Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 40: Rezar por una solución.

Despedirme de Margaret fue difícil. La mayoría de los integrantes de la manada estuvieron allí, junto a ella, hasta su último suspiro. Todos lloraban y se lamentaban por su perdida. Probablemente Maggie fue la persona más querida de la manada, dejando de lado al alfa y su hijo.

Todos le tenían aprecio a esa adorable mujer que dio su vida a servir a la manada. Por supuesto que estábamos dolidos, algunos más que otros.

Los humanos se despedían a su manera de los suyos, nosotros también teníamos nuestras propias costumbres.

En algún lugar del bosque, nos habíamos movilizado hasta allí a pesar de los peligros, descansaba el cuerpo de Margaret, rodeado de margaritas, su flor favorita.

Cuando la luna brilló sobre ella, fue la señal de que estaba lista para partir, por lo que algunos integrantes comenzaron a encender las flores.

Sus cenizas debían llegar a la luna, para que nuestra diosa la recibiera en su hogar.

Era un ritual triste y doloroso, pero tenía su esencia. Era parte de nuestras creencias. Pocas veces había sido testigo de la ceremonia, puesto que solo se realizaba con las personas más amadas de una manada. Los demás tenían una ceremonia pequeña y más sencillas, sin embargo, el padre de Nathan no permitió que su amada amiga pereciera sin una despedida digna.

Lloré amargamente al verla consumirse en el fuego. Nathan me abrazaba y repartía tiernas caricias, intentando consolarme.

Era imposible, estábamos hablando de Margaret, mi figura materna, mi gran amiga.

La persona que estuvo a mi lado desde el primer momento luego de perderlo todo. La persona que nunca soltó mi mano. La persona que había permanecido con vida, solo porque le apenaba dejarme a la deriva.

—Está a salvo ahora, Elle. Su mate estuvo esperando por ella mucho tiempo.

—Lo sé —Asentí.

Era quizás un acto de egoísmo el llorar de esta manera. Sabía que algún día tendría que irse y estar con su otra mitad. Sabía que estar tanto tiempo separados le causaba un gran dolor en su corazón.

Sabía que tenía que despedirme.

Recuperarse de la muerte de un ser querido nunca era algo sencillo, pero todo se complicaba un poco más cuando una guerra se te venía encima. No tenía tiempo para lidiar con el dolor de su muerte. Ni siquiera para lidiar con la marca en mi cuello que cada día molestaba más y más. Solo pasaba mis días sumida en mi despacho, buscando cualquier solución existente.

El tiempo se me estaba agotando y yo estaba atascada en la misma situación que dos meses atrás. No encontraba nada, ni siquiera una pista que me trajera paz mental.

Nathan era el único que lograba sacarme de aquí, alimentarme, asegurarse de que descansaba un par de horas y entrenar conmigo. Donovan había terminado su entrenamiento hace un par de días, por lo que tenía más tiempo para recluirme en el despacho.

Me sentía mucho más confiada ahora que era capaz de enfrentarme en un combate cuerpo a cuerpo con el monarca de los vampiros. No le ganaba, pero lograba incluso hacerlo sudar.

Incluso tuvimos un encuentro pequeño, dónde utilizar nuestros poderes era posible. Sí, me ganó en un dos por tres, pero fue divertido usar la magia contra él.

—Eleanna —saludó Toderick en mi mente, hablándome a través de la conexión que existía entre ambos.

Escuchar su voz fue como un bálsamo. Dejé todos los papeles ordenados en el escritorio, prestándole la mayor atención. No se podía comunicar conmigo muy seguido, por lo que aprovechaba en cada ocasión para preguntar por el estado de mi hermano.

—¿Cómo está Elliot? —pregunté.

Siempre era la primero que preguntaba. No me gustaba saber que mi hermano estaba en peligro, tan cerca de Luxu, tan cerca de la magia oscura.

Estaba tan preocupada...

Necesitaba encontrar una solución para que mi hermano pudiera volver a casa, junto a mí. Esperaba que fuera pronto, tenerlo lejos era tan doloroso, que no lograba entender como estuve tanto tiempo sin él.

—Está bien, sigue creyendo que te ha traicionado, pero es necesario que tenga esa clase de pensamientos. Luxu no puede saber que sólo estamos aquí para vigilarlo.

—¿Cómo van esos preparativos?

—Hay muchas personas con poderes extraordinarios, Elle. Chicos perdidos que huyeron a causa de sus poderes.

Lo sabía. Por eso también me estaba enfocando en un nuevo proyecto, algo secreto. Ni siquiera le había comentado a Nathan, solo le dije que estaba trabajando en algo ajeno a la guerra.

Y mi mate me había apoyado. Sin preguntas, sin dudas. Me dio su apoyo absoluto y se ofreció a ayudarme en lo que necesitara.

—Nadie debe morir. Esos chicos sólo necesitan una guía, no puedo permitir que mueran de esta manera, en una guerra que no les pertenece.

El problema no vendría de nuestra parte. Si yo daba la orden, los demás sólo tendrían que obedecerme, no tendrían opción, pero si esos chicos atacaban con todo lo que tenían, no podríamos evitar responder con fuerza.

No podía pedirle a mi gente que no los asesinaran, si veían a sus aliados morir a su lado. Era imposible.

—Tranquila, Eleanna. Haré lo posible por neutralizar las fuerzas de los más peligrosos. Tú sólo ocúpate de cuidar a los demás.

—Cuando todo esto acabe, espero que Elliot pueda perdonarme.

—Créeme, Eleanna. Elliot te ama más que a su propia vida. Él será el primero en abrazarte apenas la lucha termine.

Eso esperaba...

Era cruel tener que manipular su mente y sus pensamientos. Elliot de verdad pensaba que me había traicionado, pero la fuerza de Luxu era demasiado peligrosa. Si Elliot dudaba, jamás le permitiría estar a su lado.

Era por su bienestar, pero debía estar matándolo. De seguro sufría...

Elliot, espero que te estés cuidando bien.

—Estaré esperando tu aviso, Toderick. El tiempo se agota y la guerra se acerca.

—Sólo tengo una petición para ti, Eleanna.

—Dime.

—Sobrevive. Esta es mi única orden.

Sonreí con tristeza al escucharlo. Sí, necesitaba sobrevivir. No podía darme el lujo de perder la vida, arrastrando a Nathan conmigo. Por eso estaba entrenándome con Donovan. Por eso estaba preparándome tanto.

Sólo así podríamos triunfar.

El combate se estaba acercando, el tiempo se agotaba. Sabía que las tropas de Luxu ya estaban preparadas, pero nosotros no habíamos logrado encontrar una solución.

Tendremos que improvisar.

Me despedí de Toderick, sintiendo mi corazón doler por la lejanía. Pronto estaríamos juntos. Quizás no del mismo bando, pero sí juntos.

Tendría que soportar la ansiedad. Comencé a respirar profundo, intentando mantener en orden mis sentimientos. No podía dejarme llevar, no aún.

Respira, Eleanna. Respira.

Los ataques de ansiedad me atacaban día y noche, pero había encontrado una manera de calmarme. Me sentaba en el suelo, cruzando las piernas una encima de la otra. Y me obligaba a tomar lentas y pausadas respiraciones. Nathan sabía lo que ocurría, pero me dejaba manejarlo por mi cuenta.

Tenía que ser capaz de controlarme, porque en una batalla, no había espacio para la ansiedad o el miedo.

Poco a poco comencé a dejar de temblar. Mis manos volvieron a la normalidad, porque últimamente, mis uñas crecían hasta volverse unas pequeñas garras. Dejé de sentirme asfixiada, la ansiedad no me ayudaría a pensar, por lo que la empujé lejos de mi mente.

—Deja de preocuparte —habló Liam, apareciendo de la nada.

Maldición. Estos niños no eran normales, definitivamente no eran normales.

—Creí que se habían marchado de nuevo —reclamé.

Me estaba acostumbrando a que ambos aparecieran cuando les daba la gana. ¿Privacidad? Eso era imposible con una viajera del tiempo y alguien con la capacidad de teletransportarse libremente.

—No dejaré que nada malo te pase, Ellie —declaró con firmeza, su ceño fruncido.

Oh, este no era el mismo Liam con el que estaba acostumbrada a tratar. Este se veía mucho mayor, de al menos unos veinte años. Tenía una pequeña cicatriz en un costado de la boca, su mirada era más oscura. Su cabello estaba demasiado corto, su ropa un poco sucia y desgastada.

—Ven aquí —ordené, abriendo mis brazos hacia él.

Pareció sorprenderse por mi gesto, pero no dudó en venir a mí.

—Eleanna —suspiró, abrazándome con fuerzas—. Yo...

—Calla, no quiero saberlo —negué con suavidad—. No debo saberlo.

—Lily no quería dejarme en este tiempo —murmuró, era mucho más alto que yo, pero se sentía como un niño perdido—. No puedo encontrarme con la otra versión de mí.

—Tranquilo, Liam. Estás aquí, estás a salvo.

No sabía qué lo había alterado. No entendía por qué se veía tan afectado. Al menos no estaba herido, aunque se veía tan triste. Intenté curarlo con magia, pero se negó con suavidad. La herida que lo aquejaba no era física.

Era emocional.

—Eres menor que yo en esta época —río, como si intentara mostrarse más animado de lo que en realidad se sentía.

—Sí, en esta época apenas y te conozco —le seguí el juego.

—Ya veo... Debes estar confundida.

—En absoluto. Esto se siente correcto.

Lo apreciaba tanto, incluso cuando apenas y nos habíamos cruzado. Ellos estuvieron para mí en uno de los momentos más aterradores de mi vida. Me tendieron la mano cuando me sentía perdida y salvaron a mi manada. Si él necesitaba un abrazo, mis brazos siempre estarían abiertos para él, sin importar la época.

—Maldito idiota —gruñó Lily desde la puerta.

También se veía mayor. Su cabello estaba corto, sus ojos se veían atormentados y cargaba una expresión tensa. Ella sí tenía una pequeña herida en su mejilla, pero parecía estarla ignorando con gran facilidad.

Se notaba que estaban en medio de una discusión. Una muy calurosa e incómoda discusión.

—Lily...

Dirigió su mirada a mí, suavizando el gesto.

—Perdón, Eleanna. Este bebé gigante no pudo evitar venir aquí. Lamento que te molestara.

—Son bienvenidos a venir cuando quieran, sin importar la edad que tengan.

Liam sólo se ocultó a mis espaldas, huyendo de Lily. Quizás estaban en medio de una discusión, pero ninguno de los dos se veía felices de verse el uno al otro.

¿Qué había ocurrido entre ambos para que estuvieran enfrentándose? Los Lily y Liam que conocía parecían inseparables, como si nada pudiera afectar su relación.

Pues al parecer hay algo, y algo bastante grande.

—Ven aquí, Liam.

—No.

—No seas un bebé gigante.

—Déjame aquí —pidió.

Lo que dijo no fue tan impactante como su tono, desesperado, ahogado. Le tomé de la mano, sonriéndole un poco. Quería tranquilizarlo, pero Lily no daba su brazo a torcer en su ataque verbal.

—No puedes alterar el tiempo, Liam.

—No sabes si es mi deber hacerlo. No sabes qué puedes cambiar y qué no —gritó.

—¡Crees que puedes hacer del tiempo lo que te da la gana! Un error y todos moriremos, Liam.

Eso conllevó más gritos de ambos. Comenzaron a gritarse cosas que no entendía y que no quería entender tampoco. Mi cabeza comenzó a doler. Todo el estrés y el dolor de los días anteriores hicieron acto de presencia, logrando que me tambaleara por un segundo.

—¡Silencio!

Ambos se detuvieron ante mi grito. Los dos me miraron avergonzados, como si se les hubiera olvidado que estaba en medio de su discusión.

—Ambos deben detenerse —hablé con más suavidad—. Son hermanos, no deben discutir. Liam, no puedes venir aquí a alterar el tiempo, eso tiene consecuencias. Lily, no seas tan soberbia y escucha a tu hermano de vez en cuando. Ustedes son un equipo. Trabajen como equipo.

—Lo siento —murmuraron al mismo tiempo.

Eran niños. Se veían mucho más adultos, parecían haber pasado por muchas más cosas de las que me podría imaginar, pero seguían siendo unos niños.

—Déjame quedarme aquí —suplicó Liam, mirándome con anhelo.

—No puedes —negué con la cabeza.

—¡No sabes a lo que te enfrentas!

—Tienes razón, no lo sé —coloqué mi mano sobre su corazón, sintiendo sus latidos acelerados—. Y tampoco quiero saberlo. Agradezco que quieras ayudar, pero el que estés aquí siendo un adulto, es una señal de que no debo aceptar tu ayuda.

—¿Qué?

—Estás aquí porque te enteraste de algo que te descolocó —sonreí, logrando que ambos empalidecieran—. No tengo idea de que fue, pero sé que estás aquí porque acabas de saberlo.

La reacción de ambos me lo confirmó. No quería indagar demasiado, por lo que sólo moví la mano, alejando los pensamientos de ambos.

—Luxu es peligroso, Eleanna —afirmó Lily.

—Ya lo sé.

—No lo sabes. En este tiempo eres demasiado joven para saberlo.

—Pero no seré joven por siempre —refuté—. Confía en mí. Sé que puedo hacerlo, Liam.

Apretó los ojos, negando con la cabeza. Para cuando logró abrirlos y mirarme a los ojos, las lágrimas asomaban de los suyos. Me abrazó con fuerzas, murmurando cuánto lo sentía.

Lily no quiso acercarse. Lo supe desde que ingresó a mi despacho. Se mantuvo siempre a una distancia dolorosa, como si me temiera, como si estuviera asustada de mi respuesta.

Le sonreí con incomodidad, sin intentar acercarme por mi cuenta. No me veía con odio ni rencor, sólo era... Cautelosa.

—Lo lamento, Eleanna. Te prometo que voy a recompensarte.

—Ya lo has hecho.

Y era cierto. Estaba en deuda con esos chicos.

—Es tiempo de irnos, Liam. Nuestros yo del pasado están por llegar aquí.

—No me quiero ir.

—Te llevaré con otra Eleanna, una no tan perdida como esta —ofreció—. Sin ofender —añadió.

Mocosa irresponsable. ¿Cómo que perdida? Debería enseñarle a respetar a los mayores.

Técnicamente, ella es mayor que nosotros.

Maldición.

—Volveré aquí —prometió Liam, tomando mis manos y dejando un beso en el dorso.

—Sé que lo harás. Y Lily —llamé, cuando ambos se alejaban.

—¿Sí?

—No vuelvas a llamarme perdida —amenacé.

Y ahí estaba, esa bonita sonrisa. Lily sonrió con ganas, luciendo hermosa a pesar de que su aspecto se había vuelto rudo y sombrío. A pesar de todo, seguía siendo la misma chica.

Se tomaron de las manos, desapareciendo sin dejar rastro alguno.

Tomé la visita de ambos como una advertencia. Sí, los días se me estaban agotando. El tiempo corría y el momento de actuar se acercaba a pasos agigantados.

—Todo está listo, Luna —anunció Tyler.

Se veía agotado. Solía gastar su tiempo libre intentando alcanzar a su mate, pero decía que era muy inquieta y que, por lo tanto, jamás podría encontrarla.

Necesitaba tenerlo concentrado, pero no había mucho que hacer. Los hombres lobos eran el doble de fuertes cuando estaban junto a su mate. Por eso su ansiedad, por eso se la pasaba correteando por todo el lugar, sin saber exactamente a dónde ir.

—Gracias, Ty. Estaremos atentos a todo lo que suceda de ahora en adelante. Da la orden a los demás de descansar todo lo posible, pero quiero que refuercen la guardia en las fronteras. Cualquier movimiento sospechoso debe ser notificado.

—¿Cuál es el siguiente paso? —preguntó, asintiendo ante mis órdenes.

—Esperar a que la batalla comience y rezar porque se me ocurra una solución antes de que sea demasiado tarde.


¡Hola, hola! Sí, he tenido muchos problemas para actualizar, pido disculpas. Estuve varios días sin internet, una pesadilla total. Y además, no había podido meterme en la computadora para editar los capítulos. 

Lo que se viene es... Bueno, mejor dejo que ustedes lo lean. 

Ya nos quedan solo 4 capítulos y un epílogo ;) 



Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro