Hopeless Place
Capítulo 19
HÉCTOR (P.D.V)
Volví a tirar de nuevo la pelota contra la pared para recogerla y así volver a lanzarla, una y otra vez hasta que Silvia la agarró en el aire y me la quitó.
- ¿Pasa algo? -Pregunté con una ceja alzada.
- Estás completamente perdido. Te estaba llamando y no me hacías caso -Contestó mientras se sentaba a mi lado y me echaba los pies encima.
- Sabes que me abstraigo cuando pienso -Sonreí cuando le quité la pelota de las manos.
- No mientas, tú no piensas -Sonrió y yo solté una carcajada.
- Habló la señorita que no sabe cuanto es dos más dos -Repliqué.
- Cuatro -Sonrió y yo aplaudí.
- Vaya, parece que estás estudiando.
- Hombre, no se puede ser una cateta durante toda la vida como lo serás tú -Sonrió.
Le pegué en la pantorrilla y ella en vez de quejarse, soltó una carcajada para luego pegarme una patada en las costillas.
Solté un ligero "uf"
- Estás flojito, Tito.
- ¿Tito?¿cuánto hace que no me llamas así?¿tres años? -Reí.
Ella sonrió ampliamente y se colocó derecha para abrazarme.
- No hemos tenido muchos momentos juntos como para poder llamarte así de nuevo -Dijo con la cabeza en mi hombro.
Sonreí y le pasé una mano por la espalda.
- Yo también te he echado un poco de menos, enana.
Nos veíamos absolutamente todos los días, pero las cosas hacía tiempo que habían cambiado. Silvia y yo nos habíamos llevado muy bien, pero poco a poco nos habíamos ido distanciando, hasta hoy, parece ser.
- ¿Cómo es que decidistes venir a sentarte conmigo, teniendo a muchos otros correteando por esta gran casa? -Pregunté interesado.
- Sé que este día es muy importante para ti -Dijo agarrándome de la mano que sostenía la pelota.
- Tampoco es eso.. -Sonreí, pero la sonrisa no me llegó a los ojos.
- Sinceramente creo que algún día te perdonará.
- Maté a su hermano y justo delante de sus ojos.. está claro que no me perdonará, y sinceramente, me da igual si lo hace o no -Me encogí de hombros y dirigí mi mirada hacia la ventana.
- Si te diese igual no tendrías esa pelota en tus manos -Dijo antes de levantarse y dejarme solo.
Solté un gran suspiro y me acomodé mejor en el sillón para volver a lanzar la pelota contra la pared. Pero la relajación en la que antes estaba sumido, ahora no era posible conseguirla. Los recuerdos estaban llamándo a mi puerta, y como siempre, fui demasiado débil para detenerlos.
FLASHBACK *Hace dos años*
- ¿Y esta quién es? -Preguntó Nikki cuando le quitaron el saco de la cabeza a una chica de unos catorce o quince años.
- La hija de Fabio -Contestó Christopher.
- Sólo teníamos que secuestrar a su hijo -Solté. No estaba a favor de torturar chicas.
- Pero es que teniendo a su hijita será mejor -Contestó él.
Solté un suspiro y me apoyé contra la pared para analizar a las dos personas que Christopher había traído; un chico de unos dieciocho años de un rubio casi platino, y a su hermana, una chica de como bien había dicho, unos catorce o quince años, pero de un rubio menos intenso.
Silvia cogió un cubo de agua, y se los echó en la cara a aquellos dos, los cuáles se despertaron sobresaltados.
- ¿Quiénes son?¿qué quieren? -Preguntó el chico después de un momento en el que estuvieron mirándo a su alrededor hasta que nos vieron.
- Sacarle información a tu papaito -Respondió Helena mientras centraba su atención en su pelo que recién lo acababa de cortar.
- ¿Y para eso nos cogen a nosotros? -Preguntó la chica apretándo la mandíbula. Sonreí, tenía agallas. Podía apostar a que las chicas cuando estaban secuestradas estaban cagadas de miedo, pero ella estaba llevándo bien la presión.
- Son solamente unos niñatos...¿qué información pretenden sacar? les va a salir el tiro por la culata. Esto es estúpido.. suéltennos y es posible que no digamos nada -Dijo el chico.
Sonreí y solté una risita. Aquello era realmente cómico.
- No te dejes llevar por las apariencias, grandullón. AL fin y al cabo estos niñatos son los que te han cogido a ti y a tu hermana y los han metido aquí -Solté con una gran sonrisa.
- ¿Y tú quién eres? -Preguntó.
- Un niñato -Respondí antes de que todos nos diesemos la vuelta y saliesemos de aquella sala en la que se quedaban solo los dos hermanos.
*
- Aquí les traigo nuestro menú de degustación.. ¿qué prefieren?¿solomillo o una ración de carne de cerdo? -Pregunté desde la puerta.
- La libertad, al ser posible -Contestó la chica.
Solté una carcajada y después de colocar una silla delante de ella, levanté la tapa y dejé a la vista los dos trozos de pan y dos vasos de agua.
- Vaya, parece que el solomillo y nuestro gran vino de reserva se ha perdido por camino.. ¡ayy estos perros que se lo comen todo! -Sonreí.
- ¿Quienes son esos perros?¿ustedes? -Preguntó la chica con una sonrisa mordaz.
Me quedé mirándola fijamente y luego solté una carcajada. Era muy valiente.
- Limítate a abrir la boca -Dije al tiempo que le acercaba un trozo de pan. Estaba hambrienta, por lo cuál, rápidamente abrió la boca, pero cuando la cerró, agarró mi dedo entre sus dientes y apretó.
Solté un gruñido.
- ¡Suéltame maldita sea! -Grité al tiempo que me ponía en pie y tiraba todo lo que tenía en mis piernas al suelo, pero ella seguía sin soltarme, por lo que agarré su nariz y apreté fuertemente hasta que empezó a dolerle y tuvo que soltarme- gracias a tu querida hermanita, hoy no van a comer ni a beber nada.
Cuando estaba a punto de sallir, me giré y me acerqué a ella para agarrarla de la barbilla.
- Vuelve a desafiarme, y tú y yo tendrémos un gran problema -Susurré en su oído antes de soltarla bruscamente e ir para que me diesen una tirita para el dedo.
FIN DEL FLASHBACK
Sonreí ampliamente por aquel recuerdo y levanté mi dedo para mirarlo. Había apretado tan fuerte que a día de hoy si me fijaba bien, podía ver la marca de sus dos paletas. La muy cabrona había luchado contra mi hasta el último momento y era por eso que estaba tan orgulloso de ella.
FLASHBACK
- ¿Por qué no traes de vuelta a mi hermano? odio estar aquí sola -Susurró.
Dos días atrás los habíamos separado para empezasen a preocuparse por el estado del otro y presionasen a su padre para que cantase como un gallo, ¿dónde estaba el padre? en otra sala justo al lado de ellos.
- No estás sola.. hay ratas corriendo por aquí -Reí mientras le ponía la cuchara en la boca.
Poco a poco habíamos empezado a cogernos cariño, y había sido yo quienes les había insistido a los chicos que alejasemos a los hermanos. Una excusa perfecta para yo estar a solas con ella.
- ¿Crees en el sídrome de estocolmo? -Preguntó un día cuando llevaba secuestrada al menos tres semanas. ¿Pero quién estándo tanto tiempo secuestrada está tan tranquila? Ella, Regina, ¿por qué? porque sabía que yo no le haría daño.
- Claro que creo en él -Reí mientras le soltaba las muñecas para que pudiese caminar y estirase un poco las piernas. Una semana atrás había decidido confiar en ella y la dejaba caminar por la habitación un poco, pero no era tonto, sabía que en cualquier momento intentaría escapar.
Se acercó a mi y me agarró la mano.
- Pues creo que lo tengo -Susurró en mi oído y no pude evitar sonreír como un idiota.
- Eso no es bueno.. tendré que matar a aquel del que te has enamorado -Susurré muy pegado a su boca pero sin apartar los ojos de los de ella.
- ¿Te matarías a ti mismo? -Susurró rodeándome el cuello.
- Si, porque así se que no te haría daño.
- ¿Por qué dices que no me harías daño? puede que esté secuestrada, pero eres la persona más buena que conozco -Rápidamente me aparté de ella y sus brazos cayeron a sus lados.
- Te equivocas -Sonreí tristemente.
- No, no lo hago. Alguien que se ocupa tanto por mi bienestar no puede ser malo.. eres bueno, lo siento aqui -Dijo llevándose una mano al pecho- Te quiero, Héctor.
Solté una carcajada y la miré seriamente.
- Será mejor que olvides esas cosas.
- ¿Por qué?
- Porque yo no puedo amarte.
FIN DEL FLASHBACK
Siempre que recordaba esas palabras se me formaba un nudo en la garganta. Aquellas palabras me habían dolido como si ella me las hubiese dicho a mi, pero el recuerdo de su beso en respuesta, siempre me elevaba al cielo. Era la primera persona que conseguía ponerme el corazón acelerado y hacerme ver la vida desde otra perspectiva. Pero como estaba destinado desde un principio, todo se jodió y terminó odiándome.
FLASHBACK
- ¡Cuéntanoslo todo! -Gritó Christopher mientras apuntaba con su arma a Fabio delante de sus dos hijos.
Regina me miraba pidiendo ayuda, pero yo no podía hacerlo. Esta era mi vida y ella sabía desde un principio por qué estaba donde estaba.
- Si no nos lo cuentas, voy a matar a tus dos hijos -Gritó de nuevo Christopher.
Fabio, sin alterarse, se encogió de hombros.
- Puedes hacer lo que quieras -Contestó.
Regina y su hermano lo miraron como si tuviese tres cabezas en vez de una. Podía ver el dolor en la mirada de esos dos hermanos y también el odio que empezaba a surgir en ellos.
- ¡Estamos aquí por tu culpa y no eres capaz de ayudarnos! eres un padre de mierda -Gritó Regina fuera de sus casillas, pero Fabio nisiquiera se inmutó.
Silvia se acercó a mi y me entregó un arma. Estaba claro lo que tenía que hacer.
Me posicioné detrás de Paulo, el hijo de Fabio, y le quité el seguro al arma.
- ¿No quieres hablar? -Pregunté de nuevo. Sentía la mirada de Regina clavada en mi, pero no podía hacer otra cosa. Este era mi trabajo. Esta era mi vida.
- No.
El hombre realmente se pensaba que yo me estaba marcando un farol y que no iba a matar a su hijo. Pero estaba muy equivocado, yo nunca me marcaba faroles, asi que simplemente, apreté el gatillo y dejé que los gritos de Regina al sentir la sangre de su hermano en su cara, inundase la habitación.
Fabio prácticamente no respiraba.
- Nosotros no nos marcamos faroles, Fabio. O lo cuentas todo, o la próxima será tu hija -Dijo Christopher quitándole el seguro al arma y posicionándola detrás de la cabeza de Regina.
Un nudo se me instaló en la boca del estómago y me mordí el labio para no decir nada.
- Te odio. ¡Te odio! -Gritó Regina mirándome fijamente. El corazón me empezó a latir desbocado y sentí como las piernas me empezaban a temblar. Nunca nadie que me había importado me había dirigido tales palabras.
- Es lo que hay -Conseguí decir.
- ¿No dices nada, Fabio? -Gritó Christopher por encima de los gritos que Regina me dirigía y que yo aguantaba como si me estuviese diciendo cosas bonitas al oído.
- Lo contaré todo -Susurró Fabio mientras dejaba caer la cabeza hacia delante y dos grandes lágrimas caían por su cara.
No me sentía mal por haber matado a Paulo. Lo habíamos advertido, nosotros no nos andamos con faroles. De lo único que me arrepentía y por lo cuál sentía como el corazón se me desquebrajaba, era de haber dejado que una persona me importe tanto.
- Te juro que como te encuentre lo vas a pagar. Te juro que derramaré la sangre que mi hermano ha derramado por tu culpa -Me gritó Regina antes de que yo saliese de aquella habitación.
Si, me había amenazado. Pero sabía que esa sería la única forma de que nos volviesemos a ver, y aunque tenía el corazón roto por lo que había hecho, me había dado una segunda oportunidad para verla. Aunque era posible que el día que nos encontrasemos, uno de los dos terminase muerto.
FIN DEL FLASHBACK
Agarré la pelotita y la miré fijamente. La pelotita se la había dado yo a Regina para que controlase sus nervios, y la cuál había dejado en la habitación antes de que Christopher la soltara después de haber matado a su padre. Regina no nos servía para nada, aunque viniese tras nosotros buscándo venganza.
Sabía que no tardaría mucho en volver a saber de ella, porque hoy era el día en el que yo había matado a su hermano dos años atrás y ella ya tenía que haber recibido todo lo que iba a recibir por la muerte de su padre. Ella ahora era una rica heredera que no pararía hasta verme en el fondo del mar con una piedra atada a mis piernas, y yo no podía esperar para verla intentándolo.
Y si algo sabía, es que cuando la viese, sería un milagro si no moría por el odio que van a desprender sus ojos hacia a mi.
Yo solito me había ganado el odio de la persona que más me había importado durante tanto tiempo,y eso es lo que pasa cuando encuentras el amor en un lugar sin esperanza.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro