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21 Revenge, Raven

Se meten ambas al baño, Artemisa ingresa primero a la ducha probando el agua, mantiene la mirada fija en los ojos verdes, no quiere incomodarla, le extiende la mano una vez que comprobó bien la temperatura del agua.

—¿Quieres que te lave la cabeza? —le pregunta la castaña a lo que la otra asiente dándole la espalda

Aprovecha para admirar cada retazo de su piel bajo sus manos, dibuja la curvas en su mente. Masajea con delicadeza su cuero cabelludo, y bajo el chorro de agua enjuaga su cabeza, sacando primero el shampoo y luego al acondicionador, como ambas miden casi lo mismo con una diferencia muy mínima pueden mirarse prácticamente a los ojos cuando Olivia los abre, ella se acerca regalándole un beso y hace lo mismo con Artemisa, solo se atreve a admirar mejor su desnudez cuándo la otra no puede verla ruborizarse por eso.

—No creo estar lista para perdonar a mi padre y hacer como si nada hubiera pasado, como si sus acciones no nos hubieran lastimado, todo porque él ha cambiado.

Olivia la voltea para que quede frente a ella y llevando una mano a su rostro la acaricia, la castaña cierra los ojos ante la muestra de afecto y le besa la palma de la mano.

—No tienes que darle el perdón y olvidar lo que hizo, tal vez cambió y tal vez está mejor, pero si no quieres mantener una relación con él, está bien. Solo tú sabes cuánto y todo lo que te costó, salir adelante y sacar a Persi adelante todo estos años. El perdón en realidad es para tu tranquilidad, no para liberarlo a él de culpas. La decisión que tomes te apoyaré y hablaré con Persi, sé que puede ser algo insistente a veces —Arte sonríe, ella también lo sabe—. Has lo que te haga bien a ti, piensa en ti y en lo que tú quieres o te hace bien, ponte a ti primero —la besa—, por una vez y yo voy a apoyarte, siempre.

Ante la ternura de las palabras de Olivia, Artemisa la trae hacia ella para abrazarla por la cintura y besarla, pero para antes de que las cosas que ya están encaminadas pasen, en otro momento tendrán estos arranques en la ducha, pero hoy no, hoy quiere darle amor y ternura, cuidado y cariño.

—¿Nos quedamos un rato más bajo el agua? —Olivia la abraza logrando que suspire.

—Amor, ya tenemos los dedos arrugados, creo que mejor salimos.

Sienten la puerta de entrada cerrarse fuerte y saben que es Persi.

—Hermana ya que se fue Oli, dime al fin me practicaron para hacerme tía. No me hago más joven —se la escucha masticar algo y el ruido de una bolsa se papas.

—Persephone cierra el pico.

—¿Por qué? Acaso te da vergüenza que tu hermanita sepa de tu vida sexual. Te he visto salir con cada idiota incogible, créeme tú ya no tienes vergüenza, pero al parecer recuperaste el gusto, porque mi amiga está 10 de 10.

—Hola Persi —dice Olivia desde adentro—, ya salimos y te recomiendo que por tu bien no estés para que te agarre tu hermana.

Persephone se da una face palm, Artemisa va a matarla cuándo se queden a solas, y como miedo al éxito ella no tiene y nació sin el dispositivo del sentido de la supervivencia, tira el último comentario.

—¿Comes acá, hermanita, o irás a lo de tus suegras a seguir comiendo lo que preparen ellas? Digo ya que te comiste a su hija anoche.

—¡Persi! —gritan las dos.

Olivia tiene la cara roja, Artemisa también pero del coraje contra su hermana, intenta salir rápido y cuándo abre la puerta y va hacia la cocina no hay nadie, la cobarde debe estar camino a México, o a punto de abordar un avión en Canadá, llegar a trabajar, conocer a alguien, enamorarse, hacer una vida, tener hijos y quizás ahí regresar para corroborar que a su hermana se le pasó el enojo.

—Lo lamento, Persi suele ser Persi —le dice entrando a cambiarse, toma su ropa interior para ponérsela por debajo de la toalla dándole la espalda—. Te daré privacidad.

Intenta salir de la habitación tomando su ropa, pero Olivia le corta el paso quedándose frente a ella en ropa interior, Artemisa baja la mirada por su cuerpo y suspira.

—Quédate, eventualmente vamos a compartir muchas cosas y me siento cómoda contigo.

—Está bien —la besa tomando el resto de su ropa para terminar de vestirse.

Persi está en casa de las madres de Olivia y las ve llegar, traga despacio cuándo su hermana entra y dibuja una sonrisa siniestra ladeando un poco la cabeza le señala con un movimiento el patio.

—Ven Persi no te voy a hacer nada.

—Eso suena más falso, que billete falsificado.

—Y será más doloroso mientras más te resistas.

Traga y sale, afuera su hermana le llama la atención y pasa de ser reprendida a emocionarse y abrazarla,  festejando para luego volver a la seriedad que tenían y seguir siendo reprendida, Persi voltea para entrar y su hermana le da una sonora nalgada que hasta le deja sacudiendo su mano, y a su hermanita sobándose la nalgada. Las esposas las ven entrar y nadie pregunta nada, aunque Persi busca consuelo en Pauline que se ríe y la abraza acariciando su espalda y besando su cabeza, Juliana también se acerca a darle su apoyo y besa su frente.

El lunes llega y Artemisa sigue con las entrevistas, desde que Lou se fue no tienen una persona de confianza a quién poner y los candidatos que se presentaron no la han convencido, Lou tampoco aceptó trabajar en el restaurante, quiso alejarse y cortar con ellas por su paz mental.

—Hola, buenos días, vi su cartel en la vidriera de que necesitan personal y quería dejarles y currículum.

—Sí, gracias —se lo recibe Arte—. De hecho si tienes tiempo te hago la entrevista ahora.

—Claro.

Le avise a Olivia que hará un entrevista en la oficina y se sienta con la chica para hacerles preguntas, la gusta más que todos los han venido y el sueldo le parece bien, ni muy bajo, ni muy alto, está haciendo un curso de pastelería en las tardes, entonces ella vendría de mañana y Persi de tarde a trabajar.

—Entonces te espero mañana a las 9, muchas gracias por tu tiempo, Odette.

—No uso ese nombre desde la secundaria ¿Podrías llamarme por mi segundo nombre, Raven?

—Claro.

Acompaña a la pelinegra hasta la puerta y se despide de ella, voltea mirando a su novia le muestra el pulgar con una sonrisa. Raven empieza a trabajar al día siguiente, y durante esa semana Artemisa está encantada, se lleva bien con los clientes, es muy amable y predispuesta para atender, claro que Olivia levanta una ceja y la mira mal, cuándo la halaga tanto al hablar con Persi.

—Que no te encante tanto —le dice y Arte se ríe ante sus celos, para terminar besándola.

—Amor, es una buena empleada y tú eres mi novia, no hay comparación con eso ¿Quieres que te demuestre cuánto me encantas? —le besa el cuello y toca su pierna subiendo su mano.

—Si saben que sigo aquí ¿Verdad? —interrumpe Persi— Hay un límite para la cantidad de cosas que quiero saber de lo que hacen mi mejor amiga y mi hermana, y el límite es este —las señala con las dos manos—. Agh se me quitaron las ganas de comer —mira su plato lleno de comida—, pero ya me han vuelto —las otras ríen—. Mañana iré a conocer a la tal, Raven.

—Te va a encantar —dice Olivia—, sabe bastante sobre pastelería, siempre te hace reír y me pregunta sobre alguna receta.

—Que no te encante tanto —le dice su novia a su lado y comienza a reírse, no puede tener celos, sabe que Olivia tiene ojos para ella y viceversa.

Una hora antes de que la panadería cierre aparece Persi para conocer a la famosa, Raven. Al entrar ve a una joven de cabello negro de espaldas a ella, al ver su manos y brazos mientras limpia la estantería detrás de ella, observa el color trigueño claro de su piel. Se apoya en el aparador y con una sonrisa, decide asustarla y decir hola, pero el susto es mutuo al ver quién es, Raven.

—¿Tú eres, Raven? Acaso Odette ya no sienta bien.

—Persephone ¿Qué quieres?

—Para empezar una disculpa por la clase de mierda que fuiste conmigo, pedazo de bolsa de semen coagulado.

—Persi —aparece Artemisa—, ella es Raven, Raven ella es mi hermana menor, Persephone.

Ambas la miran, Raven abre los ojos grandes ante la sorpresa, no puede perder este trabajo, lo necesita, pero quizás la persona que acaba de entrar con la cuál se conoce, pero no de una buena manera, influencie esa decisión.

—¿Podemos hablar en privado? —mira mal a la pelinegra, toma a su hermana del brazo y la lleva a rastras a la oficina.

Raven se saca el delantal y se sienta, sobándose el rostro, definitivamente va a perder este trabajo, que de los últimos que tuvo es el que tiene mejor paga, respetan sus horarios para que pueda estudiar, y no tiene a tres tipos tocándole el trasero cada vez que pasa o le dicen cosas sucias al oído. Ve la hora y ya casi es momento de cerrar, se saca el delantal, lo dobla, y entra a la cocina callada a buscar su bolso.

—Rav ¿Qué pasa? —le pregunta preocupada Olivia al ver su cara.

—Nada es solo que, ya es hora y será mejor que me vaya. Artemis está hablando con Persephone y lo más probable es que ya no vuelva a trabajar —dice conteniendo las lágrimas y el llanto. Traga y no la mira para no llorar—. Si no quieren que vuelva, por favor avísenme a mi teléfono.

—Raven ¿De qué hablas? ¿Acaso conoces a Persi? ¿Qué pasó entre ustedes?

—¿Eres su mejor amiga, verdad? —Olivia asiente—, la conozco desde la secundaria —respira profundo, con las manos de Olivia aún en sus brazos—, mi primer nombre y por como me conocían es Odette.

—No —saca las manos de sus brazos— ¿Eres esa "Odette"? —ella asiente—, su hermana no sabe nada.

—Lo supuse, sino me hubiera dado una tremenda golpiza cuando supo mi nombre, no hay muchas Odette de mi edad. Yo no soy la misma, Olivia, pasaron demasiadas cosas en mi vida y me arrepiento de lo que le hice a... —da un paso atrás con lágrimas en los ojos.

—Desapareciste de un día para el otro, Persi estaba destrozada, te quería.

—Lo sé, y lo lamento, por eso me iré. Gracias por todo, me encantó conocerlas.

Toma su bolso y sale, Artemisa entra a al cocina con el ceño fruncido sola, Persi sale, necesita algo de espacio para procesar, cómo es que la persona que quiso tanto y que hace más de dos años que no ve, haya aparecido para empezar a trabajar en su panadería, con su hermana y ni siquiera haya sido capaz de haber llamado o mandado mensaje una sola vez.

—¿Dónde está Raven? —le pregunta Arte a su novia.

—Se fue ¿Qué hablaste con Persi?

—Es lo que quiero hablar con Raven, Odette o como mierda se llame.

Afuera en una plaza desolada y que solo tiene dos columpios ya que los demás juegos han sido sacados para ser reemplazados, está la de cabello negro sentada, agarrada de las cadenas mirando al suelo.

—Más de dos años y ni siquiera una llamada o mensaje, pensé que te había pasado algo terrible —ella levanta la mirada y tiene los ojos rojos llenos de lágrimas, ha estado llorando desde que salió de la panadería.

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