CAPITULO 12: Aclaración
Bien la molestia de ver a Edward con esa mujer aun no desaparecía pero aun deseaba verlo, los sentimientos actuaban de una forma muy extrañaba ¿Cómo puedes odiar a alguien y querer verlo? No había ido a la universidad porque no tenía el valor para insultarlo y no sabía si podía hacerlo
Tenía miedo de enfrentar la realidad y que le digiera que ya la había olvidado, sabía que era inevitable pero quería retrasarlo todo lo que podía aunque lo había pensado ella no debía temer porque eso era la mejor ¿Qué futuro podía tener con Edward? No lo culpaba que la cambiara por esa rubia, seguro tenía mejor cuerpo que ella
Preparada para todo y con la esperanza de verlo, se fue a la universidad aunque seguro ya había perdido sus clases hace ya un rato pero quería aclararlo, insultarlo todo lo que podía y librarlo de la promesa que le había hecho, obligarlo a que se olvidara de todo lo que sabia
Pero cuando llego, solo pudo ver a Edward con esa mujer tomando su mano, no pudo moverse cuando lo vio sonreír por un perro que había salido del auto de la mujer, sin resistirlo se acerca un poco para escuchar y sentir como su cuerpo se llenaba lentamente de impotencia e ira
—Es el producto de nuestro amor, después de meses sin verlo aquí esta—aprieto los puños al escuchar eso, no podía equivocarse
—Dan bienvenido a casa—no podía negar que Edward se veía muy bien con ese perro pero no le gustaba su compañía
— ¿Te gusto verdad? — lo veo sonreírle en cuanto se une a él para acariciar el perro—El dilema ahora será quien de los dos se va a quedar con el
—Sabremos llegar a un acuerdo, siempre hemos sido razonable
—La mejor solución es vivir juntos —no podía seguir escuchando, por muy linda que fuera esa mujer, no lo dejaría ir sin más, por lo menos seria la piedra en su zapato, no se desharía de ella fácilmente
—Edward—lo veo levantarse al verme, recuerdo el consejo que Angel una vez me dio sobre dejar en claro su terreno y aunque no era de ella pero esa mujer no lo sabía y tampoco pensaba decírselo —He aprendido mucho desde que te fuiste—me acerco decidida a él, teniendo en mente un plan, puedo notar como la mujer se incorpora para verme
—Es bueno saberlo, te deje en buenas mano—me detengo frente a él y luego veo a la rubia para lanzarle la mirada de superioridad y fría que Angel en una ocasión me enseño, para dejarle en claro que no era de mi agrado, intento tomar el valor para el siguiente paso—Esmeralda necesitaba...—me sorprendo yo mismo al abrazarlo del cuello sin darle tiempo de terminar su frase y seguidamente uno nuestros labios, esperando que mi cuerpo no reaccionara de manera negativa pero siento como un cosquilleo recorrer mi cuerpo entero y mi corazón acelerarse por el acto, noto como el cuerpo de Edward reacciona junto al mío, sintiendo ambos esa electricidad que existía entre ambos desde el primer momento
Por unos segundos siento el pavor de que me aleje pero no era así, me toma de la cintura para poder corresponder el impetuosos beso que me había atrevido a darle, si no es por el ladrido del perro olvido completamente mi objetivo, con pesar me alejo aun sintiendo los nervios a flor de piel y todas esa deliciosas sensaciones recorrer mi cuerpo
—Aprendí a ser egoísta, lástima que no fuiste mi maestro—ve a la mujer que parecía un poco molesta, yo solo la miro desafiante y sonrió por mi logro
—Dios, no puede ser—noto que observa a la mujer ¿Debería irme? Era lo mejor, ya había dejado claro mi lugar, doy un paso atrás pero siento como el rápidamente toma mi mano, tenía años sin sentir esa calidez que le gustaba aunque no podía disfrutarlo tenía que concentrarse—Lo siento por esto, luego hablamos tengo unos asuntos urgentes
