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Capítulo 25

| CAPÍTULO 25|

"Could you find a way to let me down slowly?
A little sympathy, I hope you can show me."
Traducción:
"¿Puedes encontrar una manera de decepcionarme lentamente?
Un poco de compresión, espero que puedas mostrarme."

—Let me down slowly, Alec Benjamin.

PRESENTE.

AGGIE.

Cuando vuelvo del departamento de Isabella, no lo hago sintiéndome mejor, como esperé que mágicamente iba a pasar después de hablarlo con alguien.

No me malinterpreten, me sentí bien mientras hablaba con Isabella, pero luego tuve que preguntarle su opinión sobre personas que le fueron infiel a sus parejas.

Por supuesto que su respuesta iba a ser esa. No entiendo qué esperaba. Es la respuesta lógica.

Cierro la puerta del departamento y suelto un suspiro.

Noto instantáneamente el silencio. Ashton aún no volvió de donde sea que se haya ido con tanta prisa después de besarme.

Voy directo a mi habitación. La puerta está entreabierta, cosa inusual. Siempre intento dejarla cerrada porque el gato le encanta entrar y destrozar mis cosas. Maldigo por lo bajo. Lo último que le falta a mi día son mis pertenencias destruidas.

Sin embargo, al entrar, encuentro al gato durmiendo en mi cama. Noto al instante el pedazo de papel encima de mi almohada. Una de las patas del gato está peligrosamente cerca al papel.

Me acerco y lo tomo con mis manos.

"Aggie,

Caroline tuvo un problema y tuve que viajar a verla. Vuelvo en poco.

Ashton."

Perfecto. Ahora huye.

Destruyo la nota con mis manos y me lanzo sobre la cama. El gato sisea cuando me siente a su lado, como si esta fuera su cama. Cierro mis ojos unos segundos, intentando acomodar el caos que tengo en mi cabeza.

Ashton y yo nos besamos.

Fue el beso.

Ashton huyó.

Luego sentí como si pudiera explotar de la vergüenza, y también huí.

La conversación que tuve con Isabella sigue rebotando en mi cabeza. "Son un asco."

En ese momento, se sintió como una punzada al corazón. Me sentí traicionada, y segundos después me di cuenta de que no tengo porqué sentirme así. Después de todo, hice lo que hice. Tenía una relación, y traicioné a la única persona que juraba amarme en este mundo. Lo que hice fue horrible, y me convierte en una persona horrible.

Mi relación con Nick ya estaba en aguas turbias hace mucho. Nada era lo mismo que antes, pero eso no me daba el derecho de hacer lo que hice. De acostarme con su mejor amigo, con mi amigo.

No hay nada que justifique lo que hice.

¿Por qué cualquier persona querría estar conmigo?

¿No es que las personas infieles siempre lo serán?

¿Quién querría arriesgarse a eso?

Ashton y yo no podemos ser nada. No tan solo porque claramente ninguno de los dos está listo para algo así, sino porque cuando Ashton sepa la verdad, no querrá estar conmigo. No lo culpo. Pasó por tantas cosas y tanto dolor que imagino que no va a exponerse de esa manera. No con alguien como yo.

Irónicamente, hay una persona que sé que me entenderá a la perfección.

Desbloqueo mi celular. Pienso en llamar. Seguro está ocupada con algo, así que le envío un mensaje, decidiendo ir al grano.

Yo: ¿Alguna vez te sentiste la peor persona del mundo por algo que hiciste? ¿Cómo si nadie fuera a amarte nunca por eso?

Para mi sorpresa, la respuesta no tarda en llegar.

Quinn: Bitch, mira a quién le preguntas.

Niego con mi cabeza divertida.

Segundos después, veo una solicitud de videollamada llena mi pantalla.

Atiendo.

Quinn luce estar en su cama. Tiene una mascarilla violeta en el rostro y por lo que veo, Fury descansa atrás de ella. Esos dos son inseparables.

Antes de que pueda saludarme, volteo la cámara y le enseño al gato que duerme a centímetros de mi. Todavía no nos hemos matado, así que punto para mi.

Tal como esperaba, Quinn rompe en "awws" y empieza a hablarle al gato con la misma voz que le hablas a los bebés. Nunca imaginarías las cosas que hizo esta chica cuando le habla así a cualquier animal.

Vuelvo la cámara hacia mi cuando ella termina.

—¿Qué está sucediendo, Monroe? Ese mensaje suena misterioso —resalta mientras se acomoda entre sus almohadas.

Dejo escapar un suspiro.

—Hoy estuve... Reviviendo todo lo que pasó con Tyler y Nick —confieso, y siento que mi corazón se estruja con dolor—. La culpa y vergüenza que siento hace que a veces no pueda respirar. Necesitaba hablarlo con alguien que me entienda.

—¿Me tengo que ofender? —arquea una ceja. Es difícil tomarla en serio cuando tiene una mascarilla en el rostro.

Estiro una pequeña sonrisa hasta que empiezo a reírme. Quinn no demora en unirse.

—¡Hablo en serio! —espeto.

—Lo sé, Monroe. Lo sé. ¿Por qué lo reviviste hoy?

—Estaba con Isabella. Es una nueva amiga que conocí hace poco, y... Le pregunté qué pensaba sobre las personas infieles. No debería haberle preguntado.

Quinn niega con la cabeza.

—La verdad es que no. Al menos no sin un contexto. Si lo dices así, suena terrible. Y solo hace que tu culpa aumente. —dice con una mirada comprensiva—. ¿Quieres que te diga la verdad? Lo que hiciste no estuvo bien. Pero hay mucho más detrás de la historia. Hay... Años y años de situaciones, hay un montón de detalles que llevaron a lo que pasó. No estoy justificando lo que hiciste, solo que creo que es importante que crezcas a partir de esos errores. No obsesionarte al punto de no poder respirar cada vez que piensas en ello. Tienes que aprender a perdonarte y poder seguir.

—Es difícil.

Quinn me da una pequeña sonrisa.

—Siento informarte que nada en esta vida es fácil. Excepto Fury cuando le doy un poco de mi hamburguesa.

Eso me hace reír.

—Tengo miedo de que nadie más quiera estar conmigo por lo que hice.

Ella alza una ceja.

—Créeme, Aggie, van a quererte. También hablo por experiencia. Tienes que entender que eres mucho más de lo que hiciste. No puedes esperar que alguien más te quiera cuando no puedes quererte a ti misma primero.

***

ASHTON.

Cuando vuelvo al departamento, son casi las dos de la mañana. Fue el vuelo más próximo que pude conseguir, así que no me fijé en la hora en la que llegaría. Cierro la puerta con cuidado. Dudo que Aggie duerma, pero por las dudas, es preferible no hacer ruido.

Dejo mis llaves sobre la mesa del recibidor.

Observo el pasillo. Siempre dejamos una lámpara encendida, y gracias a ello puedo ver al gato acercarse. Dejo mi bolso sobre el suelo y entro a la cocina. Enciendo la luz y me sirvo un poco de agua.

Me apoyo contra la mesada mientras pienso en qué demonios va a suceder conmigo y Aggie a partir de ahora. Estuve dándole vueltas al asunto durante todo el vuelo a casa. Creo que es importante que hablemos primero. Necesito explicarle.

Pero de nuevo, ¿qué puedo explicarle? ¿Que tengo miedo y que simplemente no puedo tener algo con ella?

Estoy por irme a mi habitación cuando escucho pasos acercarse. Momentos después, Aggie entra a la cocina. No luce como si hubiera estado durmiendo. Tiene su cabello en una trenza y un pijama color rojo.

Siento mi corazón detenerse por un segundo cuando la veo. Mi primer pensamiento: Esta chica es perfecta. En todos los sentidos. Y a veces, pienso que en otra oportunidad, sería perfecta para mi.

Y lo segundo, es recordar cuánto la cagué.

—Pensé que ibas a tardar en volver —es lo primero que dice.

Entra más a la cocina, esquivándome para sacar un vaso limpio del estante y servirse agua.

—No planeaba irme mucho —respondo sintiendo un nudo en la garganta.

Al menos dos metros de distancia nos separan, y aun así, me afecta como si estuviera a centímetros.

—¿Cómo está Caroline?

—¿Qué? —inquiero confundido porque mi cabeza estaba en otro lado. Mi cabeza se pone al tanto con sus palabras y respondo—. Bien. Bien. Es... Caroline y Frank se comprometieron —le digo.

Aggie asiente sorprendida.

—Bien por ellos. Iré a dormir. Buenas noches  —habla en un tono monótono y sin emociones que me destruye.

—Espera —la llamo sin poder contenerme. Aggie voltea—. ¿Podemos... Hablar sobre lo que pasó?

Niega con la cabeza.

—Creo que ya dejaste las cosas bastante en claro, Ashton  —responde. Gira y la veo desaparecer.

***

ASHTON.

Al día siguiente, me despierto como todos los días a las 7 de la mañana. Mis movimientos siguen en automático cuando me detengo en frente de la puerta de Aggie para despertarla. Lo único diferente es que ahora la puerta está abierta, su cama hecha y no hay rastro de ella en el departamento.

Dejo caer mis hombros decepcionado. Es exactamente por esto que no quería llevar a otro punto mi relación con Aggie. Extraño hasta estas pequeñas cosas, como nuestro ritual de cada mañana.

Resignado, preparo café solo para una persona.

Todo el camino hacia la universidad se siente miserable. Aggie no está para poner música como siempre, para quejarse de cómo maneja la gente a nuestro alrededor y para volverme loco todas las mañanas con nuestras pequeñas peleas sobre cosas triviales. Incluso me parece un poco patético como la extraño.

Tras una pesada mañana de clases, encuentro a Aggie en la cafetería. Está junto a Isabella y Leo, hablando animadamente sobre algo mientras almuerzan. Cuando me acerco a ellos con mi comida, Aggie evita mi mirada.

La conversación sigue como siempre con el grupo.

—Ahí está Cassie —señala Leo en un momento del almuerzo—. Por poco pensé que no vendría.

Miro sobre mi hombro para ver a Cassie acercándose con su bandeja de comida. Se sienta en el único lugar libre, al lado de Leo y en frente de mi. Me dedica una pequeña sonrisa antes de quitar su mirada de mi para concentrarse en su almuerzo.

Últimamente estuve recibiendo vibras extrañas por parte de Cassie. No voy a mentir, su comportamiento es extraño en lo general y Leo me aseguro que no es personal, que es así con todo el mundo. No me deja tan tranquilo.

En definitiva no quiero enviarle las señales equivocadas y dejar que imagine cosas. No es mi tipo. Tristemente, mi cabeza está empeñada en hacerme saber que estos días, tengo un tipo de chica y se llama Agustine Monroe.

—Oh, por poco lo olvido —dice Leo cuando estamos terminando de almorzar—. Conseguí entradas gratis para la inauguración de una discoteca este sábado. Todos irán. Sin peros.

Isabella arquea una ceja.

—¿Cómo conseguiste entradas?

Leo se ríe.

—A veces, cuando te metes con la gente indicada... Literalmente —aclara a lo que Isabella pone una mueca de asco. Miro a Cassie, quien baja su cabeza avergonzada, como siempre que alguien insinúa algo subido de tono. —No acepto no como respuesta. Isabella, empieza a llamar a la niñera.

Sin esperar algún tipo de contestación, Leo se retira de la mesa. Aggie e Isabella inmediatamente empiezan a susurrar entre ellas, dejándome a Cassie y a mi un poco varados.

—¿Tienes ganas de ir? —le pregunto para que lo poco que queda del almuerzo no sea incómodo.

Ella se alza de hombros.

—Uhm, no lo sé. No es realmente mi escena.

—Deberías ir. Podría ser divertido que estemos allí juntos —le digo e inmediatamente me arrepiento de las palabras que salieron de mi boca. Cuando veo que los ojos de Cassie se iluminan. Que estemos todos juntos, quiero corregirme. Mierda. 

No quiero darle falsas esperanzas.

Ella carraspea.

—Quizás.

Apenas registro cuando Isabella y Aggie se levantan de la mesa. Volteo a verlas irse, sintiendo una terrible sensación en mi pecho. En definitiva, no es la conversación que esperaba que Aggie escuche.

***

AGGIE.

Horas más tarde, estoy sentada en una banca del campus junto a Isabella. Estamos estratégicamente debajo de la copa de un árbol para que los rayos del sol no nos molesten. Tenemos diez minutos hasta que nuestra próxima clase empiece. No es una clase que se llene de personas, por lo que sé que encontraremos lugares llegando con algunos minutos de sobra.

—Es que no entiendo —espeto frustrada—. ¿Tú escuchaste lo mismo que yo?

