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Capítulo 39: Un buen viaje.

Luego de hacer el amor, ambos tomamos una ligera ducha. No le permití ducharse conmigo, por lo que se quejó y peleó hasta el cansancio, sin embargo, fui firme. Necesitaba un momento a solas para procesar todo lo que había ocurrido.

Nuestra primera vez junto fue tan mágica que aún me sentía en una nube de placer y lujuria.

El cuerpo me dolía, pero Nathan fue cuidadoso y atento. Cuidó de mí a cada instante, incluso cuando creí que perdería el control por completo.

Los hombres lobo tenían tanta fuerza que podían partir huesos humanos como si de un simple cristal se tratase. Incluso siendo cuidadoso, más de una vez me había herido anteriormente. Por eso la madre luna me protegió.

No tan débil como una humana, pero tampoco tan fuerte como una mujer lobo.

Observé en el espejo la marca en mi cuello. Era un poco grotesca y estaba hinchada, pero luego se convertiría en un bonito tatuaje único. Era algo mágico y especial que todos los lobos compartían, una señal de amor y respeto hacia nuestro mate.

Tendría que esperar unos días para ver la nuestra, pero sería paciente. Por el momento, bastaba con cubrirla con una gasa y cuidar de ella como una herida más. Al ser un tatuaje mágico, mis poderes no podrían sanarla.

Me duché con cuidado, sintiendo mi cuerpo adolorido.

Las personas tenían razón, la primera vez dolía, aunque Nathan fue lo suficientemente cuidadoso como para que no fuera algo traumático. Era un dolor soportable que para la próxima vez disminuiría.

Mi marca ardía con el contacto del agua sobre ella, por lo que estaba siendo precavida. Quizás me estaba demorando más de lo usual, pero me había entretenido pensando en todo lo ocurrido.

La madre de Nathan logró descolocarme. No sabía si hice bien o mal al apartarla, pero tampoco me arrepentía. Comencé a dudar sobre sí debía comentarle a Nate lo ocurrido. ¿Se enojaría conmigo? Aunque quizás fuera mejor que se enfadara conmigo ahorita, a que descubriera que había visto a su madre por fuentes externas.

Lo mejor sería hablarlo entre nosotros. Si le contaba mis razones, entonces él lo entendería.

—¿Elle? ¿Todo está bien? —preguntó a través de la puerta.

Por la diosa, este hombre era demasiado sobreprotector.

¿Qué demonios podía pasarme en la ducha? ¿Caerme y morir desangrada?¡Para algo contaba con la magia!

—No me voy a morir —rodeé los ojos.

—Sólo intento cuidarte.

Podía imaginármelo con una suave expresión de perrito regañado. Era tan fácil de leer, que no necesitaba verlo para saber la clase de expresión que tendría.

Lobo tonto.

—Avísame si necesitas ayuda para lavar tu espalda, nena.

—Ya estoy saliendo, lobo tonto.

—Oh, que lastima. Será para la próxima —bromeó.

Reí con ligereza, intentando apresurarme. Si tardaba demasiado, de seguro que Nathan entraría aquí sin pensarlo dos veces.

Salí con mi cuerpo envuelto en una toalla. De todos modos, ya no había nada que ocultar. Nathan me miró con deseo, su cuerpo estaba apenas cubierto por una toalla enrollada en su cintura. Mi loba sintió el deseo de lamer todo su cuerpo, probarlo y devorarlo sin piedad. Me sonrojé por la fuerza de mis pensamientos, si no tenía cuidado, terminaría abalanzándome sobre él.

Sus ojos se oscurecieron al sentir mi deseo aumentar, sin embargo, pareció pensarlo por un segundo.

—Te quiero para mí, pero debo dejarte descansar —murmuró, pasando por mi lado, como si fuera la cosa más difícil que hizo en toda su vida.

—No estoy tan cansada —ahogué un bostezo.

—Ve a la cama, tontita. Estaré aquí en un segundo.

Ah mira, los papeles han cambiado.

—Está bien.

Me encontraba entre dormida y despierta cuando sentí a Nathan meterse bajo las sábanas. Me acurruqué contra él, sintiendo su calor y su suavidad. Su respiración estaba un poco acelerada, su corazón latía con tanta fuerza que podía escucharlo con gran facilidad.

Él me envolvió en sus brazos,

—Te amo, mi luna.

—Te amo, mi alfa.

Dudé. Quizás fuera un buen momento para comentarle sobre su madre. Y sin embargo, al sentir la paz que transmitía y su buen humor, decidí que lo dejaría para otra ocasión. Dejé que me envolviera y me arrastrara con él al mundo de los sueños.

Solo esperaba no arrepentirme.

—¡Carol! —grité cuando la vi a lo lejos.

Se encontraba con Stuart, paseando por los alrededores. Yo venía de un largo y terrible entrenamiento con Donovan, por lo que decidí tomarme un descanso con mi amiga.

—Tiempo sin verla, luna —saludó Stuart cuando se acercó, guiñándome un ojo.

Su comentario con doble intención me hizo reír. Habían pasado un par de días desde el cumpleaños de Nathan y desde entonces algunos lobos, los de gran confianza, se burlaban de nosotros al decir que no salíamos de la habitación.

Aunque eso no era del todo falso.

—No seas payaso —lo golpeé con suavidad en el hombro.

Carol solo me veía, sonriente. Su cabello estaba un poco más corto, noté con sorpresa. Ya no llevaba las puntas de su cabello mas claro, lo que le daba un cierto aire de seriedad. Ahora su cabello caía un poco más debajo de sus hombros, enmarcando su rostro.

—¿Tienes algo de tiempo libre? —le pregunté directamente.

—Nunca tengo nada que hacer aquí, Eleanna —se burló.

—Bueno, entonces pasa el rato conmigo aquí —ofrecí—. Tengo un par de horas antes de que empiece la reunión.

Sus ojos se iluminaron al escucharme, haciéndome sentir culpable por todo el tiempo que la mantuve lejos. Iba a compensárselo, apenas todo acabara, volveríamos a ser el par de adolescentes que amaba pasar el rato juntas.

—Puedes irte si quieres, Stuart —le susurró Carol.

Él asintió, mostrándose feliz por ella. Ay, Stuart realmente estaba enamorado de Carol. Ni siquiera tenía interés en su mate, solo tenía ojos para ella.

—Entonces me retiro, volveré en un rato —prometió.

—¿No te agrada estar con Stuart? —pregunté con cautela.

—Claro que me agrada —respondió, tomándome del brazo para que camináramos por el jardín—. Él es muy atento y amable conmigo. Pero a veces parece que solo quiere ir a entrenar con Nathan. Y no puede por estar cuidándome.

—Es parte de su naturaleza. Quiere ayudar a su alfa, pero tiene una misión importante aquí. Alguien debe mantenerte a salvo y no confiaría en nadie más para hacerlo.

Ella me miró, sin responderme. No parecía muy complacida, pero no dijo nada al respecto. No estaba segura sobre sus sentimientos hacia Stuart. A veces parecía que lo adoraba, pero a veces parecía quererlo lejos.

¿Y quién era yo para juzgar? No debía ser sencillo para ella. Su persona predestinada era un ser lleno de oscuridad. Claro que se vería atraída hacia una persona de luz, como Stuart, pero incluso así, él no era para ella. No fueron hechos para estar juntos.

Le pasé un brazo por los hombros, mientras nos dirigíamos a mi lugar. Veríamos una película, pasaríamos el rato juntas y quizás conversáramos sobre nuestros sentimientos. Le daría toda la atención que no le di en las últimas semanas.

Carol podía no ser perfecta, pero era mi amiga y eso vale mucho más que la perfección.

—Bien, el tiempo está pasando y aún no hemos encontrado ni una solución —gruñí—. Los vampiros han encontrado todo rastro existente de Luxu, pero no hay evidencia de que algo le afecte. Los brujos no han encontrado nada que pueda frenarlo y los hombres lobos lo único que pueden hacer es entrenar para la pelea.

—Estás en lo correcto —asintió Donovan—. Si queremos ganar, necesitamos más que esto.

—Hemos hecho todo lo posible, pero no hay nada que explique qué se puede hacer con la oscuridad de alguien —replicó Kyo.

