.
La conversación sobre bebés y partos continua, cada vez poniéndose más oscura, cuando escucho mi celular sonar con un mensaje. Lo saco del bolsillo de mis jeans, esperando a que sea una respuesta de Miller.
No es.
Ashton: Tienes que venir.
Ashton: Es urgente.
Ashton: Estoy en el garaje.
Me levanto de mi asiento de un salto. Aclaro mi garganta cuando las miradas de todas en la mesa se posan en mi. No queriendo alarmar a nadie, decido decir:
—Lo siento, tengo que ir al baño —me excuso y camino lento al salir de la cocina.
Apenas estoy fuera de vista, prácticamente corro hacia el garaje. Durante estos días, aprendí la mayoría de los pasillos de la casa, así que no me cuesta encontrar la sala llena de tablas y equipo que Ashton tiene en el garaje.
Después de pasar por la hilera de autos, llego hacia la puerta. Está entreabierta, así que la empujo, buscando frenéticamente la "urgencia" de Ashton.
No hay nadie.
—Imbé...—
No puedo terminar mi maldición cuando siento una mano tirar de mi brazo hasta que no me queda otra opción que estrellarme contra un cuerpo duro. El calor y el aroma a colonia de Ashton me rodea.
Frunzo el ceño y subo la vista para encontrar sus ojos, en busca de alguna lesión o algo que explique sus mensajes.
—¿Cuál es la urgencia? —espeto.
—Ah, —suelta como si acabara de recordarlo—. Mira, cierra tus ojos.
—¿Por qué? —inquiero en un tono de sospecha.
—Para que te muestre la urgencia.
—¿Cómo quieres que vea algo si no...
Los labios de Ashton se fusionan contra los míos, interrumpiéndome a mitad de oración.
¿Por qué no predije que su urgencia sería esta? La razón es que todavía sigo acomodándome a la nueva dinámica.
Habiéndolo extrañado durante todo el día, muevo mis labios, devolviéndole el beso mientras sintiendo como mi corazón repiquetea en mi pecho. Sus manos aprietan mi cadera, acercándome a él de un tirón hasta que siento la evidencia de su excitación contra mi estómago bajo.
Ashton camina conmigo hacia adelante, haciendo que retroceda sin romper el beso y cuando mi trasero choca contra el borde de la mesa de madera, Ashton lleva sus manos debajo de mis muslos para ayudarme a subir. Enrollo mis piernas en su cintura para mantenerlo cerca y me dejo llevar por el beso, sintiendo destellos de pura emoción y electricidad recorrer mi cuerpo.
Se inclina hacia mi, haciendo que arquee mi espalda y empieza a empujarme para que me recueste sobre la madera. Al hacerlo, mi cabeza golpea algo duro que no es la mesa. Eso no estaba previsto.
—Aaah —me quejo rompiendo el beso. Me desprendo de Ashton lo suficiente para mirar hacia tras. Entrecierro mis ojos, dándome cuenta de que lo que mi cabeza golpeó fue una de las tablas de Ashton, que por alguna razón, esta sobre la mesa y no con el resto.
—¿Estás bien? —interroga Ashton preocupado—. Me olvidé que la tabla estaba ahí.
—Eh sí —contesto con mi atención aún en la tabla—. ¿Por qué esta acá?
Ashton se alza de hombros.
—Estaba haciendo el mantenimiento de siempre para que no se deterioren —contesta—. A las tablas siempre se le pone cera para que el agarre sea mejor. Con todo lo que pasó, me olvidé de quitarle la cera a algunas. Mejor hacerlo ahora antes que sigan endureciéndose.
—Huh, ¿puedo ver? —vuelvo mi cabeza hacia Ashton.
Él me recibe estirando una sonrisa burlona.
—Ya viste y sentiste todo, pero si quieres ver de nuevo...
Pongo mis ojos en blanco al darme cuenta como torció mis palabras y golpeo su hombro.
—Si quieres ayudarme, tengo espátulas de sobra.
Oficialmente intrigada, asiento. Me bajo de la mesa de un salto, observando con detenimiento la tabla en la que esta trabajando. Es blanca con detalles en rojo. Parece haber perdido su color con el tiempo, dejando un rojo gastado. Puedo ver a lo que Ashton se refiere, la tabla esta cubierta por una capa de cera endurecida.
