Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo quince

Capítulo quince

Alessandro

Bien, tal vez exageré las cosas, no tendría que haber tirado todo y venir aquí. Cuando entré al restaurante estaba hecho una furia, pero ahora que el camarero nos hizo esperar me he relajado y ahora mismo soy un manejo de nervios.

Sin embargo... ¡Maldito egoísta! ¿Quién se cree que es para tratarnos así con indiferencia ante una emergencia? El empleado nos dice que nos están esperando, pero no dejo que Kaleb entre conmigo, así que solo estamos Joaquín y yo.

No puedo evitar arrugar la nariz una vez ya dentro, la oficina es bastante diferente a la nuestra... esta está mucho más fea.

—Dejamos claro que no tenías que cancelar el contrato de seguridad, ¡una de mis compañeras fue asaltada! ¡Pobrecita, hubieras visto como la dejaron!

En parte no estoy exagerando, cuando Kaleb dijo la noticia, fui rápidamente a ver y no estoy equivocado.

¡Tiene el cuello horrible!

—¿Ya hicieron la denuncia? No cancelé el contrato.

—Jonas... —digo, ¿está poniendo en duda mi queja? Maldito imbécil. Me levanto de la silla y coloco mis manos en el escritorio y me inclino hacia él—, muerete.

El nombrado tiene el descaro de reírse, eso me hace enfurecer más.

—No considero justo que minimices la situación, estamos pagando por un servicio. ¿Y sí resultaba ser un acosador?

—Alessi, que estamos en pleno siglo veintiuno.

—Calla —Bufo, rendido. No tiene caso hablar e intentar razonar con él, es hora de sacar el arma secreta—. Es en serio cuando te digo que llegó muy mal al restaurante.

Muerdo mi labio inferior mientras comienzo a levantar con lentitud mi camisa, Joaquín me mira serio.

—Me imagino... Ven aquí —dice y palmea su pierna.

Obedezco a su orden y no tarda en envolver su brazo alrededor de mi cadera. Aprovecho para desabrochar mi camisa y cuando mi pecho está a vista de él, no tarda en dirigir sus labios a mi pezón derecho, comenzando a chupar y morder con violencia.

Reprimo un gemido, Kaleb sigue esperándome afuera, no quiero imaginar el grito que va a dar cuando se entere lo que estoy haciendo.

Su mano se encarga de mi otro pezón y empiezo a frotarme contra él.

—Lamento decirte que vamos a tener que dejarlo para más tarde —agarra mis caderas y me aleja.

Estúpido.

Frunzo las cejas y no puedo evitar decirle que es un provocador.

—¡Si tú empezaste!

—Tú seguiste la corriente.

—Como sea —Suspira y se acomoda en la silla para abrir su computador y buscar algo.

Miro curioso la cantidad de archivos que tiene y un click hace en mi cabeza, es por eso que no puedo evitar estrellar mi puño contra su brazo.

—¡Joder! Pegas fuertes —grita y se frota el brazo para calmar el dolor—. ¿A qué vino eso?

—Te pasa por intentar contratar a nuestra chef.

—Oh... cierto —Ríe con gracia y sigue tecleando unas cosas, ¿está hackeando la NASA?—. ¿Cómo se llamaba? ¿Karla? ¿Katerina?

—Katherine.

—Ya..., ¿es ella a la que «asaltaron»? —Hace un gesto de comillas en la última palabra.

—¿Cómo que «asaltaron»? —Repito su gesto y me señala la pantalla.

Es un plano de las siete cámaras de seguridad que instalaron alrededor de los restaurantes, puedo ver como Kate aparece en una de ellas, está llorando y apenas puede respirar.

—Taylor dijo que la vio salir de un McDonald's.

—¿Quién es Taylor?

—¿Te importa saber más eso?

—Imbécil —Lo miro con rabia y a cambio recibo una sonrisa burlona—. ¿Puedes pasarle la grabación a Kaleb?

Joaquín hace un tarareo de afirmación y luego de unos minutos me comenta que ya le habrá llegado. Acomodo mi camisa y me quedo mirando fijamente la pantalla del computador.

Pues..., ¿me voy? Supongo que sí.

—Muchas gracias, Joaquín. Pediría disculpas por el sermón que hice en la entrada, pero no me apetece.

Nos separamos. Me muerdo el interior de mis mejillas, ya no sé cómo alargar más la conversación, es por eso que me acerco a la puerta y me despido.

Venga..., dime algo. Invítame algo. ¡Haz algo!

—Oye.

Rápidamente me doy la vuelta, sonriendo.

—¿Sí?

Veo como se remueve en su asiento y rasca su nuca, dudando de decir alguna cosa.

—¿Te apetece hacer algo? Ya sabes..., ir al cine u otra cosa que quieres.

Detengo de manera abrupta mi respiración. Debo de verme patético, ya que siento mis mejillas sonrojarse.

—Está bien —Su cara parece transformarse, creo que no se esperaba que aceptara, casi nunca tenemos citas y las pocas veces que nos vimos fueron para follar—. No tengo ganas de salir, pero está bien.

—¡No es necesario salir! —exclama, levantándose rápidamente de su silla y comenzó a hablar con nerviosismo— Pode-podemos hacer algo sencillo, una ce-na, pelis.

Sonrió de lado, pensativo.

Casi siempre vamos a un motel... ¿acaso quiere que volvamos a ser algo? No tendría que hacerme ilusiones, pero termino afirmando con la cabeza.

—¡Perfecto! ¿Quieres que sea en mi casa?

—En la mía.

—Está bien..., iré a tu casa.

Sonrío y, sin despedirme nuevamente, salgo de la oficina.

Pongo los ojos en blanco al ver que Kaleb sigue aquí, no pensé que fuera a tener tanta paciencia. Salimos victoriosos por la entrada principal, cruzamos la calle e inmediatamente somos fusilados por gritos de Giuliana, exigiendo saber por qué buscamos a Joaquín.

—Fuimos a pedirle explicaciones sobre la seguridad. Deberían agradecerme, Joaquín le pasó las grabaciones a Kaleb.

—¿Qué grabaciones? —Me estremezco al escuchar a Quentin preguntar detrás de mí.

Maldito imbécil, siempre me hace lo mismo.

—Las del robo de Kate.

—Ah... —Quentin se remueve incomodo en su lugar— No entiendo por qué tanto drama con ella, a mí también me han robado y no me he estado quejando.

—¿Qué mierda dices? —pregunta Kaleb y decide encararlo— ¿Acaso no la viste cómo llegó? Llegó con el cuello y la cara destrozada, asustadiza y aun así siguió con la práctica.

Giuliana y yo nos miramos cómplices, descolocados y asombrados, esta es una reacción que Kaleb NO tendría con sus empleados; sin embargo, decidimos darle poca importancia, al fin y al cabo, es mujer. Todo quedó en la nada tras ver que Quentin no tiene ánimos o la valentía de responder.

Cada uno volvió a sus actividades de limpieza, tras haber terminado todo y despedirnos de Quentin, nos reunimos en la oficina para poder hacer el conteo de algunas cosas que debemos reponer inmediatamente o ver si completamos la semana.

Odio esto.

Las matemáticas y la contabilidad nunca fue lo mío, así que todo el trabajo pesado se los dejo a ellos.

—¿Café o té? —Creo que no era necesario preguntar, ya que siempre me responden lo mismo.

Voy con tranquilidad a la cocina a preparar las tasas de té y cuando vuelvo, veo a que Kaleb está usando mi celular mientras que Giuliana intenta contener la risa.

—¿Qué les pasa?

Ambos me miran y la oficina se inunda de risas.

—¿Cuándo pensaste contarnos que ibas a cenar con Joaquín?

Miro confundido a Kaleb, ¿cómo se enteró? ¿Escuchó algo?

—Hey, ¿hay algo que quieras cenar en específico? Joder, encima lo escribió mal, le falta una coma y el signo de pregunta —se queja y deposita mi celular en la mesa—. ¿Por qué sigues saliendo con él?

—No estoy saliendo con él.

—¿Entonces por qué vas a cenar? —Giuliana cuestiona y toma un sorbo de su té— No te dio explicaciones del porqué te engañó, es más, ni siquiera sabes porqué volvieron a follar.

Auch.

—Apoyo lo que dijo Giuliana, pero no me gusta que todo sea «casual», sabemos que eres empalagoso. ¿Por qué no le preguntas volver a ir en serio? —Miro a Kaleb, confundido. Él se encoje de hombros.

Nunca le ha gustado que este cerca de Joaquín, ¿qué le pasó?

Apoyo mis codos en el escritorio y suspiro; nunca fui alguien de analizar las cosas, siempre he dejado las cosas tal y como están.

Me gusta estar con Joaquín, pero ¿lo suficiente como para volver a una relación?

—Lo pensaré...

Recojo mis cosas y salgo por la entrada principal, que se jodan y hagan el conteo juntos. Veo que el restaurante de Joaquín sigue abierto y aún hay gente, ¿en serio me propuso una cena con la cantidad de trabajo que tiene?

Suelto un bufido y le hago seña a un taxi.

...

¿Por qué me tuve que vivir solo?

Odio mi vida.

Odio todo.

—¡Dios! —exclamo y tiro por la ultima bolsa de basura por el ducto.

Okey, creo que tenía tanta basura que solamente la basura que queda soy yo.

Veo la hora en mi celular y me espanto, ¡quedamos en que Joaquín vendría a las diez!

Entro rápidamente en la ducha y cuando salgo, escucho el timbre resonar por todo el departamento.

Pero si tardé unos minutos en bañarme...

Con la toalla colgando de mi cintura, abro la puerta y me encuentro con Kaleb aspirando de su vaper.

¿Volvió a fumar?

—Joder, ponte algo —dice mientras escupe todo el humo y entra a mi casa.

—¿A qué vienes? Joaquín no tardará en venir.

El reloj de pared marca que faltan treinta minutos para aparezca.

Joder, no voy a alcanzar a ponerme cremas.

—Voy a serte sincero, Aless... —Se sienta en uno de los sillones individuales, esto va a tardar—. No me gusta que vuelvas a con Joaquín, pero detesto verte en la mierda; soy consciente de la mierda que te rodea por la familia..., amigos, universidad y más...

—Kaleb, no estoy entendiendo lo que dices —interrumpo y hago una mueca tras ver que me mira mal—. Realmente tengo prisa en ordenar lo poco que me falta y sabes que me cuesta entender tu filosofía.

—Estoy diciendo que, a pesar de toda la mierda que nos ha hecho Joaquín, voy a respetar si vuelves a tener una relación seria. Olvidaré todo lo que nos jodió e intenta que él no siga con eso.

Me quedo en silencio con la vista gacha en mis manos. Todas las veces que hemos tenido este tipo de conversación siempre fueron para sacarme en cara todo lo que ha hecho por mí después de que llegara a Inglaterra o para convencerme de que dejara de verme con Joaquín luego de que me propusiera volver a tener sexo casual después de la cena real, pero hoy es completamente distinto.

¿Qué bicho le picó?

—¿Acaso te estás drogando?

—¡Joder, Aless! ¡Te brillaban los ojos cuando saliste de la oficina!

—Me gustaría saber por qué los cambios de opinión tan repentinos...

Kaleb le da otra calada a su vaper antes de responderme.

Nani-Nami dijo que esta semana tengo que ser alguien comprensivo.

—Vete a la mierda y yo pensando que empezaste a ser buena persona...

Ambos nos reímos, pero tengo que echarlo antes de que Joaquín decida aparecer.

—Tienes que irte.

—¿Ah? ¿Ahora me echas?

—¡Sí, antes de que aparezca y ustedes decidan pelear! —Lo agarro de la manga de su camiseta para levantarlo, pero no lo consigo— ¡Vengaaaaaaa!

Luego de insistirle por varios minutos, al fin decide irse y suspiro en paz por el silencio repentino que se consigue en el departamento.

—Mierda... —Murmuro al ver la hora, ya pasaron quince minutos, pero todavía no aparece.

Troto hasta a mi habitación y gruño de rabia al abrir el armario.

¡No tengo nada para ponerme! La vestimenta era lo primero que tenía que haber visto, soy un tonto.

Ante la duda: un pijama... Sí, hay que fingir indiferencia.

Ni bien termino de secarme el cabello, el timbre vuelve a sonar, definitivamente tiene que ser Joaquín. Frunzo las cejas al seguir escuchando como el timbre suena sin compasión.

Bien, definitivamente no es Joaquín.

—Quentin..., ¿qué haces aquí? —Su respiración agitada no lo deja hablar, es por eso que me hago a un lado para que pase.

Lo llevo hasta uno de los sofás, dejo que se siente para que se relaje, desaparezco de su plano para ir a la cocina y conseguirle un vaso de agua.

—Mierda... Lo lamento por aparecer así, pero necesito decirte algo-

—Pudiste haberme mandando un mensaje —Mi tono de voz no puede evitar salir con enojo, ¡ahora a todo el mundo se le da por visitarme cuando voy a tener una cita!

—Sí, lo sé, pero no lo consideraba correcto —Dirige sus manos a su cabello, para tirar con fuerza este—. He visto como Katherine y Joaquín salían del edificio donde vive él.

Mis cejas se elevan mientras hago una mueca de desagrado, ¿Katherine visitando a Joaquín? No es cierto, le pedí a Valentine que la acompañara hasta casa.

—Estás mintiendo... —digo, apenas puedo tragar saliva, ¿por qué ella lo buscaría?

A no ser...

—¿Crees que todo esto es para jodernos? —pregunto, pero antes de que Quentin responda el timbre vuelve a resonar.



Nota de autor

Holaaaa sadjhasdja. Nadie me lo pidió, pero voy a empezar a dejar datos randoms u obvios de algunos personajes jsjsjs:

Kaleb es bastante supersticioso con muchísimas cosas, pero está enganchado con el horóscopo luego de haberlo escuchado por la radio y que esta le haya dicho que se pelearía con un familiar.

Tengan una linda semana <3.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro