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Capítulo 19

En ese instante lo único que se me ocurrió al bajarme del auto fue correr lo más lejos posible de mi amigo, así tendrían chance de poder huir y llegar a la casa donde estaban los demás.

Volteo a ver a Gabriel que seguía mirándome atónito desde el auto, sostenía fuerte el volante con el único brazo que le quedaba.

—Gabriel, conduce no hay tiempo, váyanse, ahora, ya.

—No me iré sin ti, Kailer.

—Vete amigo, ya te dije que nos veremos luego.

Gabriel asienta con la cabeza, hace un pequeño suspiro y se prepara para manejar. Al escuchar el auto acelerar y alejarse de mi vista, respiro profundo y salgo corriendo lo más rápido que puedo al sentido contrario del auto, enseguida todos los salvajes que estaban a mi alrededor salen detrás de mí para perseguirme, hasta el líder corría con insistencia.

El ruido del motor del auto ya no se escuchaba, eso me avisa que ya Gabriel pudo encontrar un espacio por donde escapar, solo espero que logré llegar a Boston bien y yo pueda también hacerlo.

Corro hacia una pequeña colina tratando de perderme de la vista de los salvajes, mientras más corría más de ellos aparecían por todos lados, mis pies ya no aguantaba más, pero tenía que seguir luchando, hay varias personas que esperan que regrese por ellos, así que no me puedo rendir tan fácilmente, no lo haré.

Además si yo fui el culpable de todo esto, yo seré el que entonces trate de solucionar lo que ocasione. Tengo que ser fuerte, muy fuerte.

Corro ya débil mientras una horda de salvajes venía detrás de mí sedientos por matarme, en eso tropiezo y caigo al suelo golpeando mi pierna al caer.

—Hey, por aquí —escucho a una chica hablar asomada detrás de un árbol, me levanto como puedo y voy  hacia ella, la chica me empuja hacia un agujero que estaba cerca, ella también entra a ese hueco mientras tapa la entrada con una tabla.

El ruido de las pisadas de los salvajes en la tabla asustaba, sentía que en cualquier momento entrarían.

—Tranquilo, esas cosas no entrarán aquí, no son tan inteligente como para hacerlo —dice la chica que estaba muy relajada tratando de encender un cigarrillo.

—No lo enciendas, olerán el cigarrillo y nos descubrirán —arranco el cigarrillo de las manos de la chica que solo me vio molesta.

—¿Quién te crees?, acabo de salvar tu trasero y quieres venir a mi escondite a darme órdenes.

—Lo siento, solo pienso que pueden oler el cigarrillo y venir por nosotros.

—¡Que idiota!, eres tan bruto como esas criaturas.

—Sera porque soy de su raza.

—¿Qué dijiste?.

Dejo a la chica con la intriga y camino más al interior de ese agujero que estaba bien hecho parecía que iban a construir una habitación bajo la tierra.

—¿Como conseguiste este lugar? —pregunto a la chica que me veía con una de sus cejas elevada.

—Este lugar lo estaba construyendo mi padre para enterrar los cuerpos de las personas que matamos antes que llegarán esas cosas —me asombro tras la respuesta de ella que solo se echa a reír haciéndome sentir como un tonto —Quita esa cara, no tengo ni la menor idea quién o para qué estaban  construyendo este lugar, pero alégrate que por lo menos nos sirve de refugio contra esos monstruos.

Está chica lucía muy diferente a las chicas que había visto en el colegio, ella tenía ropa holgada negra, parecía ropa de hombre, su cabello corto rizado y despeinado le llegaba hasta el cuello, no se veía como una niña fresa sino una chica aguerrida y fuerte.

—¿Que tanto me miras? ¿Te gusto o qué?.

—Lo siento, quería agradecerte por ayudarme, ya no tenía fuerzas para seguir corriendo.

—Eso se veía, ya no podías ni levantarte cuando te llamé, yo te salve la vida ahora harás todo lo que yo diga.

—¿Qué?.

—Me da risa tu cara cuando te asombras, que tonto eres, solo estoy bromeando.

La risa de esa chica me hacía sentir calmado a pesar que se estaba burlando de mí, creo que es la primera vez que alguien se burla de mí y no me molesta, será porque ella tiene una hermosa sonrisa.

—Me llamo Alondra, ya se que vas a decir: ¿Alondra como el ave?  —bufa divertida.

—Me parece un lindo nombre —le respondo sintiéndome intimidado por ella.

—Y tu tienes nombre.

—Kailer, me llamo Kailer.

Alondra sonríe mirándome fijamente, y no se porque mi corazón se aceleraba tan solo con verla ¿Qué me pasa con esta chica?

Gabriel  (narrando)

No puedo creer que dejara a mi único amigo con esas bestias, tenia que haberlo ayudado, no dejarlo solo mientras esas cosas lo perseguían, soy el peor amigo que hay en el mundo.

—Señor cuando vamos a llegar —habla el chico.

—Ya falta poco, niño, ya estamos cerca.

—No me llames niño que ya no lo soy, mi nombre es Derek.

—Dei, no seas grosero —gruñe el anciano reprendiendo al chico —Gracias joven por ayudarnos, no se preocupe por su amigo él va a estar bien —exclama el abuelito dándome ánimo.

—Eso espero, eso espero.

Llegamos a la casa y la primera en salir es Melissa, venía corriendo con rostro preocupado.

—¡Gabriel! —me saluda al verme bajar del auto, aunque buscaba con la mirada a otra persona —¿Dónde está Kailer?.

—Nos atacaron los salvajes cuando veníamos para acá, él decidió distraerlos para que nosotros pudiéramos huir  —Meli tapa su boca con su mano mientras lágrimas caen de sus ojos  —No llores Meli el va a estar bien, no te preocupes, me dijo que fuéramos a Boston, él nos va a esperar allá.

—No me iré sin Kailer, tu sabes que no lo haré

—Si lo harás Melissa, además tenemos que llevar al señor Noa al hospital.

—¿El señor Noa? —pregunta Melissa extrañada

Abro la puerta dejando que ella vea al señor Noa en el mal estado de salud que se encontraba, Melissa asienta y entramos a la casa, les aviso a todos que recojan lo más necesario para emprender el viaje hacia la ciudad de Boston.

—¿Dónde está, Kailer?  —pregunta mi madre.

—El nos está esperando, así que apresurémonos, Kailer nos espera.

Recogimos alguna ropa y lo poco que quedaba de comida, los niños estaban asustados de salir afuera al igual que mi madre, el ladrido de Max en el auto motivo a los niños a salir alegre al encuentro de su mascota.

Mi madre se sorprende al ver a el anciano y al chico dentro del auto, les presento a el señor Noa y a Derek y ella los saluda con amabilidad.

Nos subimos al auto rumbo a Boston. Tengo en mi corazón la esperanza que en otras parte del país no este sucediendo lo que sucede en Vermont, solo espero que ahí no nos encontremos con  salvajes, solo nos encontremos con mi amigo Kailer.


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