Capítulo 28: La hija de Eleonor.
Elliot se marchó. Lo supe desde el primer instante en el que volví a ser yo misma. Lo supe con la misma certeza con la que sabía que estábamos en grandes problemas.
Ni siquiera tuvimos tiempo de procesar todo lo que había ocurrido. Apenas recuperé la movilidad de mi cuerpo, Nate comenzó a ladrar órdenes a diestra y siniestra.
El problema al enfrentarse a brujos, es que la magia podía defenderlos, atacarnos, sin siquiera inmutarse. Por esa razón, debíamos estar mucho más atentos. Los hombres lobos eran fuertes y rápidos, pero no éramos rivales para los brujos.
Creía que podía crear una barrera, pero sin mi hermano, era imposible. No tenía el conocimiento suficiente de la magia. Podía creer que estaba armando una barrera, pero un simple chasquido de Elliot podría hacerla desaparecer por completo. No, sin mi hermano jamás podría hacerlo.
Todo era un caos desde entonces. Las personas corrían desesperadas, intentando conseguir un poco más de tiempo.
Intentando protegerse.
—No tienes que correr —tomé la mano de Nate—. No van a atacar ahorita.
—No lo sabemos —negó con tristeza.
—Yo lo sé —Lo mire a los ojos, intentando transmitir algo de confianza.
—Elle...
—No somos el objetivo aún. No pido que bajes la guardia, creo que ninguno podrá hacerlo, pero no corras. El ataque es inevitable, pero no inmediato.
Se detuvo, suspirando por lo bajo. Se había negado a dejarme sola desde que el ataque de Luxu comenzó, pero había estado gritando órdenes a través de la conexión que tenía con la manada.
—¿Cómo te sientes? —Se dejó caer en el sofá, agotado.
—Traicionada...
—Eleanna.
—Estamos hablando de mi hermano, Nate. Y me dejó. Incluso va a apuntar su magia hacia nosotros. No esperes que lo supere o lo ignore.
—¿Qué puedo hacer para hacerte sentir mejor? —Ofreció con mirada triste.
—Abrázame —supliqué.
No tuve que pedirlo dos veces.
Apenas sus brazos me envolvieron, llenándome de su calor, protegiéndome de todos los males, pude relajarme. La conexión de mates estaba ahí, brillando, titilando. Esperando por una unión.
—Conejita —suspiró, olisqueando mi cabello
Estar junto a Nathan podía describirse como la octava maravilla del mundo. Sentir el latido de su corazón junto a mi oreja, su cabeza reposando suavemente sobre la mía. Era tan alto, que podía encajar su barbilla sobre mi cabello sin ningún tipo de dificultad.
Quería quedarme junto a él, así. Sin que nadie nos llamara o interrumpiera.
—Señor —habló uno de los guardias—. Un vampiro intenta ingresar a nuestro territorio.
Maldición. ¿Qué no podían por al menos una vez en la vida no interrumpirnos? ¿Era mucho pedir?
—¿Vengo en mal momento? —escuché la burlona voz de Donovan.
Sonreí inmediatamente al escucharlo. Sí, estaba enfadada por su interrupción, sin embargo, tenerlo de aliado era suficiente para alegrarme.
Nathan gruñó, envolviendo sus brazos con más fuerza de la necesaria sobre mi cuerpo.
—Querido, vas a terminar explotándola si sigues apretando —señaló.
—¿Señor? ¿Hacemos algo contra el intruso?
—Por supuesto que no —negué, deshaciéndome del apretado agarre de Nate—. Es un placer verte de nuevo, Donovan.
—No te hagas muchas ilusiones, no somos amigos —fingió enfado, pero sus ojos no mentían.
Él estaba de buen humor. Sus ojos oscuros estaban enfocados en mí, mientras una sonrisa burlona bailaba en sus labios. Su ropa, siempre oscura, podía lucir un poco aterradora, pero su presencia fue calmante.
No fue fácil contactarlo en tan poco tiempo, pero Tyler no pudo ignorar mi orden. Tuvimos que ser precavidos para que Nathan no se diera cuenta de cuáles eran mis intenciones.
Pero mientras él se ocupaba de la protección, yo necesitaba enfocarme en el ataque. Porque no iba a quedarme de brazos cruzados mientras Luxu atacaba mi manada, mi familia.
