Capítulo 44: El principio de mi fin.
¡Alto, ahí!
¿Ya leíste el capítulo anterior? ¿Seguro? De acuerdo, de acuerdo, confío en ti, pero si pasas por aquí, puedes spoilearte. Además, necesito verificar que tengas pañuelos a la mano, chocolates y alguien que pueda socorrerte en caso de un paro cardíaco.
¿Listo? ¿Sí? Muy bien, entonces pasa adelante y abrochate el cinturón, porque el viaje está por empezar.
—¡Carol! —grité, desgarrando mi garganta en el proceso.
Vi el movimiento en cámara lenta. Primero cayó la daga de su mano el sonido se quedó grabado para siempre en mi cabeza, sus ojos llenos de pánico estaban fijos en Luxu, como si solo pudiera verlo a él. Parecía estar pidiéndole disculpas de manera silenciosa, por lo que se hizo a sí misma y, en consecuencia, a su alma gemela, justo antes de que su cuerpo se desplomara.
Intenté levantarme y correr hacia ella, sin importarme estar en medio de la batalla, sin interesarme lo que ocurriera con Luxu. Mi cuerpo no reaccionaba, estaba luchando para no caer en la inconsciencia. Ponerme de pie me había costado, pero estaba tan concentrada en ella, que no me interesó el estado actual de mi cuerpo. Tenía que llegar hasta ella, tenía que salvarla.
Cada paso me costaba. Cada paso se sentía eterno. Supe, sin lugar a dudas, que llegaría demasiado tarde. Si seguía así, solo llegaría a su lado una vez que estuviera en el limbo. Una vez que ya no hubiera vuelta atrás. Grité de la frustración, puesto que mis piernas cada vez temblaban más, mi visión comenzaba a oscurecerse y no era capaz de dar los pasos que me faltaban para salvarle la vida a Carol.
Carol. Mi amiga, mi única amiga. La chica que estuvo a mi lado durante años. La chica que vi crecer, enamorarse, perderse a sí misma por culpa de un brujo, recomponerse y luchar por lo que creía.
Iba a perderla...
Utilizando un poder que no debería ser mío, logré que la magia me transportara a su lado. Quizás fuera por ver demasiadas veces a Liam y Lily desaparecer justo frente a mis ojos. Quizás, fuera la magia siendo piadosa conmigo.
Caí de rodillas a su lado. Sus ojos apenas y se mantenían abiertos, la sangre brotaba de ella, sin detenerse, sin menguar. Su mano se sintió helada, la muerte venía por ella.
—¡Idiota! ¿Qué fue lo que hiciste, Carol? —reclamé, las lágrimas asomaban en mis ojos, impidiéndome verla.
No esperé a que me contestara. Tomé toda la magia a mi alrededor y la concentré en la punta de mis manos. Debía sanarla, tenía que sanarla.
Quizás mi magia no estuviera en su mejor momento, debido a toda la magia que había utilizado luchando contra Luxu. Sin embargo, hice un último esfuerzo, un último llamado. No me importaba si luego me quedaba sin magia de por vida, no me interesaba lo que ocurriera después. ¿Era acaso algo egoísta? ¿Dejar todo a un lado y llegar hasta mi mejor amiga? Quizás lo fuera, pero no podía controlar los latidos desesperados de mi corazón.
No podía imaginarme un mundo sin Carol a mi lado.
Rogué a la diosa luna que me diera un poco más de su magia, solo un poco más. Lo suficiente como para mantenerla con vida. Lo suficiente para salvarla.
—No —se negó, apartando mis manos con la poca fuerza que le quedaba—. No me salves.
—¡No puedes pedirme eso! No te dejaré morir.
—Esto es lo que tenía que suceder, Eleanna. Por primera vez, vi el futuro con claridad —sonrió, con sus ojos comenzando a cerrarse.
—¡No me dejes aquí! No puedes dejarme aquí —lloré amargamente, intentando alcanzarla con mi magia.
