Capítulo 6
NIKKI (P.D.V)
- ¿Quieres algo o simplemente estás ahí disfrutando de las vistas? -Pregunté mientras seguía aplicándome el maquillaje.
- Disfrutando de las vistas.
La sinceridad en el tono de Maikel me provocó un escalofrío que controlé por poco, pero no pude evitar que mi mano temblase un poco y me hiciese mal la raya del ojo.
- ¡Genial! -Mascullé mientras cogía un trozo de papel para arreglar el estropicio que había hecho en mi párpado.
- ¿Nerviosa? -Preguntó con una sonrisita.
- ¿Inpertinente?
- Touché -Rió- solamente quería preguntarte una cosa, ¿podrías mirarme, por favor? y no a través del espejo.
Soltándo un suspiro de frustración me giré e inevitablemente le miré de arriba a bajo.
- ¿Voy mal?
- No, vas perfecto. ¿Eso era lo que querías preguntar?
Desde que nos habíamos acostado la situación entre nosotros era incómoda, llevábamos en Francia dos días y aunque había momentos en el que parecía que nada había cambiado, había momentos en los que se podía percibir que absolutamente todo había cambiado y este era uno de esos momentos.
- Lo que te quería preguntar era ¿con o sin corvata?
- Con -Dije segura.
Habíamos leído el "informe" que nos había proporcionado Natasha, y lo único que decía ese maldito informe era la dirección del restaurante al que teníamos que ir y el apellido por el que teníamos que preguntar, nada más.
*
- Tenemos una reserva con el apellido Di Vaio -Dijo Maikel al maître cuando entramos al restaurante.
- Acompáñneme por favor.
Tras acomodarnos en nuestra mesa y que nos tendiesen la carta, nos dejaron solos.
- Tengo la sensación de que venir aquí ha sido una mala idea.
- ¿Por qué? -Maikel nisiquiera estaba un poco preocupado, es más, no apartaba la vista del menú.
- Maikel, estamos en una misión, no en una jodida cita ¿podrías estar un poco más atento a todo? no me fio ni un pelo de Natasha, todo esto me da mala espina -Susurré sin dejar de mirarlo.
- ¿Alguna vez me he fiado yo de Natahsa, queridísima Nikki? -Preguntó alzándo una ceja pero aún sin mirarme- será mejor que te relajes y pidas lo que quieres comer, pase lo que pase esta noche, seguramente será una gran sorpresa para ambos.
- ¿Por qué lo dices?¿sabes algo que yo no?
- Sé exactamente lo mismo que tu, pero estamos en un restaurante pijo de París, vestidos completamente de etiqueta y nuestro invitado aún no ha llegado. Te aseguro que será una completa sorpresa.
Cuando pensaba volver a decir algo, la llegada de nuestra invitada me interrumpió.
- Buenas noches.
Alcé la vista ante el profundo acento italiano y me quedé observando a la belleza que tenía delante de mi: una chica de exactamente nuestra edad, rubia con unos profundos ojos azules y una sonrisa angelical. Miré rápidamente a Maikel y prácticamente estaba con la boca abierta.
- Buenas noches -Dijo Maikel después de cerrar la boca y centrarse.
Aquello me jodió de una gran manera, ¿por qué coño había actuado de aquella forma?¿es que nunca había visto a una chica guapa?
- Siento la tardanza, hay un tráfico increíble a esta hora de la noche. ¿Han pedido ya? -Preguntó mientras le hacia seña a un camarero.
Estaba empezando a odiar su acento italiano, la hacía ver más sexy aun y podía ver como Maikel no paraba de mirarla de arriba a bajo. ¿A qué clase de chica le gustaba que su amigo mirase a otra chica así? a mi nunca me había mirado así, ¿a caso yo no era tan guapa?
¡Nicole, céntrate joder! es una chica guapa, Maikel lleva muchos meses alejado de chicas. Céntrate en la misión, descubre que es lo que quiere Natasha.
No nos dio tiempo a hablarle, el camarero llegó y tras apuntar nuestro pedido, se alejó rápido dejando la mesa sumida en un profundo silencio.
- ¿Y bien? -Pregunté finalmente.
Si Natasha no nos había dado información, es que la información nos la tenía que dar esta chica.
- ¿Y bien qué?
- ¿Para qué estamos aquí?
- No lo sé.. ¿para vivir? -Preguntó haciéndose la tonta. Aquello me tocó muchísimo los ovarios.
- Mira, guapita -No pude evitar hablar entre dientes.
Justo en aquel momento llegó otro camarero para servirnos el vino y no pude seguir hablando, por lo que Maikel aprovechó para apretarme la muñeca en señal de que me relajase.
- ¿Decías? -Preguntó la chica cuando el camarero abandonó la mesa.
- ¿Cuál es tu nombre? -Preguntó Maikel antes de que yo pudiese decir nada.
- ¿No me reconocen?
- Créeme, si te hubiese visto alguna vez te recordaría.
Vale, ahora si que estaba flipando con Maikel, ¿qué cojones le pasaba?¿por qué coño decía aquello?
Sin darme cuenta estaba apretando el cuchillo que teníamos de cubiertos.
- Pues resulta que me has visto y tu, Nicole, también me has visto -Se notaba la diversión en sus ojos al verme apretar el cuchillo.
- Pues imaginate la poca impresión que causas que nisiquiera te recuerdo -Contesté seca.
Maikel me miró alzándo una ceja y yo le alcé dos a él. ¿Qué pretendía?¿que babease por ella como estaba haciendo él?
- Mi nombre es Regina Di Vaio.
- Si, suponíamos que te apellidabas así porque es el nombre que teníamos para la reserva -Contesté de forma obvia.
- ¿Sigues sin recordarme?
- Sigo diciéndote que si alguna vez te he visto, no fuiste nada para mi.
- Oh, pero yo si te recuerdo a ti, Nicole, te recuerdo bastante bien y a ti también, Maikel.
Vale, aquello estaba empezando a cansarme.
- ¿Quieres decirnos de una jodida vez para qué estamos aquí?
- Ya te lo he dicho.. para vivir o bueno, también hay otra opción, para matar o morir en el intento.
- ¿Qué? -Preguntó Maikel.
Aquella chica estaba como una jodida cabra.
- Mira, me voy. Dile a Natasha que si quiere decirnos algo, que nos lo diga ella.
Cuando estaba levantándome, la chica me agarró de la mano y me obligó a sentarme de golpe.
La miré alzándo una ceja, ¿de verdad estaba dispuesta a inicar una pelea allí dentro?
- Tengo un trabajo para ustedes y Natasha me ha dado luz verde para ello. Quiero venganza.
- ¿Se puede saber quién cojones eres? -Pregunté cada vez más enfadada.
- ¿Recuerdas a Fabio Di Vaio? tu y tu grupito lo secuestraron a él y a sus dos hijos para hacerlo hablar.
Entonces lo recordé.
Ella era Regina, la hija de Fabio. La chica de la cuál Héctor se había enamorado, y sobre todo, la chica que había prometido vengarse de todos nosotros por haber matado a su padre y a su hermano.
- ¿Me recuerdan ahora? -Preguntó divertida. Tenía una sonrisa de lunática.
- Regina Di Vaio, te recordamos perfectamente -Contestó Maikel.
- ¿Qué es lo que quieres de nosotros? -Pregunté achicando los ojos.
No tenía sentido que hablase con Natasha para llegar a un acuerdo cuando Natasha había sido la que nos había mandado a matar a su padre.
- Bueno.. necesito que busquen a una persona y me la traigan. Tengo cuentas pendientes con esa persona. Aunque hablando claro, tengo cuentas pendientes con muchos. Siete, exactamente.
Aquello no me estaba gustando ni un pelo.
Miré a Maikel y vi que él había llegado a la misma conclusión que yo.
- Voy a comenzar un juego con absolutamente todos Los Romanov, recuerden que su jefa me ha dado el visto bueno.
- ¿Qué tipo de juego? -Preguntó Maikel.
- El juego de la muerte. ¿Quién morirá primero de todos Los Romanov?
- ¿Qué? -Pregunté riéndo.
- Oh y las dos regla más importante del juego son estas: un Romanov solo puede morir si lo mata otro Romanov y la otra regla es, que los Romanov están obligados a jugar, quieran o no.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro