Capítulo 32
HELENA (P.D.V)
Observé a Christopher mientras él hacía abdominales.
Había pasado mucho tiempo desde la última vez que había podido observarlo con tranquilidad. Y cuando digo mucho tiempo, hablo del tiempo en el que estuvimos en California. Aquellos sí que fueron buenos tiempos, no como los que ahora estábamos viviendo.
Recordaba perfectamente aquel día en el que Natasha había aparecido y nos había cogido a todos. El terror tan profundo que habíamos sentido era... devastador. Aún recordaba como mi respiración se aceleraba a medida que llegábamos a las instalaciones de Moscú. Recordaba la tensión en el ambiente y el arrepentimiento de todos y cada uno de nosotros dentro de aquel maldito coche.
Recordaba haber mirado a Christopher después de sentir su mirada sobre mí. Y además, recordaba el miedo que veía en sus ojos. Pero no miedo por lo que le pudiese pasar a él o a los demás, si no miedo por lo que me pudiese pasar a mí. Y fue exactamente ahí, cuando me di cuenta de que a pesar de todas las barbaridades que nos decíamos y de todas las peleas que teníamos, él seguía amándome. Lo veía en sus ojos y en la tensión de su cuerpo.
Christopher me había amado profundamente durante todos aquellos años en los que yo lo había amado y odiado por igual, y aquí estábamos hoy. De vuelta al principio. De vuelta a aquellos días en los que Christopher me había roto el corazón por primera vez. De vuelta a aquellos días en los que él actuaba como si yo no existiese, o como si no fuese más que otro mueble más de aquella casa.
Y joder, extrañaba tanto, tantísimo los momentos en los que peleábamos aunque ambos terminásemos con el corazón destrozado. Echaba tanto de menos hacerlo rabiar... al menos en aquellos momentos, sabía que me estaba prestando toda la atención del mundo. Al menos en aquellos momentos, sabía que sentía algo por mí... aunque fuese odio. No como ahora, que lo único que veía en su mirada hacia mí era indiferencia. Y no una indiferencia de esas que puedes decir que son fingidas con el objetivo de provocar una reacción en ti, sino una indiferencia que me dolía en el alma. Era de esas indiferencias que tienes hacia una persona que no conoces o que realmente no te importa porque nunca las has apreciado. Y eso, me partía el corazón en mil pedazos.
Sabía que estaba siendo completamente irracional puesto que Christopher no recordaba absolutamente nada de lo que habíamos vivido... pero me dolía. Me dolía pensar que lo que habíamos tenido, para mí había sido tan fuerte como para lograr que despertase de toda aquella mentira, y que para él no hubiese significado nada... pues ahí estaba, haciendo abdominales y pensando en la única persona con la que nunca tuvo nada: Nicole.
Sabía que Natasha lo había hecho para jodernos a ambos. Sabía que Natasha le había implantado la idea de estar enamorado de una chica que había muerto para así poder controlarlo mejor, y sabía que además lo había hecho, para hacerme sufrir. Para hacerme ver, que lo que Christopher sentía por mí no era ni la mitad de fuerte de lo que para mí había sido y era.
-¿Qué te ha dado con Christopher? –Preguntó Silvia mientras se subía en la cinta corredora que había a mi lado.
-¿A qué te refieres? –Pregunté obligándome a apartar la vista de Chris y centrarla en Silvia.
Mucho había cambiado en ella desde la última vez que la había visto. Ahora llevaba el pelo más largo y lo tenía teñido de rubio platino. Dándole el aspecto de una perra total. Incluso, se comportaba como una cuando ella jamás había sido así. Era cruel y despiadada, lo había notado en la forma de hablar a los demás y en su forma de actuar.
A veces, me preguntaba si Silvia ya se había dado cuenta de la verdad. A veces la veía con una mirada tan triste que me preguntaba que era lo que pasaba por su cabeza. Atrás había quedado la complicidad que ambas teníamos junto con Nicole. Ahora no éramos más que dos chicas que viven en la misma casa; dos chicas que comparten un horroroso pasado y del que solamente yo me arrepentía.
-No paras de mirarlo, pareces obsesionada con él –Rio mientras comenzaba a correr para adaptarse a mi ritmo.
-¿Obsesionada con él? –Reí como buena mentirosa que era- No, únicamente estoy un poco preocupada. Ya sabes por lo de Nicole y todo eso.
-Chris lo superará, es fuerte –Dijo como si nada.
La miré y vi que ella estaba mirando fijamente a la nada, como si estuviese recordando algo.
-¿Hay algo que quieras decirme? –Pregunté. Sabía que ella entendió que no estábamos hablando de Christopher pues había visto como su mirada se tornaba melancólica en menos de dos segundos.
-No, ¿y tú a mi? –Preguntó mirándome con una ceja alzada. Y ahí estaba, el tono de perra traicionera que llevaba usando desde que habíamos despertado dentro de aquella casa.
-No –Dije secamente mientras paraba la cinta corredora y me bajaba.
-¿Ya has terminado o únicamente es que te incomoda mi presencia? –Preguntó con un tono de retintín que me dieron ganas de darme la vuelta y aplastarle la cara contra la puta máquina en la que estaba corriendo.
-No me incomoda tu presencia, simplemente me molesta oír ese tono de voz que tienes. Es realmente exasperante –Solté antes de darme la vuelta y largarme rápidamente de aquel puto gimnasio dentro de aquella maldita casa.
FLASHBACK
Ver a Christopher alteró mis sentidos. No entendía que me pasaba, no recordaba haberme sentido nunca así con él.
-¿Pueden decirme qué mierda está pasando aquí? –Preguntó.
Lo miré haciendo una mueca. Llevaba días acostado en aquella habitación pues había perdido el conocimiento tras un terrible golpe en la cabeza.
-¿Dónde está Nikki? –Preguntó ante el silencio de su anterior pregunta.
-¿No lo recuerdas?
-¿Recordar el qué?
-Nikki está muerta, Chris.
-¿Qué? –Preguntó riéndose. Pero era una risa de tensión e incredulidad- Nikki no puede estar muerta.
-Llamaremos al médico –Intervine- debería venir a verte.
Aquello era preocupante, ¿por qué no recordaba lo que le había pasado a Nicole?
Iba saliendo de la habitación cuando de repente, Christopher me agarró y me estampó contra la pared, colocando, seguidamente, su mano alrededor de mí cuello. Debería haber sentido miedo o coraje, debería haber intentado soltarme de su agarre... pero únicamente estaba allí, tranquila, sabiendo que no me haría nada. Y eso... me resultaba demasiado extraño.
-¡Christopher! –Gritó Maikel.
-¡Aléjate! –Grito este mientras ejercía un poco más de presión en su agarre.
Comencé a encontrarme mal, la cabeza comenzó a dolerme horrores.
-¿Se puede saber qué problema tienes? –Pregunté sin apartar la vista de sus ojos.
Unos ojos que me volvían loca.
Un momento, ¿por qué había pensado en eso?
-¿Dónde estoy? –Preguntó.
En casa, conmigo...
Vale, aquello estaba siendo raro. ¿Por qué cojones sentía la necesidad de responderle aquello?
-Estás en casa, ¿dónde si no ibas a estar?
-¿En casa?
La confusión en su mirada me provocaba la necesidad de estrecharlo contra mí y no soltarlo nunca más.
-En nuestra casa, en Moscú.
Me soltó rápidamente y comenzó a mirar a su alrededor como si empezase a ser consciente de donde estaba y yo comencé a sentirme cada vez peor... ¿qué me pasaba? Sentía un dolor de cabeza tan profundo que parecía que en cualquier momento perdería el conocimiento. Una parte de mí, me impedía decir nada sobre cómo me encontraba. Una parte de mí me pedía a gritos que saliese de aquella habitación y no le contase a nadie sobre mi estado.
-¿Dónde está Nikki? Por favor, díganme –Pidió Chris intentando controlar su respiración.
Verlo tan angustiado me estaba rompiendo el alma y a la vez, me estaba haciéndome sentir un profundo odio hacia él y hacia Nicole. Ver su preocupación por otra chica era algo que me estaba matando lentamente.
Chris se acercó a él y le explicó lo que había pasado y cuando acabó, Chris perdió fuerzas y cayó sobre el sofá.
Mi cuerpo me pedía a gritos acercarme a él y abrazarlo. Acercarme a él y darle todo el amor que se merecía. Pero yo no podía permitirme ese tipo de sentimientos hacia él, ¿Qué me pasaba? Yo nunca había tenido un acercamiento con él, no éramos allegados. Así que... ¿por qué me sentía tan condenadamente mal al verlo mal a él? ¿Por qué sentía como si me estuviesen arrancando el corazón?
Me acerqué a Chris como pude y le agarré la mano.
-Lo superaremos, juntos. Como hemos hecho todo siempre. Sé que para ti no es fácil porque ustedes tenían algo, pero... lo superarás –Dije antes de salir rápidamente de la sala y subir hasta mi habitación. Una vez allí, me encerré rápidamente en el baño y abrí el grifo de la ducha para que ningun micrófono de los que había descubierto me oyese. Acto seguido, me senté encima de la vasija y comencé a intentar coger aire mientras las lágrimas comenzaban a caer por mis mejillas.
Estaba desesperada, el dolor de cabeza me estaba matando y encima, sentía cosas que en mi vida había sentido. Cosas por Christopher. Cosas que habían aparecido así, de la nada...
FIN DEL FLASHBACK
Recordaba cómo había llegado hasta a mí el primer recuerdo. Ese día me había pasado media tarde llorando al recordar como Christopher me había roto el corazón por primera vez. Ese día la angustia y la confusión se habían apoderado completamente de mí pues no sabía explicar de dónde provenía aquel recuerdo y por qué me sentía de aquella manera. Un profundo odio hacia Christopher había nacido ese día, pero... al día siguiente, otro recuerdo surgió. El recuerdo de nosotros dos hablando sobre cuántos hijos querríamos tener.
Y así, comenzó a volverme la memoria. Cada vez que veía a Christopher, varios recuerdos aparecían en mi mente. Hasta el punto de que ahora, recordaba absolutamente todo.
Recordaba cada pelea, cada humillación, cada sentimiento. Recordaba cada lágrima y cada pensamiento. Recordaba cada caricia y cada mirada. Recordaba absolutamente todo y sobre todo, recordaba la vez que Natasha me había obligado a pegarle una paliza en la que casi lo había matado.
Recordaba como Natasha me había tenido días y semanas dentro de una sala completamente blanca intentando volverme loca. Recordaba los aparatos enganchados a mi cabeza y las descargas que estos me producían. Recordaba el dolor, los gritos, las pesadillas. Peor incluso, recordaba aquel dolor tan fuerte que sentí cuando Natasha comenzó a jugar con mi mente. Recordaba haberme despertado y prácticamente no saber quién era. Incluso recordaba cómo me volvió a coger y a implantarme sentimientos de asco y repulsión hacia Christopher. Recordaba cada estúpida cosa que me había obligado a hacer, como el disparar a Maikel.
Recordaba todo lo que había hecho estando bajo su poder y solamente tenía ganas de encontrarla y acabar con su vida. Hacerle sufrir lo que yo había sufrido cada vez que había decidido jugar con mi cerebro.
Pero antes de todo, iría a por Sebastian. Por culpa de él es que hoy estábamos todos aquí, por culpa de él debido a que nos había vendido como si no fuésemos más que gente sin importancia para él, cuando la verdad es que nos habíamos criado todos juntos. Pero pagaría, joder que si pagaría, le haría sufrir tanto que me rogaría que le matase. Y luego, iría a por esa maldita perra que nos había jodido la vida desde el primer momento en el que nos puso las manos encima a todos y a cada uno de nosotros.
Me iba a convertir en la asesina despiadada que ella quería que fuese y pagaría. Pagaría por cada pesadilla, por cada dolor, por cada recuerdo implantado. Pagaría por cada discusión, por cada bala que había disparado y por cada vida que había quitado.
Pagaría por haber nacido.
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