-28-
— Sus signos vitales disminuyen de forma abrupta, no escucho los latidos del bebé —escucho que hablan los médicos mientras la ambulancia va rumbo al hospital.
— ¿Usted es familiar? —me pregunta el camillero nuevamente, mientras me limito a asentir con la cabeza.
— Soy su esposo, Jasón Antal —susurro y este en un gesto cálido asiente. Con una mueca en los labios que me indica que mi mujer e hija, corren peligro…
— Mantén la calma amigo, ella te necesita fuerte y el bebé también —termina por decir. Mis manos tiemblan desesperadas, al parecer no encuentran sosiego ante toda esta mierda que estamos viviendo.
Esta despierta, pero sedada. Al parecer no tiene la fuerza para hablar, solo balbucear, pero lágrimas caen por su mejilla como una cascada interminable. Trato de ser fuerte, pero me quiebro al verla así. Ella que irradia luz, aunque ni ella lo vea. Es quien iluminó todo Bran con solo pisar este pueblo. Se encuentra luchando por sobrevivir… y mantener con vida a nuestra niña, nuestra pequeña Roma.
— ¿Por qué no habla? —pregunto mientras refregó la manga de mi abrigo sobre mis ojos, me veo a mi mismo en una fracción de segundos cubierto de sangre.
— Le dimos un calmante, cuanto más tranquila esté… más posibilidades tienen ambos de ser salvados. Están perdiendo mucha sangre y es difícil —asiento nuevamente y le tomo la mano con cuidado ya que en esta tiene la vía que con el suero y supongo que los tranquilizantes.
— Perdón nena, por favor, perdóname, no merezco nada, ni siquiera tu perdón.
— Esta bien —la escucho susurrando, levanto la vista y tiene sus hermosos ojos miel clavados en mi.
— Shh no hables, no te hace bien…
Después de lo que parecieron años al fin llegamos al hospital. Corro junto a los camilleros hasta que un guardia me detiene y me obliga a mantenerme en mi lugar.
— Quiero estar con ellas, mi mujer y mi hija son las que están llevando por ese pasillo —le gritó, en realidad no lo estoy haciendo, solo hablo un poco más alto, el dolor en la garganta no me permite gritar.
— Lo entiendo —dice en tono amable, al parecer todos son amables el día de hoy— pero lo mejor es que se mantenga aquí. Ellos van a hacer todo para que su familia esté bien, por eso es mejor dejarlos trabajar tranquilos.
Asiento sin más, ya no se que decir. Estoy completamente seguro que ella tampoco me querría aquí. Solo que no puedo alejarme… no quiero alejarme.
Pasan horas… no se cuantas, se que son muchas cuando me doy cuenta que una pareja de hombres de trajes se acerca a mi. Seguro son policías.
— Genial, me mandaron a tonto y re tonto —susurro, cuando se acercan a mi chocándose entre ellos.
— Buenas noches señor Antal —dicen al unísono.
— ¿Ya es de noche? —pregunto y asienten. Uno de ellos se sienta a mi lado mientras el otro se arrodilla ante mi.
— Somos los fiscales, venimos a ver como esta su esposa y su hijo, necesitamos hablar con usted —dice y asiento.
— Pueden hablar con mi abogado, el estaba en el mismo lugar que yo —digo y estos asienten.
— Si, pero es usted quien disparó.
— ¿me vienen a encarcelar? —pegunto poniéndome de pie, tomando valor de algún lado suelto por primera vez con algo de autoridad— nadie me va a alejar de mi mujer ni de mi hija —acotó
— Nadie quiere hacerlo. Entendemos que sufrió una reacción violenta. Pero necesitamos hablar con usted para saber su versión. Hablamos con la viuda, la señora Caroline, ella nos indica que ambas estaban siendo sometidas y que cree que su marido tenía algún tipo de trastorno y este era para el por una especie de creencia que era un vampiro.
— ¿Carol está bien? —Afirman ambos mientras comienza el interrogatorio sobre los delirios de Benedict. No puedo evitar que los recuerdos de hace unas horas atrás me atrapen nuevamente.
Flashback
Todos corrimos junto a ella, por alguna razón había una ambulancia, nunca me di cuenta que la llamaran o cuando llegó.
Carol está siendo asistida en la casa mientras esperan a la seccional de policía científica para sacar el cuerpo muerto de Ben, al final claramente el no era un vampiro. Al final yo mismo maté a mi mejor amigo,a la única persona que siempre me acompaño y estuvo para mi.
