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Los Ritos: (Seleni)

Han pasado tres horas desde que estuve en la estación de policía, y me enterado de la lamentable muerte de la hija del electo alcalde Diego Laurent, además hemos estado revisando el cuerpo de la joven que murió y no hay nada fuera de lo común por lo cual se le determinara como un suicidio. Aunque hay cosas que no me cuadran.

Aún no hemos comenzado las investigaciones autónomas que pidió que hiciéramos Nunes, ya sabemos que la difunta se llama Marivel Monsalve de 27 años, que vivía en uno de las comunidades campestres del municipio y que no tiene descendencia alguna. Por otro lado el cuerpo de Marrisa lo hemos embalsamado y será entregado hoy a la familia.

Johanna, Bernie y yo acompañaremos al cuerpo funerario a hacer la entrega de los cuerpos, luego daremos una rueda de prensa referente a los casos. Hemos tomado esa responsabilidad, aunque esos anuncios debería hacerlos la policía, pero Nunes ha reiterado que no confía en ellos y sinceramente estoy de acuerdo con él.

Han llegado los trabajadores del único servicio funerario del municipio, ya que aquí no habían ocurrido tantas muertes, por lo cual nunca fue necesario tener otra institución de esa índole.

—Buenas tardes, señores y a usted señorita —, dice uno de los hombres que se baja de la camioneta, es un hombre un poco flaco, cabello corto y una figura levemente descuidada.

—Buenas tardes —, respondimos los tres al unísono.

— ¿Quién es usted? —Pregunta Nunes.

—Soy Tyron González un gusto —, dijo pausándose y estirando la mano a cada uno cortésmente para saludarnos y seguir hablando—, dueño de la Institución Funeraria Vida-Muerte; he tenido que venir personalmente con uno de mis hermanos y dos trabajadores más, ya que nuestro servicio está saturado, pues somos un equipo pequeño.

—Pero solo hay tres personas difuntas que deben trasladar y preparar sus velatorios. ¿Porque están saturados?— Pregunte confundido.

—Se equivoca joven, ha muerto una persona más, mejor dicho se ha suicidado de forma atroz el doctor Alberto Seleni en el hospital central, enfrente de una enfermera y del alcalde —.Informa el señor y todos estamos consternados mirándonos las caras y noto que Bernie está en shock.

— ¿Está bromeando cierto? —Preguntó Nunes con voz suave y los ojos aguados.

—No, no bromearía con algo así —, comentó el señor González.

—Discúlpenme, no lo puedo creer denme un momento —, dijo Nunes mientras entraba llorando e inconsolable de nuevo a las oficinas.

Todos nos miramos de nuevo las caras, sin entender en lo absoluto porque Bernie estaba llorando.

—Denme un momento, por favor —, les dije a González y Johanna.

Entre de nuevo a la institución y uno de los jóvenes del cuerpo se acercó a mí.

— ¿Albert por qué el jefe llora? —Preguntó.

—No lo sé, eso es lo que quiero averiguar. ¿No sabes dónde está?— Pregunte mientras seguía caminando y el joven caminaba a mi lado.

—Está en su oficina —, informó y se retiró cuando llegue a la puerta de la oficina de Nunes.

La puerta estaba cerrada pero arriesgadamente la abrí sin permiso alguno. Bernie estaba con la cabeza recostada en su mesilla, pero a sentir mis pasos subió la cara para ver quién era y cuando noto mi presencia se secó rápidamente las lágrimas que corrían por sus mejillas.

— ¿Qué quiere Eneli? —Pregunto molesto Nunes mirándome con rabia.

—Quiero saber que ocurre —, exprese con calma.

— ¿Qué le importa a usted lo que yo sienta? —Respondió con un grito de rabia que me molestó, pero me contuve.

— ¿Por qué siempre es tan arrogante, tan frio? ¿Por qué no se deja ayudar? —Pregunte con una mirada punzante— ¡De verdad no puedo entender su odiosidad! —Añadí pues no pude aguantarlo.

— Yo...—, hizo una pausa y tomo aire—...estoy acostumbrado a ser conocido como arrogante, frío, idiota, hasta se ha dicho que soy una persona detestable, eso me hiere pero ya he forjado mi personalidad a partir de esas ideas y creo que ya es muy tarde para mejorar, pero siempre he querido cambiar ese pensamiento ante las personas —, dijo con tristeza, denotando su quebranto algo que me sorprende y sinceramente me siento apenado pues he conocido al ser humano detrás de esa detestable persona que creía que era Bernie.

—Estoy asombrado y aunque nunca hemos tenido una buena relación, puedo disponerme a ayudarlo a cambiar esa perspectiva de las personas por usted —, exprese de forma sincera estirándole la mano como forma de demostrarle que era de manera sincera y él la recibió cálidamente.

—Gracias. Creo que nos hemos desviado del tema, vienes para saber qué relación tenía yo con el doctor Seleni. ¿Verdad? —Preguntó.

—Está usted en lo correcto.

—Era la única persona que sabía del paradero del amor de mi vida y de mi hijo, a quienes siempre he tratado de encontrar —, sorprendido quise abstenerme de preguntar pero no pude.

— ¿Cómo se llama el amor de su vida?

— Annel, Annel Seleni —, el nombre es el mismo de mi madre pero nuestro apellido es Eneli por lo cual no creo que sea ella de quien Bernie habla.

— ¿Qué sabe de ella? —Pregunte con curiosidad verdaderamente interesado.

—Sé que luego de irme a estudiar a Inglaterra ella tuvo a nuestro hijo, algo que ella me oculto y que supe hace poco, también me enteré que el hoy en día tiene 25 años de edad y que ella se cambió de apellido, pero que utilizo las mismas letras de su anterior, y nada más —. Esto es demasiado raro y voy a decirle que me dé una descripción, pero nos interrumpe Johanna.

—Debemos irnos, se hace tarde —, nos informa y nos levantamos para irnos, dejando la conversación a aire.

2

He vomitado varias veces, creo que necesitare terapia porque presencie desde el principio hasta el final todo lo que ese hombre se hacía. Cuando llegó la ayuda que había pedido la enfermera ya era demasiado tarde, pues Seleni se había hecho tres perforaciones que fueron suficientes para matarle. Y estuve allí.

¡Presencie todo, todo!

Después de que una de las enfermeras me subió a la silla de rueda para sacarme de allí, mientras yacía el cadáver de Seleni en su propio charco de sangre, llegó la policía quienes cerraron el área y procedieron a interrogarnos la enfermera que pidió la ayuda y a mí, pues fuimos los únicos que presenciamos el horroroso suicidio.

La señorita dio su declaración casi sin poder hablar entre llanto y en shock algo que pude comprender, creo que nadie debería mirar como alguien se suicida y menos de esa forma. Por mi parte di mi testimonio y aunque sí lo hice consternado, pude hablar calmadamente y sin problema alguno.

Ahora estoy esperando que llegue Fareli, he estado llorando como por media hora recordando a mi hija.

Veo llegar a Fareli en su auto, se baja y entra rápidamente al hospital. Estoy acá en la zona de espera que es prácticamente la entrada, le hago señas y él viene hacia mí.

— ¿Qué ha pasado Diego? ¿Estás bien? —Preguntó mientras me miraba, notándose perdido y abrumado.

—Tranquilo estoy bien pero por favor sácame de aquí lo más rápido posible—, le aclame entre lágrimas.

Él solo asintió con la cabeza, me dirigió en la silla de ruedas a su auto y cuando iba a agarrarme para cargarme le pedí que me dejara intentar levantarme y entrar solo.

— ¿Estás seguro Diego? —Preguntó antes de soltar la silla.

—Sí, muy seguro.

Me levante tranquilamente, mis piernas no las sentí pesadas ya no me dolían, y pude entrar a los asientos del auto solo.Después Fareli llevo la silla de ruedas de nuevo al hospital y se subió para irnos.

—Ahora, dime. ¿Qué paso?

—Yo no quiero recordar eso, no ahora, ya di mi declaración a la policía así que por favor no me preguntes —, le pedí y solo asintió con la cabeza—, dime. ¿Cómo está Margarita?

—Inconsolable no ha parado de llorar desde que nos fuimos del hospital—, me informó con tristeza.

— ¿Y ha llegado alguien de la familia?

— Sí, tu suegra, tu cuñada, tu madre y...

—Deja el misterio ¿Quién más?

—Debes verlo por ti mismo —, expreso justamente cuando estábamos en el estacionamiento de mi casa.

Los dos nos bajamos rápidamente y entre corriendo, allí en la sala estaban muchos conocidos, pero no les hice caso y solo pude fijarme en aquello.

El féretro donde yacía el cuerpo de mi hija, al verlo el mundo a mi alrededor se paralizo, comencé a caminar hacia el y cuando estuve allí la vi.

Sus ojitos, sus manitas, su carita, mi niña, mi primogénita, mi mayor razón para vivir, para ser feliz, el regalo de Dios, ella simplemente ella, allí inmóvil sin vida. Tan joven, tan llena de vida y con tanto camino por recorrer, solo siete añitos duró su vida.

Preferiría ser yo quien estuviera allí y no ella. Estoy desgarrado y nadie debería pasar por esto, un padre nunca debería perder a una hija.

No voy a ahogar mi llanto, ni las ganas de gritar y lo hago grito con todas mis fuerzas, mi esposa sale, sus hermosos ojos marrones se encuentran con los míos en una mirada y nos conectamos, conectamos nuestro dolor.

Se acerca a mí y me abraza, un abrazo conciliador tan bueno, tan doloroso, no nos decimos nada solo tocamos nuestras almas en ese abrazo. Lloramos juntos y nos dirigimos a la cocina en donde están mis demás familiares.

Están mi madre, mi suegra, mi cuñada y su esposo quien es mi hermano y Annel Seleni mi primer amor y ex-vecina, además de ser la primera persona que odie con toda mi alma.

Todos me abrazan y ella es la única que no lo hace, solo me mira con cariño pero la evito. Estamos llorando todos juntos pero mi esposa trata de hacerse fuerte y parecer tranquila aunque se esté muriendo por dentro.

—Debemos salir hay mucha gente, acompañándonos en nuestro dolor y al menos hemos de agradecerles —, afirma Margarita con voz suave.

— Eso no importa, deben comprender nuestro dolor —, objete y ninguno de los demás familiares hablaron.

—Diego disculpa lo inoportuna pero debo hablar contigo a solas, deja que ellos atiendan a la gente —, dice Annel irrumpiendo en la conversación, resonando en mi oído su voz que antes me parecía bonita pero ahora solo me irrita.

—Este no es asunto tuyo —, le dijo con molestia.

—Diego por favor ella tiene algo importante que decirte, no te preocupes por mí —, irrumpe en la conversación Margarita. Solo asentí con la cabeza y ellos salieron de la cocina dejándome con Annel.

— ¿Qué haces aquí? —Pregunte con un tono tosco mirándole de reojo.

—Estoy acompañándote en tu dolor y por otra razón aquí —, replica ella con tristeza.

—Disculpa pero no necesito que me acompañes y si me disculpas me retiro —, dije mientras me disponía a irme.

—Tengo algo que decirte Diego —, dijo y me voltee inmediatamente—, estoy preocupada por el pueblo y principalmente por mi hijo.

— ¿Y yo que tengo que ver con tu hijo? —Le pregunte de forma arrogante.

—Mi hijo es Albert Eneli, el subdirector del cuerpo forense él es el joven que trabaja con Nunes.

—No estoy entendiendo nada ve al punto.

—Albert es el hijo que resulto de aquella noche en la que me encontraste engañándote con Nunes en abril del 97.

— ¿Y eso que tiene que ver con el hoy?

—El doctor que te cuido y se suicidó hoy enfrente de ti era, Alberto Seleni mi hermano y tío de Albert —. Mi sorpresa se expande y ya veo porque lo confundí con el joven Eneli y están más conectados de lo que parece.

— ¿Cómo puede ser eso posible? —Pregunte desconcertado.

—Después de que te fuiste a Inglaterra a estudiar, Bernie también se fue y tuve que irme a vivir con mi madre para no quedarme sola. Luego de dos meses me enteré de que estaba embarazada y madre me corrió de la casa.

—Ve al grano por favor.

—Luego decidí volver aquí a Lauv y cambiarme el apellido, para que nadie supiera de mí, en este mismo pueblo crié a mi hijo y trabaje por él toda mi vida.

—Aún no me has respondido muchas interrogantes ¿Por qué te escondiste de Nunes? ¿Cómo supo Seleni que eras su hermana? ¿Y qué tiene que ver todo eso con el pueblo? —Pregunte irritado pues estaba desperdiciando tiempo.

—Cálmate Diego, a eso voy me escondí de Bernie porque él ya estaba enamorado de alguien más cuando estuvo conmigo y me lo confeso, luego decidí no buscarle para no arruinarle su vida pues él estaba estudiando —, hizo una pausa y siguió hablando—, en el caso de Alberto, nunca tuve contacto con nadie de mi familia pues me sentí abandonada y mi hermano siempre me busco, sin yo saber pidió ser trasladado al hospital de este municipio, pero ya era muy tarde y no estuve aquí cuando me enteré de que él vino a este lugar.

— ¿Por qué te fuiste de aquí? ¿Por qué no quisiste reencontrarte con tu hermano? —Pregunte aun molesto porque no entendía nada.

—A eso iba, hace 10 años mientras todavía vivía aquí, comenzaron a aparecer cuerpos en los pequeños bosques de las diferentes partes del municipio y desaparecía gente que luego era encontrada muerta y con sus cuerpos casi irreconocibles. A lo cual se supo luego que era a causa de una secta satánica de la cual nunca se supo quiénes eran los integrantes y por miedo decidí irme con mi hijo a un municipio vecino —, aclaró cambiando su rostro notablemente a un gesto de miedo al recordar aquellos hechos.

—Aún tengo muchas dudas ¿Por qué tu hijo volvió al pueblo? ¿Por qué volviste tú?

—Mi hijo volvió al pueblo porque se enteró de la creación de la institución forense hace dos años y ha decidido independizarse, valerse por el mismo. Y he vuelto porque tengo miedo de lo que está pasando y por la muerte de mi hermano —. Expresó quebrándose en llanto.

— Es decir, ¿Crees que estas muertes son a causa de aquella secta satánica? —Pregunte sorprendido aún sin entender nada.

— Sí, y necesitamos saber la verdad —, dijo ella mientras las lágrimas comenzaba a correr por sus mejillas, luego también me quebré y termine llorando.

3

Ya entregamos el cuerpo de Marissa a su familia, fue muy duro ver a su esposo y a su hijas quebrarse en llanto de esa manera estoy con los ojos aguados y tuve que salirme inmediatamente de la casa.

Ahora todos estamos en silencio en el auto principal del cuerpo forense en dirección a la casa de la joven difunta Marivel, vamos atrás del auto de la funeraria. Estoy manejando mientras Nunes, está a mi lado como copiloto y Johanna.

Hemos llegado a su casa que parece estar sorprendentemente sola, al estacionarnos y bajar el aura se siente pesada, los del servicio funerario por su parte están delante de nosotros caminando para primero acomodar la sala donde pondrán el féretro.

— ¿Tienen la misma sensación que yo? —Pregunta Johanna mirándonos a mí y a Nunes.

—Sí, este lugar no me gusta nada —, dije y luego comencé a mirar la casa, es grande diría que bastante, hecha de piedra caliza y que da un aires de antigüedad. Al extender la mirada se puede apreciar un alto pastizal lleno de flores, pero lo que hace extraño el lugar y sus alrededores es que todas las flores parecen ser de color negro.

—Debemos entrar —, nos dice Bernie y en conjunto entramos los tres.

Allí en la entrada están solo cinco personas de las que puedo reconocer a dos, el detective Fernández pero sin su respectivo uniforme, vestido con una especie camiseta morada con detalles sombríos y oscuros.

Y la otra persona a la cual reconozco es a aquella joven que interrogue hace unas horas. Esta toda maquillada de una forma muy extraña y al parecer llorando o al menos eso parece.

Después del servicio funerario arreglar todo, los que estamos allí presentes nos dirigimos a una sala llena de cortinas de color morado y negro, flores de colores oscuros y adornos que dan un aspecto sombrío, que hacen que se me erice la piel, ahí es donde colocan el féretro y se retiran.

—Qué pena encontrarnos en esta circunstancia señora, mi sentido pésame, debe firmar aquí —, le indica Tyron a lo que parece ser la madre de la víctima, quien está tranquila y no parece haber llorado, luego firma y el señor González se retira despidiéndose cortésmente de nosotros.

—Disculpe señora, todos los del cuerpo forense le ofrecemos nuestro sentido pésame —, expresa Nunes y abriendo sus brazos para abrazarle.

—Acepto, sus condolencias pero no suelo dar abrazos —, comenta firmemente la señora con voz seria y continúa hablando —, dígame a que ha venido, sí se supone que los reportes de la investigación y de lo que se cree que le pasó a mi hija debe encargarse de informarme la policía, no ustedes —. Añade la señora con soberbia y estamos los tres desconcertados.

—Veníamos a pedirle que nos dé una declaración —. Informó Johanna al ver la molestia de Nunes.

—Señorita disculpe las declaraciones se les deben dar a la policía no a ustedes, así que por favor retírense que alteran a mi madre —. Expresa Annie, aquella chica que interrogue en el complejo policial.

—Por favor retírense, no hagamos de esto un escándalo, se los pido yo me encargaré de todo —. Nos pide Fernández y aunque ni Johanna, ni yo queremos irnos, Bernie nos convence por respeto a la difunta. Y en silencio nos retiramos y subimos al auto.

— ¡Qué acaba de pasar! —Exclama Ramírez, con desconcierto absoluto.

—No lo sé, pero aquí hay algo extraño—, afirma el jefe.

—Sí lo hay, la joven que te respondió fue la misma que yo interrogue en la policía, cuando me dio su declaración estaba tranquila y hasta me estuvo seduciendo —. Informe a mis compañeros mientras Nunes miraba fijamente la casa.

— ¿Qué pasa? ¿Por qué miras tanto la casa? —Pregunta Ramírez a nuestro jefe.

—No sé, es solo que hay algo en ella que me aterroriza este lugar me inquieta, vámonos.

— ¿A dónde? —Pregunte.

—Vamos a darle nuestras condolencias a Laurent y a pedirle todo los datos posibles que tenga sobre esa joven.

—No cree que usted que este no el momento para pedirle eso —, refute.

—Quizás no sea el mejor momento pero debemos decirle y él debe entender que esto es importante y que es por un bien común —, sentenció Nunes y comencé a conducir.

En el camino el aire se siente pesado, la luna se comienza a asomar y el sol a irradiar una luz más débil, se escuchan zumbidos y el relinchar de lo que parece ser un caballo.

Pero a nuestros lados, solo hay casas y aun es visible todo. Y aunque puedo notar el miedo en la cara de Nunes no digo nada así que acelero y sigo manejando. Cuando estamos a menos de 50 metros de la dirección que Ramírez asegura está la casa del alcalde, misteriosamente aparece un caballo completamente negro en medio de la carretera. Y debo frenar apresuradamente para no chocar contra él.

— ¿De dónde mierdas ha salido este animal? —Pregunta Johanna con voz nerviosa.

— No lo sé, pero esto no me gusta nada —, expresa Nunes y volteo a verle, esta sudoroso y temblando. Nunca había visto a este hombre tan nervioso.

—Cálmese ya estamos a punto de llegar —. Exprese con voz suave y él solo me mira inquieto.

Esperamos a que termine de pasar el caballo y seguimos nuestro rumbo. Al llegar y vemos los alrededores de la casa llena de autos que están estacionados y como puedo encuentro un lugar para dejar el auto.