Hay sectores en los que logró sacarla, aún así sigue cubriendo la mayoría de la tabla.
—Solo tienes que empujar la cera con la espátula hasta quitarla. Se va enrollando a medida que lo haces —me dice extendiéndome un pedazo de metal con un mango de plástico—. Usa esto.
Asiento. Tomo la espátula que parecer ser únicamente para esto y rasgo un poco de cera, sorprendiéndome con lo satisfactorio que es ver la superficie limpia y lo fácil que se desliza.
—Uhm. Les dije a las demás que iba al baño —digo, soltando la espátula.
Ashton me mira con el ceño fruncido.
—¿Quieres regresar a esa conversación?
Ahora es mi turno de fruncir el ceño.
—Ashton Hawthrone, vamos a tener que hablar sobre tu problema de espiar conversaciones ajenas.
Él solo pone sus ojos en blanco.
—Estaba saliendo de la cocina cuando las escuché hablando. Sobre partos y bebés. Mi madre raramente quiere guardarse algo con ese tema —Ashton niega con la cabeza horrorizado—. Pensé que... No sé. Por eso te envíe el mensaje.
—¿Para qué? —inquiero un poco perdida.
Ashton luce incómodo. Esto si que es una sorpresa. Casi nunca tengo la chance de verlo así. Se alza de hombros. Aprieta sus labios, como si no pudiera decidirse entre decirlo o no.
—Pensé que... Tal vez hablar sobre partos y bebés no te sea cómodo —contesta finalmente.
Siento mi corazón querer explotar en mi pecho.
Corto la distancia entre los dos y lo rodeo con mis brazos. Ashton está confundido al principio, hasta que consigue ponerse al tanto con el abrazo. Me sostiene con fuerzas.
—No me molesta —confieso, para dejarlo tranquilo, pero más que nada para reafirmar lo que siento—. Me trae malos recuerdos, pero no me molesta. Tuve tiempo de procesar todo lo que pasó y de entender que no había forma de que sucedería de otra manera. Duele, solo que hice las pases con ello. Gracias por pensar en mi.
Ashton suelta un resoplido irónico.
—Siento que es lo único que hago últimamente.
Sonrío por más que no pueda verme. Deshago el abrazo lo suficiente para que pueda mirarlo sin querer soltarlo aún. Me acerco hasta que las puntas de nuestras narices se rozan. Ashton es ridículamente alto, así que tengo que ponerme de puntitas.
—Me siento halagada —respondo en un tono burlón que hace que ponga sus ojos en blanco. Estiro una sonrisa arrogante—. ¿Quién lo diría? Ashton Hawthrone no puede dejar de pensar en mi.
—Deja que te borre esa sonrisa del rostro —espeta antes de besarme.
Puede buscar todas las excusas que quiera para besarme, las voy a recibir con gusto porque es como si no pudiera tener suficiente.
Todavía no hablamos sobre nuestra nueva dinámica. Solo estoy disfrutando mientras pueda, porque siento que estoy en una nube y que en cualquier momento va a explotarse. No quiero que explote. Pero también sé que no puedo vivir en la nube para siempre.
Profundizo beso, pasando sus manos por su cabello.
—Siento que nunca podré tener suficiente de ti —confieso al romper el beso. Nuestras respiraciones agitadas nos delatan, y no solo eso, sino también como mi corazón late descontroladamente, solo que por razones distintas.
Ashton me sonríe.
—Cuánta ternura, rubiecita.
Niego con la cabeza divertida.
De repente, interrumpiendo nuestro momento, escucho el clic de una foto siendo sacada en un celular. Mi cabeza gira velozmente hacia la puerta, lista para prepararme para pelear a quién sea.
Sin embargo, no es Quinn tomando notas para su experimento como esperaba, sino que alguien mucho más pequeño. Luca esta parado en la puerta, apoyándose en el marco de ella mientras sostiene con sus dos manos pequeños el celular de Isabella. Lo sé por su funda color rosa.
—Luca... —empieza Ashton al verlo.
—Muchas fotos —nos aclara y continua sacándolas.
Ashton solo se ríe y voltea a mirarme antes de volver a darme un corto beso, haciendo que Luca suelte chille entusiasmado.
—Ya tenemos nuestro primer fan.
***
ASHTON.
Después de Aggie me ayude a limpiar todas las tablas, pasamos el resto del día con el resto de la familia. Es irónico. Durante toda mi vida, estar rodeado de mis familiares se sentía como estar constantemente asfixiándome. El único momento en el que conseguía paz era visitando a mi abuela.
Ahora todo se siente diferente. Tener a mamá, Caroline, Aggie, incluso a Richard, Frank, Isabella y Luca, es totalmente distinto. Se siente como si estuviera en el hogar que nunca tuve. El hogar que siempre debí haber tenido.
Después de cenar, salgo un rato al patio delantero, sabiendo que le prometí a Xavier una llamada. Presiono su contacto, sabiendo que cena temprano y para ahora ya estará sentado en el sofá leyendo un libro. Siempre mantuvimos la linea profesional entre psicólogo-paciente a pesar de que me conoce desde que soy un niño. Aún así, sé muchas cosas sobre él. Es imposible no hacerlo con los años.
Me atiende al instante.
—Ashton, ¿qué tal? —repone en un tono relajado.
Me siento sobre la fuente, aprovechando que está apagada. Sé que se apagó hace tan solo quince minutos. Está programada para eso. Cuando era niño, a veces me sentaba a esperar que se apague como si fuera un espectáculo.
—Sorprendentemente, bastante bien.
Hay un silencio del otro lado de la linea. Largo. Viejo dramático.
—No respondiste "normal", es un avance —resalta, haciendo que niegue con mi cabeza divertido.
Xavier fue una de esas personas que tuvo un asiento de primera fila para ver como mi humor sarcástico se desarrolló. Conoce cada una de mis contestaciones.
—Hubo muchos avances —justifico.
Aunque no pueda verlo, aseguraría que está asintiendo con la cabeza, un hábito que ganó con los años de atender pacientes.
—Cuando me dijiste que volverías a la casa de tu abuela, supuse que podrían pasar dos cosas. Veo que pasó la mejor de ellas. —repone.
—Ah, Xavier. Misterioso como siempre. ¿Cuál eran las dos cosas?
—Adivina.
Dudo que trate al resto de sus pacientes como me trata a mi. Así como dudo que haya un paciente que haya estado con él tantos años como yo. Después de todo, Xavier es un psicólogo infantil y yo soy la excepción.
—Opción uno, me mataba. Opción dos, no me mataba —sugiero intentando ocultar una sonrisa perversa.
Lo escucho suspirar.
—Chiste, chiste —respondo.
—No, esas no eran mis opciones. —continua—. Una era que sería peligroso para ti volver por todos los recuerdos de los cuales te refugias estando en esa casa, y la otra que sería exactamente lo que necesitas. Para darte cuenta lo mucho que has avanzado.
Asiento con la cabeza.
—No fue todo un camino de rosas, ya me conoces —resoplo por lo bajo. Me quedo en silencio, debatiendo internamente como decirle esto—. Volví a nadar.
Ahora sí parece como si la linea se hubiera cortado. El silencio es perturbador, y sé con seguridad que no está siendo dramático.
—Cuéntame más sobre eso. —pide sin perder la compostura.
—No fue mi elección —confieso—. Aggie, te dije que ella iba a acompañarme, decidió surfear y está acostumbrada a las olas de Miami. O mejor dicho, a la inexistencia de olas en Miami —bromeo—. La marea estaba complicada ese día. Llegó un momento en el que no pude verla, así que entré para sacarla.
—¿Y qué pasó?
—Caos. Solo que después. Apenas entré, empujé todos mis pensamientos y miedos al fondo de mi cabeza. Solo me concentré en llegar a ella antes de que sea demasiado tarde. No quise decírselo para asustarla, pero se alejó mucho y siendo ella alguien que no está acostumbrada a este tipo de olas, no hubiera podido salir sola. —miro hacia atrás luego de confesar eso en voz alta. No hay nadie a mi alrededor. Aún así, como medida de seguridad, me alejo más de la casa para que nadie escuche mi conversación—. El caos llegó cuando volvimos a la orilla. Mis manos empezaron a temblar, me costaba respirar, no... No lo sé, fue una combinación de cosas. ¿Y si algo le pasaba? También tenía todos estos recuerdos de... Ese día, que tanto tiempo trabajé para que no sean tan intrusivos y destructivos —suelto un suspiro por lo bajo.
—¿Qué hiciste después?
Sé lo que quiere preguntar.
—Quise beber. Mierda, no solo quería, sentía que lo necesitaba. Mis manos temblaban, solo que ahora con las ganas de encontrar la botella más cercana —pauso al recordarlo, sintiendo repulsión conmigo mismo—. No lo hice. Busqué a alguien. Encontré a mi hermanastra y sospecho que sabía que necesitaba salir de la casa.
—Estoy orgulloso —declara Xavier—. Tomaste la decisión correcta.
—Sí, por lo menos decidí bien en eso. No tanto cuando le grité a Aggie como si ella tuviera la culpa de todos mis problemas. No es su culpa que no se haya dado cuenta. El océano tiene esa cosa, a veces puede ser un monstruo que te arrastra hacia adentro sin que lo notes hasta que es demasiado tarde.
—¿Pudiste hablarlo con ella?
—Hice que entienda mi punto de vista. —me guardo para mi cómo hice que entienda—. Le dije lo aterrado que estuve de casi perderla, lo difícil que fue tener que enfrentarme a uno de mis miedos de esa manera. Aunque honestamente, creo que después de todo, fue una buena forma de hacerlo. Siento que si hubiese tenido que ser mi decisión, nunca la habría tomado. No fue tan malo como pensé que sería.
—Tener esa experiencia, —empieza Xavier en su voz profunda—, de tener las habilidades de poder nadar y ayudar a Aggie, fue importante. El océano no puede controlarte con el poder que tú pensabas. El poder que tú le otorgaste en tu mente. Porque Ashton, sabes nadar mejor que la mayoría. Fue un buen recordatorio de que lo que pasó ese día, sucedió por otras razones. Por el estado de intoxicación en el que estabas y porque tomaste la decisión de ceder. No porque no sabías nadar. Siempre fuiste una persona cuidadosa cuando se trata de surfear, nunca subestimaste tus capacidades y esta experiencia fue ese recordatorio.
Me doy unos segundos para procesar sus palabras. Tiene sentido.
—Quiero volver a intentarlo —declaro con una seguridad repentina. Lo que dijo Xavier solo reafirma mi decisión—. Antes de irme. Volver a surfear.
—Ashton, no tienes que probarle nada a nadie. No te aproximes si verdaderamente no te sientes listo.
—Ese es el problema. Sé que no tengo nada que probarle a nadie, y me siento listo. Lo estuve pensando este último tiempo.
Solo obtengo silencio desde el otro lado. Xavier parece estar en una guerra mental.
—Podrías intentar simplemente entrando. No hace falta que lleves tu tabla. Solo para ver como te sientes cuando no estas viviendo una situación de riesgo como salvar a alguien.
Asiento.
—Creo que voy a hacerlo.
—No puedo decirte qué hacer y que no, solo... Ten cuidado y no te exijas. Es importante conocer tus limitaciones.
—Las conozco —respondo.
—¿Algo más de que quieras hablar?
—Sí, pero de eso mejor hablamos cuando nos veamos —le digo, no queriendo estirar la conversación más—. Un señor de tu edad ya debería estar durmiendo —bromeo.
—Eso piensas. Estoy por llevar a mi esposa al casino.
No puedo evitar reírme.
—No pierdas todo el dinero que te pago.
—Nah, lo voy a duplicar. Adiós, Ashton.
—Adiós, doc.
***
Nota:
Qué tal? Espero que estén bien! No puede ser que YA estemos en Marzo. No se olviden de aprovechar la vida que se va volando.
Ya, reflexiones de vida de lado, espero que les haya gustado este capítulo.
Fue tranquilo para que veamos como están las aguas entre Ashton y Aggie😍 Y también porque estoy en medio de finales:)
Todavía no escribo el próximo capítulo, pero va a ser interesante:)
-Que opinan sobre la decisión de Ashton?👀
No se olviden de votar y seguirme en mis redes sociales para mas cositas el libro❤️
Love,
Cande.
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