Las manos inutilizables, la impotencia creciendo como el fuego y arrasando todo su interior, la boca sellada bajo un trapo, impidiéndola hablar, mostrar su opinión o pensamientos, que en estos momentos eran obscenos, seguramente si en estos instantes no tuviese la venda tapando y bloqueando sus cuerdas bocales, se habría dedicado a soltar toda clase de improperios, importándole muy poco lo educada o no que pudiera ser. En ningún momento había dejado de luchar contra las sogas que mantenían sus manos atadas, aunque tenía las de perder, no pensaba dar a torcer su intento inútil por escapar, rodeada de hombres no lograría nada, y aunque estuviera causando su propio castigo no se detuvo, no les daría el gusto de verla flojear.

-Empieza la subasta. - anunció el comerciante exponiendo como si fuera un trofeo a la joven maniatada.

El lugar que se lograba visualizar era tenuemente iluminado, mal oliente y con el fuerte olor a alcohol inundando la estancia. Había varios taburetes colocados todos al frente en dirección al pequeño escenario de madera al final de la sala donde comerciaban con mujeres.

-20 libras- dijo un hombre de dientes amarillos y barba descuidada.

-60 libras- vociferó otro desdeñoso, viéndola como si fuera un pedazo de carne con esas ropas con las que la habían vestido que no dejaban nada a la imaginación.

-150 libras- gritó un señor mayor alardeando de su gran cantidad de dinero.

- Es una encantadora señorita, y poco común en estas tierras, cuenta con unas curvas latinas, grandes bustos...- dijo el hombre tocando cada parte de su cuerpo sin ningún pudor- ojos claros, piel bronceada y pelo castaño, una belleza- siguió describiendo a la chica incitando a los compradores a pagar más por ella. - y lo más importante señores, es virgen- a partir de ahí todos saltaron a la vez como tal depredador a por su presa. - tiene acento francés, británico y español, todo un premio señores. -con eso dio final a la descripción.

La gran mayoría de los presentes en la estancia estalló entre billetes alzados, apuestas por quien la desvirgaría primero u ojos oscurecidos mirando a la nombrada como una pieza desechable.

Así comenzó el comercio de la chica, detrás de ella había toda una fila de jóvenes en su misma situación, llevadas a la fuerza, traicionadas por su propia familia, vendidas solamente para deshacerse de una hija más y poder beneficiarse con la porción de dinero que les tocase a ellos.

-900 libras- dijo uno al fondo de la sala, todo el mundo enmudeció, nadie se gastaría tanto dinero solo por una mujer, no era normal, al menos que en verdad te interesase entretenerte sexualmente con ella o usarla como criada, y en verdad esa era la finalidad de las mujeres, complacer a los hombres, o al menos ese era el concepto que ellos tenían, y estaba claro que no le pedirían la palabra ya que ellas no tenían ni voz ni voto.

- 2000 libras- contraatacó un sujeto que se había mantenido en todo momento al margen, en una esquina, viendo el espectáculo.

-3000- volvió a hablar el primero como si tratase de un niño pequeño encaprichado con su juguete.

-9000- y con eso, la subasta terminó, nadie tenía tanto dinero a su disposición.

-Vendida.