
2 Cena y regalo de cumpleaños
Terminaron justo al tiempo de hacer el cierre de la panadería, ya que comieron y volvieron a trabajar llevándose ropa consigo para bañarse y cambiarse ahí. La panadería muchas veces fue refugio, y hogar para ellas, y para evitarle a Persi ver a su padre borracho, Artemisa transformaba esas noches en una aventura y aunque se sentía cansada y exhausta, aunque muchas veces Ambrose se negaba a dejarlas durmiendo en el local, ellas igual se quedaban, y ver a su pequeña hermana feliz era todo lo que Arte necesitaba para sobrevivir otro día más. No hay nada que ella no haría por Persi.
—Bien, ya estamos listas.
Sale Artemisa del baño con el cabello mojado, bajándose la camiseta y Lou se obliga a apartar la mirada, pero no pudo evitar tragar grueso y sentir un deseo irrefrenable de tocarla, de besarla y de encerrarse con ella de nuevo en el baño y desvestirla.
—Persi llamando a tierra —le pasa una mano frente a la cara de la rubia, que suspira y finalmente la mira—. Camina Lou que debemos irnos.
La toma del brazo y salen ambas a la puerta cuchicheando, mientras Arte apaga todo en el local. La ven salir con el cabello suelto y Lou no puede evitar suspirar.
—Hasta mañana —le dice la castaña a la rubia y se sube a la camioneta.
—Deja de ser tan obvia con Ar.
—No puedo, sabes que me gusta demasiado.
—Ni me había dado cuenta.
—¿Vas a ayudarme a que no me cancele el sábado? —su hermana le toca bocina y la otra asiente—. Entonces sutileza, y evitar el contacto porque no le gusta que la toquen.
—Exacto y no te la quedes mirando como idiota. Nos hablamos por mensaje —sube y la castaña arranca, luego de haber bajado la ventanilla, poner música y abrocharse el cinturón—. No te matará manejar menos seria.
—Es así cómo soy.
—Cuatro palabras en una oración, wow que gran progreso tenemos hoy señorita Artemisa —su hermana ríe y le coloca una mano en el rostro para apartarla.
—Cantemos, esa si te la sabes —la otra niega, y Persi le sube el volumen comenzando a cantar, le hace la mímica cómo si le pasara el micrófono en el estribillo pero Arte no canta—. Como no cantes otra vez el estribillo va golpe —la canción sigue y otra vez llega al estribillo que esta vez si canta.
Toman las prepizzas que les pidieron llevar para esta noche, mientras que las anfitrionas ponen los demás ingredientes. Ya han venido a noches de pizzas antes, Juliana y Pauline sabiendo la situación de las hermanas, han intentado ayudarlas siempre y su hija más grande Olivia se hizo la mejor amiga de Persi, ya que Artemisa es misteriosa e impenetrable.
—Bienvenidas —les dice la castaña de ojos verdes, clavando su mirada en ellas.
Abre la puerta Olivia, y abraza a Persi, mirando a Artemisa que se queda parada sosteniendo las prepizzas en la mano izquierda, con el cabello ahora recogido en una medía cola con una broche, lo que deja ver su mentón firme de líneas rectas, su cuello estilizado y cuándo gira un poco de perfil para ver al perro de la familia, al que le sonríe en cuanto se acerca, logra que Olivia olvide que la se la quedó viendo y suspira. Su crush desde que la vió casi que por primera vez.
—Pasen por favor, mis mamás están en la cocina con los mellizos ¿Te recibo eso?
—Okay —Arte le entrega las prepizzas.
—¿Qué tal tu día?
—Bien —dice escueta y Persi la mira mal de reojo—. Corto y normal. Dieciséis letras, Persi —le sonríe orgullosa y su hermana niega suspirando.
—Llegaron a tiempo. Ya sé, vino manejando Artemis —Dice Juliana con una enorme sonrisa se acerca a abrazar a Persi fuerte y Arte le extiende la mano, para evitar el contacto—. Hola Artemis.
—Hola.
—Hace tanto que no nos vemos ¿Cómo has estado?
—Bastante bien.
—Bueno al menos algo no ha cambiado. Amor llegaron las chicas, Pauline quería verte y te tenemos el regalo de cumpleaños.
—Es en 4 días.
—Lo sabemos Artemis, pero nunca lo celebras o no nos invitas, así que te lo daremos adelantado.
—No me gusta mi cumpleaños y gracias por el regalo.
—Wow es la mayor cantidad de palabras que la escuché decir en años —Pauline le pega a su lado y toma la mano de Artemisa que no dijo una palabra más.
—Hola Artemis ¿Cómo has estado?
—Bien.
—Veo que mi esposa te dió tu regalo ¿Vas a abrirlo?
—Mi cumpleaños es en cuatro días.
—Bueno sí, pero te autorizamos a que lo abras ahora... si quieres.
Artemisa siempre ha seguido las reglas, y aunque no es de muchas palabras, de hecho casi ninguna palabra, les hace caso. Al abrir el sobre ve una tarjeta que dice «¡Feliz cumpleaños Artemis! te deseamos lo mejor y esperamos que te guste tu regalo. Te queremos mucho, Pauli, Juli, Matt -de Matthew-, Mati -de Matilde- y Oli». Una sonrisa tímida nace en su rostro, y siente calidez en su corazón.
—No creas que esa tarjeta es tu regalo
—¿Ah no?
—Lo acabo de dejar en la parte de atrás de tu camioneta, cariño. Ve a ver.
Sale a ver y efectivamente hay un bulto tapado, en la parte de atrás. Lo destapa y ve en una caja nueva con un moño, el teclado de un piano, sus ojos se iluminan y una gran sonrisa se dibuja en su rostro. Ni siquiera se ha dado cuenta que toda la familia la está viendo, lo saca con cuidado de la caja y pasa los dedos por las teclas, tocándolas con suavidad.
—¡¿Te ha gustado?! —pregunta el castaño de Matt sentado a la orilla de la caja de la camioneta.
—Me encanta, gracias. Es muy hermoso —mira a toda la familia con lágrimas en los ojos y Persi se acerca a abrazarla.
—Déjalos que se acerquen —«está bien» le susurra al oido—. Acerquense antes de que se arrepienta.
Y todos le dan un cálido abrazo por primera y quizás por única vez a Artemisa que tampoco dura tanto, ya que a los tres segundos se pone tensa y se mueve para que se vayan apartando. Toma su regalo con cuidado y lo coloca en la parte de adelante de la cabina con los únicos asientos.
Vuelven de nuevo a la casa y se preparan para la noche de pizzas en familia, el momento emotivo ya pasó, llegó la hora de competir. se separan en grupo están los "Golden retriver" que son los inquietos de Pauline y Matt, las "chicas al poder" de Juliana y Mati y "las black cat" de Oli y Artemisa, Persi es la jueza y el reto consiste en armar dos variedades de pizzas con los ingredientes y que la mejor gane.
La noche y la competencia es feroz pero todos se divierten entre risas, la jueza da su veredicto y Pauline con su hijo ganan, claro que corre con ventaja al ser Cheff, en segundo lugar, Artemisa y Oli, y el tercer puesto es para, Juliana y Mati, su hija.
—¿De verdad te gustó tu regalo? —le pregunta Olivia que sale al patio sentándose en otra de las sillas del juego de jardín, y Arte asiente—. Que bueno, lo elegí yo.
—¿Sabes tocar?
—No, solo busqué en internet un buen piano para regalarte que no ocupara espacio en tu departamento.
—Me ha encantado, gracias.
—¿Me enseñarias a tocar? —Artemisa con una sonrisa voltea a verla.
—No soy una profesional, pero si quieres puedo enseñarte.
Y esta es la conversación más larga que han tenido, Olivia salta de emoción en su interior, pero guarda la compostura afuera. La verdad es que si sabe tocar el piano, lo aprendió en la secundaria, por aquella época aún no se enamoraba de Arte, pero buscó algo que tuvieran en común para hablar con ella. Artemisa es intrigante, es un enigma para Olivia, es misteriosa y siempre tiene un halo de tristeza que ha Olivia le encantaría llenar de felicidad, alegría y amor, ya que su sonrisa es de las cosas más bellas que ha visto.
—Está bien, no pretendo dar un concierto, o ser el ciego de Mozart.
—Ese era Bethoveen —Artemisa comenzó a reír y claro que Olivia sabe cuál es cual y que afección tenían, solo quería verla reír— y era sordo, no ciego.
—Bueno al parecer vas a tener que enseñarme no solo a tocar, sino también historia de la música.
—Está bien —le sonrió.
—Quería hablar contigo porque tengo que pedirte algo.
Artemisa gira todo su cuerpo para prestarle mayor atención, apoyando sus antebrazos musculosos en el apoya brazos de la silla, apretando sus pechos y a Oli se le acelera el corazón ¿Podía ser más linda? Sí, el moño flojo de su cabello, se deshizo y su cabello lacio largo comienza a caer mientras ella la mira con la cabeza un poco inclinada.
«Lo que daría por hundir mis manos en tu cabello y besarte»
—Tú dirás —sus palabras la sacan de su bucle y la fantasía en la que estaba entrando.
—Tengo que hacer pasantía en una panadería, ya que estoy terminando mi carrera de maestra pastelera y...
—Sí, pero no puedo pagarte.
—No tienes que hacerlo.
—Bien ¿Cuándo empiezas?
—El miércoles.
—Bien. A las 7 a.m. te espero.
Y eso es otra de las cosas de Artemisa, es decidida y resolutiva, una persona práctica. Olivia quiso parecer segura y sabe que es una mentira, pero también es una oportunidad de poder pasar tiempo con ella, definitivamente se ha propuesto este año conquistar a Artemisa Valentia, si no puede hacerlo desistirá y con todo el peso del mundo tratará de desenamorarse de ella. Aparte que tiene una beca en una de las mejores universidades de alta cocina en Francia por un año. Si no lo logra, tal vez en año logre olvidarla o al menos no estar tan enamorada y tal vez conocer a alguien más, y si lo logra...
«Si logro que al menos me notes Artemisa... me conformaría hasta siendo tu amiga»
—Vamos diosa de la caza y la castidad.
Sale a llamarla Persi, ella se levanta pasa al lado de Olivia y le dedica una sonrisa, una de esas escasas sonrisas que Artemisa Valentia no le regala a nadie, ni siquiera de cortesía.
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