Al bajar calmadamente, entramos con nuestras batas blancas y todas dirigen la mirada a nosotros tan fijamente que me siento un poco incómodo y Fareli quien está sentado cerca del féretro, llorando se levanta y nos recibe.

—Señores del cuerpo forense. ¿Cómo están algún problema?— Pregunta secándose las lágrimas.

—Vinimos a ofrecerle nuestras condolencias al señor Laurent y a informarle sobre algunos sucesos —. Explica Nunes con tristeza y un poco afligido.

—Pasen por acá, él está en la cocina —. Nos indica Fareli.

— Primero queremos darle nuestras condolencias a su señora y si se permite, ver a la niña —. Afirmé y luego caminamos a donde estaba la madre de la niña llorando, dejando ahí a Fareli.

La madre de la niña está pegada al vidrio del féretro llorando, la imagen era desgarradora y comencé levemente a llorar de tristeza.

Nunes se acerca a ella, le da sus condolencias y la abraza mientras ella llora. Luego Johanna y yo hacemos lo mismo y nos retiramos en silencio. Y los tres afligidos lloramos todavía mientras nos dirigimos a la cocina donde está el alcalde Diego con ¡¿Mi madre?!

4

Después de una media hora, de charla hemos sanado algunos rencores y he podido encontrar respuesta a muchas preguntas que pensé que nunca la tendrían. Pero ahora estamos sentados, y el silencio se ha apoderado de nosotros mientras se oyen los sollozos y el llanto de mi esposa lamentándose, estoy mirando el piso mientras mis lágrimas caen, y solo puedo pensar en todo lo que me falto hacer con mi hija.

Soñar con mirarla pasar a primer año de secundaria, verla graduada de bachillerato, su primer amor, su primeros pasos en la universidad, soñaba con un día verla independizarse y valerse por sí misma, su boda, el nacimiento de su primer hijo. Supongo que todo aquello que quisiera ver un padre mientras pueda presenciar la vida de su hija, pero ya no se puede, ya no es posible. ¡Ya no!

Todas esas posibilidades y sueños frustrados como padre cortando mi corazón en pedazos y matando lentamente mi alma que hoy se siente desolada. Mi pequeño clavel marchito en la senda maldita de la injusta vida.

— ¡Diego calma! —El clamor de Annel me devuelve a la realidad y sus cálidas manos se estiran para abrazarme y las recibo mientras no dejo de llorar. Luego nos separamos cuando escuchamos algunos pasos acercándose a la cocina.

— ¡¿Mamá que haces tú aquí?! —Escucho una familiar voz gruesa con un tono de asombro y al voltear veo a Bernie, su subordinado Eleni y otra joven que no se me hace familiar.

El silencio se apodera del lugar, las miradas más que sorprendidas se vuelven incomodas, es una situación en la que preferiblemente no hubiera querido estar.

— ¿Por qué no me respondes mamá? ¡Qué inesperado verte aquí! — Dice el joven Albert, mientras Annel parece estar perdida en su pensar.

—Claro que sí, hijo ven acá y dame un abrazo —, replica ella y se acerca a él para abrazarle. Su abrazo hace que Nunes intente decir algo, pero ahoga sus palabras.

— ¿Ella es tu madre? —Pregunta Nunes desbordando en su mirada el amor por Annel.

—Sí. ¿Usted ya la conocía? —Hace una pausa esperando la respuesta de Bernie pero al ver que este no le responde, pregunta de nuevo— ¿La conoce?

— Sí perfectamente, ella es Annel Seleni —, dice él con una notable emoción en sus palabras— ¿Cómo estás? —, agrega notablemente ansioso.

—Bien —, responde ella de la manera más tosca y frívola posible.

— ¿Por qué esta tan ansioso jefe? —Pregunta la joven mirando a su jefe inquietado.

—Ah ¿Yo? Nada tranquila Johanna, nada —, respondió Bernie con una aparente tranquilidad.

— ¿Señorita puede acompañarme a la sala? —Pregunte a la hermosa joven que vino con los directores del cuerpo forense.

—Claro, pero creo que mis jefes y yo debemos informarle sobre algunos sucesos y teorías que hemos planteado —, alegó ella dejándome intrigado.

—Sí nosotros...

—Eso puede esperar, usted vaya con el señor Diego —, afirmó Nunes interrumpiendo a su subordinado. La joven y yo salimos, en dirección a la sala, dejándoles solos a los tres.

— ¿Por qué me ha pedido que le acompañe señor alcalde? — Inquirió la joven mientras salíamos de la casa en dirección a la entrada.

—Porque ellos tres tienen muchas cosas que hablar —, replique con serenidad.

— ¿Qué tendrían que hablar ellos? — Inquirió de nuevo la joven.

—Eso es algo que solo les corresponde responderse entre ellos mismos, eso es lo que le puedo decir —, replique mientras la joven me miraba con serenidad— ¿Quiere volver a pasar? Es que debo estar con mi esposa además no me siento bien anímicamente usted entenderá.

—Claro que sí, volvamos a dentro esto no debe ser fácil y le doy mis más sinceras condolencias —, me expresa abrazándome y puedo decirles que las condolencias y las felicitaciones en general no me gusta recibirlas. Pues pienso que son hipócritas las dos muestras de afecto, las felicitaciones se basan mayormente en elogiar a alguien por algún logro pero siempre las personas se fijan en lo conseguido que en el sentir de la persona. En el caso de las condolencias creó que la mayoría son falsas ya que se basan en un sentimiento de lastima o pena por alguien, y no llegan a comprender y mucho menos entender tu sentir y simplemente lo hacen por cortesía.

Aunque en este caso he sentido que es de las pocas personas que me ha dado sinceras condolencias.

5

— ¡¿Mamá que haces tú aquí?! —Pregunte sorprendido al ver a mi madre aquí en el pueblo, en la casa del alcalde. No sé porque, pero mi madre y Bernie se incómodamente como si se conocieran o estuvieran ocultando algo. — ¿Por qué no me respondes mamá? ¡Que inesperado verte aquí!— Le exclame al ver que no responde y parece estar perdida en su pensar.

—Claro que sí, hijo ven acá y dame un abrazo —, replica ella y se acerca para abrazarme.

— ¿Ella es tu madre? —Me pregunta Nunes con animosidad.

— Sí, ¿Usted ya la conocía? —Dije haciendo una pausa esperando la respuesta de Bernie pero al ver que este no me responde, pregunte de nuevo— ¿La conoce?

—Sí perfectamente, ella es Annie Seleni —, dice él con una notable emoción en sus palabras—, ¿Cómo estás?—, agrega notablemente ansioso, algo que no comprendo.

—Bien —, responde mi madre de una manera muy indiferente.

— ¿Por qué esta tan ansioso jefe? —Pregunta Johanna mirando a mi jefe inquietado.

—Ah ¿Yo? Nada tranquila Johanna, nada —, respondió Bernie fingiendo estar tranquilo.

— ¿Señorita puede acompañarme a la sala? —Preguntó el alcalde irrumpiendo en la conversación.

—Claro, pero creo que mis jefes y yo debemos informarle sobre algunos sucesos y teorías que hemos planteado —, alegó Ramírez.

—Sí nosotros...— Intente explicar pero Bernie no me dejo terminar.

—Eso puede esperar, usted vaya con el señor Diego —, afirmó Nunes. El señor Diego y Johanna salieron de la cocina dejándonos solos, a Bernie, mi madre y a mí.

— ¿Me pueden explicar que pasa? ¡No entiendo nada!

— Yo...—Dijo Bernie sin terminar la frase pues se calló inmediatamente.

—Creo que es hora de que los dos sepan la verdad —, dice mi madre dejándome confundido.

— ¿Cuál verdad mamá? ¿De qué hablas?

— ¿Es él? ¿Es él Annie? —Pregunta Bernie con ánimo y emocionado, pero más que eso gozoso, mirándome fijamente.

— ¿Yo que? ¿Mamá que pregunta este señor? —Pregunte confundido completamente, no tengo la mínima idea de lo que está pasando.