—Sip —asiente Isabella—. ¿Estuviste viendo como se hacían ojitos?

—Sí —respondo casi en un gruñido.

Isabella ata su cabello en una coleta y suspira.

—Sé que te dije que no tienes porqué preocuparte por Cassie, pero... —titubea y en mi interior, se encienden sirenas con sonido a todo volumen—. Quizás debas hacerlo.

Niego con la cabeza.

—Me rehúso. Ashton puede hacer lo que quiera. Estoy harta de esperar cosas de su parte —resoplo—. Necesito... Olvidarme de todo esto un rato. Quizás... Quizás Ashton no sea la respuesta. Quizás solo necesito a cualquier persona.

Ante lo que digo, Isabella suelta una carcajada.

—No, Barbie. Estamos en este problema porque Ashton es la única respuesta —apunta—. Levántate, ya tenemos que ir a clase.

Respiro hondo y le hago caso. Levanto mis cosas, colgando mi bolso sobre mi hombro y camino junto Isabella.

—Hablo de verdad. ¿Y si solo quiero a cualquier otro chico? ¿Y si mi capricho con Ashton es solo porque tengo meses de abstinencia?

Isabella pone sus ojos en blanco.

—No es un capricho. ¿Puedes dejar de engañarte a ti misma? —inquiere. Ja. Esas son las mismas palabras que Ashton me dijo. Tal vez de verdad lo haga—. Aunque... Hazlo. Intenta con otro chico, verás que lo que quiere tu corazón seguirá siendo Ashton. Además, no creo que sea tan mala idea. Después de todo, Cassie y él...

—Isabella Reyes, siento que eres el diablo en mi hombro.

Ella se ríe y se encoge de hombros.

—Por cierto. Nunca pregunté de donde es tu apellido —señalo. Pasando mi tarjeta por el lector, entramos al pasillo principal del edificio. Nuestro salón está al final del corredor.

—Originalmente de España. Solo que no soy de allí, mis bisabuelos emigraron a Argentina en 1920 —explica a lo que asiento sorprendida—. Soy Argentina. Viví allí los primeros cinco años de mi vida, y luego nos mudamos a California.

Todos los días se aprende algo nuevo.

—Entonces, ¿hablas español fluido?

—Sip. En casa, mi familia sólo hablaba español. Más que nada porque mis padres no querían que mis hermanos y yo perdiéramos el idioma. Éramos una familia bastante unida y muy conectada con la cultura hasta que me fui.—explica y luego se ríe por lo bajo—. No me fui, me echaron —corrige en un tono agrio—. Ya te conté que pasó cuando se enteraron de que estaba embarazada. A veces intento hablarle español a Luca y mantener la cultura Es doloroso hacerlo. Trae demasiados recuerdos. Quizás cuando sea más grande y esté más lista, podría volver a intentar.

Pongo una mano en su hombro y le doy un suave apretón para mostrarle mi apoyo.

—Estoy segura de que cuando estés lista, tu boca va a empezar a soltar palabras en español y en menos de nada Luca va a estar molestándote en dos idiomas.

Isabella se ríe mientras entramos al salón de clases.

Me parecen interesantes los orígenes familiares. Quizás sea porque conozco poco y nada sobre los míos, y sigo en busca de respuestas que dudo que mis padres vayan a darme.

—Solo quiero hacer lo mejor que pueda por Luca. Criarlo sola es..., lo más difícil que hice en mi vida. Tengo el miedo constante de arruinarlo todo por no ser suficiente —murmura.

Hay poca gente en esta clase. Cada grupo está sumido en su propio mundo y sus propias conversaciones. El profesor todavía no llega por lo que nadie nos presta atención.

—Isabella, vi como eres con Luca y lo mucho que te preocupas. No tengas miedo de arruinar nada, estás haciendo un trabajo increíble. Luca es un niño feliz, educado y lleno de amor. Créeme, si estuvieras haciendo algo mal, se vería.

—¿Y si crece y se da cuenta de que no es suficiente?

Niego.

—Cuando tu infancia es tan buena como la de Luca, solo va a crecer agradecido y contento de tener una madre como tú.

Los ojos de Isabella se humedecen por unos segundos. Pasa una mano por sus ojos, borrando los rastros.

—Solo quiero que crezca siendo feliz. —resopla abatida.

