23 Su pasado
Raven toma el consejo de Olivia y le deja notas y un chocolate como ofrenda de paz o más bien de tregua entre ellas, aunque no recibe respuesta, al menos lo que le deja, desaparece.
—¿Raven puedes venir mañana en la mañana? Quiero tener una cita con Arte y llevarla a un lugar que está algo lejos.
—Creo que sí, pero ¿No le va a molestar a Persi?
—No, creo está muy ocupada tragando y leyendo notas —le sonríe Olivia, haciendo que la otra se ruborice—. Veo que me hiciste caso.
—Sí, pero ella no me ha respondido nada, aunque lo que le dejo no está.
—Es un progreso ¿Entonces es un sí? —la pelinegra asiente—. Genial, vas a estar atrás en la cocina, te vamos a dejar las mezclas listas y solo tienes que hornear como no abriremos en la tarde, ni mañana no hace falta dejar masa preparada.
El sábado llega, y Persi entra cantando abriendo ella la puerta principal con su llave, el corazón de Raven late con fuerza al escucharla entrar por la puerta principal.
—¡Buenos días hermosas perso...! —su discurso queda a mitad de ser dicho en cuánto abre la puerta y ve a Raven del otro lado horneando— Hola, no sabía que estabas aquí ¿Mi hermana y mi cuñada?
—Ellas no vendrán hoy —la mira algo nerviosa—. Olivia quería llevar a tu hermana a un cita y me pidieron venir hoy por eso —Persi aprieta la mandíbula, y un gesto de su boca mueve su nariz y el arito que tiene, esta molesta.
—Bueno, supongo que es lógico, Olivia se va en menos de dos meses y van a querer pasar mucho tiempo juntas —se miran por un momento que parece eterno—. Me voy a adelante.
Se va dejando a Raven continuar con su labor y sumergida en recuerdos que añora. En el pasado Persi y ella se la pasaban juntas, siempre hablaban de lo que sea ya que la castaña sacaba temas de conversación así sea que hablaran de un piedra y su forma. Ahora era difícil siquiera mantenerse la mirada, sin querer romper el contacto visual y aunque la pelinegra buscara temas de conversación, no los encontraba, es mucho más fácil dejarle notas sin respuesta que hablarle directamente.
El día transcurre normal y tranquilo, ambas se mantienen alejadas la una de la otra y solo se hablan cuándo necesita más mercadería, Persi, adelante para vender. La hora de cierre llega y luego de limpiar sola, toda la cocina, Raven, lava el delantal colgándolo y se pone algo nerviosa a ir hacia adelante.
—Bueno, me voy —le dice a Persi que está en el teléfono y parece no prestarle atención—. Buen fin de semana —sin respuesta. Toma sus cosas y se acerca a la puerta, colocando una mano en el picaporte.
—Gracias por las notas y lo que me has dejado —le dice Persi atrás—, pero ya no es necesario que lo sigas haciendo.
Algo dentro de Raven duele, porque pensó que quizás podría recuperar a su amiga, que podría arreglar las cosas, que cada ofrenda de paz la dejaría un poco más cerca de llegar a una tregua. Respira hondo y siente las lágrimas acumularse en sus ojos, y una pelota formarse en su garganta que le impide hablar y respirar, un nudo se ha instalado en su estómago desde ayer, y sabe que la única forma y/o manera de que recupere un poco la relación que tenía con Persi, no es solo disculpándose una y otra vez, sino también contándole toda la verdad.
Toma la correa de su mochila sobre uno de sus hombros con ambas manos y con su aliento empañando el vidrio de la puerta decide hablar.
—Me habían echado de casa —dice y siente un silencio, voltea apenas para asegurarse de que Persi esté ahí, no quiere confesarse y que ella ni siquiera escuche, pero ahí está con su total atención puesta en ella—. Estuve viviendo dos semanas vagabundeando de aquí para allá, lavaba mi ropa a mano en el taller de arte cuándo el salón se vaciaba, solo me dejaron llevarme un bolso con ropa y mi mochila —siente sus manos temblar y por el reflejo opaco del vidrio, ve que está llorando—, escondía el bolso entre las gradas y muchas veces me escondía debajo del escenario del salón principal para dormir en la escuela, no tenía a dónde ir —al no escuchar objeción continúa—, ni siquiera tenía para la comida, me escabullía al comedor de la escuela en la noche y saciaba mi hambre.