Los brujos habían llegado al territorio de los vampiros al amanecer. Una semana entera había pasado desde el cumpleaños de Nathan y seguíamos en la misma posición. Nos habíamos estancado.

La marca en mi cuello picó, sin embargo, evitaba rozarla. Aún no se había dejado ver, además, cada día comenzaba a molestar un poco más. Era difícil lidiar con ella, pero tenía que concentrarme en la discusión frente a mí.

¿Cómo podría encontrar una solución? Todo parecía tan imposible.

—Mi madre... —tosí, ese no era el nombre con el que debía referirme a ella en una reunión—. Lucy comentó que había intentado tomar la oscuridad del corazón de Luxu. ¿Alguien sabe si eso es posible?

Todos se miraron los uno a otros, sin atreverse a pronunciar palabra alguna.

Raro.

Incluso Donovan pareció incomodo con la pregunta, lo que me extrañó un poco más. Debíamos considerar todas las oportunidades, todas las opciones. Si la pregunta resultaba incomoda, entonces algo me estaban ocultando.

—Es posible —murmuró Kaos, siendo el único capaz de mirarme a los ojos—. Pero alguien tendría que sacrificarse.

Algunos murmuros inundaron el lugar. Estábamos en una sala con al menos veinte personas. Incluyendo al padre de Nathan, Tyler, quien por cierto estaba celebrando su cumpleaños, los brujos que mi abuelo había logrado enviarme y los vampiros.

—¿Qué tipo de sacrificio? —Pregunté directamente.

Sabía que Nathan me veía con reprobación, pero lo mejor que podíamos hacer era buscar todas las posibilidades. Si algo, por más absurdo que fuera, era capaz de salvarnos, tomaría el riesgo.

—Esto es sólo una teoría —Kaos se veía incómodo—. No podemos estar seguros, pero creo que, si alguien fuera capaz de absorber la oscuridad de Luxu, alguien que no esté destinado a reencarnar, podríamos aprender a lidiar con ello.

—Estás sugiriendo que alguien tomé la oscuridad de Luxu para matarlo —replicó Nate.

—Una vida, millones de vidas —soltó kyo—. No podemos estar seguros de sí funcionará, pero es algo que debemos tener en cuenta.

Era una locura. Nadie en su sano juicio aceptaría esa opción. Nadie querría ser sacrificado, mucho menos de esa manera.

Pero no podía solo rechazar esta opción. Tenía que pensarlo mucho. ¿Quién podría ser capaz de absorber la oscuridad? Los corazones de luz no podían aguantarlo. Lucy murió sin lograrlo.

¿Qué nos hacía pensar que nosotros sí éramos capaces de hacerlo?

—No vamos a olvidar esta propuesta, pero prefiero que nos concentremos en otra. Esto es una guerra y tenemos que estar conscientes de que podemos perder vidas, pero nuestra misión es hacer de ese porcentaje algo mínimo. Además, por el momento es una teoría, no podemos tomar el riesgo de un sacrificio sin tener la certeza de que esa persona logrará el objetivo.

Todos asintieron ante mis palabras, satisfechos.

Era obvio que, en una guerra, podría haber muertes. Sabía que mi ideal era absurdo, casi ridículo, sin embargo, también era consciente de que Luxu se estaba aprovechando de jóvenes perdidos con habilidades impresionantes. Habilidades a la altura de Lily y Liam.

Por supuesto... Una idea llegó a mi mente en ese instante.

Sabía exactamente lo que tenía que hacer. Por esa razón ambos habían mencionado que me debían mucho. Lily y Liam se veían felices cuando fueron testigos de la alianza entre brujos, vampiros y lobos. Y habían comentado que me debían mucho.

Si esos niños tuvieran a donde ir, si ellos fueran aceptados en algún lugar, no estarían enfrentándonos en una guerra que ni siquiera los involucraba. Luxu no podría aprovecharse de ellos.

Tenía que crear un espacio seguro para ellos.

Necesitaba comenzar a preparar todo. Mi mente maquinando a gran velocidad. Apenas y presté atención a todo lo que dijeron luego de eso, concentrada en mis propias ideas.

No sería sencillo, pero si tenía razón, quizás lograra hacer un cambio monumental para el futuro de todas las especies del submundo.

—Eleanna —llamó Tyler.

—¿Qué?

—Ya todos se fueron —tosió, intentando tapar la burla en su voz.

—Oh.

Di un vistazo a mi alrededor, confirmando sus palabras. Incluso Nathan me había dejado aquí, ese lobo traidor. Me la cobraría luego. Además, necesitaba preguntarle sobre lo hablado en la reunión. Me había perdido en mis pensamientos más tiempo del que había imaginado.

—Nuestra luna anda en las nubes.

—Ahí es a donde pertenezco —me encogí de hombros, haciéndolo reír—. ¿Cómo celebraremos el cumpleaños del beta de la manada?

—No quiero hablar de esto contigo —negó de manera contundente.

¿Ok? Eso era raro.

Quizás es porque no le agradas.

No comiences, loba.

—¿Por qué no? —fruncí el ceño.

—Es incómodo —desvió la mirada.

¡Ja! Te lo dije, humana tonta.

Maldición, incluso mi loba se burlaba de mí.

No quería insistir, sin embargo, necesitaba saber que ocurría con él. Se veía muy afectado y quería ayudarle. Si estaba en mis manos ofrecerle algo de ayuda, entonces mi deber era al menos estar junto a él.

Él me había ayudado muchas veces anteriormente. Yo quería ser su amiga, más que su luna.

—Puedes confiar en mí, Tyler. ¿Qué sucede?

—Verás —comenzó, respirando profundo—. La conexión de mates es única, cada una es diferente. Algunos podrían saber dónde está su mate a pesar de que se encuentren a kilómetros de distancia, mientras que otros tendrían que buscar a la antigua.

—De acuerdo...

—Pues yo siento la presencia de mi mate. Aquí, allí, a mil kilómetros, a diez metros —intentó explicarse—. Es como si estuviera... Fallando. Como si estuviera defectuosa.

¿Fallando? ¿La conexión entre los mates podía fallar? Parecía increíble, sin embargo, no tenía idea de cómo ayudar a Tyler con esto. Una situación así se escapaba de mis manos.

De hecho, ni siquiera podía entender mi propia conexión con Nate. Siempre me sorprendía la habilidad de saber lo que sentía o lo distante que se encontraba. Mi marca picó una vez más, al punto de tener que agarrarme las manos para evitar rascarme.

—Tranquilo, pronto lograrás ubicarla. Sólo ten paciencia —intenté aconsejar.

—Eso espero —suspiró.

Al menos ya se le había sacado de la cabeza la idea de que yo era su mate. Eso me dejaba un poco más tranquila. Me miraba como si estuviera intentando entenderme, como si intentara ver más allá de mí, pero al menos no era con ese antiguo anhelo y ansias.

Si su mate estaba en movimiento, eso significaba que era alguien importante. Quizás, alguien que ya conocía...

No seas idiota. Me reprendió mi loba.

¿Qué? Tiene sentido. Era la única manera de explicar lo que él sentía.

No te involucres.

Quizás tuviera que hacer una investigación más exhaustiva sobre los mates. Aún había tanto que no sabía. No me involucraría, pero eso no evitaba que quisiera saber más.

Caminé lejos de la sala de reuniones. Quería ver al padre de Nathan, lo interrogaría sobre el problema de Tyler y haría una investigación por mi cuenta.

Eso pensaba, sin embargo, mis planes se vieron interrumpidos.

Sentí un pequeño pinchazo en mi corazón que me advirtió de que algo estaba mal. Compartí una mirada con Tyler, justo antes de salir corriendo. Mi respiración falló, mis piernas temblaban y la distancia se sentía eterna. Ese dolor en mi corazón no se desvanecía y sabía bien lo que implicaba.

Gracias a nuestra conexión, supe de inmediato que algo estaba mal.

Tenía que llegar a tiempo, necesitaba estar a su lado en este momento. Mis ojos picaron debido a las lágrimas contenidas, pero me encargué de mantenerme lo más serena posible mientras corría a su encuentro.

Maggie...

Tranquila, Eleanna. No pierdas el control.

Misión imposible.

Para cuando llegué al edificio en el que se hospedaban los integrantes de la manada, la mayoría se encontraban en el recibidor. Me dedicaron una mirada de pesar, mientras me abría paso por el lugar.

Para cuando llegué a su departamento, noté que sólo el alfa y Nate estaban a su lado. El alfa sostenía su mano mientras intentaba limpiarse las lágrimas. Margaret, la mujer que me crio como a su propia hija, se encontraba en la cama, su respiración dificultosa y sus ojos llenos de lágrimas contenidas.

—Maggie...

—Oh, mi querida Eleanna. Estaba esperándote —me sonrió, con su rostro demacrado. Sus ojos se veían cansados, pero su sonrisa era sincera.

—¿Es el día? —pregunté a nadie en específico.

—Nos toca despedirnos —asintió el antiguo alfa, mirándola con cariño—. Mi hermosa Margaret. Mi gran amiga.

—Siempre fuiste un gran hombre —le acarició el rostro con suavidad.

—Eso es porque tuve a una gran amiga como tú. Gracias por ayudarme a criar a dos pequeños traviesos. Gracias por ser parte de la manada y un pilar fundamental para nuestras vidas.

—Fue un honor servirle, mi alfa. Hasta el último día de mi vida, me alegra haber estado a su lado.

El padre de Nate sólo la dejó ir, dejándome lugar para llegar a hasta ella. Me arrodillé en la orilla de la cama, intentando controlar mis sentimientos.

No estaba preparada para darle un adiós. No estaba preparada para su muerte.

Sabía que iría a un lugar mejor, junto a su amado. También sabía que aguantado mucho más que cualquier otro ser. Cuando un lobo moría, su mate le seguía tan solo minutos o segundos después. Y ella soportó ocho años de sufrimiento. Y lo soportó por mí. No era tiempo de ser egoísta.

Tenía que dejarla ir. No podía dejarla seguir sufriendo el dolor de perder a su amado por más tiempo.

—Mi dulce niña...

—Maggie...

—Siempre supe que serías grandiosa. Cuando perdí a mi amado Rick, sentí que mi corazón se rompió en mil pedazos, sin embargo, cuando te conocí, fue como si tu fueras recogiendo pieza por pieza. Llegaste en el momento justo para darme el valor de seguir con vida.

—Tú eres una madre para mí —lloré.

—Y tu mi hija —sonrió, comenzando a mostrar cansancio—. Sé que vas a lograrlo, Elle. Eres magnífica.

—Fuiste mi mayor apoyo, Maggie. Espero poder encontrarte en tu próxima vida.

—Nada me haría más feliz.

Nathan estuvo a su lado apenas me alejé un poco. No pude escuchar su conversación. Cuando di un paso atrás, el padre de Nathan me abrió los brazos, permitiéndome abrazarlo.

Lloré en sus brazos por largos minutos, sintiendo mi corazón romperse. Era una despedida, pero no lo sería para siempre. Me refugié en los brazos de una persona que sufría lo mismo que yo, que estaba perdiendo a una de las personas más importantes en su vida.

Nathan nunca soltó su mano.

Era una tradición, el alfa debía tomar su mano hasta su último aliento, para así asegurar que no se perdía en el camino.

Los lobos creíamos en las reencarnaciones, sabíamos que, si una persona abandonaba esta vida, era sólo para dirigirse a la siguiente. Una nueva vida, un nuevo comienzo y una nueva oportunidad de enamorarse.

Pronto se encontraría con la otra mitad de su alma, por lo que sólo nos dedicó una última sonrisa, antes de despedirse para siempre de esta vida.

—Adiós, Maggie. Ten un buen viaje.



Se nos fue un hermoso personaje, pero tranquilos, su alma renacerá y será muy feliz en su nueva vida. 

Espero que les haya gustado el capítulo. Ya estamos en la recta final. 

Gracias por todo el amor que le dan a esta historia. 

Por cierto, si desean saber más de la historia, spoilers, información importante, recuerden que pueden agregarme en facebook como Anivy Goytte. Y también pueden unirse al grupo de lectores. 



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