Capítulo siete

Kaleb

Luego del encuentro con aquel tipo, ignoré todo y vine directamente a la cocina a preparar el postre que habíamos acordado en la reunión: un pastel de queso con un masa de chocolate, algo fácil, pero según era el postre favorito de la majestad.

Como plato principal elegimos un salmón a sal, así que rápidamente me dedico a preparar la sal, mezclándola con pimienta y tomillo. Pongo a marinar el salmón con agua, salsa inglesa y miel.

Como plato fuerte no decidieron complicarnos la vida, escogiendo un lomo con papas al horno. Sin embargo, la cantidad de personas, hace que no dude en comenzar a lavar, pelar y cortar las papas en cubos para dejarlas remojar en agua.

Miro el reloj que cuelga de mi muñeca y suspiro, perdió la noción del tiempo y la paz que llevaba en las cinco horas, se convirtieron en preocupación tras ver que no recibió una llamada de su hermano o su amiga.

Trueno mis dedos y vuelvo a los vestuarios, decidido a llamar a Aless.

Desbloqueo mi celular, sorprendido de ver llamadas perdidas de Giuliana, recuerdo perfectamente haber activado las notificaciones en el reloj inteligente.

Gruño cuando veo lo lento que va, está tardando en actualizar la llegada de nuevos mensajes y llamadas desesperadas de Aless y Giu.

Una vez puedo moverme con soltura, ignoro las notificaciones y me preparo psicológicamente para los gritos histéricos de la castaña, suspiro una vez responde:

—¡Kaleb, gracias a dios que respondes! —exclama, cansina.

—¿Está todo bien? ¡Mira la hora que es y nadie ha llegado! —cuestiono y escucho a través de la llamada un sollozo, ¿de qué me perdí? —¿Hubo algún accidente? ¡Contesta!

El dolor de cabeza se hace presente y un pequeño mareo hace que me sienta en la banca.

Decido culpar a la edad y no a la situación que cae como balde de agua fría una vez la francesa decide responder.

—Son los gemelos...— suspira y ahoga un sollozo antes de continuar. —, ellos... ellos vinieron con un abogado y presentaron una carta de renuncia... Y-yo, en serio Kaleb.

La castaña empezó a soltar su llanto, no la detuve y esperé que continuara mientras le decía que todo estaba bien.

—No pude hacer nada Ka-Kaleb, ¡intenté todo! —un silencio incomodo se hizo presente que Giuliana no fue capaz de seguir.

Bien..., recuerdo la frase de Giu: «perdimos la batalla, pero no la guerra». Sin embargo, me quedo callado, escuchando como se sigue rompiendo en un mar de llanto. Miles de preguntas empiezan a formularse, pero no soy capaz de modular ninguna; en lo único que puedo pensar es en mi hermano y sin pesar pregunto por él.

—Creo que se fue hace unos minutos hacia el palacio— el llanto de la francesa cesó, pero su voz rota sigue presente. —. Llegaré con Valentine en unos minutos.

—Venga, Giu. Gracias y... andiamo ragazzina (1) —una lagrima traicionera rueda por mi mejilla una vez damos por finalizada la llamada.

A pesar de querer demostrar fortaleza y seguridad en lo que está ocurriendo, no voy a admitir en voz alta que tengo miedo por lo que estamos atravesando; esto sería más llevadero si tan solo fuera un lio de la prensa porque a Aless se le ocurrió manosearse con un modelo o Giuliana participando en marchas feministas que terminen en docenas de mujeres detenidas por disturbios.

Pero llanamente no lo es y no puedo aceptarlo.

Siempre fui el que tuvo un perfil bajo, nunca me gustó ser el centro de atención. Tal vez por mi edad, pero se supone que a los treinta debes de estar viviendo la vida loca o el sueño americano.

Esta vez estoy siendo yo el atacado y no sé cómo manejarlo.

Retiro mis lentes del puente de mi nariz. Mi vista se empieza a nublar, el agua salada no tarda en aparecer, no soy capaz de retener mis sollozos que rápidamente se convierten en un llanto roto.

«Por lo menos puedo empezar a llorar como niñita gracias a que cerré con seguro la entrada del vestidor».

—¿Estás bien? —pregunta una voz desconocida.

Ah.

Es el agente que estuvo en la reunión para elegir el menú.

Asiento con lentitud mientras limpio con la manga de mi chaqueta las pocas lagrimas que quedan en mi cara y me coloco mis gafas.

—Estoy bien, simplemente tuve una mala noticia.

—Sí..., ammm, una chica me comentó sobre eso...

—Ya...— respondo mientras finjo buscar algo en mi casillero con la gran esperanza de que desaparezca y volver a llorar en paz.

—Sabes... mi hermana está buscando trabajo. Bueno, ella fue despedida, pero se graduó en la universidad de gastronomía en Manchester.

Lo miro expectante, dándole luz verde para seguir hablando.

—Puedo llamarla si es que necesitan ayuda— termina y no puedo evitar reírme, cosa que no le sienta bien. —¿De qué putas te ríes?

¿El realmente pensó que iba a aceptar la oferta de recibir a una novata en MI cocina? Jodido iluso.

—Esto es algo que tres personas podemos manejar correctamente, no es necesario traer a tu hermanita, sería una pérdida de tiempo— miento, pero antes muerto, que a poner novatos en mi lugar de trabajo.

Pongo el seguro al locker y estoy dispuesto a volver a mi puesto, no sin antes susurrarle.

—Los novatos y mujeres no entran en mi cocina.

Glosario/Nota de autora:

Holaaaa, ¡primera actualización del año! Espero que hayan pasado unas lindas fiestas con las medidas correspondientes, puesto que el covid le gusta evolucionar cada dos segundos.

Hago esta nota para explicarles el "(1)" que había a la par de un dialogo:

Bueno, obviamente como leyeron es una frase que estaba escrita en italiano. Aún no sé si voy a hacer que los personajes hablen en otro idioma, pero en caso de que lo haga voy a poner sus traducciones y los diálogos en otro idioma van a estar caracterizados por las letras cursivas c:

1= "Andiamo ragazzina" = Vamos niña/chica. "Ragazzina" es para un contexto más cariñoso e informal.

Cambiando de tema, me gustaría hacerle el MBTI a los personajes, porque así de obsesionada estoy con eso asdjhasdjas.

Nos vemos en la próxima actualización.

Los quiere Mili.