—Ese señor que está allí parado al lado tuyo, es tu padre Albert —, respondió e inmediatamente bajo la cara.

— ¡Qué! ¡¿Qué me acabas de decir?! —Pregunte más que asombrado, ahogando mis ganas de gritarles para que me explicaran que ha pasado.

—Sí, hijo debo darles muchas explicaciones, pero este no es lugar ni el momento.

Bernie no decía nada y no podía dejar de verme con entusiasmo mientras en sus mejillas se reflejaban algunas lágrimas de felicidad. Yo no puedo creer esto, el hombre tan déspota y que me ha maltratado casi por dos años, al que he llamado jefe y del que he recibido tantos regaños innecesarios es mi padre.

—No puedo mantenerme aquí, no ahora que se la verdad debo pensar muchas cosas, discúlpenme me voy. Denme algunos minutos para pensar y replantearme algunas cosas, sí quiero que me respondan todas mis dudas pero por favor en media hora, van a mi casa y me esperan allí —, dije y procedí a salir de la cocina.

— Hijo pero... —, dijo Bernie sosteniéndome del brazo suavemente.

—Por favor suélteme señor Nunes, esto lo resolveremos en otro lugar —.Dije y salí de ahí, mi madre no dijo nada solo me observaba mientras lo hacía.

Caminé por la sala donde estaban todas las personas sentadas rodeando el féretro. Y me acerque a Diego y a su esposa que estaban uno al lado del otro, abrazados.

—Reitero mis más sinceras condolencias, espero que todo lo que está pasando mejore. Debo retirarme —, les dije abriendo mis brazos para abrazarles y la esposa del alcalde me abrazo.

Luego seguí caminando, Johanna al verme saliendo solo me miro confundida y luego se levantó para seguirme, trate de evitarla pero ella me alcanzo, porque se me había olvidado que las llaves del auto de la institución las tenía Bernie y que mi auto, estaba en el estacionamiento de la institución.

— ¿Por qué te vas? ¿Dónde está el jefe? —Me pregunto Johanna cuando estuvo enfrente de mí.

—Quiero irme, debo irme y Nunes está allí adentro —, respondí con desgano.

— ¿Por qué? ¿Qué paso allí dentro?

—Solo no me gustan los funerales, y si me permites llamare un taxi y me iré a la institución, luego a mi casa.

— ¿Puedo acompañarte? —Pregunto ella acercándose a mi lentamente.

—Perdóname pero preferiría irme solo.

—Por favor, déjame acompañarte —, dijo y me tomo la mano derecha suavemente en un gesto de cariño.

—Está bien —Afirme, luego llame un taxi y esperamos por unos doce minutos pacientemente en silencio y sin decirnos ni una sola palabra.

Al llegar el taxi nos subimos y le pedimos que nos llevara al departamento de medicina forense. Llegamos, nos bajamos y le pedí a Ramirez que pasara por el laboratorio ya que los colegas no están en sus respectivos lugares, mientras me dirijo rápidamente a mi oficina y tomo las llaves de mi auto, el cual está donde debe estar estacionado y luego me dirijo al laboratorio.

Todos están sentados haciendo un círculo y en el medio hay un plato con sal y unas velas e incienso a su lado.

— ¿Qué mierdas hacen aquí? —Pregunte confundido y un poco aterrado.

—Calma Albert —, dice un joven cabello negro y un poco flaco llamado que Bill—, Estamos purificando el aura. Únetenos por favor —.Johanna ya está sentada en el círculo y me invita a sentarme. Yo desconfiadamente me senté con ellos.

—Por favor, Johanna y usted jefe, tomen una pizca de sal, manténganla en sus manos por 10 segundos —, tome la sal y la mantuve por el tiempo debido en mi mano.

—Ahora suéltenlo, cierren los ojos y respiren lentamente —, nos indicó, pero no cerré mis ojos hasta que Johanna lo hizo.

— ¡No, no! —El grito de mi compañera hace que abras mis ojos y veo un joven acercarse a mí con un bate y...

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