—Y lo hará. Gracias a ti. —respondo—. Lo estás criando bien. Estoy segura de que no será de esos chicos que rompen corazones y dejan plantados a chicas.

Isabella suelta un gruñido por lo bajo y esconde su rostro en sus manos.

—No hables de chicas y Luca. No creo poder soportarlo.

Suelto una carcajada.

—No me digas que serás de esas madres que interrogan a cada pobre chica que mire a Luca.

Se quita las manos de su rostro y voltea a mirarme con sus cejas arqueadas.

—¿Crees que no soy capaz?

Me río y niego con la cabeza.

***

Para seguir mi misión de evitar a Ashton, porque no tengo energías ni ganas de ver su rostro, después de mi última clase, acompaño a Isabella a buscar a Luca de la guardería y luego vamos por unos helados.

Ahora mismo, Luca está sumido en su helado de chocolate con chispitas de colores. Isabella está a su lado, limpiando su boca cada dos segundos porque todavía no domina bien el arte de tomar un helado.

—Awi, ¿dónde está Ashton? —me pregunta de repente.

Isabella me mira con diversión. Abro y cierro mi boca sin saber qué decir.

—En casa —decido responder.

—¿Por qué?

Respiro hondo.

—Porque se portó mal y está castigado.—contesto con la mayor simpleza que puedo—. Así que ya sabes, Luca, no te portes mal o te pierdes cosas como tomar helado.

Isabella no aguanta y se ríe, Luca asiente ante la respuesta.

Miro a Isabella quien modula con su boca "¿Se supone que tu eres el helado que se pierde?". Pongo mis ojos en blanco.

De repente, nuestros celulares empiezan a sonar al mismo tiempo. Me inclino a ver la pantalla, y veo que son mensajes en un grupo que tenemos con Leo, Cassie, Ashton, Isabella y yo. Leo está insistiendo con sus planes para el sábado a la noche.

—¿Qué harás, Barbie? Lo veo como una ocasión perfecta para poner celoso a alguien.—titubea y se alza de hombros—. Ashton necesita unos cuantos empujones en la dirección correcta.

Aprieto mis labios sin decidirme.

—¿Crees que sea buena idea?  —le pregunto.

Ella se alza de hombros.

—Honestamente, no sé. Por eso hay que intentar.

Asiento.

—Pongamos el plan en marcha.

***

Horas más tarde, estoy volviendo al departamento. Es justo el horario en el que Ashton no está, así que no corro peligro.

Estoy por entrar a darme una ducha cuando mi teléfono suena con notificaciones de Quinn, preguntándome qué tal van las cosas. En un rápido mensaje le cuento sobre la fiesta del sábado y como planeo básicamente, pasarla con otro chico.

No espero una respuesta y me doy una ducha rápida. La ducha solo me ayuda a cementar más mi enojo con Ashton y el plan que Isabella y yo pasamos una hora detallando. No es tan solo por él, pero para que pueda quitarme la duda de si es verdaderamente Ashton lo que quiero o solo estoy pasando por una etapa. Muy dentro de mi, ya conozco la respuesta a ese interrogante. Voy a pretender que no.

Para cuando salgo envuelta en una toalla y sintiéndome un poco mejor, Quinn ya respondió.

Quinn: No te arriesgues con desconocidos. Tengo un amigo en la ciudad que vive por este tipo de estupideces. Además, el desgraciado es atractivo.

Frunzo el ceño.

A continuación, me envía un contacto con un nombre que no reconozco.

Quinn: Ya hablé con él, obviamente dijo que sí. Envíale un mensaje de mi parte.

El diablo puede trabajar duro, pero Quinn Meyer trabaja el triple.

***

Nota:

Que tal? Tanto tiempo. Les cuento que ya estoy oficialmente de vacaciones, así que vamos a tener capítulos más seguidos. Y se viene un par de capítulos interesaaaantes. Con nuestro querido personaje sorpresa, ya saben como pueden salir las cosas.

No revisé, pero espero que hayan entendido la foto que subí en Instagram como adelanto. Si no, háganle un poco de zoom a la marca de la cerveza.

Como les cae Isabella? En mi cabeza iba a ser un personaje random pero le estoy tomando cariño.

No tengo más para decir. No se olviden de votar y comentar, ayuda un monton

Las quiero mucho! Nos vemos dentro de muuy poco.

Love,

Cande.

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