Capítulo seis
Capítulo seis
Kate
Llego a duras penas a la cafetería colorida que acordamos con Lauren y Kyle. Gracias a Dios, las encuentro en la entrada.
— ¡Gracias ley de atracción por traernos a Kate! —exclama Lauren, la pelirroja.
La risa escandalosa de Kyle llama la atención de algunas personas que iban pasando, le seguimos Lauren y yo al coro de risas. Kyle comenta con burla y levantando un móvil con un «te lo dije», mientras me lo devolvía, declarando que era muy distraída por dejarlo en sillón de una tienda de ropa.
Le agradezco y reviso mis notificaciones mientras Kyle y Lauren se ríen de mí, las ignoro y decido llamar a mi hermano, tras ver dos llamadas perdidas de él; desisto luego de que no respondiera.
—Me da mucha ilusión ver lo hermoso que el gobierno ornamentó la ciudad —Lauren señala los faroles de luz y algunos locales, admirando los arreglos florales que fueron colocados a tempranas horas de la mañana.
Tomamos rumbo hacia la calle principal, donde la reina pasará a saludar a todos los ciudadanos, mientras escuchábamos de fondo las nuevas experiencias de trabajo que tuvo Lauren en la semana.
Lauren se dedica al maquillaje de pasarela, trabajaba en la fábrica de empaquetado ya que hace unos años el estilo de maquillaje que manejaba la pelirroja, no era muy común, mucho menos solicitado en la pasarela tradicional, hasta que el estilo drag y realista comenzó a retumbar en los salones de confección; trayendo combinaciones llamativas que solo se podían conseguir entre la mezcla de ropa y el maquillaje.
Por otro lado, Kyle no tuvo mucho para aportar a la conversación, ya que después de renunciar, su madre cayó enferma y la joven tomó las rendas del pequeño salón de ballet familiar que poseían.
—Es increíble lo normalizado que se tiene las formas insanas de adelgazar en el mundo de la música, sobretodo en el ballet —agregó, Lauren.
Kyle asiente y mira a Kate:
— ¿Qué nos cuentas tú, Kate? ¿Sigues teniendo las peleas con Gabriel y la máquina expendedora? —recuerda Kyle, logrando que el ambiente sea más agradable, menos para Kate.
Definitivamente no les iba a decir que la despidieron, desconocía el porqué me seguía dando pudor hablar del tema; tal vez porque ya se hacía una semana del suceso y, el hecho de no conseguir nada después de haber sido graduada en una de las universidades más recurrida por los europeos, me acompleja bastante.
Estaba a decidida a inventar una historia cuando comenzara a soltar la lengua, pero habíamos llegado a la calle principal y con rapidez ignoraron el tema.
Suspiré y no volví a participar en las pequeñas charlas efímeras que surgían mientras buscaban acercarse a las vallas que marcaban distancia entre la calle y la senda peatonal.
(...)
Horas antes
Omnisciente
"Estoy llegando, la calle principal está cortada"
El italiano dejó en visto el mensaje de Aless y lo guardó en su mochila estacionada en aquel locker, sacó de la misma, una chaqueta blanca y un neceser negro. Con paciencia se dirigió al lavamanos que había en las entradas de las duchas, escuchó el sonido de una de ellas correr agua. La tentación de ir a tomar una ducha es tan grande, pero necesitaba tener todo preparado para cuando Aless y sus ayudantes lleguen.
Se colocó la chaqueta, lavó sus manos y una vez ya secas, abrió el neceser para sacar el estuche de lentillas para guardar sus lentes de contacto. Suspiró de alivio y se puso los lentes, acomodando todo, se asustó cuando el espejo reflejaba a una persona pasar a los lockers.
—Disculpa, pensé que me habías escuchado— comenta burlón el muchacho mientras abre su casillero.
Susurró un "no te preocupes" y volvió a donde estaba su mochila para guardar el neceser.
—No es por ser grosero, pero... —interrumpió su comentario para ponerse una camiseta negra— nadie del staff tiene la esperanza de que esta cena salga bien. Tu gente y tu restaurante están muy bañados en mierda.
El castaño miraba curioso al que supuso es uno de los miembros de seguridad. Suspira con pesadez para regalarle una sonrisa burlona y responderle:
—Mira, niño...,— aclaró su voz, porque a pesar de mostrar un aire de superioridad, en su interior tenía el temor de que su voz se quebrara— he pasado por cosas peores, un sabotaje en un programa de televisión no hará que mi carrera culinaria se hunda...
«Mierda, tengo que parar, tengo ganas de llorar».
Ignoró sus pensamientos y continúo:
—He recibido amenazas de muerte, ataques en mi casa. Un comentario grosero no me va a joder la tarde.
Dejó de mirar a su acompañante cuando este se levantó. Tragó saliva, le llevaba una diferencia de altura considerable y Kaleb no tendría oportunidad de defenderse en caso de que el muchacho decidiera recurrir a la violencia.
—Tienes razón, mi culpa. —tiró la toalla que estaba anudada a su cadera, se puso su ropa interior y unos pantalones estilo militar, pero de color negro— Cuenta conmigo para lo que sea en esta cena, te ganaste mi admiración con ese monologo.
Acomodó algunas arrugas que había en sus pantalones y salió de la habitación, dejando a Kaleb aún más confundido.
« ¿En serio iba a dejar tirada la toalla en medio de aquel baño?».
Nota de autora:
Holaaaa, ¿cómo están? Espero que bien jsjs. Solo agrego esta pequeña nota para decirles que estoy organizándome con un par de proyectos en los que me metí por no analizar bien las situaciones, tomando como decisión actualizar todos los lunes, más tardar los martes jsjs.
Nos vemos la próxima semana y espero pasen unas lindas fiestas <3.
Los quiere Mili.
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