—Fue un honor ser tu amiga en esta vida —tosió sangre—. Perdóname por no estar a tu lado para siempre. Pero no puedes quedarte aquí. Te di la oportunidad que necesitabas.
—¡Nunca pedí que te sacrificaras! Ahora Luxu morirá y renacerá. No puedo hacer nada.
—¿Y sí renace sin su oscuridad? —dejó caer.
Parpadeé varias veces. Mi mente comenzó a trabajar a toda velocidad, incluso cuando el dolor comenzaba a nublar mi juicio.
Eso era lo que Carol intentaba decirme. No podía ir en contra de la madre luna, impidiendo que renaciera, pero sí podía evitar que renaciera con la oscuridad en su corazón.
Era una apuesta arriesgada. No tenía un seguro de que funcionaría, pero ya me había quedado sin opciones.
Carol tosió una vez más, comenzando a cerrar sus ojos.
—No te vayas —supliqué una vez más.
—Dijiste que era sólo una humana. Tienes razón, lo soy. Los humanos morimos, Eleanna. Deja de curarme.
Me mordí los labios con fuerza. No podía dejarla, no tenía el corazón.
—Ve.
Negué con la cabeza, llorando como nunca en mi vida. Estaba cansada de perder gente. Estaba cansada de esta guerra. Mi hermano estaba herido, no tenía idea del estado en el que se encontraba Nathan. Los demás seguían luchando, inmunes ante todo lo que estaba perdiendo.
La diosa luna pedía un sacrificio para hacer favores. Carol acababa de sacrificarse. Era momento de cobrar el favor.
Dejé de usar la magia, abrazándola a pesar de sus heridas. Ella me devolvió el agarre débilmente. Dejó de sonreír al sentir de lleno el dolor que mi magia había bloqueado.
Lloró suave, como si no quisiera llorar y a la vez no pudiera evitarlo.
—No te queda mucho tiempo —susurró, con sus últimas fuerzas.
Cerró sus ojos. Su respiración comenzó a menguar. Su corazón dejó de latir.
Grité de cólera y de dolor. Grité y no paré de gritar hasta quedarme sin voz. Me quedé ahí, aferrándome a un cuerpo sin vida que antes le pertenecía a mi mejor amiga. Me quedé ahí, sintiendo que una parte de mi alma se iba con ella.
Ni siquiera sabía si algún día, ella podría renacer. Existía la posibilidad de que así fuera, pero el día de hoy, había perdido a mi amiga. El día de hoy, tenía permitido llorar y lamentarme.
Pero no por tanto tiempo.
—Lily, Liam —llamé, sin intentar pretender que no estaba llorando.
Ambos aparecieron en el campo de batalla. Ni siquiera se veían sorprendidos. No sabía cómo escucharon mi llamado. Quizás estuvieran cerca antes de que los llamara, pero el instinto me dijo que no importaba el lugar o la ocasión, si yo pronunciaba sus nombres, ellos siempre vendrían a mí. Mi corazón dolió, pero sabía que tenía que hacer. Luego podría lidiar con mi dolor.
—Necesito un favor —susurré.
Ambos asintieron, esperando que les explicara que debíamos hacer. Tomando una respiración profunda, comencé a cruzar el campo de batalla, ignorando todo a mi alrededor. Lily bloqueaba los ataques que podrían dañarnos, mientras Liam curaba a todos los que veía pasar cerca de nosotros.
—Ahí estás —murmuré.
Luxu estaba acostado de espaldas, agonizando. Se encontraba inconsciente, su cuerpo repleto de heridas que yo misma le había provocado cuando estaba intentando asesinarme. Era mucho más fuerte que Carol, por lo que soportaría mucho más tiempo que ella.
—¿Eleanna? —preguntó Liam, sin saber que hacer.
—Deben enviarnos al pasado, a aquel lugar donde Lucy perdió la vida —expliqué.
