Capítulo 42: Perdido.
Elliot no dudó en ponerse frente a mí y protegerme de Luxu. Llegó en el momento justo, cuando creía que todo estaba perdido. Su capa oscura ondeó en el viento, su cuerpo se veía mucho más musculoso, de seguro por el entrenamiento al que sea había sometido a causa de Luxu. Me miró por el rabillo del ojo, mientras lanzaba una bola de hielo a los pies de nuestro enemigo.
Me quedé mirándolo por un segundo, embobada con la visión. Se veía mucho más fuerte, incluso aterrador. Titubeé por un momento al verlo, no estaba preparada para encontrar todos los cambios que los meses separados hicieron en él. No se veía como el chico con el que tropecé un día después de clase, aquel que llegó a mi vida tratándome con la mayor dulzura. Aquel que me veía como si yo fuera su adoración.
No. Este brujo tenía algo que inspiraba un gran respeto. La magia a su alrededor parecía tener vida propia, como un huracán apenas contenido.
Incluso llegué a temerle, pero todos los pensamientos negativos los dejé a un lado cuando me sonrió de medio lado.
Cuando noté que incluso con todos sus cambios, seguía siendo mi hermano.
Me ayudó a levantarme del suelo, atento a los movimientos de Luxu. Su toque fue suave y cuidadoso, tanto, que me provocaron ganas de llorar. Se veía más fuerte que antes, pero su toque seguía siendo el mismo.
—Lo siento —susurré hacia él.
Me revolvió el cabello, sin responderme. Había extrañado tanto su presencia. Mucho más de lo que había imaginado. Intenté recomponerme, respirar profundo y no envolverlo entre mis brazos.
Solo quería que esta guerra terminase.
Solo quería abrazar a mi hermano.
Le recé a la diosa luna que protegiera a los demás. A Nathan, Tyler y Carol. A los viajeros. A Donovan, Kyo y Kaos. A todos los que estaban arriesgando todo en esta batalla. Quería incluso proteger a aquellos niños prodigio que utilizaban a mal sus poderes.
Luxu parecía no entender lo que estaba sucediendo. Por supuesto, él no se esperaba que Elliot lo traicionara sin dudarlo, enfrentándolo sin miedo alguno. Para él, este debía ser un golpe fuerte. Confiaba en Elliot. Después de todo, vivió con Elliot tantos años... Además, Toderick confirmó que Luxu se metía en su cabeza, intentando comprobar que no fuera un traidor. El brujo oscuro era muchas cosas, pero no era un idiota.
Por eso Elliot tenía que creer que realmente estaba traicionándome. Por eso su dolor debía ser real, para ganarse la confianza de Luxu.
—¿Elliot? ¿Qué crees que estás haciendo? —preguntó con enojo.
—Salvando a mi hermana —respondió sin duda alguna.
—Debí suponer que eras un maldito traidor —lanzó un gran ataque en nuestra dirección. Hielo negro comenzó a envolver todo el espacio, comenzando a expandirse por todo el bosque.
Elliot se encargó de defendernos, mientras yo procuraba que el hielo no se fuera tan lejos. Si el hielo negro llegaba al campo de batalla, los demás se verían en problemas. Graves y serios problemas. No era solo hielo, no. Estaba lleno de oscuridad. Cualquiera que cayera en él, quedaría absorto en la oscuridad.
Un simple ataque para él, pero podía significar la muerte de muchas personas. Tanto de su bando como del nuestro.
Los poderes de Luxu eran increíblemente fuertes. No podía lidiar con todo el hielo a nuestro alrededor. Estábamos en aprietos, incluso con Elliot a mi lado, enfrentarlo no era una tarea sencilla.
—Ya basta, tío —intentó mediar Elliot—. Podemos arreglar esto. Aún no es tarde.
—El pasado no tiene que definir quién eres —declaré—. Tu magia es oscura, pero tú puedes decidir quién eres.
—Por supuesto, un discurso improvisado me hará cambiar de opinión —Se burló, lanzando bolas de hielo en nuestra dirección.
Solté un quejido cuando una de ellas me rozó el brazo. La sangre comenzó a emanar de la herida abierta con gran rapidez. El dolor me distrajo lo suficiente como para caer al suelo, mis rodillas comenzando a congelarse bajo el hielo oscuro que intentaba absorberme. Escuché a Elliot gritar, pero no tenía tiempo para enfocarme en él.
Necesitaba ayuda. Necesitaba algo para aferrarme a la superficie y no dejarme envolver por el oscuro hielo. Mis piernas comenzaron a entumecerse, la herida en mi brazo palpitaba, mi cabeza comenzó a doler cuando mi loba luchó por tomar el control de mi cuerpo.
—¡Ellie!
—Estoy bien —gruñí.
No podía con esto. No era lo suficientemente fuerte como para lidiar con el hielo y los ataques de Luxu que cada vez aumentaban más y más. ¿Mi loba quería el control? Pues era todo suyo. Se lo cedi, cansada de pelear contra ella. Era de sabios saber cuándo se necesitaba ayuda. Y yo necesitaba toda la ayuda posible de mi loba.
—No sólo eres un maldito infeliz, sino que además eres un jodido idiota —escupió.
Me levanté del suelo con una fuerza impresionante. No necesité de magia para deshacerme del hielo que me envolvía. Mi cuerpo se movió con una gran velocidad, sintiéndose por primera vez en toda mi vida, libre.
Luxu se sorprendió al verme, comenzando a lanzar grandes ataques de hielo en mi dirección, fracasando miserablemente, sin necesidad de utilizar la magia para defenderme. Solo me guiaba por mi instinto, ayudado con mis grandes sentidos. Esquivaba cada uno de sus ataques, mientras me acercaba a él.
Elliot me intercedió al ver lo que hacía. No era una buena idea acercarme a Luxu mientras mi cuerpo aún no se acostumbraba a lo que sucedía.
—¡Estás transformándote! —gritó Elliot, con pánico. Me cubrió con su cuerpo, encargándose mientras yo me adaptaba a esta nueva forma, vigilando que todo estuviera bien.
Sí, no sabíamos cómo resultaría si llegaba a transformarme, pero mi loba sólo se dejaba llevar por sus instintos. Sobre todo, el instinto asesino.
¡No puedes matarlo!
—Ya lo sé —gruñó.
Grité cuando sentí mis huesos romperse, amoldándose a una nueva forma. Mis colmillos crecieron repentinamente, clavándose en mis labios y provocando que una gota de sangre fluyera entre ellos.
La magia se encargó de defenderme mientras mi transformación se daba a cabo. Me sorprendí al notar el pelaje que me envolvía. Tan blanco como la misma luz de la luna. El dolor que me atacó fue fuerte y arrebatador, pero también fue momentáneo. Apenas terminó, sacudí mi cabeza. Era una loba.
¡Era una loba!
Me sentí fuerte y poderosa, me sentí dichosa. Era una hermosa loba que brillaba por la magia que irradiaba. Al fin había logrado convertirme. Al fin me sentía completa.
Cuando los enemigos llegaron, mi primer pensamiento era que tenía que proteger a mi mate. No sabía cómo lograrlo, pero no quería apartarme de ella ni un segundo.
Sin embargo, sabía que Eleanna tendría que apartar a Luxu. Era su responsabilidad. Una que no me agradaba en absoluto, pero era suya. La mía era vigilar de los mellizos, quienes parecían divertirse al estar en un campo de batalla. Y además de la única humana en todo el lugar. Carol se estaba escondiendo entre los brujos, pero igual necesitaba tener un ojo sobre ella.
Vi a Eleanna provocar a Luxu. Mi corazón casi se sale de mi pecho cuando él se lanzó sobre ella, llevándosela consigo a más allá de donde alcanzaba mi vista. Quise seguirlos, asegurarme de que ella estuviera bien y ayudarla en su batalla. Quise protegerla...
Sacudí la cabeza, concentrándome en la batalla frente a mí. Lo primero que vi fue aquellos encapuchados correr hacia nosotros. No dudaron en intentar acercarse una vez que Luxu estuvo fuera de la vista.
Dejé a mi lobo tomar el control. Me transformé con comodidad, el cambio siendo tan natural para mí como respirar. Estaba acostumbrado a ver mi piel llenarse de un pelaje negro como la noche, mis garras crecer hasta convertirse en un peligro para todo aquel que estuviera frente a mí. Aunque había algo diferente esta vez. Mi conejita creó, junto con los otros brujos, ropas que se adaptaban al cambio. Así que ahora me encontraba como un lobo con armadura. La ropa repelía ataques mágicos, sanaba heridas y daba protección extra.
La daga de la madre de Eleanna brilló con fuerza, antes de lanzarse hacia adelante. ¿Eso tenía sentido? Quizás no tanto.
Eleanna había sido muy clara, teníamos que proteger a todos. Lily se colocó a mi lado, como si estuviera intentando protegerme. Sonreí un poco ante la escena, era adorable.
No necesitaba protección, yo era quien los protegería a todos.
Comencé a correr hacia la batalla. Mi deber era enfrentarme con vampiros y lobos, pues no tendría oportunidad con los brujos. De eso se encargarían ellos.
Gruñí hacia Lily, una advertencia de que tuviera cuidado. Ella sólo sonrió con ganas, justo antes de comenzar a usar sus poderes. Parecía disfrutarlo, haciendo caer a más de uno gracias a su magia.
Me concentré en la batalla. Uno de los encapuchados venía directo hacia mí, daga en mano. El brillante color blanco en su capucha me advirtió que era un hombre lobo. No tenía permiso de transformarse, noté. Luxu aún creía que no sabíamos a qué especies nos enfrentábamos. Por esa razón, todos los lobos estaban obligados a pelear como humanos. De un zarpazo, lo mandé unos metros lejos.
Demasiado débil.
Su debilidad me confirmó las palabras de Eleanna. Estos eran niños, demasiado jóvenes como para tener la fuerza para enfrentarse a mí.
Corriendo a gran velocidad se acercaba un vampiro hacia Liam, quien se encontraba desprevenido luchando contra un brujo. Tomé impulso y salté sobre su cuello, clavando mis colmillos con cuidado. El vampiro cayó al suelo sin gracia.
—Gracias —me miró con asombro.
Asentí hacia él. Era mi deber cuidar de sus espaldas, no tenía que agradecerme.
¿Dónde está Lily?
Mierda, la perdí de vista.
Comencé a buscar por todo el campo de batalla, imposibilitando a cualquiera que se cruzara por mi camino. Intenté guiarme por mi olfato, pero había tantos brujos en este lugar que su aroma se confundía.
Luché con ganas conforme los segundos pasaban y no la conseguía. Desde mi lugar podía ver a Liam, luchando contra los brujos y a Carol, que incluso había tomado la daga de Lucy entre sus manos, aunque estaba escondida.
¿Dónde estaba Lily?
Cuando estaba a punto de enloquecer, noté que Tyler la tenía sobre su cuerpo de lobo. Incluso parecían estar en una extraña discusión. El alma me volvió al cuerpo al ver que estaba ilesa, aunque parecía un poco sucia. Si Tyler se encargaba de su seguridad, yo podía enfocarme en Liam y Carol.
Esquivé a duras penas el ataque de un brujo. Estos niños eran increíblemente talentosos, por lo que decidí no subestimarlos.
—¡Te dije que puedo cuidarme sola! ¡Tú no sabes quién soy yo! —gritó, lanzando una gran bola de cristal a un vampiro que intentó acercarse.
Tyler le gruñó, enfurecido. La discusión continuó, a pesar de que ya no escuchaba lo que decían. Juntos, parecían un gran equipo. Por lo general Tyler no lograba transformarse, pero parecía bastante cómodo en su forma de lobo, con Lily sobre su lomo. Tyler se movía con rapidez por todo el lugar, mientras Lily atacaba con magia a todo aquel que viera.
De acuerdo... No tenía tiempo para procesar lo que sucedía.
—¡Nathan! —escuché a alguien llamarme.
Elliot...
Una parte de mí estaba enfurecida con él, incluso cuando sabía que sólo estaba obedeciendo las órdenes de Eleanna. Aún recordaba el momento en el que decidió darnos la espalda. Respiré profundo, intentando dejar aquellos pensamientos en el pasado.
—¿Dónde está Eleanna? —preguntó con desesperación.
Sacudí mi cabeza en negación. No tenía idea de dónde se encontraba, pero si Elliot la buscaba, entonces podría sentirme más tranquilo.
Señalé con mi hocico la dirección en la que fueron la última vez que la vi. Me sentía impotente, pero mi misión era proteger a toda la manada. Incluso a los vampiros.
Si lograba terminar la batalla pronto, podría unirme a Eleanna.
Elliot asintió, comprendiendo.
—¡Señor! Uno de nuestros lobos está gravemente herido.
Le di una mirada a Lily, quien seguía sobre Tyler. Ella comprendió al instante. Fue de inmediato con el lobo, buscando al herido para intentar salvarlo. Liam se colocó a mi lado, luchando junto a mí.
Tenía una gran fuerza, además de que su magia resultaba muy útil a la hora de repeler ataques.
—¡Hey, perro! —saludó Donovan—. Estamos tomando ventaja aquí. ¿Por qué no vas con la criaturita?
Negué con la cabeza. No, no podía aún. Tenía que estar atento a mi pelea, no a la suya. Estaba bien, podía sentirlo a través de mi conexión.
A lo lejos, pude notar que un extraño hielo oscuro comenzaba a acercarse. Esto no podía ser bueno.
Liam empalideció al verlo. Parecía tener ganas de huir del lugar. El hielo aun no llegaba hasta nosotros, pero todos los brujos a nuestro alrededor se pusieron nerviosos.
—¡Estás transformándote! —escuché el grito de Elliot.
Ni siquiera lo dudé. Dejando atrás a la pelea, comencé a correr en dirección al hielo. No estaba preparado para ver a una hermosa loba color blanco, reluciente, preciosa. Quedé embobado ante su belleza por un segundo, justo cuando la vi intentar morder a Luxu.
Él lanzó la magia hacia ella, repeliéndola como si tuviera un escudo hecho de magia. Eleanna salió volando por los aires, por lo que corrí en su dirección, atrapándola antes de que se hiriera.
—¡Nathan! —exclamó a través de nuestra conexión.
—Ten más cuidado, conejita.
No sabía que haríamos. Jamás consideramos que Eleanna se convertiría en loba, por lo que no estaba entrenada ni acostumbrada. Sus patas temblaban, su posición se veía incómoda y extraña.
—No deberías estar aquí.
—Concéntrate —ordené.
Tenía miedo de lo que ocurriera con Eleanna. No estábamos preparados para su transformación. Su loba siempre mencionó que no podía transformarse. Lo intentamos muchas veces, sin conseguir ningún resultado. ¿Y si no lograba transformarse en humana? Era una posibilidad.
De alguna manera, Luxu terminó envolviendo a todos en una sola pelea. Desde mi posición podía ver la lucha que se desarrollaba a tan solo unos metros de nosotros. Un brujo se colocó a su lado y justo en ese momento, tanto Elliot como mi mate terminaron sin poderes.
Lo supe porque compartieron una mirada de pánico. Sin poderes, estarían en grandes aprietos.
Eleanna no iba a aguantar más tiempo con esa transformación y su magia se estaba agotando. ¿Qué debía hacer? ¿Cómo me enfrentaba a su oponente?
El responsable de la ausencia de la magia estaba ahí, frente a mí. Él sería mi nuevo objetivo.
Me abalancé hacia él sin dudarlo, clavando mis colmillos con fuerza en su mano. De inmediato me lanzó hacia atrás con la magia, pero había logrado herirlo.
—¡Su magia no es tan poderosa! —gritó Elliot en mi dirección—. Intenta alejarlo de aquí lo más que puedas.
Elliot también se transformó en un lobo gris, su postura era cómoda y lista para atacar. Su lobo era impresionante, debía admitirlo. Dejé que ellos se encargaran de la batalla contra Luxu, distrayéndolo para que no intentara ir hacia mí.
—Maldito —escuché a mi contrincante escupir hacia mí.
Le gruñí en advertencia, antes de volver a intentarlo. Lo tomé de la capa, corriendo por el bosque a gran velocidad. Mientras más lejos estuviera, mejor. Pasé cerca de Carol, quien gritó mi nombre, antes de lanzar la daga hacia nosotros. La daga impidió que siguiera lanzando ataques de magia a diestra y siniestra.
Así que su magia no era rival para la daga de Lucy...
Aproveché el momento. Mientras la daga atacaba sin cesar, me acerqué sigilosamente hasta su cuello, clavando mis colmillos con delicadeza. Era suficiente para mandarlo a dormir.
Suspiré, comenzando a sentir el cansancio de la batalla. Estaba agotado y sin ánimos. La capa de aquel brujo cayó, dejando ver su rostro. Debía tener unos catorce años y tenía una cicatriz muy cerca de su ojo. Incluso inconsciente, parecía estar aterrado. Luxu ocasionó esto. Los hizo luchar, arriesgar su vida. Eran solo pequeños críos, chicos que necesitaban un buen guía.
Cuando quise volver con mi mate, me vi envuelto en una neblina que dificultó mi visión. Incluso comenzó a hacerse pesado el respirar.
La daga se acercó a mí, brillando por la magia que Eleanna le había inculcado. Me ayudó a respirar, sin embargo, no logré mantener mi transformación por más tiempo.
La ropa se ajustó a mi nueva forma de humano. Intenté orientarme, pero no lograba ver dónde estaba. ¿Carol? ¿Liam? ¿Lily? Ninguno de ellos estaba cerca. La neblina no me permitía ver nada, pero hice lo que pude por subirme a un árbol.
Incluso llegando hasta la copa, lo único que veía era neblina. No sabía dónde estaba, ni como llegar de vuelta con Eleanna.
Estaba perdido.
¡Hola, hola! Este capítulo me costó taaanto subirlo, pero aquí está. ¿Qué les ha parecido?
Esta historia está por terminarse, ya solo faltan un par de capítulos y el epílogo. ¿Están preparados para el final?
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