Capítulo 24
NIKKI (P.D.V)
¿Cuáles era la conclusión a la que había llegado desde que estaba encerrada? En primer lugar, que los antojos pueden ser increíblemente insoportables. En segundo lugar, que nunca una buena ducha me pareció tan deseable; y, en tercer lugar, que no entendía por qué el FBI había encontrado el cuerpo de Eliza. ¿Por qué Natasha no lo había hecho desaparecer? ¿Qué pretendía al dejar el cuerpo en aquel descampado?
-¿Te encuentras ahora con ganas de hablar? – Preguntó el agente del FBI llegando hasta la mesa en la que me encontraba.
- ¿Va a servir de algo si te digo que no?
Estaba cansada. Me había tenido sentada en aquella maldita silla desde que habíamos tenido nuestra última conversación, y para mí, eso había pasado horas atrás.
-No. Voy a seguir intentando que hables hasta que estés tan cansada de estar aquí sentada, que tú misma vendrás a mí para contarme lo que me tienes que contar.
- No tengo nada que contar, esa es la maldita verdad. No sé cuánto tiempo llevo aquí encerrada, pero la verdad es que alguien me estará buscando, preocupado por saber dónde me he metido. ¿Tengo que recordarte que me sacaste a punta de pistola de los grandes almacenes? ¿Realmente eres tan ingenuo como para pensar que estaba allí sola?
- Pues espero que ese alguien te empiece a buscar. Estoy completamente seguro de que ese alguien, es uno de tus hermanitos. Y por lo cual, si te está buscando, tendré a otra persona para que me cuente su versión de los hechos.
- ¿En serio eres tan estúpido? Si comienzan a buscarme y no me encuentran, irán a la policía y entonces, cuando me encuentren, darán contigo. ¿Tantas ganas tienes de saber la verdad que te estás arriesgando a perder tu trabajo y acabar en la cárcel?
- No soy estúpido, Nicole. Si te están buscando, lo último que harán es ir a la policía.
Entrecerré los ojos y lo miré fijamente.
-¿Qué te hace pensar eso?
- He estado buscando información sobre ti y sobre todos tus hermanos y no he encontrado absolutamente nada. Es como si ustedes no existiesen. Así que, dime, ¿cómo van a reportar la desaparición de una persona que, prácticamente, no existe? –Preguntó mientras se sentaba en la silla que se encontraba frente a mí y se cruzaba de brazos.
Solté un suspiro. El maldito estúpido tenía razón. No podía jugársela con el farol de la policía.
-Alguien me encontrará y entonces, sufrirás. Será mejor que hagas tus maletas y te vuelvas de nuevo a Estados Unidos, es un consejo.
- ¿Sufriré? ¿Por qué? Eso me llama poderosamente la atención –Dijo mientras colocaba los brazos sobre la mesa y adoptaba una postura que significaba que estaba completamente interesando en lo que estaba diciendo. Así que, si hubiese podido, me hubiese dado un golpe contra la pared a mí misma por haber sido tan estúpida y haberle revelado que si me encontraban, él estaría en peligro.
Se suponía que tenía que actuar como si no supiese nada y que el asesinato de Eliza y nuestra marcha de Estados Unidos había sido una maldita coincidencia. Pero ahora, al decirle que podía estar en peligro, le había dado la pista de que nada había sido una coincidencia.
-¿Ahora no vas a hablar? Hace un minuto me estabas dando un consejo.
- Eres una buena persona, agente Philip. Que estés buscando con tanta insistencia al asesino de Eliza te honra. Pero no estás en Estados Unidos, no tienes el apoyo de tu Gobierno detrás. Deberías dejarme ir y deberías volver a Estados Unidos y olvidar completamente el caso de Eliza. Te lo aseguro, es lo mejor que puedes hacer.
El agente Philip era una buena persona, y si seguía investigando el asesinato de Eliza, se encontraría cara a cara con la muerte.
-No voy a cansarme hasta dar con el asesino de Eliza Santos. Su familia se merece saber quién la asesinó. Incluso la propia Eliza, allá donde esté, querría que se supiera quien fue su asesino.
De eso no tengo la menor duda –Pensé. Eliza hubiese vendido su alma al diablo por haber dado a conocer nuestras identidades. Por eso es que había muerto en primer lugar.
-Pues entonces, siento decirte que, si descubres algo, te lo llevarás a la tumba –Susurré mientras bajaba la cabeza.
- Eres una buena persona, Nicole. Pero ahora mismo, lo que necesito es que lo confieses todo. Si confiesas, volveré a Estados Unidos y entonces sí que tendré el apoyo de mi Gobierno. No me pasará nada.
Solté una carcajada seca y negué con la cabeza.
-Siento decirte que no te pondré en peligro de esa manera. Ni a ti, ni a nadie. Si confieso, todo se vendría abajo.
Sabía que le había admitido que sabía lo que había pasado aquella noche. Sabía que, indirectamente, le había admitido que sabía quién cojones era el asesino. Pero ahora mismo, me daba igual. No diría nada más. Pondría todo mi empeño en convencer a este hombre para que volviese a su país, con su familia y se alejase de este maldito asunto.
-Nicole, ¿de qué tienes miedo? –Preguntó mirándome fijamente.
Le devolví la mirada.
-No tengo miedo de absolutamente nada. Solamente me preocupo de que muera gente por su propia estupidez –Contesté.
- ¿Realmente crees que si sigo investigando la muerte de Eliza Santos, me pondría en peligro?
- Si. Pero no solo te pondrías en peligro a ti mismo, también pondrías en peligro a toda tu familia. Esto va más allá de un asesinato común, esto va muchísimo más allá. Es mejor que te alejes de todo esto. Te lo digo por tu propio bien.
- ¿Puedes contestarme algo?
Solté un suspiro molesto.
-La verdad es que ya te he revelado bastante por hoy. ¿Por qué no me traes algo de comer y me limpias el vómito que lleva aquí varias horas? Y también, ¿por qué no me dejas darme una ducha? Me siento sucia.
- Haré todo eso si me respondes una sola cosa.
Me estaba empezando a irritar bastante.
-He sido buena persona y te he dado un consejo, ¿por qué no puedes, simplemente, darme lo que te pido sin nada a cambio? Si es que al final es verdad eso de que si le das algo a alguien desinteresadamente, luego van a querer más.
- ¿Estuviste implicada en el asesinato de Eliza? –Preguntó.
Lo miré fijamente y apreté la mandíbula.
-Me gustaría comer, a ser posible, un bocadillo de pechuga con todo, también una coca cola, y si no es mucha molestia, me gustaría que me trajeses un sándwich vegetal.
Se levantó, y sin decir una palabra, se alejó de allí a pasos agigantados.
Solté un suspiro e intenté colocarme de una manera más cómoda en aquella maldita silla.
-Hay algo que me extraña bastante –Dijo una voz.
Me tensé. Esa voz era de la persona que me había apuntado con un arma en los grandes almacenes. Así que, me había equivocado. No había sido el agente Philip.
-Es de mala educación no hablarle a alguien a la cara y aprovecharte de su condición para que no te pueda ver.
- Disculpa –Dijo, pero en su voz no había ningún tipo de arrepentimiento.
Su voz me sonaba de algo, la había oído con anterioridad en algún lugar.
-Buenas noches, Nicole. Ha pasado bastante tiempo.
Cuando se sentó en la silla ante mí, no pude evitar que todas las emociones se mostrasen en mi cara: dolor, culpa.
-Kevin –Susurré.
- El mismo al que tú y tus hermanitos le arruinaron la vida –Dijo con una sonrisa cruel.
Kevin. Kevin Santos, el mejor amigo de mi misión, Eidan. Kevin... el hermano de Eliza, estaba aquí, en Rusia, investigándonos junto a un agente del FBI.
CHRISTOPHER (P.D.V)
Cenábamos en silencio. Helena movía la comida en su plato sin comer; Maikel ni siquiera intentaba comer; pero, Silvia y Héctor comían ávidamente como si nada hubiese pasado.
-¿Qué les pasa que están tan callados? –Preguntó Sebastián apareciendo en el comedor.
Lo miré y una mezcla de odio y rechazo hacia él, se produjo en mi interior.
-Vaya, Chris. ¿Estás mejor? –Preguntó mirándome con desconfianza.
No entendía por qué tenía esos sentimientos hacia él. Era prácticamente un hermano y nunca habíamos discutido. Así que... ¿por qué tenía estos sentimientos?
-Sí, únicamente me duele la cabeza –Susurré mientras bajaba la cabeza hacia el plato otra vez.
Ni siquiera sentía ganas de hablarle, solamente quería levantarme e intentar arrancarle la cabeza y no tenía ni idea de por qué sentía eso.
-¿Por qué tanto silencio? No recuerdo haber oído tanto silencio en esta casa desde... bueno, nunca-Dijo con el ceño fruncido mientras ocupaba su lugar en la mesa, a mi izquierda.
- No tengo hambre –Dijo Chris mientras se levantaba y salía rápidamente del comedor sin mirar a nadie.
- Vaya, cada día está peor –Dijo Sebastián mientras soltaba una risita y empezaba a servirse su comida.
- La verdad es que yo tampoco tengo apetito –Susurré mientras me ponía en pie.
Silvia y Héctor ya no comían con tanta efusividad como antes, simplemente se habían quedado allí mirando de reojo a Sebastián.
Justo iba pasando por el salón, cuando la gran pantalla plana se encendió y la cara de Natasha apareció en ella.
-Buenas noches, Christopher. Me alegra ver que te encuentras mejor, me tenías bastante preocupada al ver que no te despertabas.
FLASHBACK
-Hoy saldrán a la vida después de todos estos años de duro entrenamiento. ¿Están emocionados? –Preguntó Natasha mientras nos miraba fijamente.
Habíamos sufrido mucho en sus manos, pero a la vez, habíamos disfrutado muchísimo. Ella nos había enseñado todo lo que sabíamos a día de hoy, y... simplemente, la adoraba. Era como una madre para todos nosotros.
FIN DEL FLASHBACK
-Estoy mejor, gracias –Dije con una gran sonrisa mientras la miraba.
Natasha había sido siempre como una madre para nosotros. Nos había rescatado a todos y a cada uno de nosotros de las casas de acogidas en la que nos encontrábamos cuando todos éramos pequeños y nos había dado un propósito de vida a todos por igual.
-Me alegro muchísimo, de verdad.
Al cabo de unos segundos, todos se estaban dirigiendo hacia el salón para escuchar lo que nos tenía que decir Natasha.
-Chicos, en unos minutos les mandaré un fax con las coordenadas y la situación de la nueva misión. Tranquilos, no tendrán que matar a nadie. Solamente es una misión de reconocimiento. Christopher, tú y Maikel no irán.
Ambos nos miramos y fruncimos el ceño.
-¿Por qué? –Preguntó Maikel.
- A ustedes es a los que más les ha tocado el asunto de Nikki y... la verdad es que preferiría esperar un poco antes de volver a meterlos en otra misión.
Cogí aire profundamente y lo fui soltando poco a poco.
Solo pensar en ella, hacía que se me empañasen los ojos de lágrimas.
Justo en ese momento empezó a sonar el pitido del fax, y unas hojas empezaron a aparecer.
-Recuerden, es solo una misión de reconocimiento. Van, colocan algunos micros y cámaras por el lugar, y vuelven. No quiero que se adentren más de lo necesario. Y por favor, eviten que los vean.
Cuando la pantalla se apagó, todos nos acercamos al fax para ver los detalles de la misión.
Únicamente había una foto de un viejo almacén y las coordenadas del lugar. Se encontraba a las afueras de la ciudad y estaba completamente abandonado.
¿Qué estaría buscando Natasha allí?
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