Mi hogar.
—¿Qué demonios haces aquí? —preguntó de malas Nate.
—Salvarles el trasero, por supuesto.
Bien. Eso estaba bien.
Bueno, puede que no tan bien como esperaba.
Viajar sola a través del bosque no era precisamente mi actividad favorita. Las ramas ya no me hacían tropezar a cada dos por tres, como solía ocurrir hacía tan solo un par de meses, pero tampoco era agradable cruzar un bosque aterrador sin tener idea de si conseguiría mi objetivo.
—Debes viajar sola. Si notan que estuviste a alguien cerca en un tramo del camino, cortarán tu cabeza —había exclamado Donovan, serio.
Fue gracias a esa seriedad que Nathan se contuvo de acompañarme o de enviar a Tyler conmigo. Al parecer, el vampiro no estaba exagerando.
—Los brujos no están de nuestro lado. Son seres egoístas y no les importa lo que suceda, siempre y cuando no afecte a uno de los suyos.
Sí, sabía que él tenía razón, recordé, esquivando algunas ramas de mi camino. al menos era de día, el cielo estaba despejado y el camino no era tan largo como había pensado en un principio. Podía escuchar cerca el clamor de un río, el susurro de los animales que en el bosque habitaban.
—Pero tú eres una de los suyos. Deberán escucharte.
No estaba tan segura de eso, pero si Donovan lo decía, algo de razón debía tener. Después de todo, estábamos hablando del monarca de los vampiros. No era cualquier imbécil con un plan improvisado.
—¿Cómo piensas salvarnos? —preguntó Nate, levantando una ceja y cruzando los brazos.
—Ofreciendo una alianza real, por supuesto.
Lo que Elliot había hecho conmigo el día que los vampiros atacaron la manada, no era del todo válido. Se aceptaba, pues un brujo sí se haría cargo de hacer pagar a cualquiera de los dos bandos de romper las reglas, pero la comunidad de brujos nunca dio su aprobación para hacer de intermediario entre dos especies en guerra.
Sin embargo, Elliot estaba siendo preparado para ser el próximo líder de la comunidad de brujos. Así que no estaba muy lejos de ser oficial.
—Para eso, los brujos deberán aceptar ser imparciales. Además de garantizar que ningún vampiro sería herido de muerte en esta lucha contra un ser oscuro.
—¿Por qué quieres ayudar?
—Soy amigo de la criaturita —respondió, provocando a Nathan—. De acuerdo, no. Los hombres lobos han acabado con muchos de los míos, la alianza falsa que tenemos nos ha ayudado más de lo que eres capaz de imaginar. Ya no quiero luchar una guerra que no me pertenece. Además, Luxu también quiere acabar con los vampiros. Estoy salvando mi propio pellejo, utilizándolos.
Al menos estaba siendo sincero. Debía darle algunos puntos por eso.
Según lo que Donovan me había explicado, solo los brujos podrían ingresar a la comunidad. No podía haber nadie acampándome, mucho menos vigilándome. La entrada era secreta, pues los brujos cuidaban con mucho recelo el hogar de los ancianos.
Ancianos a los que yo debía llegar, por supuesto. Era precisamente a ellos a los que debía aludir, pedir ayuda.
Nathan se había negado a dejarme partir, por lo que apenas se distrajo, escapé.
Seguramente se encontraba furioso, pero le di la orden a Tyler de detenerlo en caso de que quisiera perseguirme.
—El camino será un poco más complicado —explicó—. Solo los brujos pueden verlo. Sabemos un aproximado de su ubicación, pero el resto tendrás que hacerlo por tu cuenta.
No era exactamente un camino.
Primero tuve que vagar por horas en el bosque. El agua comenzó a escasear y tenía hambre. Estuve mucho tiempo pensando que el camino no se abriría ante mí al no ser una bruja completa. Incluso llegué a pensar que debido a mi condición de hibrida, no podríamos lograr nada.
—No temas, serás bienvenida al ser la hija de Eleonor. Además, ya fuiste bendecida por la madre luna.
—¿Qué? ¿Cuándo ocurrió eso? —preguntó Nate.
