Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 11 ✺

Bailes excéntricos, platos que desfilaban de un lugar a otro esperando por sus comensales, damas pavoneantes y muchachos a la espera de una buena presa, era lo que Argel Gallander se encontró al llegar a los grandes salones de palacio.

Todas las cortes se encontraban aquella noche en la gran sala, dejando a la vista a los nobles de cada territorio ataviados con sus ropajes típicos con los que lucían y desfilaban. Todos ellos se reunían en corrillos sin apenas mezclarse, pues la sombra de la Fragmentación seguía poniendo trabas entre las alianzas antaño formadas. Sobre el papel podía expresarse la unión de las cuatro cortes, pero sus gentes jamás se juntaban. Ni siquiera en actos como aquellos en los que todo Alstaen se reunía por una de las tradiciones más importantes del continente.

Argel usaba el mismo traje que sus hermanos, pantalones blancos que terminaban enfundados en unas impolutas botas negras. Una camisa de lino blanca ataviada con una armilla azul marina con bordados negros y cuerdas doradas, lucían a juego junto a la elegante capa azul y dorada que colgaba de los hombros de los príncipes. En su espalda lucía entre detalles brillantes, el símbolo de su Corte, un gran sol con un kraken en el centro haciendo referencia a su Emental, Akren.

—¿Realmente es necesario que estemos todos?

Argel miró de soslayo a su hermano menor Vallan, que junto a sus muletas formulaba su pregunta con evidente aburrimiento. Suponía que sus débiles piernas y sus delgados brazos no podrían sostenerse en pie durante toda la noche.

—Madre quiere que nos vean unidos. —Recordó Zalnar al comprobar cómo Ronet sonreía coquetamente a algunas damas de la Corte Este —. En cuanto la ceremonia comience y el primer baile se dé a cabo, cada uno podrá ir a divertirse a su manera.

—¿Debemos bailar? —preguntó Argel con temor.

—Solo bailarán Zalnar, ya que es el heredero, y nuestra madre.

—Pero no hay rey, ¿con quién bailará madre? —Argel se detuvo a unos pasos de Zalnar para poder charlar tranquilamente con Vallan. Pues el hermano mayor parecía demasiado ocupado en retener a Ronet.

—Seguramente quede a la espera de que algún lord la saque a bailar, si no fuera así, o ella no estuviera conforme a la invitación, Farion sería quien la acompañaría.

—¿El general?

—¿Preferiríais ser vos quien la sacara a bailar?

—Yo no tengo idea de cómo mover los pies. —Argel suspiró de forma pesada observando a los miembros de la Corte Oeste, aquellos que parecían más enfrascados en seguir en sus conversaciones, ajenas al resto de cortes. Sus trajes verdes oscuro, les ayudaban a pasar aún más desapercibidos en los rincones de los salones—. ¿Y Zalnar con quien bailara? No tiene prometida...

—Lo desconozco.

La Corte Este permanecía en el otro extremo de la sala, alejados de la Corte Oeste, la rivalidad que pudiera haber entre ambos brillaba con fuerza en momentos como aquel. Apenas se dirigían siquiera una mirada, pues todos ellos parecían encontrarse cómodos tal y como estaban dispuestos en la sala.

Cuando únicamente faltaba la Corte Norte en hacer su entrada para dar comienzo a los bailes, y justo cuando Argel comenzó a pensar que tal vez no se presentarían, una de las escaleras que se encontraban al costado de la sala fue testigo de cómo los cortesanos del norte descendían por ella, con sus ropajes granates con bordados negros y sus capas blancas.

Argel se encontraba al lado de Vallan, puesto que la reina Saelen-Lir Gallander se hallaba en su trono dorado. A cada lado se situaban dos de los hijos de su majestad. A la derecha, Vallan y Argel, y a la izquierda Ronet y Zalnar. Todos ellos en pie observando como todo el mundo dejaba paso a los norteños.

En aquel instante, aparecieron entonces la reina y la princesa tras el rey y su heredero. Los hombres vestían muy parecidos, aunque la corona plateada con rubíes que brillaba sobre la cabeza de Barius Cadogan mostraba quien era el lord. Y, aun así, con sus ropajes granates y su corona, ambos hombres quedaron opacados por la belleza de su reina y de su hija.

Mientras que la reina lucía su cabello castaño en un elegante recogido y llevaba un vestido sencillo, que se encontraba oculto tras su capa, la pequeña llevaba el cabello suelto, y su vestido granate dejaba entrever un disimulado corsé blanco emperlado, con pequeñas esferas de plata. La capa blanca que cubría toda la espalda de la niña, la hacía ver como una mujer que estuviera a punto de casarse, cuando apenas ni llegaba a los 8 años de edad.

—¿Por qué no le proponéis un baile?

Vallan sonrió con ternura a su hermano que parecía fascinado por la elegancia y frialdad con la que se movían los norteños hasta ellos.

—Prefiero no hacerlo.

—¿Tanto os humilló?

—Se burló en mi cara de mis pocas habilidades y conocimientos. Tiene más en común con Ronet que conmigo.

—Es una norteña. ¿Qué esperabais? ¿Una sonrisa y una aliada? —Murmuró Vallan acercándose lentamente hasta su hermano.

—Yo no pedí estar en este lugar, ni formar parte de la familia real. Lo decidieron por mí, Vallan. —Argel miró a su hermano con molestia, mientras apretaba su diminuta mandíbula en la que brillaba un pequeño moratón causado por la princesa norteña—. Suficiente tengo con soportar las burlas de Ronet y Farion de las que no puedo librarme. Pero si puedo evitar a esa princesa y que vuelva a golpearme, lo haré.

—Os rendís demasiado rápido para ser un pirata... —Anunció Vallan encogiéndose de hombros para observar con detenimiento a quienes rodeaban a su rey. Lucían la insignia de la magia, la Triveta, una triqueta convencional, con una estrella en el centro—. Invocadores...

—¿Ese es el símbolo de aquellos que manejan la magia?

—La Triveta se considera uno de los canalizadores de magia más importantes del mundo. Es el más común, aunque solo hay dos maneras de hacerse con ella, o vas a los Dominios de Onatil y allí te la otorgan tras ver tus capacidades...O las heredas a manos de otro Invocador.

—¿Y qué tipo de magia creéis que controlan...?

—Supongo que la Magia Menor, entre ellas la que es utilizada en el norte.

—¿Cuál?

—La Magia de Ignadere, aquella que controla el fuego y en ocasiones los propios metales. Es de las magias más peligrosas de todas, junto a la que se utiliza en la Corte Este.

—¿Cada corte usa una de las cuatro Magias Menores?

—¿No es lo lógico? La Magia Menor se divide en los cuatro elementos, en los cuatro Ementals. Cada uno de los territorios se fortalece de la energía que su protector les otorga, y gracias a ello, se vuelven especialistas en ese tipo de magia en concreto.

Argel sentía que su cabeza estaba a punto de explotar, en ocasiones como aquellas, no podía evitar preguntarse cómo aquel niño que se encontraba a su lado sostenido por dos muletas de madera poseía tal conocimiento. Pero lo cierto era que mientras Ronet o Zalnar se habían estado preparando para las batallas, o reinar, Vallan había permanecido con la cabeza entre los libros desde bien pequeño.

En silencio, ambos hermanos observaron como lord Cadogan era el primero en llegar hasta la alta lady de la Corte Sur, quien asentía sutilmente mostrándole la misma bienvenida y respeto que él hacía junto a su reverencia. Su mujer y sus hijos imitaron a su rey antes de comenzar a dirigirse junto a sus cortesanos, nobles y guardias al único lugar vacío de la gran sala.

Argel no podía evitar mirar el elegante vestido que portaba la princesa, y en cómo esta, a pesar de ser repudiada por su rey, estaba acompañada por su hermano Banon quien parecía ignorar las órdenes de su padre. Juntos tras su madre, parecían charlar animadamente y se agarraban de la mano con la intención de acompañarse en aquel lugar. Sus ojos se deslizaron hacia los integrantes de la Corte Oeste, donde sus miembros parecían querer permanecer ocultos tras el gentío de su corte, así que no pudo visualizar a los líderes más allá del que sería el general o el comandante de su guardia. Un hombre de cabello oscuro como la noche y piel extremadamente tostada por el sol. Sus cicatrices blancas en el rostro indicaban que era un guerrero, pero seguía sin saber quién era exactamente.

—Es el comandante Sedylion. Es junto a Farion, uno de los caballeros más valientes e importantes de todo Alstaen...—Murmuró Vallan a su lado—. Según se cuenta, ellos lucharon contra Dullahan y Hedas, los comandantes de los Dominios en la Fragmentación, que se batieron en duelo contra dos de los guerreros más poderosos del mundo.

— ¿Y cómo sobrevivieron? —Quiso saber el pirata en voz baja.

—Nadie lo sabe. Farion nunca nos quiso contar la historia.

En aquel instante, ambos hermanos se quedaron en silencio al ser testigos de cómo su madre se ponía en pie dando la bienvenida a todas las cortes por venir hasta Shunra. Orgullosa de lograr reunirlos a todos, prometió una cálida acogida y una gran noche para, al día siguiente, comenzar una de las primeras pruebas de la Unión.

Dicho aquello, la música comenzó a sonar y en la tribuna, Argel ayudó a una de las sirvientas a traer uno de los tronos para que Vallan pudiera sentarse, pues estaba agotado. Ronet, sin embargo, seguía buscando alguna dama con la que lanzarse a bailar.

Saelen-Lir Gallander permanecía en el trono sentada disfrutando de la fiesta esperando a que alguien tuviera el valor de sacarla a bailar, pero no fue otro que Farion quien le tendió la mano para así llevarla hasta el centro, donde ambos comenzaron a deslizarse por el suelo de mármol blanco, cubierto por una extensa alfombra azul. Y hasta aquel momento, Argel no vio la complicidad que ambos tenían.

—Cuida de Vallan, Argel. Tu hermano, tu responsabilidad.

El joven pirata alzó la cabeza para encontrarse con su hermano Zalnar que sonreía con ternura a ambos hermanos antes de bajar los escalones y dirigirse al lugar donde muchas de las damas de las diferentes cortes esperaban ansiosas por algún caballero que las sacase a bailar, puesto que todas eran conscientes que, en festividades como aquellas, los matrimonios y alianzas estaban a la orden del día.

Argel observó con atención como todas las damas suspiraban y reían sutilmente ante el príncipe, que paseaba por delante de ellas dedicándoles un saludo formal. Se veía como un rey, seguro y tranquilo caminando entre las damas y los caballeros. Deseaba algún día poder verse igual de valiente y seguro de sí mismo como su hermano. Igual que su padre cuando caminaba por el barco.

Vallan, que tosió suavemente, le sonrió divertido al comprobar que su hermano parecía haberse quedado embobado.

—Tengo una sorpresa para ti.

—¿Para mí? —preguntó el pirata con confusión.

—Así es, si mi carta ha llegado a tiempo, y eso espero...Quizás esta noche tengas aquello que deseas.

Argel se quedó sin palabras, pues un murmullo resonó en la sala. Ambos hermanos ahora también acompañados por Ronet, que se encontraba al otro lado del trono de Vallan, observaron como Zalnar estaba frente a la princesa norteña.

Un hombre de su corte, un general barbudo de ojos hundidos y los dientes podridos, forcejeaba con Vanora tratando de arrastrarla algún lugar más privado. ¿Qué era lo que pretendía ese hombre? ¿Por qué agarraba a la princesa de aquella manera? Su feo rostro estaba muy cerca de la dama que trataba de alejarse desesperadamente del hombre que le sacaba tres cabezas, y muchos, muchos años.

El hermano de Vanora trataba de llegar hasta ella apartando a sus cortesanos, pero el joven príncipe y heredero era demasiado solicitado por las damas como para que le dejasen pasar.

En aquel instante, cuando Vanora estaba siendo arrastrada en contra de su voluntad y con ojos llorosos pidiendo ayuda a su padre, quien simplemente apartaba la mirada, Argel sintió como una furia crecía en su interior. Se dispuso a caminar hacía allí para plantarle cara aquel hombre que se hacía llamar caballero, pero Vallan lo detuvo por el brazo antes de que pudiera alejarse demasiado.

Zalnar había llegado antes y sosteniendo el otro brazo de la princesa, la detuvo antes de que salieran del salón. Las palabras que se intercambiaron no debieron de ser agradables, pues el general de la Corte Norte bufó molesto antes de perderse en la oscuridad y maldecir en voz baja.

Segundos después, toda la sala fue testigo de cómo Zalnar sacaba a bailar a Vanora en mitad de la pista. Bailando en silencio, las lágrimas de Vanora se deslizaban por su rostro frio, tratando de contener sus emociones.

En ese mismo momento, las puertas de palacio volvieron a abrirse, pero debido al gentío nadie fue consciente de quien había entrado. No al menos hasta que Saelen-Lir Gallander giro sobre sí misma mientras bailaba con Farion, y terminaba en los brazos de otro hombre.

Oseus Makerna, ataviado con una camisa de lino limpia, una armilla turquesa y una capa negra, al igual que sus pantalones, la recibió en sus brazos después de su último giro.

Argel sintió que dejaba de respirar al ver a su padre allí plantado y lanzó una mirada rápida a Vallan que sonreía orgulloso y tímido al mismo tiempo, mientras las críticas de Ronet sonaban de fondo junto a los violines.

—Gracias...

—Espero que esta noche sea inolvidable, hermano. — Sonrió Vallan a Argel.

El joven pirata asintió repetidamente observando como el rostro de Saelen mostraba la felicidad más absoluta, y en cómo sus manos se aferraron al cuello del pirata, dejándose llevar en su baile. Pues era como si los años entre ellos no hubieran pasado. Como si todas las guerras, sacrificios y pérdidas no existieran, su pasado no importaba.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro