Capítulo veintidós
Capítulo veintidós
Dos semanas después.
Kate
Agarrar y levantar; agarrar y levantar, agarrar y...
—¡No doy más!
Alessandro gime de alivio al colocar la última caja de verduras en la cocina y vuelve a gimotear al ver lo que queda.
—Por lo menos tenemos ayuda...
Mi comentario no parece aliviarlo, pero intento verle el lado positivo, si los guardias del evento no estuvieran ayudando de seguro no llegaríamos con los tiempos.
—¡Obvio que tenemos ayuda! Pero toma en cuenta lo flacucho que estoy —Hace una flexión de sus casi inexistentes bíceps—. Esto es lamentable.
Solo me queda negar entre risas y sigo levantando cajas en silencio; Valen está abriendo, catalogando y lavando el contenido de las mismas, por lo que las cajas desaparecen con velocidad a la vez que el personal de seguridad sigue trayendo más, pero esta vez están llenas de carne por lo que nos está costando el doble.
—Estás cosas no pasarían si Kaleb estuviera aquí.
Hablando de Kaleb...
Siempre he pensado que el tema de los proveedores sería algo complicado por el tema de los contratos y es por eso que estoy sorprendida porque ha demostrado ser tan bueno cerrando y pactando, que en cosa de tres días dimos por finalizada la búsqueda.
No estoy quejándome, todo lo contrario, agradezco que las cosas las haya hecho tan rápidas. Las cosas han estado tan incómodas luego del abrazo a Aless y mi pregunta del ascensor.
Lauren ha mencionado la posibilidad de estar enamorándome, pero me he decidido por la teoría de Kyle: nervios por perder mi trabajo. Suena y tiene coherencia. Ahora las cosas están mucho más complicadas, ya que William se decantó por el departamento que la señora nos ofreció, ignorando de manera olímpica al señor esquizofrénico.
Ahora todos los gastos han decaído en mi cuenta; el sueldo que hemos pactado se ha visto demasiado afectado y más cuando días atrás se vio en números gigantes la cantidad del alquiler. ¿Tendré que buscarme uno nuevo? Supongo que no, puedo llegar al restaurante caminando.
En cuestión de horas, las cajas han dejado de venir y me ha tocado sazonar la carne junto a Valen, mientras Aless se encargaba de preparar y compartir algunas muestras del postre: un volcán de chocolate.
—Hmm —gimo de placer al sentir la salsa de crema y chocolate invadir toda mi boca, realmente necesitaba algo dulce.
—¿Qué gimes? ¿Crees que esto es una porno? —interroga y los tres comenzamos a reír, pero terminamos de manera abrupta cuando Valen intenta sacar un pedazo de su porción— No toques, sucio.
Automáticamente Valen dirige su vista hacia mi plato, pero no dejo que tenga mi porción en base a los manotazos que doy.
Luego de varias luchas en las cuales el pedazo de volcán terminó en el suelo, gritos y exclamaciones por parte de Aless afirmando que íbamos a limpiarlo con la lengua, damos por finalizada la preparación de los ingredientes.
Agradecemos a toda la seguridad que nos ayudó y emprendemos camino hacia el auto de Aless, este le da las llaves a Valen ya que no sabe conducir y emprendemos rumbo al restaurante.
Hay que cumplir la tradición...
Por lo poco que Valen me ha comentado, es común realizar una jornada nocturna un día antes de eventos importantes, sin importar el día o la hora, siempre hay jornada nocturna con los platillos que estarán en el evento.
Somos recibidos por Giuliana, está acompañada por una chica rubia y esbelta, estoy segura que se parece demasiado a Blaz, solo que su voz es mucho más suave y tímida.
—Ella es Marissa, la nueva gerente. Sean buenos con ella —Esto último lo digo mientras fusilaba a Aless, este solo se encogió de hombros—. Voy a dejar que se presenten, voy a estar a acomodando las últimas cosas del evento.
Giuliana abandona la cocina en silencio y el primero en hablar es Aless.
—¡Holaaaaa! ¿Qué tal? Soy Alessandro Sorrentino, soy el encargado del área de postres y de la cocina cuando Kaleb no está —El abrazo efusivo que le proporciona la deja sorprendida, pero acepta el abrazo con confianza —. Venga, te presento a Valentine, es mi favorito porque es calladito y hace caso a todo lo que digo.
—Hey...
Valen levanta tímidamente su mano y ella responde el gesto de igual forma.
—Ella es Katherine, la favorita de Kaleb, también es tímida.
—Hola —digo y hago una mueca disimulada tras ver como ella no reacciona de igual manera. No importa, tal vez era mi impresión.
Aless se la lleva al vestuario mientras afirma que habilitemos los pedidos en la aplicación, no podemos comentar las primeras impresiones que nos dio porque los pedidos comenzaron a llegar.
Giuliana aparece y, mientras afirma que será la última vez que hará esto, deposita algunas órdenes que me encargo de preparar.
La cocina está en un silencio tan ameno que me siento en paz, no tengo necesidad de estar apresurada porque tenemos todo bajo control, me he acostumbrado con rapidez al modo de operar de Valen y él al mío.
A pesar de todavía no tener una chaqueta y tras la negativa de Aless a qué traiga una propia, me he sentido bien, un poco desilusionada ya que Kaleb no ha estado tan presente en la cocina y las pocas veces que estuvo aquí adentro, fueron solo para dar una ojeada a la cocina, ignorándome por completo.
No lo culpo, seguramente piensa que soy una imbécil.
Giuliana dejó de aparecer y en su lugar, fue Marissa quien dejó otras órdenes nuevas y comenzó a llevarse los platillos.
Aless dijo que iba a hablar con alguien sobre el tema del evento para confirmamos si nos tendrían que buscar o simplemente nos reunimos aquí para ir juntos.
Solo nosotros tres, wow. ¿Esto pasaría así de seguido? ¿Realmente todo el mérito lo tienen ellos?
—¿Necesitas ayuda? —preguntan y detengo abruptamente el salteado que estaba haciendo, anhelaba escuchar tanto esa voz.
—¿Podrías saltear un poco de atún? Es del pedido cien —Valen ordena antes de que pueda decir algo, pero no me molesta. Agradezco que haya hablado porque si yo lo hacía, seguramente estaría tartamudeando—. ¿Vamos a tener a Marissa en el evento?
—Lo más probable es que no, Giuliana se tomó el tiempo de contratarla porque le da pavura atender gente.
—Ugh, gente.
Eso último lo dijo en un susurro lo suficientemente alto como para que solamente yo escuche.
—¡Hola, estrellitas! Tengo noticias —Pareció patear las puertas, ya que el sonido sordo que consiguió, fue lo suficientemente fuerte como para que las puertas chocarán contra la pared—. A las seis de la mañana nos irán recogiendo personalmente para llevarnos al evento, ¿saben que significa? ¡No hay jornada nocturna!
El único que parece festejar es él, porque Valen y yo nos miramos con asombro mientras Kaleb parece en su mundo, siento que está bastante cambiado. ¿Qué bicho le habrá picado?
—Pueden irse, Kaleb, Marissa y yo nos encargaremos de todo.
Valen le hace caso, puesto que apaga la cocina.
—Kate, ¿puedes quedarte a ayudarnos? —miro en dirección a Kaleb, ¿lo hace a modo de venganza?
No creo poder contradecirlo, a pesar de que los hermanos sean mis jefes, Kaleb tiene más autoridad, ¿verdad?
—Ahm, Aless me dijo que quería pasar tiempo con su novio antes del evento, prometo que este día se verá recompensado.
—Tranquilo, no hay problema, disfruta de la tarde, Aless.
—Gracias...
En pocos segundos, la cocina solamente queda a manos de Kaleb y es el que comienza a recibir las órdenes por parte de Marissa, pasando de largo de mí. No se está comportando como un niño pequeño porque está ayudándome en algunos pedidos por las aplicaciones.
Decidimos que es momento de no aceptar más pedidos online por lo que enfoco total atención en el restaurante. Frunzo las cejas cuando veo pasar a Marissa y dejar órdenes mientras comenta algunas observaciones que dejó en ellas.
¡Yo también estoy aquí!
Con violencia saco uno de los papeles que dejó incrustados en el tablero y me dedico a prepararlo, ¡hubiera regresado a casa!
Unas risas me desconcentran y no puedo evitar echarme a escuchar.
—Sí, no sabía que lo conocías. ¿Sabes si sigue en Alemania? —Miro de reojo, Kaleb niega con una sonrisa en sus labios — Es una pena, perdí contacto con ella.
No sé de qué están hablando, por lo que decido seguir en las órdenes que quedan.
—Marissa, ve a cerrar el restaurante.
Sonrió con satisfacción al ver cómo su cara de transforma a una de desgano, pero de inmediato la cambia por una sonrisa y hace caso a la orden.
Frunzo las cejas con desagrado, ¡¿por qué debería darme alegrarme por eso?!
—Kate, acompáñame a la oficina, me gustaría hablar de algo.
¿De mi despido?
Doy por finalizado el último platillo y emprendemos camino a la oficina bajo la atenta mirada de Marissa.
Giuliana no está, llama mi atención un pequeño paquete con el logo de Fabuleux, una famosa marca de ropa de alta costura.
No le hago tanto caso al paquete porque Kaleb indica que tome asiento frente al escritorio.
—Bien, Kate..., ya sabes que mañana es un día no tan importante como lo fue el cumpleaños de la reina, personalmente considero que fue uno de mis mejores días dentro de mi trabajo y creo que no hay nada que pueda superarlo —Toma aire antes de agarrar el paquete y tocarlo con cariño —. Solo quiero decirte que no hay necesidad de ponerse nerviosa, piensa que es un día más, pero en distinto lugar.
Asiento lentamente con la cabeza y miro confundida al ver que tiende el paquete a mi dirección, afirmando que es para mí y que lo abra ahora.
El papel madera se ve de calidad y con bastante pena rompo la parte superior, logro sacar el contenido de ella y mi respiración se corta al ver que es.
—Es una chaqueta que mandé a confeccionar la semana anterior, le recé a todos los dioses para que venga antes del evento y por suerte, así fue. Tal vez no tenga el mismo valor simbólico que yo le pongo, pero a mí me hizo bastante ilusión cuando obtuve una chaqueta nueva— escucho cada palabra que dice con atención e intenta evitar el contacto visual—. Obviamente tiene tu nombre— añadió antes de que su rostro se cubra de un rosa bastante fuerte.
No puedo decir ni una sola palabra, mi atención ahora va dirigida al trozo de tela blanco que está entre mis manos; Kaleb tiene razón, mi nombre está bordado con rojo y abajo, en letras bastante pequeñas, está el nombre del restaurante. Me siento incapaz, de decir algo y de un minuto a otro, la sensación de mis ojos humedecerse aparecen, acompañadas de un fuerte dolor en mi estómago.
—No sabes... —comienzo a decir entre sollozos ahogados— cuánto me esforcé y luché por esto. Esta chaqueta tiene lo mismo o más de significado simbólico del que le das.
Lágrimas pequeñas empiezan a rodar por mis mejillas, estoy segura que algunas cayeron en la chaqueta.
—Mierda...
Kaleb se levanta y rodea el escritorio, mueve con bastante facilidad la silla en la que estoy para poder mirarme completamente. No sé en qué momento cerré los ojos, ya que me impresiono cuando siento sus manos suaves acariciar mis mejillas, debo verme ridícula porque inclino mi cabeza para un costado y conseguir aumentar las caricias.
—No quiero que llores, no es momento... —su tono es tranquilizador y en cierto punto, me siento segura.
Unos pocos segundos bastan para que vuelva a abrir los ojos, encontrándome directamente con el rostro de preocupación de Kaleb y de inmediato se transforma en felicidad.
—¿Qué te parece si te la pruebas?
Asiento con la cabeza, ambos nos levantamos y antes de que me ayude a colocármela, le doy un vistazo y me comienzo a preguntar...
¿Cómo sabe mi talle?
Con velocidad ignoro el tema; un escalofrío me recorre el cuerpo cuando siento los dedos de Kaleb tocar sutilmente mi cuerpo, sé que la camiseta interfiere en el toque, pero mi cuerpo está tan sensible que cualquier cosa que haga me tendrá en sus pies en un instante.
—¿Cómo me queda? —cuestiono, mientras doy un giro completo.
Me queda algo grande en mi cintura, pero no me incomoda. Miro hacia Kaleb, esperando una respuesta.
—Te que-queda bien...
El rojo en sus mejillas seguía presente, pero no hay mucho que pueda hacer. Agarro el envoltorio para tirarlo a la basura.
¿No será un poco pretencioso ir por la calle con la chaqueta? No importa.
Que se entere todo el mundo que tengo una chaqueta.
—¿Hay algo más que tiene que decirme? —No es por ser mala, ni querer huir, pero la felicidad no es suficiente para contrarrestar el esfuerzo por cargar las cajas de hoy.
Parece perdido y sin una respuesta definitiva, supongo que es un no, camino con lentitud hacia la salida; sin embargo, Kaleb pone su mano en el pomo, y se acerca lo suficiente como para que nuestros cuerpos se toquen.
¿Ah?
La diferencia de altura es bastante notoria, pero parece no importarle ya que siento sus manos abrazar mi cintura, para apegarme más a su abdomen. Su rostro queda a pocos centímetros, mi piel se eriza al sentir su aliento chocar contra mis labios.
Esto no está bien... pero me gusta.
—¿Puedo? —pregunta mientras siento rozar con sutiliza su labio inferior por mi mejilla.
Trago saliva despacio, ¡esto no está bien! Sus manos inician un recorrido por mi espalda, es más que suficiente para hacerme reaccionar y asentir con la vista fija en sus ojos verdes..., tan preciosos.
Envuelve una vez más sus brazos en mi cintura para aplicar fuerza, mi corazón se siente como quisiera explotar ahí mismo, el pequeño roce de nuestras narices me saca de mis casillas y, cuando estoy por protestar, se impulsa contra mis labios, comenzando un beso suave y lento.
Jadeo con fuerza una vez siento que me acorrala contra la pared. No puedo quejarme, no luego de que Kaleb mordiera mi labio inferior y metiera su lengua a mi boca. Lo único que puedo hacer enterrar mis manos en sus hombros y disfrutar.
Unos segundos bastaron para separarnos lentamente, me niego a mirarlo, pero una risita traviesa hace que frunza el ceño y lo mire enojada, ¿qué le hace gracia?
—Lo siento.
Como si mi piel quemara, se aleja protegiéndose detrás del escritorio. Su mandíbula se abre y cierra un par de veces, pero cuando está por decir algo, la puerta se abre.
—Hola, ¿interrumpo algo? —Su voz me irrita lo suficiente como para no querer mirarla.
Mirando de reojo, veo que está retocándose el pelo, ¿soy yo o está sonriendo cínicamente?
—No, ¿qué necesitas?
—Solo quería informar que el restaurante ya está cerrado.
Kaleb asiente y deja salir un gruñido por lo bajo, por mi parte solo digo un sutil "buenas noches" y salgo de la oficina a pasos agigantados.
¿Qué acaba de pasar?
Nota de autor
Jijijijiji
Tres actualizaciones en una semana! Siento que me voy a morir jsjss
Holaaaa, cómo están? Por mi parte, estoy cansada ajsdhsajda. Mucha tarea y poco tiempo para mí. Espero que les haya gustado. Tengo pensado tomarme un descanso de una semana o dos (si me emociono sjsjs), se los estaré comunicando en la próxima actualización.
Muchas gracias por votar, comentar y agregar el libro en la lista de lectura, los quiero mucho <3.
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