—¿No te han dicho que calladito te ves más bonito, lobo? —se burló.
Nathan quería asesinar a Donovan. Esperaba que se comportara mientras yo no estaba, pues no iba a permitir que lo atacara, por más insolente que el vampiro fuera.
Por más que Donovan lo negara, estaba segura de que estaba intentando ayudarnos.
Y solo por eso, yo debía dar todo de mí. A pesar de haber perdido a mi hermano como aliado, aún tenía muchas personas que dependían de mí.
Tenía que salir todo bien.
—Recuerda, criaturita, eres tú quien manda. Eleonor era hija de uno de los brujos más poderosos. Si tu tío y tu hermano no están, eres tú quien está a cargo.
Fácil de decir, no muy fácil de hacer.
No podía solo llegar y decir.
"¡Hola! Llegué yo, con permiso. Si bueno, me metí en una guerra contra mi tío, que resultó ser Luxu, ya saben, ese tipo de la leyenda. Y mi hermano mellizo se unió a él, por lo que estoy un poco jodida. Los quiero en mi manada para cuando el ataque llegue. ¿De acuerdo? Gracias".
Sencillamente imposible.
Los brujos no tenían un rey, un monarca o alfa. Eran una comunidad, se elegían democráticamente cada cierto tiempo un líder para imponer el orden en algunas cosas. Sin embargo, las decisiones importantes, las tomaban el consejo de ancianos. El brujo más fuerte, más sabio y más respetado terminaba siendo entrenado para convertirse en el próximo líder.
Y ese era Elliot, por supuesto.
El brujo más poderoso de su generación.
—Allí están los brujos más poderosos, los que rompen la barrera de la edad. Son ancianos, pero no se verán como uno. Tienen miles de años en la tierra. No será sencillo convencerlos de involucrarse en una guerra contra Luxu. Deberás utilizar bien tus cartas.
¿Y cuáles eran esas? Para empezar, ni siquiera había llegado a la comunidad.
Dioses, era tan inútil.
Deja de pensar tonterías y concéntrate.
Me reprendió mi loba.
Tenía una tarea importante y no mucho tiempo para perder. Seguí caminando, intentando seguir el ruido del río. Donovan dijo que estaría cerca, pero las horas fueron pasando, mientras yo vagueaba por el bosque.
Cuando la noche cayó, ya me encontraba hambrienta, cansada y de mal humor.
—Malditos brujos — escupí—. No podían solo establecerse en un sitio normal y poner un timbre.
—No deberías maldecir a los brujos —apareció una dama frente a mí, sonriente. Su cabello era rubio, bastante claro. Incluso en la noche, podía verla relucir—. No cuando nos estás buscando, después de todo.
—¿Quién eres tú? —pregunté, asombrada.
No la había sentido llegar.
—Soy la guardiana de la comunidad, pero más importante. ¿Quién eres tú? —parecía estar flotando en el aire. Tenía un ligero vestido blanco y ojos azules, se veía amable, aunque algo me decía que era peligrosa.
—Soy Eleanna, la hija de Eleonor.
Pareció sorprenderse. Al menos aún contaba con el factor sorpresa, eso era algo.
—¿Eleonor? —ladeó la cabeza, analizándome—. Creí que su hija había muerto.
—Aquí estoy, vivita y coleando —sonreí, orgullosa.
—Son pocos los híbridos que viven para contarlo. Supongo que debes ser alguien especial, hija de Eleonor.
—No lo sé, no creo que sea alguien especial —decidí ser honesta—. Como bruja doy vergüenza y no puedo transformarme en lobo.
—Pero vives —sonrió escalofriantemente—. Estás viva. La magia fluye dentro y fuera de ti, solo no sabes aprovecharla. ¿Para eso estás aquí? ¿Para aprender?
—No —negué con firmeza—. Estoy aquí para pedir una reunión al consejo de ancianos.
Buenas, buenas. Una escritora reportándose por aquí. ¿Qué tal?
Ellie está buscando soluciones, gracias a Donovan. Oh, Donovan... Lo amo tanto. ¿Ya están leyendo su historia? ¿No? Pues muy mal hecho, chicas. Muy mal hecho.
¿Qué les pareció el capítulo?
¡Gracias por todo el apoyo!
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro