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Capítulo 16


MAIKEL (P.D.V)

En esos momentos me encontraba acostado en la única cama que había en la habitación: para ser más exactos, el único objeto que había en la habitación. Me encontraba acostado boca arriba mirando el impoluto techo blanco.Me sentía como un perro enjaulado y se podría decir que prácticamente eso era lo que estaba, enjaulado.

Hacía dos días que me habían cogido en el callejón y al ver que mi mejora había sido rápida después del balazo, me habían traído a una habitación sin ventanas y sin posibilidades de escape, y desde entonces estaba aquí encerrado. Hacía dos días que no veía a nadie, únicamente las manos de las personas que me pasaban la bandeja de comida por un panel; hacía dos días que estaba completamente solo.

Estaba jodidamente desesperado, únicamente quería salir de allí e ir a buscar a Nikki, comprobar de una maldita vez que estaba bien. Pero no podía salir, la única puerta que había en aquella habitación estaba bloqueada con algun tipo de electricidad, solo podría salir de allí si me dejaban salir o si se iba la luz en todo el edificio, cosa que dudaba que ocurriese.

Desde que estaba aquí, Natasha no se había dignado a venir a verme, lo cual me tenía bastante preocupado: le había amenazado, le había dicho que si quería algo, que viniese ella misma.. y ahora que me tenía, no venía a verme. ¿Por qué? no lo entendía.

Justo en ese momento, la puerta de la habitación se abrió.

Rápidamente me levanté y me coloqué en posición de ataque para ir estar preparado ante cualquier cosa que atravesase aquella puerta, pero la única persona que había allí, era una chica de unos treinta años, vestida con un traje de dos piezas y con una carpeta en las manos.

- ¿Quién eres? -Pregunté aún sin abandonar mi posición de ataque.

En esta maldita organización las apariencias engañaban, y no te podías ni fiar de tu propia sombra.

- Señor Romanov, ¿sería tan amable de relajarse y acompañarme? -Preguntó sin entrar en la habitación y sin alterarse ni un poco.

Achiqué los ojos hacia ella. ¿Acompañarla?¿a dónde?

- ¿A dónde? -Pregunté sin relajarme.

- La señora Natasha quiere hablar con usted, ¿podría, por favor, acompañarme?

No me fiaba ni un pelo de aquello.

- ¿Me vas a dejar acompañarte sin ningun tipo de seguridad?¿a caso no me consideran peligroso o no tienen miedo de que intente escapar? -Pregunté mientras me acercaba lentamente a la puerta.

Aquella era una buena oportunidad para salir de aquella maldita habitación y encontrarme con personas otra vez. Me daba igual lo que pasase, pero es que ya estaba desperado.

- No necesito ningun tipo de seguridad porque yo soy bastante capaz de dejarte K.O en cuanto sea necesario y no tenemos miedo de ningun intento de fuga porque es completamente imposible escapar de aquí a menos que nosotros te dejemos salir -Dijo sin alterarse lo más mínimo.

- Bueno, tenía pensado ir a cenar por ahí, pero como mis amigos me dejaron botado pues.. te acompañaré -Dije con una enorme sonrisa, completamente falsa, mientras me acercaba a ella y pasaba por su lado.

- Perdone, pero.. ¿a caso sabe donde es el lugar al que tiene que ir?

Me giré, y le sonreí ampliamente.

- Cariño, yo me crié aquí.

*

Vale, antes había estado completamente equivocado. No me encontraba ni de lejos, en el edificio en el cual yo me había criado y nos habían estado entrenando durante años. Es más, nunca había estado en este edificio.

- ¿Puedes decirme tu nombre? -Pregunté a la chica al mirarla rápidamente sobre el hombro.

A todos nos habían enseñado bien y nos habían dejado bien claro que no es aconsejable darle la espalda a tu enemigo, y por lo visto, a esta chica también la habían enseñado, por lo cual, yo caminaba delante y ella detrás, dándome ella las indicaciones necesarias para llegar a nuestro destino.

No me contestó.

- ¿Podrías decirme cuanto falta para llegar al lugar donde se encuentra mi queridisima Natasha? -Pregunté.

Tampoco me contestó.

Que tía más insoportable.

- Gira a la izquierda.

Justo en ese momento en el que giraba, me encontré a la persona que jamás me esperaría encontrar vestida de manera elegante como si fuese una de las personas más importantes de aquel maldito lugar.

- ¿Silvia? -Pregunté conmocionado.

Llevaba el pelo suelto completamente liso, una falda de tubo con unos tacones de punta y una camisa de botones femenina.

- Shayla, a partir de aquí lo acompañaré yo. Gracias por tus servicios -Dijo sin dirigirme una sola mirada.

La chica, Shayla, se dio media vuelta y se alejó por el mismo camino en el que habíamos venido.

- Joder, Silvi. No sabes cuanto me alegro de verte -Susurré mientras me acercaba a ella rápidamente, pero antes de poder abrazarla, ella dio un paso hacia atrás- ¿ocurre algo?

- Sígueme -Se limitó a contestar.

Frunciendo el ceño, comencé a seguirla por el pasillo y al girar a la derecha, paramos ante una puerta doble corredera y pintada de negro metálico.

Tras Silvia tocar y oírse un "pasen", Silvia abrió la puerta y con un movimiento de cabeza me exigió que la siguiera hasta el interior de la habitación en la cual, se encontraba sentada nada más y nada menos que Natasha.

- Mi queridísimo Maikel -Dijo con una enorme sonrisa desde su sillón de cuero negro, tras su imponente escritorio,en su magnífico despacho con vistas a la ciudad de Moscú.

Miré a mi alrededor y me encontré a Helena y Héctor sentados en unos de los sillones del despacho.

No entendía nada: yo me había pasado meses alejado de todo y de todos tras Natasha traernos de vuelta a Rusia, y cuando me cogieron dos días atrás con el pensamiento de encontrar a mis amigos, me encerraron en una habitación completamente aislados. Y ahora, después de meses y semanas de preocupación, aquí estaban la mitad de ellos, sentados con nuestra enemiga como si fuese nuestra mejor amiga.

- ¿Qué pasa aquí? -Pregunté mirándolos a todos.

No entendía como era posible que aquello estuviese sucediendo, es decir, ¿por qué estaban ellos allí completamente cómodos con la situación y vestidos completamente impolutos y no con un chándal como estaba yo?¿qué cojones estaba pasando?

- ¿A qué te refieres con qué pasa, Maikel? -Preguntó Natasha mirándome como si no comprendiese mis palabras.

- ¿Dónde está Nikki? -Pregunté sin rodeos.

Ahora no podía preguntar por qué mis amigos estaban allí sentados como si nada pues seguramente me mentirían para agradar a Natasha con el objetivo de que no les ocurriese nada, pero cuando estuviesemos a solas les preguntaría, de eso no me cabía la menor duda.

- No te preocupes, Maikel. La encontraré otra vez, al igual que los encontré a ambos -Dijo Helena.

La miré completamente shockeado... ¿estaba queriendo decir lo que yo había entendido?¿realmente había sido Helena la que me había disparado y me había traido aquí?

- Me parece que te pensabas que todos te apoyarían en la idea tan revolucionaria que tenías, Maikel -Dijo Natasha para que centrase nuevamente mi atención sobre ella, pero simplemente me había quedado flipando.

Mis amigos, mis hermanos, mi familia... ¿nos habían traicionado tanto a mi como a Nikki?

- La verdad es que esperaba un poquito más de solidaridad puesto que todos hemos sufrido lo mismo en tus manos -Confesé sin ningun temor.

Natasha soltó una ligera risa y me miró fijamente mientras tamborilleaba los dedos en la mesa.

- Comenzaste una guerra sin tener en cuenta si los demás querían participar.

- Tu ibas a comenzar una masacre con nosotros -Rugí.

Natasha estaba intentando darle la vuelta a la tortilla, pretendía dejarme a mi como el malo.. pero eso no tenía sentido, ella siempre había sido la mala de la historia... ¿por qué ahora pretendía echarme a mi la culpa?

- ¿Una masacre? no Maikel, yo pretendía empezar un juego a petición de una clienta bastante importante, al igual que hice contigo y con Nicole -Dijo con una expresión de completa inocencia.

- ¿Decirnos que íbamos a tener que empezar a matarnos era un juego? definitivamente estás completamente loca -Reí mientras apretaba los puños ante la impotencia que sentía.

- Salgan de aquí, todos -Dijo sin apartar la vista de mis ojos pero sin quitar la sonrisa de sus labios.

Tanto Helena, como Héctor y Silvia, abandonaron el despacho sin nisiquiera darme una mirada en la que yo pudiese interpretar alguna expresión de culpa o arrepentimiento, simplemente no me miraron.

Cuando la puerta del despacho se cerró, Natasha se levantó lentamente y poco a poco fue acercándose a mi.

Yo tenía más músculos que ella, pero, sinceramente, me sentí acorralado cuando ella se acercó tanto a mi. Sabía que a pesar de que yo podía tener más fuerza que ella biológicamente hablando: ella era una maestra asesina y no necesitaba ningún tipo de fuerza para hacerme sufrir, solo era necesario el conocimiento de como se podía emplear dolor y ella tenía conocimiento sobre muchas cosas en esta vida.

- ¿No te das cuenta, mi querido Maikel, qué el juego ya ha comenzado? -Preguntó mientras pasaba su dedo índice lentamente por mi mejilla.

Tragué duro. El corazón se me estaba empezando a acelerar.

- ¿A qué te refieres? -Pregunté,increíblemente, sin tartamudear.

- Poco a poco, quieran o no, van a tener que empezar a matarse, ¿y sabes por qué?

No respondí puesto que ella no quería que lo hiciese.

- Porque yo así lo quiero y yo todo lo que quiero lo consigo -Dijo agarrándome fuertemente de la barbilla.

- No conseguirás que Nikki me mate ni que yo la mate a ella, así que no, no conseguirás lo que quieres -Dije con furia soltándome de su agarre.

- Eso no hará falta, ¿por qué iba a querer que se maten el uno a otro? -Dijo mientras volvía a sentarse en su silla- ¿no sería más emocionante ver como mis dos revolucionarios enamorados ven como el otro muere?.La pregunta es.. ¿quién morirá primero ante los ojos del otro?¿morirás tu ante Nikki? o.. ¿Nikki ante ti? es una opción tentadora puesto que tu ya viste como yo mataba a tu familia. Has sufrido bastante en esta vida, más de lo que los otros han sufrido.. así qué.. ¿cuál será mi decisión?¿sufrirás tu o, por el contrario, sufrirá Nikki? -Dijo con una enorme sonrisa mirándome directamente con aquellos ojos azul hielo, tan fríos como ella.

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