—Esa semana nos habíamos peleado —habla Persi con voz trémula.
—Lo sé —Raven, agacha la mirada y se limpia las lágrimas—, y los días fueron más difíciles.
—¿Qué hay de tu nota?
—No era cierto, pero si no te enojabas conmigo, ibas a buscarme. No sabes cuándo rendirte cuando alguien te importa, tenía que hacer lo necesario para que me dejarás ir y no hicieras preguntas.
—¿Por qué?
—Porque nuestras vidas, pero sobre todo la mía, siempre ha sido complicada —voltea a verla y le ve con la mirada atenta sobre ella—. Yo te había mentido tanto, en tantas cosas que me avergonzaban, que llegó un punto dónde ya no supe de que manera seguir mirándote a los ojos y sostener algo que no era. Yo soy la más chica de cinco hijos, no fui buscada, no fui deseada, y siempre he sido una carga para mi familia, mi hermano antes que yo tenía 17 años cuando yo nací. Mi familia era, es súper disfuncional —traga y mira al suelo—, no te voy a aburrir con detalles de mi triste vida —exhala tratando de secar sus lágrimas que salen en cascada—. Pensé que lo mejor que te había pasado era estar lejos de mí, mis padres me habían echado, no podría seguir sosteniendo eso mucho más, tampoco podría vivir en la escuela para siempre —suspira.
—¿A dónde fuiste?
Raven le coloca llave a la puerta y el cartel de "cerrado", si Persi la está escuchando y está abierta a querer saber, ella va a contarle, pero necesita sentarse y tomarse un momento antes de poder seguir, deja su mochila en el mostrador y toma otra silla para sentarse frente a la castaña, pero ambas lejos, la distancia entre ellas ahora de manera evidente, es señal de cuán alejadas se sienten y están, la una de la otra.
—Había hecho un amigo en internet desde hacía años, él sabía mi situación me ofreció asilo en su casa, yo estaba desesperada no veía una salida. Decidí tomar el riesgo, de todas maneras ya no tenía nada que perder, y llegué a pensar que si algo me pasaba nadie iba a notar mi ausencia, solo sería una chica más que desaparece como tantas otras.
—Yo iba a notarlo —dice Persi tensando su mandíbula.
—Lo sé y por eso tenía que alejarme de ti. Fui a tu departamento cuándo no estabas y te robé, sabía dónde dejaban las llaves, sabía en que horarios no estarían. Solo me llevé lo necesario para un boleto de ida y vuelta, por si las dudas necesitaba volver, pero tenía que dejar la nota para que no me buscaras. Porque tú si notarias mi ausencia y serías capaz de ir a los medios si era necesario, hasta dar conmigo, pero si lograba que me odiaras, si al menos estabas lo suficientemente enojada conmigo, podría desaparecer y con suerte de tu vida para siempre. Me conociste siendo un caos y una bully, solo alguien tan loca cómo tú, se haría mi amiga —la otra sonríe—. Yo jamás quise hacerte daño, durante el tiempo que fuimos amigas, fue lo mejor que me pasó, eras mi motivación para ir a la escuela, para subir mis notas, para fantasear en un futuro como universitarias.
—¿Qué pasó después? —le corta en seco, no quiere halagos, quiere respuestas.
—Este amigo si me ayudó y me dio asilo, me dejó dormir en su sillón, y me ayudó a terminar la escuela, me enseñó cocinar, y se convirtió en un padre para mí, una figura de protección que jamás había tenido. Pero así como lo conocí en línea, el también conoció a su novia del mismo modo, en cuánto terminé el secundario viajó para estar con ella, y como no había razón para quedarme, decidí volver.
—¿Por qué? Aquí no te quedaba nada, tus padres te habían echado, te habías peleado conmigo y...
—Quería reponer nuestros lazos, pero necesitaba ordenar mi vida, aún estoy en eso. Resulta que no es tan fácil que alguien con un historial consiga y mantenga un trabajo, mis errores del pasado estaban condenando mi presente.
—¿No se te ocurrió que esta panadería y que mi hermana con un nombre tan peculiar podría ser, mi hermana?
—Ni siquiera se me cruzó por la cabeza, solo dejé el currículum, no vi el nombre de la panadería y cuándo tu hermana me dijo cuanto iba a cobrar, no me importó si se llamaba el lugar "Bolsa llena de caca" —Persi se ríe—, yo necesitaba el dinero. Esa es toda la verdad, aún sigo tratando de ordenar mi vida, vivo en una pensión dónde me cobran una habitación, aún sigo creyendo que no merezco tu amistad, pero solo quiero que podamos saludarnos, sin que me mires con odio.
Persi se queda callada y la mira con más suavidad en sus ojos, Raven, toma su silencio como el fin de la conversación, se levanta y toma su mochila en silencio, disponiéndose a irse.
—¡¿Por qué no confiaste en mí?! ¡Te podría haber ayudado, eras mi amiga y se supone que era tu mejor amiga! —le recrimina furiosa con el rostro rojo de ira. Raven abre los ojos ante el repentino cambio, y luego con calma le responde.
—Soy una persona rota, Persephone, siempre lo he sido y probablemente siempre lo sea. Ya tenías suficiente dificultades en tu vida como para sumarte una preocupación más. Tu hermana hacía todo lo posible para mantenerlas a ambas, lo sigue habiendo ¿Una boca más que alimentar? Solo iba a ser una carga para ella y ustedes, lo mejor era que yo me fuera.
—Siempre hacen eso, tú y mi hermana —Persi agacha la mirada con los puños apretados—, siempre han pensado que no podría soportarlo y me ocultan cosas. ¡Yo si puedo manejarlo! ¡No soy una niñita débil a la que hay que estar cuidando! —la toma del cuello de su ropa con rabia.
Luego cambia su reacción de bronca, por un abrazo, la pelinegra algo dubitativa la envuelve en sus brazos mientras su mochila cae al suelo y entonces el llanto del alivio toma su cuerpo, y cada vez se hace más fuerte, y siente que todas sus fuerzas la abandonan y su cuerpo está lánguido, en ningún momento, Persi la suelta, sino que la sostiene con fuerza y deja que ella se desahogue, en cuánto ve que ella esta lista para separarse afloja su agarre. Lleva una mano hacia sus mejillas y le seca las lágrimas, tiene los ojos rojos, la nariz y la boca hinchada.
—Como vuelvas a hacerme una cosa así de nuevo, te encuentro y te empalo —le saca una risa a Raven entre medio del sollozo.
—Siento como si un elefante hubiera abandonado mi pecho —se lleva una mano al mismo—. No sabía que podía llorar tanto.
—Ni yo, tus asquerosas lágrimas me mancharon la ropa, tú limpiaras esto —le sonríe y la otra ríe—. Te extrañé muchísimo, idiota.
—Yo también —otra vez se quiebra por llorar.
—Vas a deshidratarte.
—Pensé que jamás ibas a perdonarme o abrazarme de nuevo —le dice secando las lágrimas antes de que se derramen.
—Ja, como si algo así fuera posible, con todas tus ofrendas de paz —le sonríe y recoge su mochila—. Guardé todas las notas ¿Qué me vas a hacer de comer? —pregunta—. Si quieres mi perdón total, hazme el almuerzo, tengo flojera de cocinar ¿Vives muy lejos? Sino nos vamos en Uber que flojera cam...
Raven la mira y sonríe, ni siquiera le importa que la gente la vea en ese estado, al fin su amiga vuelve a ser lo que era en el pasado, la chica risueña, muy habladora y carismática, parece que el tiempo o todo lo que pasó no hubiera pasado. Ella admira la facilidad de Persi para perdonar, para agradar y sobre todo para amar y dar sin esperar algo a cambio.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro