PARTE DOS DEL CAPÍTULO 37.

***

Cuando volvemos a subir, la fiesta sigue en su curso. No sé cuánto tiempo estuve allí abajo junto a Nick, perdí la noción de el apenas pisé la playa.

Nick vuelve con sus amigos mientras yo regreso al interior de la casa, queriendo darme una ducha. Ahora que la realidad vuelve sobre mí, puedo sentir el olor champagne en mi cabello y pegándose a mi piel. Es horrible.

Consigo escabullirme entre la gente sin llamar la atención ni cruzarme con nadie que conozca. Todos están muy ocupados celebrando.

Una vez en mi habitación, aprovecho que tiene un baño dentro. Cierro la puerta, y me miro al espejo. Luzco terrible. Todo mi maquillaje se corrió por mis lágrimas y mis pobres intentos de ahuyentarlas con mis manos. Mi cabello está esponjado donde el champagne cayó.

Recordando que dejé mis zapatos olvidados abajo, me quito el vestido, mis pendientes e intento quitarme la mayor cantidad de maquillaje que pueda.

Me doy una ducha rápida. El agua caliente se siente bien en contraste a todo el frío que pasé allí abajo. Me envuelvo en una toalla y salgo de mi habitación. Elijo un pijama color negro con el cual dormir, sabiendo que bajo ninguna circunstancia voy a volver a la fiesta.

Seco mi cabello para no mojar tanto mi almohada y me desplomo sobre la cama completamente exhausta.

Siento que viví demasiadas cosas por hoy.

Estoy por levantarme a apagar las luces cuando escucho mi celular sonar. Lo busco a tientas sobre el edredón hasta encontrarlo. Enciendo la pantalla y leo el mensaje.

Ashton: ¿Dónde estás?

Qué gracioso. ¿Ahora quién busca a quién?

Sin poder evitar las mariposas que siento en el estómago, respondo:

Yo: En mi habitación.

No hay respuesta de su parte. Tampoco que la esperaba.

Un par de minutos después, la puerta de mi habitación se abre despacio, revelando a Ashton. Entrecierra sus ojos en mi dirección antes de cerrar la puerta detrás de él y apoyarse contra ella.

Ignoro lo bien que luce en su traje y lo miro a los ojos.

—Antes que digas algo sobre por qué estoy en pijama...—empiezo.

—Lo sé —Ashton interrumpe.

Frunzo el ceño, deteniéndome por un segundo.

—¿Qué sabes?

—Vi a esa chica tirarte su copa —responde casualmente—. Estaba acercándome cuando te fuiste. Con Nick.

Trago saliva. Sabía que esto iba a venir tarde o temprano. Solo que no estoy lista para que sea ahora. No estoy lista para que Ashton decida que no soy una buena persona y no quiere tenerme en mi vida.

—Él y yo...—titubeo.

—También lo sé —repone.

Mi corazón da un vuelco.

—¿Qué sabes? —interrogo.

Ashton deja de apoyarse contra la pared para caminar hacia el borde de la cama. Se sienta, quitándose el saco de su traje y dejándolo en la punta. Llevo mi atención a sus brazos. A pesar de la camisa, se pueden ver un poco sus tatuajes a través de ella.

—Cuando vi que te estabas yendo a la playa, no sabía que Nick estaba delante de ti. Así que te seguí. Cuando me di cuenta de que él estaba allí... Empezaron a hablar. Y puede que haya escuchado un poco.

No.

—¿Qué tanto escuchaste, Ashton?

—No mucho. No quise espiarlos. Solo escuché lo suficiente para saber que tú y él tienen mucha historia juntos —responde como si no fuera la gran cosa.

Parpadeo.

—Necesito saber específicamente que tanto escuchaste. —le pido.

—Me fui cuando él te dio su traje.

Asiento intentando procesarlo.

Escuchó más que suficiente.

Exhalo por lo bajo.

—¿Quién es Tyler? —me pregunta con intriga.

—Tyler era uno de nuestros mejores amigos —respondo sintiendo vergüenza de admitirlo. Corro la mirada, no queriendo enfrentarlo—. Entonces ya sabes que soy un monstruo.

—Sí, uno terrible —murmura Ashton en voz baja.

Abro mi boca ofendida y volteo a mirarlo, encontrando su sonrisa divertida. ¿Qué demonios tiene de divertido esto?

—¿De verdad te consideras así? —me pregunta—. ¿Piensas que eres un monstruo?

Asiento.

Él respira hondo y niega con la cabeza como si estuviera hablando estupideces.

—Rubiecita, no puedes dejar que tus errores te definan. O te consuman de esta manera —estira su mano para acariciar mi mejilla. Un contraste muy grande a cuando sujetó mi rostro con fuerzas. Me encantan ambas versiones de Ashton por igual.

—¿No me odias? —titubeo—. Sabiendo todo lo que sabes sobre mi.

—Nunca podría odiarte. —me mira a los ojos y sé que me está diciendo la verdad.

No sé cómo sentirme al respecto. Pocas veces pensé en qué sería de mí si Ashton respondiera esto. No tenía la confianza suficiente en mi o en él de que fuera el caso.

—Tenía tanto miedo de que te enteraras... No... no sabía que ibas a pensar de mi.

—Iba a pensar que eras una chica inmadura, que estabas pasando por un mal momento y tomaste las decisiones incorrectas. Me parece bastante común. Además, ¿quién soy yo para juzgar? —se alza de hombros y baja su mano. Extraño el contacto instantáneamente—. Me gustan cada uno de tus secretos. Irónico. Te dije cuando nos conocimos que pronto tendría todos tus secretos en la palma de mi mano. Creo que ya los tengo.

Aprieto mis labios para reprimir mi sonrisa.

—Deberías aprender a no espiar conversaciones ajenas. —recrimino.

Ashton me mira incrédulo.

—Y tú deberías aprender a no acostarte con los amigos de tu novio. —se alza de hombros, después de soltar esa bomba en el tono más relajado del mundo.

No puedo evitar el jadeo de sorpresa que se me escapa.

—Imbécil. Es demasiado pronto para bromear.

Ashton se ríe, mostrando sus hoyuelos.

—No pude contenerme —se excusa e intenta acercarse a mí pero rápidamente lo detengo, echándome más hacia atrás en la cama—. Aggie...

Me cruzo de brazos con indignación.

Ashton me mira por unos segundos antes de tirar de uno de mis pies, haciendo que mi espalda golpee contra la cama y un grito se ahogue en mi garganta. Se aproxima hacia mí, poniendo sus manos en los costados de mi cuerpo. Se detiene cuando nuestros rostros están tan cerca que nuestras narices por poco se rozan.

—Estaba bromeando. —aclara.

—Lo sé, es que...—balbuceo.

—Rubiecita, no hay forma de que cambie mi forma de verte. Tuve tiempo suficiente para conocerte, y sé que no eres una mala persona.

—¿Cómo puedes estar tan seguro?

Me mira a los ojos. Me permito perderme en ellos. No sé cuándo pasó, pero ahora, cada vez que veo los ojos de Ashton, se siente como estar en casa. Es una sensación de calidez y seguridad que me hace sentir en paz.

—No puedo decírtelo, vas a tener que confiar en mí. Estoy seguro. —contesta misterioso—. Además, hay un bonus.

—¿Cuál?

—Que no tengo amigos.

Imbécil.

Entrecierro mis ojos y hundo mis dedos en sus costillas con fuerza, haciendo que se queje. Subo mis manos hasta los costados de su torso, y es cuando descubro que Ashton Hawthrone, el chico tatuado y que te mira mal la mayor parte del tiempo, tiene una debilidad por las cosquillas. Estiro una sonrisa maliciosa, contenta con mi descubrimiento.

—Agustine—advierte. Tarde. No puede evitar las risas que brotan de él, haciendo vibrar su cuerpo mientras continúo mi ataque de cosquillas.

Su risa es contagiosa, y me tiene soltando carcajada tras carcajada en tan solo segundos.

Ashton por fin consigue atrapar mis manos y me detiene al inmovilizarlas encima de mi cabeza, haciendo que tenga que estirarse más y sienta cada centímetro duro de su cuerpo contra el mío.

Respira pesado, intentando recuperarse.

—Descubrí tu debilidad —repongo sonriendo orgullosa.

Él niega con la cabeza.

—No, eso lo descubriste hace dos días —contesta.

Frunzo el ceño. ¿Qué pasó hace...? Mi cuerpo entero se paraliza.

—¿Cuál es tu debilidad, Ashton? —pido que lo aclare.

—Un metro setenta y algo, cuerpo de mis sueños, un poco vanidosa, malcriada, según ella, rubia natural...—describe jugando al desentendido—. Se llama Agustine. Un veinte de diez.

Siento mis mejillas encenderse y mi corazón dar saltos en mi pecho.

—Mi debilidad, y al mismo tiempo, mi fortaleza.

Su respiración se mezcla con la mía, todos mis sentidos se intensifican. Ashton baja la vista a mis labios, pensando demasiado. Si levanto un poco mi cabeza, podría besarlo. Vuelve a mirarme a los ojos, y es cuando puedo ver el deseo en ellos. Tan evidente y palpable que provoca un cortocircuito en mi cabeza.

—No voy a besarte hasta que tú lo hagas —le digo, sin necesidad de recordar lo que pasó la última vez.

Parece pensar en mi propuesta porque baja la vista a mis labios. Los humedezco, volviendo su tarea más difícil.

Sin embargo, Ashton me decepciona cuando suelta mis manos y se aleja de mí, dejándome vacía sin su cuerpo contra el mio.

—Pasaste por muchas cosas hoy, rubiecita. —repone, mis hombros se hunden con decepción—. Descansa.

No quiero descansar.

Quiero a Ashton.

Aún así, asiento intentando ocultar cuanto me sigue doliendo su rechazo. ¿Qué tiene que hacer una chica para llamar la atención de Ashton Hawthrone?

Se levanta de la cama, llevándose su saco consigo.

Espero paciente a que cambie de opinión. A qué voltee.

No lo hace. Abre la puerta, y sale, cerrando detrás de él. Escucho el clic y suelto un suspiro. Entierro mi cabeza en las almohadas.

Este chico va a volverme loca.

Me levanto a apagar las luces cuando la puerta vuelve a abrirse. Mi corazón da un salto del susto.

Apenas tengo que procesar qué hace Ashton de nuevo en mi habitación cuando una mano me sujeta de la cintura, atrayéndome a su cuerpo y no se detiene hasta que sus labios se estampan con los míos.

***

nota:

Mucho para procesar 🥴

quiero saber qué piensan de TODO

siento que aggie y nick se debían hace mucho tiempo esta conversación ❤️

y después ASHTON AJAJAJAJA. No sé como se van a tomar el humor que tuvo para ciertas cosas durante su conversación con Aggie, solo recuerden que así es su forma de comunicarse. Nunca quise beta readers tanto como ahora *suspira*

Como es San Valentín, no quería que sea tooodo triste y les dejé esa parte al final❤️

y NO MENOS IMPORTANTE, EL BESO 😏😏

veremos que pasa en el capítulo siguiente. solo voy a decir que será continuación directa a este capítulo.

nos vemos el próximo lunes🙏🏼❤️

manden good vibes, velas encendidas y suertes porque el viernes tengo un final súper difícil 💀

love,
cande.