No tendría tiempo de hablar con Nathan, pero me encargué de que supiera que dejaba la batalla en sus manos a través de nuestra conexión. No le permití hablar, no quería dejarle saber cuánto lo necesitaba en este momento.
Y tampoco podía dejarle saber que quizás, ambos podríamos morir esta noche.
—¿Qué? —exclamó Lily, con una voz aguda y llena de incredibilidad.
—¿Perdiste la razón?
—Y luego tendrán que marcharse —ordené.
Di una vista hacia el campo de batalla. Había varios cuerpos en el sueño, inertes. ¿Cuántas personas más perderían la vida? Ya no había por qué luchar, pero los seres encapuchados no bajaron la guardia, incluso al ver a su líder caído.
—Ni sueñes —negó Liam con severidad.
—¡No tenemos tiempo! —Exclamé con enfado—. Luxu está en su momento más débil. Es ahora o nunca.
Ambos se miraron con dudas, sin embargo, tomaron mi mano y la de Luxu al mismo tiempo. Lily parecía saber exactamente hacia donde nos dirigíamos, a pesar de que yo no le había dado suficientes datos.
Eso me extrañó, sin embargo, dejé que ambos se encargaran de llevarnos hasta allí.
Sentí la magia envolvernos, por lo que cerré los ojos con fuerza. No quería hacer esto, no era lo que deseaba, sin embargo, alguien tenía que hacerlo. Era momento de concretar todo lo que con el tiempo se fue construyendo.
Todo empezó cuando Lucy intentó salvar a su hermano.
Y todo terminaría ahí.
Lucy, tan astuta como siempre, había encontrado un lugar donde la luz de la luna iluminaba todo. Había encontrado la manera de arrancar a su hermano de las garras de la oscuridad. Tomándola como suya.
Pero no logró terminar su misión. Su corazón no soportó la oscuridad. Y ahora yo tenía que intentar apoderarme de ella. Costara lo que costara.
—Ya están aquí —escuché una voz conocida.
—¿Elliot? —abrí los ojos con pánico.
Todo a mi alrededor brillaba gracias a la luna. Algunas flores parecían tener brillo propio, flores de luz. Era un prado precioso. Si no estuviera allí para sacrificarme, estaría encantada por el paisaje.
Mi hermano se encontraba en el medio, con una sonrisa suave. Sus heridas habían sanado por completo. Su cabello estaba revuelto, su capa oscura sobre sus hombros ondeaba con el viento. Su calidez casi me hace llorar, pero necesitaba pretender que era fuerte.
—¿Creíste qué harías esto por tu cuenta? —preguntó con burla.
—¿Cómo es que...?
—Carol vio el futuro. Ella sabía que no le permitirías hacer lo que pensaba, por lo que recurrió a mí. Me contó todo lo que sucedería. Dijo que la única manera de vencer, era con Luxu moribundo. Si estás aquí en este momento, de seguro que ella se encargó de que así fuera. Yo no tenía idea de que existían estos viajeros —se refirió a Lily y Liam—. Así que no sabía cómo es que podría llegar aquí. Fue entonces cuando una versión más grande que ellos me buscó. Me trajeron a este lugar antes de que llegaras. De hecho, tengo varias horas aquí.
—No se supone que nosotros sepamos eso —recriminó Lily.
—Igual sabrían que ustedes me trajeron. No hay manera de que llegara aquí por mi cuenta —se encogió de hombros Elliot.
—Ehm, por si a alguien le interesa, estoy cargando con un tipo moribundo —recordó Liam—. ¿Podemos dejar esta conversación para después?
Lo dejó en el medio de las flores, quienes, a su toque, comenzaron a marchitarse. Me dio tanta tristeza, que solo pude quedarme contemplando las flores morir, una a una, a su paso.
¿Carol había sido una flor que se marchitaba con su toque?
—No te dejaré sola, Eleanna. Ya es hora de que trabajemos juntos —tomó mi mano, limpiando una lágrima traicionera que corría por mi rostro con su mano libre.
Asentí, sin palabras.
Tener a mi hermano conmigo me dio la seguridad que me faltaba. Me dio la esperanza de que podríamos solucionarlo. Su calidez, descongeló aquel lugar en mi pecho que solo sentía frío desde que me había despedido de una de las personas más importantes para mí.
—Lily, Liam —llamé su atención—. Deben irse lo más lejos que puedan.
—No vamos a dejarte.
—Escúchenme —fruncí el ceño—. Lo que pensamos que hacer, es demasiado peligroso. Una pizca de oscuridad que los toque, significaría el fin de todo. Deben irse.
Se miraron a los ojos, como si estuvieran decidiendo que hacer sin palabras. Incluso parecía una discusión.
Sabía lo que pensaban. Lily había aceptado mis palabras sin réplicas, pero Liam estaba insistiendo. Él quería quedarse. Liam era increíblemente sobreprotector conmigo.
—¡No hay tiempo para esto! —grité—. ¡Váyanse de aquí!
Lily asintió en mi dirección, tomando la mano de Liam y desapareciendo antes de que él pudiera registrarlo.
Respiré con tranquilidad una vez que se marcharon. Elliot me miró con aprensión, transmitiendo todo lo que sentía a través de esa mirada. Dejó una acaricia suave en mi hombro, diciendo, sin palabra, lo mucho que sentía la perdida de Carol. Él también había sido su amigo, por un tiempo muy corto, pero sí logró convivir con ella.
—¿Tienes idea de lo que vamos a hacer? —preguntó.
—Vamos a condenarnos —Asentí hacia él.
Vimos hacia el cuerpo moribundo de Luxu. Estaba sudando y murmuraba el nombre de Carol. Parecía tener mucho dolor. Se retorcía entre las flores marchitas, se quejaba por lo bajo, su piel, comenzó a lucir ese horrible color oscuro de su magia.
Por más oscuro que fuera, perder a tu mate siempre sería doloroso.
—Es hora —mis ojos estaban llenos de lágrimas contenidas, pero no intenté secarlas—. Madre luna, por favor, protégenos.
Rogué al cielo protección, aunque no para mí. Yo sabía que debía hacer, sólo intentaría no salpicar a Elliot. Mi hermano no tendría que salir herido. No tendría que lastimarse de esa manera. Si no fuera necesario, jamás le permitiría estar aquí.
Pero lo necesitaba a mi lado.
—¿Qué debo hacer? —preguntó.
—Mantenerte a salvo.
—No, voy a ayudarte.
—Me ayudarás manteniéndote a salvo. No te entrometas, pase lo que pase.
Elliot tenía intenciones de replicar, pero el tiempo se agotaba. Luxu comenzó a gritar del dolor y supe que no aguantaría demasiado tiempo más con vida.
Gracias a toda la magia del prado, pude recuperar mis poderes sin problemas. La magia ya estaba de mi lado. Iba a darle inicio al principio de mi fin.
Dirigí mis manos hacia él, mis manos brillando gracias a la magia. No era un genio, esto era algo que había visto hacer a mi mamá en un sueño, alguna vez, hace demasiado tiempo. Ni siquiera era capaz de recordarlo, pero mi cuerpo parecía saber exactamente lo que hacía.
La magia se alborotó. Tanto la oscura como la blanca comenzó a moverse por todo el lugar. Me encargué de manejar la oscura, mientras Elliot, tan astuto como siempre, intentaba introducir la magia blanca en su cuerpo. Mi mellizo no necesitó explicaciones. Él supo lo que debía hacer apenas me vio hacer el primer movimiento.
Era mi hermano, mi otra parte. Vinimos a este mundo juntos.
Y si mi destino era morir, me alegraba de al menos estar cerca de mi hermano una última vez.
Mis manos comenzaron a oscurecerse, pero no me detuve. Esta era la última oportunidad. La magia oscura se abrió paso hacia mí, pero no se conformaría conmigo. Intentó tomar a Elliot, quien estaba concentrado en ingresar la magia blanca.
Grité con fuerza al momento de aferrarme a la mismísima oscuridad, impidiendo que se abriera paso hacia mi hermano. Era mi deber protegerlo, no podía permitir que se hiciera daño.
—¡Madre luna, por favor! —supliqué, sin fuerzas.
No era tan fuerte como para manejar la magia oscura. No era tan fuerte como para controlarla y adueñarme de ella.
Noté que alguien intentaba acercarse. Era Liam, la versión madura de él. Estaba conectada a Luxu directamente cuando lo vi. Así lo supe.
Supe con exactitud de que podría lograrlo, puesto que estaba viendo a la reencarnación de un Luxu sin oscuridad. Liam y Lily vinieron del futuro por esto. Para ayudarme, para guiarme a este momento. Liam era Luxu, pero Liam era bueno. No había ni una sola pizca de oscuridad en su ser. Eso significaba que yo podía hacerlo. Podía darle a Liam el regalo de una vida sin oscuridad.
Por supuesto, por eso Liam decía que me debía tanto.
Le sonreí con lágrimas en mis ojos, justo antes de crear una barrera que lo mantuvo lejos. Escuché como golpeaba la barrera con fuerza, intentando destruirla. No lo lograría, mi voluntad era más fuerte que la suya.
Él no podía ser tocado por esa oscuridad.
Con mis fuerzas renovadas, sintiéndome repentinamente poderosa, comencé a absorber toda la oscuridad a mi alrededor. Elliot parecía tener dificultades ingresando la magia en el cuerpo de luxu, pero yo solo necesitaba concentrarme en mantener toda la oscuridad controlada.
No era sencillo.
Mi piel ardía. Mi corazón dolía. Sentía mis huesos romperse y amoldarse. Mi loba aulló de dolor, escondiéndose en lo más profundo de mi corazón, intentando protegerme.
Mi ser completo comenzó a doler.
Cuando estuve a punto de caer, darme por vencida, noté que un ligero rastro de oscuridad se acercaba a Elliot.
—¡Elliot! —grité con todas mis fuerzas.
Le pedí a la diosa luna que me diera un poco más de poder, sólo un poco más. No quería que mi hermano sufriera de esa manera.
Fue entonces cuando una mano suave y cariñosa se colocó en mi hombro. El espíritu de mi madre, aquel que había conocido en la comunidad, me dio la fuerza que necesitaba. Su magia brilló, espantando la oscuridad de Elliot, quien aún no se daba cuenta de nada.
Era difícil respirar, era tan difícil mantenerme cuerda, pero necesitaba llegar hasta el final. Por el bien de todos. Poco a poco, la oscuridad se arrulló en mi interior, por lo que Elliot pudo impulsar tanta magia pura como le fue posible.
Grité cuando todo acabó. Mi cuerpo se sentía caliente, las lágrimas no dejaban de salir. Jamás creí que Luxu sufriría de tanto dolor.
Mi madre me acarició la cabeza con ternura y dolor. Sonriéndome con orgullo, pero como si lamentara lo ocurrido. Gemí por lo bajo, mi vista comenzó a nublarse. Todo a mi alrededor dio vueltas.
—Mamá —Escuché a Elliot murmurar.
—Mis niños —lloró—. Estoy orgullosa de ustedes.
No pude decir ni una palabra. La magia oscura se adueñó de mí, enviándome al mundo de los sueños.
Y este, señoras y señores, fue el final. No me odien, aún viene el epílogo que tendrá todas las respuestas que ustedes necesitan, por el momento.
Vi muchas teorías, pero creo que nadie sospechó que Liam sería la reencarnación de Luxu.
Por favor, diganme que opinan de la historia. ¿Les gustó? ¿Fue un buen viaje? ¿Valió la pena?
Si tienen alguna duda, comentenla por aquí. Para información sobre lo que sigue, recuerden que pueden agregarme en facebook como Anivy Goytte y unirse al grupo de lectores en facebook ;)
¡Los amo demasiado!
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