Corro tras la camilla que traslada a mi familia…
Sujeto la mano de mi esposa cubierta de sangre, mientras en mis oídos solo escucho el sonido de la sirena de la ambulancia pidiendo que le dejen la ruta libre para salir del lugar.
Lovely, levemente consciente comienza a balbucear:
— Nuestra hija Jasón —dice y trato de callarla, pero ella continua— Roma, es su nombre —levanta la mano hasta mi mejilla y la acaricia suavemente— porque estoy segura que en Roma la concebimos, eso quiero creer.
— También quiero creer eso criatura —le digo y ella sonríe.
— No me digas así, se porque lo dices, solo promete algo —pide y quien soy yo para negarme a lo que está mujer me pida, si ella es la única dueña de todo mi ser, a la única que le debo todo en el mundo y no me alcanzara la vida para pedirle perdón.
— Lo que sea.
— Es claro que no sobreviviré, siento que la vida se me va. Solo te pido que si es necesario elegir entre Roma y yo… —niego— la elijas a ella, se un buen padre para mi niña, pídele a mi familia que te ayude a criarla, si no quieres hacerlo, pídele a mi padre que se encargue de ella, el jamás se negara, no confío en ti, pero se que la leyes de Rumania te otorgan esos derechos —me duelen sus palabras pero se que ella tiene razón en decir cada una de ellas
— Te mostraré que ya no soy el que solía ser, te mostraré..
— Ella se desmayó —indica un paramédico— perdió mucha sangre, es necesario llegar —indica
— Ellas… ¿pueden morir? —pregunto con desesperación
— Lo más probable es que el feto ya esté muerto, ella no lo se —dice y asiento
— Es una niña —me limito a responder— ambas son fuertes, ellas saldrán adelante.
— Encomiéndelas a dios, solo un milagro las salvara a ambas.
Fin flashback
— Señor Antal —un médico al fin viene por el pasillo.
— Soy yo —afirmo mientras me pongo de pie y voy a su encuentro.
— Bien, la señora Antal se encuentra estable, perdió mucha sangre. Le hicimos una transfusión, pero aún corre riesgo. El arma Blanca atravesó siete capas de piel, músculos y lamentablemente alcanzo al feto.
— Es una nena, mi hija es una niña —susurro mientras lo agarro de la bata y alguien me separa.
— Lo es. Hicimos una cesárea de emergencia. La niña ya estaba en trabajo de parto, pero el arma la alcanzó. En este momento esta en cirugía. Los cirujanos están haciendo todo lo posible, pero corre peligro. El arma Blanca alcanzó a desgarrar algunos órganos. Entre ellos el hígado y pulmón.
— ¿Sobrevivirá? ¿Sobreviviran?—pregunto y este niega con la cabeza.
— La niña… es difícil, su condición es crítica.
— ¿Mi mujer?
— Ambas están en riesgo, su esposa un poco menos pero ambas corren peligro —cierro los ojos y la vista se pone negra. Salgo del hospital y voy a casa de Benedict y Carol.
Entro pateando la puerta, no hay nadie hace semanas en esta casa. Es claro a simplevista...
Busco algo, lo que sea que me dé algo para saciar esta sed de venganza que siento en este momento. Necesito golpear o prender fuego esta puta casa. Destrozó todo a mi paso, no alivia la irá, pero recarga la dosis de adrenalina… por primera vez en años pienso en la maldita hija de puta de Stella Brum. Pienso en ella hoy, no en las miles de veces que se me paso por la cabeza cuando veía a Lovely. ¡No! Son dos personas completamente distintas, Stella está loca, mi mujer aprende a vivir con su patología y miedos. Mi mujer es la persona más valiente que conozco. Y todos van a pagar por lo que le hicieron…
— Iván —digo una vez que me responden del otro lado de la línea.
— ¿Qué carajo quieres Jasón? Estoy resolviendo el entierro de mi hermano.
— No me interesa esa mierda, el se lo busco, el no debió poner los ojos encima de mi mujer. Ni el ni toda esa mierda del vampirismo y esas porquerías —le escupió.
— Lo sé… por eso no presentaré cargos en tu contra, tampoco lo hará Carol, ella se quiere ir de regreso a si casa.
— No podrá, la prenderé fuego —le digo mientras busco a mi paso algo para que Arda toda esta maldita casa.
— No seas idiota, ya sabes donde puedes descargar tu ira, no ahí.
— ¿Ella está aquí?
— Siempre —acota
— Entonces quiero ser yo el que le diga, quiero ser yo quien le cuente todo.
— Como quieras, pero ahora déjame preparar las cosas para el funeral de mi puto hermano Jasón —asiento aunque el no pueda verme— ¿cómo están ellas? —pregunta.
— En peligro Iván, ambas lo están, ambas pueden morir en cualquier momento.
— Eso no va a pasar, Lovely es fuerte y su hija es fuerte.
— Eso espero —digo y cuelgo la llamada.
Observo como lentamente las bolsas de sangre se vacían llenando mi cuerpo. Al parecer ser la “heladera" de Ben me condujo al borde de la muerte. Aunque es claro y obvio que lo merecia. Es claro obvio que lo merezco…
Miro mis manos y observo todo lo inútil que fue mi vida. Siempre me destaque en mis estudios, pero siempre me conforme con lo que los otros me daban y me proponían. Nunca fui capaz de tomar mis propias decisiones.
Me casé con el hombre que amaba… ¡si! Pero nunca fui capaz de levantar la voz y dar mi opinión. Nunca fui capaz de ser sincera conmigo misma. Yo no quería esto, no quería esto para mi, la única buena decisión que tome por mi misma desde que vivo en Rumania , fue acercarme a Lovely aquel día en la plaza cuando la vi llorando con su montón de maletas. Y esa decisión es la que le arruinó la vida.
Debí marcharme la misma noche en que le fui infiel a mi esposo con Devon, ahí debí darme cuenta que estaba atada a este lugar por costumbre y comodidad y no por amor. Debí irme a Egipto cuando se presentó la oportunidad, no dejarla para pensar más tarde. Sin lugar a dudas mi vida es un manojo de desastres u de falta de control. El control que tiendo a ceder en lugar de tomar.
Sin lugar a dudas la frutilla del postre fue el día que menti para cubrir mi propia mierda, el día que le dije a Benedict que era Lovely quien había abortado un hijo y no yo… ese hijo que hasta el día de hoy no se de quien es.
Por todo esto, porque Lovely jamás podrá perdonarme esta es la mejor opción que puedo tomar hoy. Mi vida ya no vale la pena, ya lo he perdido todo y en casa nadie me espera… nadie.
Con la poca cordura y valentía que me queda saco el suero de mi brazo y veo como lentamente la sangre sale se mi cuerpo… toda esa sangre que desperdiciaron en mí.
Estoy en la esquina de Cedar Diaz y Bufano… en la esquina donde todo comenzó… mi historia con mi esposa y donde comienza mi venganza personal en contra de quien me destruyo la vida.
Frente a mi un auto completamente insignificante se estaciona. Los vidrios totalmente oscuros y bajan la ventanilla del acompañante, me encuentro con un Iván, cansado y levemente demacrado. Mi enemigo natural, mi homónimo en la vida, el bueno de la historia. Nadie imagina que ambos fuimos capaces de guardar secretos durante años, nadie sabe que ella está aquí, que ha vuelto.
— Sube, rápido —ordena y me introduzco en el auto que no espera a que termine de cerrar la puerta para arrancar.
— Al menos espera a que cierre ¿me quieres matar?
— Francamente, si, me encantaría que murieras de una forma muy dolorosa, pero debería hacerme cargo yo solo de la herencia que compartimos.
— ¿No has disfrutado de su compañía todos estos años? Me burlo.
— A decir verdad… si, me gusta saber que soy su verdugo principal —sonríe.
— Te sientes pleno, pudiste vengar a tu padre, me alegra saberlo —digo y este asiente.
— ¿Para que quieres verla?
— Quiero decírselo yo, quiero ser yo quien infrinja el dolor en su cuerpo, esta es mi venganza y aunque no planee hacerla de esta manera, así salió.
— Esta bien, pero después de esto… realmente tenemos que separarnos y resolver que hacemos con ella. Fuiste mi enemigo natural y ahora con la muerte de mi hermano lo único que me detiene para matarte es Lovely —acota
— Lo sabía, te revuelcas con mi mujer —suelto mientras golpeó el tablero del auto.
— No, no lo hago, pero me encantaría y tu sabes que soy mucho mejor para ella que tú —escupe
— No, no lo eres, o te olvidas que fuiste tú quien ideó el plan que nos mantiene como socios hasta el día de hoy.
— No, no lo olvido, pero aún así… yo jamás la violaría ni golpearía —guardo silencio, se que el jamás le tocaría un pelo a mi ninguna mujer, se que soy un bastardo por haberle hecho todo eso a Lovely.
Después de no más de treinta minutos al fin estaciona en una casa en los suburbios, del otro lado de la casa de Benedict y Caroline. Una casa bien conservada pero pasa desapercibida entre las casas de varios techos de la comunidad gitana.
— ¿Aquí la tienes?
— Si, hace veinte años que esta aquí
— Después que pasó lo de tu hermana…
— Después que ella matara a mi hermana —escupe— vamos
Salimos del auto y el estaciona como amo y señor de la casa, entramos y veo en una mesa una mujer de no más de sesenta años, con el pelo rojo y fumando un cigarrillo mientras escribe algo en una revista.
— Ella es Grisel, mi madre —indica mientras asiento con la cabeza, ella es la mujer que el padre de Iván y Ben dejó por Stella Brum.
— Hola ¿Jasón? Agradezco que mates a la escoria de Stella, ya no hay nadie que continúe con su maldita estupidez de los vampiros. Ella me arruinó la vida —dice lo ultimo en un susurro.
— Mamá, por favor —pide Ivan y esta niega.
— El no entiende, el veía a Benedict como si fuera un hermano, pero ellos no están bien de la cabeza, eso el lo sabe, pero ya se terminó esa plaga que obligó a tu papá a suicidarse —indica— toma —dice sacando un manojo de llaves de su bolsillo— esta en la última habitación… ten cuidado, pareces un buen muchacho —afirma, pero Ivan suelta una carcajada.
No sigo escuchando la conversación entre Grisel y su hijo. Sabia que Ivan aún tenía a su mamá con vida, pero jamás imaginé que ella estaría involucrada en todo esto. Siguiendo las indicaciones de Grisel, me paro frente a una puerta blindada. Jugando a ¿adivinen cuál es? Voy introduciendo cada llave para ver si es la indicada de alguna de las tres cerraduras que mantienen a esta puerta cerrada. Después de algunos intentos fallidos alcanzo la satisfacción de escuchar la última llave destrabar la puerta. De pronto mi teléfono vibra en mi bolsillo. Lo tomo y me encuentro con una llamada del hospital.
— ¿Qué sucedió? —pregunto sin más
— Señor Antal, queríamos avisarle que su hija salió bien de la cirugía, esta en terapia intensiva para seguir su evolución de cerca.
— Gracias a dios ¿mi esposa? ¿Cómo esta?
— Su esposa presentó un cuadro de hemorragia interna, tuvimos que llevarla nuevamente al quirófano.
— Mierda, voy para ahí —digo pero me detiene.
— No podrá verla, también está en terapia intensiva, necesitamos seguir de cerca la evolución de ambas —indica al final.
— Bien, pero de igual manera iré para ahí, prefiero esperar en los pasillos que en mi casa.
— Como desee señor Antal.
— Si, hago algo y salgo para ahí, gracias.
Le doy fin a la llamada y me tomo un respiro antes de entrar a enfrentar mi pasado…
— Hola criatura —la escucho decir y se me revuelve el estómago y la bilis sube hasta mi boca dejándome un sabor agrio en el recorrido.
— No me llames así —escupo
— Siempre serás mi Criatura aunque seas un hombre, tan apuesto y varonil como lo eres Jasón, mi criatura —dice pero no se acerca, no puede hacerlo, hay una especie de jaula donde esta metida.
— ¡BASTA! —Grito.
— Es bueno verte después de tu traición —indica.
— Solo vine a contarte algo, no volveré, bueno si volveré… el día que Grisel o Ivan se cansen de tu cara repugnante y te maten.
— Ellos no me pueden matar Criatura, soy un ser inmortal, como lo eres tú y lo es Ben —comenta.
— Si de eso quería hablarte… Benedict está muerto, yo lo maté.
— ¡NO!
— Si, es tu culpa, le metiste toda esa mierda de los vampiros y el se creía uno, mató personas
— ¡NO! Mi bebé, mataste a mi bebé…
— Si, así como tu mataste a mi hija Stella a nuestra hija —escudo y ella responde
— Esa fue la zorra de tu madre, nuestra niña era la heredera de la condesa.
— Mi madre te dio los medios y tú querías esa mierda de la condesa para ti, tu mataste a mi hija cuando decidiste tomar su sangre… tu mataste a mi hija, diciendo que mi madre te obligó a abortar, pero tú fuiste quien le sacó la sangre a mi bebé…
— Te voy a matar Jason
— Si bueno, ponte en la fila Stella Brum…
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