—Que casualidad yo también—intento liberarme inútilmente, lo desafío con la mirada y el hace lo mismo, estaba molesto, nunca lo había visto así
—Llevare a Dan a mi casa por ahora—sin más la veo tomar el perro para subir al auto, había ganado la batalla pero la felicidad por mi triunfo dura poco, podía sentir la mano de Edward jalarme y dirigirse a Carlos que aún no se iba
—Disculpa, ya me conoces soy Edward ¿Podríamos hablar dentro de la camioneta? Sé que eres persona de confiar, créeme que se todo lo que implica esta mujer—Carlos me dirige una mirada extrañado, ya lo conocía pero no había socializado mucho
—Si claro, no los molestare—sin más Ed me obliga a subir al auto junto a él y una vez encerrados un extraño silencio nos rodea, nunca había un silencio como ese entre ellos aun así solo pudo observar como revolvía su cabello algo frustrado parecía estar pensado o intentándolo
Por su lado ella solo podía intentar en dejar pensar en lo bien que se le veía el cabello revuelto de Ed, tenía que concentrase en una manera de alejarlo, porque su objetivo solo era dañar su relación con esa mujer pero parecía que la tenía controlada o al menos eso creia
—Sabes no deberías darle órdenes a mi chofer, si no quieres que le diga que te baje del auto, será mejor que lo hagas por tu cuenta—me había costado un poco poder hablar y dejar de verlo había funcionado, ya no tenía tanta tenacidad como cuando lo conoció, los sentimientos eran otros
—Esmeralda—lo veo al escuchar mi nombre en sus labios, gran error porque me encontré con su ceño fruncido y su cabello alborotado, sus ojos brillaban con intensidad, siempre se había preguntado cómo se veía molesto, debía intentar hacerlo enojar más seguido, era extraño porque aunque estuviera solos, no tenía miedo de que le fuera hacer daño
— ¿Qué? Es mi nombre ¿Crees que te tengo miedo?
—Los años no te han quitado lo infantil—frunzo el ceño al escucharlo—Mujer creí que te estaba enseñando bien ¿Porque hiciste eso? ¿Pensaste en siquiera las consecuencias que puede traerte? —no lo había pensado, ahora recordaba que su primo la tenía vigilada
—Angel me lo enseño—buscar un responsable no solucionaría el problema pero la intimidad que le provocaba la ínsito a responderle—Edward tú no eres mi padre...
—No pretendo serlo, no es la manera correcta de resolver las cosas, tienes que saber mantener tus emociones bajo control aunque sé que es mi culpa que hayas actuado de esa manera
— ¿Tu culpa? —me esquiva con la mirada viendo por la ventana, se podía ver a Carlos sentado en el lugar donde yo siempre solía estar
—Pensé lo que no era y por consecuencia tu también lo hiciste, termine lastimándote, la única manera que tu reaccionas al dolor es causando más dolor—me sorprendía que me conociera tan bien
— ¿Lastimarme? ¿Por qué lo estaría? Menos por alguien como tu
—Dejemos ese jueguito, de me gustas pero no me gustas, no estoy para lidiar con el hoy, mi paciencia tiene un límite—me ve, estaba serio—No te puedo ofrecer mucho y menos los cuentos de hadas con lo que seguro soñaste, tampoco un reencuentro mágico, solo mira este, sabes muy bien que nada es como se dice en los cuentos pero no digo que los finales felices no existen
—Edward de verdad necesito que bajes del auto—ahora estaba nerviosa, me toma de las manos para hacer que lo vea, podía sentir mi corazón acelerarse
—No podemos y lo sabes muy bien, no puedo darte protección porque no estoy en condiciones, mucho menos ofrecerte una relación segura, llevarte a esa citas que seguro nunca has tenido—comenzaba dolerme porque era algo que en verdad si deseaba, pasar por todas esas etapas
—Yo no te estoy pidiendo nada Edward, si vas decime lo que es obvio, no es necesario, igual no te culpo esa mujer es más bonita, seguro hasta tiene un cuerpo perfecto yo...
—Esmeralda no lo digo por eso—me suelta la manos y seguidamente veo como comienza a quitarse la camisa, bajo la vista nerviosa ¿Qué estaba haciendo? —Mírame por favor—ya había visto el cuerpo de un hombre ¿Por qué estaba tan nerviosa por ver el de Edward? Era justo el había visto el suyo
Levanto la vista para encontrarme con el dorso desnudo de Edward, estaba bien formado, bajo esa ropa ocultaba mucho, se sentía estúpida por estar viéndolo tan detalladamente aunque nota varias cicatrices en su hermoso abdomen aun así no podía dejar de recorrerlo con la mirada
—Edward...no sé qué pretendes—bajo la vista avergonzada por ver más de la cuenta—Pero por favor ponte la camisa
—Es bueno saber que la mirada no desnuda—siento mi cara arder por el comentario—Pero es bueno saber que tengo la misma reacción en ti que lo que provocas tú en mi—levanto la vista para encontrarme con su ojos, había vuelto a colocarse la camisa
—No hagas bromas porque...—bajo la vista al darme cuenta de la situación, no recordaba que en la playa las tuviera fue en su viaje ¿Eso era lo que Edward veían en ella? ¿No le importaba?
—No me los hice apropósito pero cuando me di cuenta quise mostrarte, enseñarte como te veo yo a ti—me vuelve a tomar de las manos, mantengo mi mirada fija en las de él, habían cambiado—No te puedo ofrecer una relación lo siento pero si la libertad que deseas, la conseguiré para ti, cuando te la de, solo tu decidirás que harás con ella, si aún sigues queriendo estar conmigo y pasar por todas esa fases a mi lado, estaría honrado de cumplirlas
—Ed—apretó nuestras manos al sentir mis lágrimas acumularse en mis ojos, él tenía razón, no podía tener nada—Esa mujer...
—April solo es una amiga Esmeralda y no puedes reaccionar así cada vez que una mujer me viera, mantener las emociones es difícil pero te toca hacerlo aunque yo también estaba deseado ese beso pero no fue el lugar correcto y mira que hacerlo frente a April, todos en el trabajo pensaran que tengo novia
—Es mejor—lo veo sintiendo como las lágrimas retenidas se escapan—No puedes salir con nadie mientras yo aún sienta esto por ti y esa rubia lo tiene que tener muy claro, toda la población femenina también—me sonríe haciendo que mi corazón pegue un brinco por su mirada
—Saliste muy posesiva—siento como limpia mis lágrimas— ¿Me extrañaste?
—Sin comentarios oficial Edward pero tardaste mucho—me sorprende al sentirlo jalar de mi mentó para unir nuestros labios, ahora si podía disfrutarlo, lo abrazo del cuello para sentir como él lo hace de la cintura
Era un beso lento, suave y dulce, no se había permitido disfrutar de algunas sensaciones y el solo contacto masculino le provocaba pavor pero con Edward era muy diferente, quería disfrutar cada cosa junto a él, cada roce, cada caricia, cada palabra, cada tacto, con él lo quería todo, iniciar desde el principio, pasar por cada una de las etapas, creerse cada promesa que le hacía, discutir para luego tener unas de esas reconciliaciones que a ella le gustaba como lo era esa
Dejarse llevar por ese hombre era lo más delicioso del mundo, le gustaba aprender junto a él, en ese mundo en el que se sumergía con el lleno de calidez, sentía que era su primera vez besando, dejándose guiar por los labios masculinos, dejar que explorara cada parte de su boca haciéndola sentir una extraña electricidad recorrerla en su cuerpo para detenerse en su vientre
Era doloroso pero delicioso ¿Qué era eso? Se sentía muy bien, quería mucho más de esa sensación, mientras más lo probaba más quería de Edward, Dios lo había Extrañado durante esos 2 años, no quería dejarlo ir ¿Podía seguir en ese mundo donde nadie podía tocarlod? Le gustaba esa sensación
—Detengámonos—me sentía feliz, algo en mi estómago estaba revuelto, apenas podía sentir mi pecho subir y bajar lentamente para calmar mi respiración, a causa de las sensaciones que aun sentía me encontraba un poco mareada
Estaba concentrada en el olor de Edward que me envolvía y su mano cálida sobre mi cintura, podía escuchar su respiración intentado normalizarse y nuestros alientos aun mezclándose por la cercanía de ambos rostros, quería mas por el tiempo que se había perdido esa sensación
—Edward—nos vemos a los ojos y veo como sonríe juntando nuestras frentes— ¿No hay nada con esa mujer? —niega levemente, era bueno saber igual ya le había dejado bien en claro que era de ella—No quiero problemas futuros—sin más vuelvo a besarlo sintiendo como me corresponde, era su culpa por verse tan sexy, su cabello aún estaba revuelto y su barba le provocaba un poco de cosquillas pero solo la ínsito a intensificar el beso tomándolo de su cabello para querer profundizarlo, la respuesta de Edward fue atraerla más a el
A pesar de lo que me dijo no podía pensar en otro momento que no fuera estar así con Edward en su propio mundo lleno de calidez, cuando no estaba ahí, estaba en uno frio rodeado de pura oscuridad
—Esmeralda—se aleja de mí al escuchar una melodía interrumpirnos, era su celular ¿Quién se creía para hacerle eso? Antes que pudiera contestar, le arrebato el teléfono y el me ve desafiante— ¿Qué crees que haces? Puede ser importante
—No más que yo ¿Sabes cuándo volveremos a hacer esto? Te exijo que...
