Capítulo 24: Intervención.
Cuando mis padres murieron, mi vida entera cambió por completo. Mi amada familia se destruyó, dejándome sólo y lleno de dolor. Las pesadillas de ese día me atormentaban cada noche. Y empeoraba conforme el tiempo pasaba. No podía dejar de pensar en lo que pasó, culpándome por no ser lo suficientemente fuerte como para proteger a mis padres. O al menos, proteger a mi hermana.
Mi hermana melliza estaba desaparecida, en algún lugar. Busqué y busqué, utilicé diferentes tipos de magia, mucho más avanzada para cualquiera de mi edad, sin obtener resultado alguno. Mi manada, aquella que fue mi hogar por tanto tiempo, quedó reducida a cenizas. Solo unos pocos sobrevivimos. Ni siquiera llegábamos a veinte personas en total.
El ataque fue brutal y desmedido. Ni siquiera sabíamos la razón del ataque, por qué destruyeron todo a su paso. En un instante éramos una manada feliz y tranquila. Y al otro, todo era cenizas, gritos, dolor...
Sangre.
Fue entonces, en medio del caos que el ataque dejó, cuando mi tío Erick apareció. Su cabello era castaño en aquel entonces, aunque para un brujo no era difícil cambiar su aspecto. Se veía igual a mi madre, solo que en versión masculina. Quizás por eso le permití acercarse, quizás por eso accedí a que estuviera cerca.
—Pequeño —se acercó en el velorio de mis padres. Pronto encenderían la fogata, donde el cuerpo de ambos quedaría envuelto en llamas. Era un ritual entre lobos, uno que jamás creí que tendría que presenciar tan joven—. ¿Hay algún familiar tuyo con el que pueda hablar?
Mi abuelo estaba cerca, demasiado ocupado llorando por la temprana muerte de su hija. Ya me había ofrecido irme con él, pero no estaba seguro. El abuelo ya había dado por sentado que Eleanna no sobrevivió al ataque. Y yo no quería rendirme.
—Sólo estoy yo —respondí, aguantándome las ganas de llorar.
No quería aceptar mi realidad. Estaba solo en el mundo, pues mi hermana estaba en algún lugar desconocido. Nuestros padres merecían un velorio con sus hijos presente, una despedida honrada.
Papá murió primero. Ese es un hecho que logra despedazar mi corazón, dejándome como una masa temblorosa llena de furia.
Mamá resistió hasta que el último de los vampiros fue eliminado. Luchó con uñas y dientes, defendiéndome. Ella quería protegernos a todos. Supe que se enfrentó al monarca de los vampiros y ambos fallecieron en esa lucha.
Y mi hermana... Dioses. Mi hermana fue expulsada de la manada gracias a mí. ¡Ni siquiera sabía a dónde la había mandado! ¿Estaba viva? ¿Herida? ¿Sola?
¿Acaso ella se sentía igual que yo?
Maldije mi magia por primera vez ese día. Había sido un acto desesperado enviarla al bosque. ¡Pero yo no sabía que iba a sobrevivir! De hecho, ni siquiera entendía cómo pude teletransportarla.
Solo dos brujos antes de mí lograron hacerlo. Y eso ya era bastante aterrador.
—¿No hay nadie más en tu manada? —preguntó, arrugando el ceño.
—Mi hermana menor, pero no está.
¿Dónde? ¿Dónde más podía buscar? Necesitaba encontrarla, saber que estaba a salvo.
O al menos, saber que ya no estaba con vida, que debía llorarla junto con mis padres.
No quería hablar con él. Mi mente se encontraba tan dispersa, que no me interesaba en absoluto lo que aquel tipo quisiera hablar. Para aquel entonces, nunca tuve contacto con mi tío Erick. Para mí, era otro brujo más que venía a darme consuelo.
Como si se pudiera consolar a alguien que perdió a toda su familia de la noche a la mañana.
—¿Quieres venir a la comunidad de brujos conmigo? —ofreció.
—¿Quién eres tú?
Su rostro se me hacía familiar, sin embargo, no lograba ubicar de qué podía conocerlo. Lo había visto, alguna vez, hace muchos años. Quizás en una reunión, quizás no habíamos interactuado antes.
—Soy Erick, tu tío. El hermano de Eleonor. Estás muy pequeño para recordarme, pero no es la primera vez que nos vemos.
Asentí, aunque en realidad no estaba prestándole demasiada atención.
Sentí un pequeño jalón en mi oreja. No fue demasiado brusco, pero sí logró su objetivo. Le presté atención al ser que se hacía llamar mi tío, analizándolo. No entendía que clase de intenciones podía tener.
—¿Para qué? —pregunté, dudoso.
—Para que estés con tu familia —respondió al instante—. Sé que eres un buen brujo. Ven conmigo. Te enseñaré a utilizar tu magia y te cuidaré. Los vampiros jamás podrán volver a tocarte.
—¿Y mi hermana? Ella no es bruja.
—¿Dónde está ella?
—No lo sé —temblé. Quería tener a mi hermana de vuelta, a mi familia. No quería pasar por esto solo, sin tener idea de donde podría encontrarse o hacia donde había huido.
—Te ayudaré a buscarla —ofreció—. Luego de esto, iremos a buscarla. Si lo desea, ella también puede unirse a la comunidad. Sigue siendo una bruja, aunque su lado lobuno sea más fuerte.
Buscamos por todas partes. El resto de la manada se unió a la búsqueda apenas se enteró de que la querida futura alfa estaba desaparecida. No había ni siquiera algún rastro de ella. Ni los lobos ni los brujos conseguimos una pista de su paradero.
Fueron días completos de búsqueda infructuosa.
—No lo entiendo —lloré, derrumbándome por primera vez—. ¿Dónde estás, Ellie?
Poco a poco, conforme el tiempo fue pasando, los demás comenzaron a rendirse. No tenía sentido buscar a una persona si no se tenía al menos una prueba de que estuviera con vida, eso pensaban.
Sin embargo, yo nunca me rendí. Sabía que mi hermana estaba viva, en algún lugar. Podía sentirlo en mis huesos. Incluso cuando cumplí dieciséis años y tuve mi primer contacto con Toderick. Él me confirmó que Eleanna seguía con vida, pero que su esencia había cambiado por completo.
—Ya déjalo —pidió mi tío, luego de que llegara agotado de otra larga búsqueda—. Sí, puede que ella esté viva, pero ya déjalo, Elliot. Es posible que ella tenga una vida ya hecha. ¿Quieres encontrarla y desestabilizar todo?
—Es mi hermana —respondí, cansada de tener la misma discusión una y otra vez—. No voy a rendirme.
—Te estás haciendo daño a ti mismo —negó con la cabeza—. Ya han pasado muchos años. Deberías concentrarte en comenzar la búsqueda de tu mate.
—¿Mate? —reí burlón—. No me interesa algo como eso.
—Vamos, Elliot —se exaspero—. ¿Vas pasar el resto de tu vida buscando a una persona que es posible que ni siquiera te recuerde?
—¿Que no me recuerde? —fruncí el ceño—. ¿Por qué no habría de recordarme?
Se puso visiblemente nervioso. comenzó a sudar un poco, incluso la magia a su alrededor se descontroló por un segundo.
Extraño.
—Me refiero a que, si ella se acordara de ti, estaría buscándote —intentó justificar.
—Eso no importa. Si no me quiere junto a ella, lo entenderé, pero para eso, necesito verla.
Luego de esa conversación, mi tío comenzó a evitarme. Supuse que se debía a que se enfadó conmigo por mi insistencia. Respeté su decisión. Si él no deseaba tratarme por mi determinación, entonces yo tampoco deseaba tratar con una persona que sólo intentaba desmotivarme.
Por más que me hubiera criado como si fuese su propio hijo, enseñándome todo lo que sabía de la magia. Incluso intentó ayudarme a ser un mejor lobo.
Pero nuestros caminos eran distintos. Los brujos también tenían mate, aunque no los llamaran de esa forma. Y Erick ansiaba conocer a la suya.
Lo añoraba.
Y yo sólo quería encontrar a mi hermana.
Fue un día cualquiera. Estaba agotado tras una larga búsqueda cuando lo sentí. Su presencia fue clara y exacta. Grité de júbilo cuando lo sentí. La magia era un poco caprichosa y complicada. Lograr conocer la ubicación exacta de una persona era difícil, pero había logrado reducir el espacio a cincuenta kilómetros.
Estaba empacando, listo para viajar directo a ella, cuando Toderick se alteró. Eleanna estaba en medio del ataque de unos vampiros. Podía sentirlo por la conexión que ambos teníamos.
Hablar por ella fue sencillo. Quizás se debiera a mi desesperación, pero pude susurrar las palabras en su mente, a pesar de la distancia que existía entre nosotros.
Sin embargo, quedé agotado por al menos tres días.
Quise decirle a mi tío que había encontrado a Eleanna, pero decidí no hacerlo. No quería que en caso de que ella no quisiera tenerme cerca, los demás supieran que la había encontrado. Le diría luego, le comunicaría que había encontrado a la última integrante de nuestra familia.
Quizás Erick nunca estuvo del todo de acuerdo en mi búsqueda, sin embargo, me había acompañado más veces de las que podría recordar.
Le debía la verdad a él, pero lo haría luego.
Así que me fui.
Si tan sólo tuviera la posibilidad de teletransportarme...
Desde ese día, aquel fatídico día en que envié a Eleanna lejos, no pude volver teletransportar nada. Ni siquiera una manzana.
Un avión, tres autobuses y un taxi. No sabía dónde debía empezar a buscar. Por el sitio en el que nos encontrábamos, asumí que se había vuelto parte de una manada.
Tras preguntar a algunas personas en mi camino, decidí ir al instituto más cercano. Si Eleanna estaba establecida en este lugar, lo más probable es que estuviera en el instituto. Me sentía tan nervioso. La magia a mi alrededor se revolvía, buscaba ser utilizada. Añoraba encontrar a mi hermana y la magia había sido testigo de cada día de búsqueda.
Esperar no fue sencillo.
Veía todos los rostros de los que salían, reconociendo a algunos como hombres lobos. ¿Y si ella no me quería ver? ¿Y si sólo llegaba a cambiar su mundo?
¿Y si no quería saber nada de mí?
Era posible.
Me tragué mis nervios, intentando encontrarla. ¿Cuántos estudiantes había aquí? No la veía salir y ni siquiera sabía si estaba en el sitio correcto.
Entonces la vi.
No pude contenerme.
Intenté acercarme, con calma. Era tan hermosa. Tenía el cabello largo, lo que me sorprendió pues de pequeña no le gustaba tenerlo así. Sonreía abiertamente, como si nunca hubiera conocido el dolor. Ahí estaba mi hermanita, la familia que me quedaba.
Ella no me miró. Tropezó conmigo y aunque me llevé la mayor parte del golpe, me encontraba demasiado feliz.
Hablar con ella de nuevo fue como sentirme completo luego de toda una vida sintiéndome la mitad de un algo.
Su mate no me agradó del todo la primera vez que lo vi, pero luego lo entendí. Él la había cuidado todo este tiempo, así que intentaba protegerla de mí.
Respeté su actitud cuando lo comprendí.
Nathan creía que habían abandonado a Eleanna a su suerte y en cierta forma tenía razón. Por más que dediqué mi vida a encontrarla, Eleanna igual tuvo que pasar por muchas cosas sola. Estábamos muy lejos de nuestra manada. ¿Cuánto camino tuvo que recorrer siendo solo una niña solitaria? ¿Cuánto dolor tuvo que afrontar por su cuenta?
Sería una luna de una manada grande. Eso me llenó de orgullo y felicidad. Sí, Eleanna había hecho toda una vida, pero me aceptó con cariño y amor. Me aceptó con tanta naturalidad, que se sintió como si todo el tiempo que estuvimos separados fuese solo un espejismo.
Entonces habló de Nicholas Jefferson. En la comunidad de brujos nadie sabía quién era él. Los rumores habían empezado poco después de que yo me uniera a la comunidad, pero en ese entonces sólo me importaba saber de Eleanna. Nunca noté que mi tío se ponía pálido cada vez que escuchaba ese nombre, tampoco que temblaba ante la mención de la magia negra.
Y luego Eleanna cayó en manos de aquel tipo.
Por supuesto que me desesperé. Me sentí exactamente igual a cuando perdimos a nuestros padres y quedamos por caminos separados. La buscamos por los alrededores del instituto, toda la manada de Nate se movilizó en segundos, pero no había rastros de ellos.
No llegué a ver su rostro. Ni una sola vez. No sabía a quién buscaba, pero confiaba en que la magia dentro de mí me señalaría al culpable.
Y luego comprendí que estaba muy equivocado. Sí, Eleanna había logrado escapar, de manera inexplicable. Parecía estar muy herida y conmocionada. No tenía interés en curar a una humana tonta que no sabía cuidarse por su cuenta, sin embargo, tuve que hacerlo pues algo me dijo que Eleanna no permitiría que yo me encargara de ella.
Quizás si curaba a la humana, su magia espejo se activaría.
Comenzó a relatar su experiencia. Le presté toda la atención posible mientras curaba el brazo dislocado de la pequeña chica a mi cuidado.
Fue cuando observé las runas que Eleanna dibujó que todo se derrumbó.
—¿Esto es lo que creo que es, Elliot? —preguntó el alfa, luego de que todos se fueran.
No, no podía ser cierto. Si eso era real, entonces implicaba que la verdad se encontraba frente a mí todo este tiempo y nunca supe verlo.
—Sí —afirmó Toderick al notar que me encontraba descompuesto—. Esto es magia negra y de la antigua.
—Los hombres lobos siempre nos hemos cuidado de Luxu —negó con desesperación el alfa—. Esto significa que todos estamos en peligro.
—Creí que sólo eran leyendas tontas —murmuré.
—No. La leyenda del origen de los lobos ocultó esa parte de la historia, para no crear pánico en generación tras generación. Luxu no sólo quería destruir a Lucy, sino que además quería acabar con todos y cada uno de los hombres lobos, de su descendencia.
—La leyenda dice que él siempre renacerá como el hermano de Lucy.
—Así es —asintió con cuidado—. Eso lo convierte en el tío de Eleanna y en el tuyo.
Eso me temía.
Y para empeorar, había visto mil y un veces aquellas runas en el sótano en la casa dónde me crie luego de la muerte de mis padres, aquel que le pertenecía a mi tío. Las reconocía, mi magia las reconocía y no tenía duda alguna de que Nicholas era Erick.
El hombre de las mil vidas, el hombre de los mil nombres.
Luxu. Aquel brujo aterrador que destruyó todo a su paso hace milenios.
Luxu, mi tío y el hombre que cuidó de mí cuando todo se derrumbó.
Luxu.
Afrontarlo como una realidad fue muy difícil, pero nada me preparó para el balde de agua fría que sentí cuando recordé que ya le había enviado una carta con la información de que había encontrado a Eleanna y lo invité a su ascenso como luna de la manada, dándole nuestra ubicación exacta.
No sólo mi hermana y su mate peligraban, sino ambas manadas que estaban a punto de unirse.
Yposiblemente, también afectara al tratado con los vampiros.
¿Qué les ha parecido la intervención de Elliot? Intenso, definitivamente intenso. Pobrecito, realmente él nunca sospechó de su tío.
Oh, por cierto. Si me tienen agregada en facebook, sabrán que estamos avanzando a pasos de gigante en la historia de Donovan.
¿Aún no me tienes agregada? ¡Pues que esperas! Aparezco como Anivy Goytte y es la única red social que realmente manejo. También aparezco en instragram como Anivy books.
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