—Me devuelves mi teléfono—lo intenta alcanzarlo pero soy más rápida alejándome—Esmeralda—el aparato vuelve a sonar provocando que se abalanza sobre mi quedando encima de mí y yo recostada en el asiento—Buenas tarde Edward al habla—me observa parecía divertido por la situación, me tenía inmovilizada por su peso pero no tanto como para dañarme—Enseguida estoy allá—cuelga para luego sentarse y ayudarme a hacer lo mismo—Lamento eso
—Tu mirada me decía otra cosa—ahora estaba avergonzada por haberme comportado de esa manera, era muy impulsiva definitivamente
— ¿Nerviosa? —frunzo el ceño al ver su sonrisa, no caería ante ella
—Ya quisieras me prometí a mí misma que no volvería a reaccionar de esa manera—le muestro mis manos—Mira, sin reacción alguna
—Me gusta que avances—me toma una mano—Tengo que irme ¿Sabes que no podemos hacer esto nuevamente? Tienes que cuidarte aunque me quede mucho por decirte—siento como libera mi mano dejándome una extraña sensación—gracias por mejorar mi día tan drásticamente, nos vemos—me da un rápido beso para bajarse del auto para dejarme hecha un revoltijo de emociones y repitiendo la escena juntos en mi cabeza ¿Qué le había hecho ese hombre?
***
Aún estaba en las nubes, recordaba una y otra vez los besos con Edward, cada sensación, no podía dejar de pensar en ellas desde que se fue, ya había pasado 3 días de eso donde había desaparecido completamente, supo por Emma que estaba ocupado con sus actividades y Angel con su trabajo final
Era insensible por no buscarla después de semejante encuentro aunque no podía verse como ella sabía pero por lo menos seguir conversando como solía hacerlo, en cambio no se había acercado a ella, ni un solo día
—Henry—veo a mi amigo sentado en una mesa en la biblioteca, ahora que lo pensaba él estaba extraño, recordaba vagamente a Inés viendo a Edward tristemente ¿Seria por eso? —Extraño que Inés no esté aquí ¿Clases?
—Me escondo de ella—lo veo extrañado—Esmeralda no quiero aceptar la realidad
—Ya lo sabes—lo veo recostar de la mesa rendido— ¿Ella te lo dijo?
—No pero es obvio cuando lo ve, Edward no tiene ni una semana aquí y ya está esquiva, no es lo mismo desde que el volvió—estaba inseguro, no era propio de el
—Pero deberías conversa con ella, fuiste tú el que me dijiste que dejara de temer y me arriesgara, si te rechaza ¿Qué importa? Al menos sabrás como me siente, no sé si yo me hubiera atrevido a confesarme a Edward sin esas palabras tuyas
—Es más sencillo decirlo que hacerlo ¿Por qué no esperar a que Edward se vaya de nuevo? Como si nada hubiera pasado
—No creo que lo haga y deseo que fuera así—lo tomo del brazo—Henry si yo que tengo tantos perjuicios lo hice ¿Qué tienes que perder tú?
—Mi relación está en riesgo— ¿Qué podía decirle para convencerlo? Escucho un ruido cerca y levanto la vista para ver a Inés saliendo entre unos estantes, más lejos pude ver a Edward ¿Qué estaban haciendo?
—Inés—al verme a lado de Henry, sale corriendo—Henry ve a aclarar las cosas de una buenas vez en este ínstate, si no arriesga no gana, no puedes ignorar los problemas y esperar a que se resuelvan solo—lo veo levantar la vista
—Quizás tienes razón, no puedo seguir así—se levanta para ir tras Inés, suspiro para levantarme y acercarme a donde había visto a Edward, lo encuentro en el suelo con su cabeza metida entre sus piernas, no me había notado aun no, era extraño porque siempre estaba alerta, no era normal que estuviera así
—Ed—lo veo moverse ligeramente y tomarse su tiempo para pensar, cuando creo que se va a levantar para saludarme, termina por cruzar sus brazos en su rostro como intentado protegerse de ella—Edward ¿Hablas enserio? —me acerco a él sin esperar respuesta pero me sorprende al escuchar su voz profunda pero ronca
—No dije nada Esmeralda ¿Puedes irte? Necesito estar solo—esas palabras me recordaba a mi cuando tenía algún ataque y Edward estaba cerca, solo se sentaba a esperar que estuviera mejor para poder hablarlo
—Es imposible que lo estés porque en la biblioteca entran varias personas y esta la bibliotecaria además si me voy tarde o temprano alguien se va acercar—tomo asiento en el suelo recostando mi cabeza sobre el estante de libros
—Es la sección de historia medieval, nadie vendrá excepto tú, estaría solo en el pasillo por un rato—siempre buscaba la manera de darle vuelta a las cosas
—En tal caso no estarías solo, sino con los libros y sus historias
—Son objetos inanimados, no sienten, no escuchan y no se mueven
— ¿Cómo puedes decir eso? Muchos libros que conozco me hicieron compañía muchas noches de soledad, los libros son importantes
—Entonces déjame solo en el pasillo con los libros—el que no rebatiera, la puso en alerta, se suponía que solo ella podía molestarlo
—Mejor pero soy escritora, es como si fuera un libro andante y antes que digas también puedo ser un objeto inanimado, no escucho, desde hace mucho no siento hasta me he quedado quieta por horas ¿Funciona?
—Sientes más de lo que crees—lo veo removerse inquieto—Nunca eres graciosa ¿Quieres probarlo en este momento?
—No intentaba hacerlo—me recuesto de mis piernas para verlo, su cabello lograba cubrir gran parte de su rostro ¿Qué le había pasado a su policía? ¿Debería buscar a Angel? Ella no era la mejor para dar ánimos
Termino decidiendo por espera por miedo a que desapareciera en el momento que fuera a buscar a Angel, el cual no podía llamar por obvias razones, solo se dedicó a guardar silencio y observarlo, no se movía pero esperaba que lo hiciera en algún punto para que le diera razón de que tenia
Los segundos se convirtieron en minutos y luego en horas, sin darse cuenta sus ojos sentía pesado ante el cansancio de los últimos días por culpa de su primo, aunque ese mismo día había salido de la ciudad, cuando menos lo espero cayo en sueño profundo
***
Sus ojos estaban levemente pesados pero su cuerpo estaba incomodo aunque estaba recostada de algo, abre los ojos para enfocar su vista en Edward que tenía su cabeza recostada de un estante, mantenía los ojos cerrados, su rostro estaba más pálido de lo normal y su barba había crecido en los últimos tres días además pudo notar las ojeras en su rostro
¿En qué momento se había movido? Ella que solía tener el sueño ligero pero las veces que se quedó dormida con Angel cerca no sentía nada ¿Seria la seguridad que solía trasmitirle? Había leído algo del tema, segun la tranquila de su cuerpo se podía dormir correctamente o no parecía que eso le pasaba con Edward
—Despertaste ¿Por qué te empeñas en dormir en cualquier lado? —me observa, sus ojos tenía el mismo brillo de siempre a pesar de que parecía cansado
—Tú sigues empeñado en ser mi almohada, nada cómoda por cierto
—Lastima, tenía pensado en ganar ese concurso de almohadas humanas que ahí la próxima semana, quería tu opinión
—Perderás de primero, eres muy malo—ambos reímos, por la tonta conversación, por lo menos ya no se negaba a mantener una conversación— ¿Entonces?
—Deberías volver a tu casa, le envié un mensaje a Carlos para que le escribiera tu primo y le digiera que estabas con Emma hasta donde tengo información le cae muy bien a pesar de su hermano
—Veo que te has informado muy bien de mi situación actual a pesar de te fuiste 2 años— ¿Qué tanto le había contado Angel y Albert?
—Si así como esa lección de marcar territorio que te dio Angel ¿Qué clases de cosas aprendiste de el? —los últimos años Angel le había enseñado bastante
—Es un buen maestro hasta me enseño a como besar ¿Cómo lo hago? —esperaba despertar en Edward un poco de celos como los tuvo ella la última vez
—Muy bien déjame decirte, me conto que casi terminas con su integridad y casi lo obligas a hacerte una especie de stripper—Bien ya se lo había contado pero no había ningún gramo de celos en sus palabras
—En mi defensa no sabía lo que hacía—siento que toma mi rostro sonriéndome
—Aprendiste mucho sin mi ¿No?
—El aprendiz supera el maestro ¿No es así como funciona?
—Podría ser aunque pienso que ambos somos aprendices de alguna forma, nadie está completamente preparado para lo que la vida te lanza—su mano deja mi rostro y veo como vuelve a recostar su cabeza sobre el librero
—Ed me debes que todo este tiempo te metiste en mi vida sin pedir permiso, me parece que es mi turno de hacerlo
—Esmeralda no deberías estar aquí, si se enteran que estás conmigo no saldrás bien parada—suspira para sonreír, no era real, había estudiado muy bien las sonrisas de Edward desde que lo conoció, eran radiante y siempre tenía un toque que la dejaba hipnotizada
—No lo hagas—aparto mi vista y me siento a su lado, todos le sonreían pero ella sabía que no era reales, la única persona que conocía que siempre había sido trasparente ante ella, era Edward—Nunca fingiste una sonrisa
— ¿Ya llegaste a ese punto? —noto como entrelaza sus manos—Por eso quería que te fueras, no necesitas ver a una persona derrotada si no una que te valore en este momento no pudo ser esa persona que necesitas, no quiero que me veas en este estado, ve que te esperan
—Yo sé lo que necesito ¿Qué hay de ti? En ese momento necesitas una persona que te de valor aunque no sé si sea la correcta pero sé que puedo estar a tu lado mientras me necesites así como tú lo hiciste conmigo—tomo su manos sin poder verlo—me dijiste que nada era perfecto ¿Por qué intentas serlo? ¿Por qué no me dejas ver tus defectos? No lo digo por lo creí antes pero es porque quiero conocer todo de ti—finalmente lo veo—Quiero todo de Edward, así como tú conoces todo de mí, es justo que hagas lo mismo y verte en cada una de tus facetas sé que me van a gustar porque son parte de ti—siento como apreta mis manos y lo veo sonreír, era Edward otra vez
— ¿Cuándo te volviste tan interesante? Cada día llevas algo guardado algo diferente, costara adaptarme de nuevo
—Si vas a mostrarme más de tus facetas también me toca—sonrió al recordarlo molesto—Mi favorita es cuando te molestas, el impasible Edward alterado, no es algo que sea pueda ver todos los días
—Y no los veras muy seguido—sonrió recostándome sobre sus piernas nuevamente aun sosteniendo sus manos— ¿Segura que quieres conocerme de esa manera? Todos odiamos que nos vean así
—Ya tú me viste de todas las formas posible ahora es mi turno ¿Qué sucedió para que el impasible Edward este así?
—Tú lo pediste—lo veo sudpirar y seguidamente contarme los problemas que había tenido desde que había llegado a la ciudad
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