Cita desastre
Capítulo 28
SILVIA (P.D.V)
Me abrió la puerta del coche, y sin dirigirle una mirada, entré.
- De nada -Bufó antes de cerrar la puerta. Sin que me viese, me permití sonreír.
- ¿Entonces?¿a dónde vamos? -Pregunté mientras me centraba en mis uñas.
- ¿Sabes? no tienes que hacer esto si no quieres, cuando discutimos no era una estrategia para que aceptaras, me tocastes mucho los cojones y ya está, pero no tenías que venir, así que no actúes como si te estuviese obligándo a esto, porque no lo estoy haciendo. Tú fuistes la que me llamó cuando me iba, tú fuistes la que aceptó la invitación,asi que ahora no te pongas en ese plan.
Le miré y alcé una ceja.
- ¿Y qué quieres que haga?¿qué me comporte completamente nerviosa?¿quieres que balbucee mientras hablo contigo?o mejor.. ¿quieres que mire fijamente tus labios esperándo que por fin me beses?
Soltó una carcajada.
- Realmente te prefiero así a cuando actúas como una tímida chica de pueblo.
- ¿Alguna razón en especial? -Pregunté mientras él arrancaba el coche.
- Porque cuando no actúas como si fueses tímida, puedo tener una verdadera conversación contigo, es más, podemos pelear y yo disfruto de las pullitas que me sueltan las chicas de manera inteligente.. adoro el sarcasmo y la ironía cuando están bien usados.
Fue mi turno para soltar una carcajada.
- Vaya.. ¿quién diría que Luca McGregor era tan profundo?
- Como te dije cuando te grité, no me conoces para nada,pero actúas como si lo hicieses. Todo el mundo hace eso -Se encogió de hombros, pero en su tono noté un deje de tristeza.
- Es posible que sea por la impreción que le mandas al mundo -Aporté- eres un perfecto chico malo, el hermano rebelde, el chico pasota, el motorista.. cuando conoces a un chico así, conoces a todos.
- No todos somos iguales. Todos tenemos una historia diferente -Sonrió ladinamente y yo tuve que bajar la ventanilla para que entrase un poco de aire. Empezaba a hacer un poco de calor- pero guiándonos por lo que dices, entonces yo podría haber pensado lo mismo de ti.
- Y lo hicistes.
- ¿Por qué estás tan segura?
- Porque te sorprendió que realmente fuese así, que pudiese salir con esta personalidad. Pensabas que era una estúpida chica extranjera demasiado tímida para su propio bien, pero también pensastes que era exactamente igual que todas las chicas tímidas de tu instituto. No puedes pretender que no te juzgue, y que la gente no lo haga, cuando tú haces exactamente lo mismo.
- Yo vi algo diferente en ti.. ¿o realmente te piensas que persigo por todo el instituto a todas las chicas que se sientan a mi lado en clase? eso es completamente al revés, son ellas las que me persiguen a mí.
- Oh,perdone, su majestad -Reí mientras ponía los ojos en blanco.
- Te lo estoy diciendo en serio. Yo no persigo a nadie a no ser que me interese, y créeme,si hubiese pensado que eras igual que todas las chicas tímidas de mi instituto, no te hubiera dado ni dos miradas -Se giró rápidamente y me guiñó un ojo.
- ¿Y qué vistes de diferente en mi que me he convertido en tu reto particular?
Estaba claro lo que estaba pasando. Este chico estaba acostumbrado a que todas las chicas le dijesen que si, y como yo era cortante con él, pues había decidido intentar conseguirme.Haría exactamente lo mismo que iban a hacer todos mis hermanos con las chicas, después de usarme, me tiraría.
- Cuando llegastes, tu mirada te delató -Contestó.
- ¿Perdona?
¿Acababa de decir que había fallado en mi presentación?
- Obviamente no todos se dieron cuenta.. según entrastes y te vieron como una chica tímida, siguieron a lo suyo, pero yo te seguí con la mirada desde el primer momento en el que entrastes, y vi tu mirada cuando Cynthia te puso el pie. Esa mirada era de odio y de determinación.. cualquiera chica hubiese hundido la cabeza y hubiera caminado lo más rápido que pudiese, pero tú.. simplemente lo transmitistes todo con la mirada y seguistes caminando igual de tranquila.
Le miré sorprendida.
- ¿Eso es lo que te llamó la atención de mi?
- Eres guapa y todo eso, pero vamos... chicas guapas hay en todos lados y yo no me fijo especialmente en eso -Rió.
Alcé una ceja y me quedé mirándole completamente en silencio. ¿Me acababa de decir 'eres guapa y todo eso'?¿qué clase de chico dice esas cosas en una cita?
- ¿Pasa algo?
- Nada -Contesté cortante mirándo fijamente la carretera.
LUCA (P.D.V)
Solamente le faltaba empezar a patalear. Escondí una sonrisa y seguí conduciendo.
*
- ¿Qué clase de sitio es este para una primera cita? -Preguntó cuando nos bajamos del coche.
- ¿Qué querías?¿un cine?¿una cena? -Alcé las cejas en su dirección y ella me respondió con un asentimiento firme de su cabeza- chica, si hago eso.. ¿qué me diferencia de los demás chicos de mi instituto?
- Ah, es verdad, por un momento lo había olvidado. Tu eres el perfecto chico malo.
Reí y la agarré de la muñeca para empezar a dirigirnos al interior.
La había traído a un bar. Yo no era un chico de flores a menos que fuese una ocasión especial.. si quería mantener su interés, tenía que mostrarle cosas que los demás no hiciesen usualmente en una cita. Tenía que mostrarle mi mundo.
Esta chica por mucho que intentase parecer tímida, llevaba la rebeldía en la sangre. Lo notaba en su tono de voz cuando me hablaba cortante, y en sus gestos, y en su forma de caminar. Esa chica tenía una personalidad completamente diferente a la que me había intentado vender en el instituto, y solo había hecho falta ajustarle un par de tuercas para que su verdadera 'yo' saliese.
Según cerramos la puerta, la música estridente nos envolvió, al igual que el humo del cigarrillo. No era una discoteca, y el bar no estaba repleto de gente, pero la música siempre estaba así de alta. Creaba más ambiente.
- Hey, Luca -Gritó Germán al otro lado de la barra mientras limpiaba unos vasos- ¿quien es esta monada que te has traído?
Miré sobre mi hombro y por primera vez me fijé en lo que llevaba puesto. Unos pantalones blancos un poco ajustados, una camisa de tiros color azul pastel con una chaquetilla por encima y unas sandalias azules. Una hamburguesa perfecta para un lugar lleno de camioneros hambrientos.
Luca, eres retrasado mental -Pensé mientras me mordía el interior de la mejilla.
- Es Silvia, una chica de clase. Silvia, este es Germán, un chico del bar -Presenté rápidamente. No quería que siguiese bajo su escrutinio. Mientras que muchos aquí dentro preferían una chica con una falda corta y un escotazo, a Germán le iban las chicas buenas. Le gustaba corromperlas.
- Nunca habías traido a una chica al bar -Dijo mirándola de arriba a bajo.
- ¿Nunca? -La voz de Silvia me sacó de mis pensamientos, en los cuales, ahorcaba a Germán por mirarla así.
- No, usualmente me voy con chicas que ya están aquí -Solté.
- Vaya -Susurró.
La miré de reojo y la vi con una pequeña sonrisa y eso me revolvió el estómago, y extrañamente, fue de una buena manera.
- Vamos -Dije mientras tiraba de ella para bajar las escaleras hacia la zona de los billares.
- ¿Por qué eres así de maleducado? Germán es un chico agradable -Volteé la cabeza para mirarla y la vi con una ceja alzada y una sonrisa socarrona.
Solté una risita. Esta chica no perdía detalles de nada.
- Simplemente cállate y sígueme, estás a punto de descubrir un mundo completamente nuevo para ti, niña buena.
- Sorpréndeme -Susurró en mi oido, y extrañamente, eso provocó un escalofrio por todo mi cuerpo, ¿cuándo se había acercado tanto a mi?
SILVIA (P.D.V)
Estaba acostumbrada a salas de lujo, al olor del habano, a estridentes luces, a chicas glamurosas caminando por todo el lugar como si fuesen las dueñas del mismo aún llevándo poca ropa. Pero jamás, jamás había estado en un bar normal y corriente; un lugar donde el olor que había era de cigarros o porros, un lugar en el que la música era más estridente que las luces y un lugar donde las chicas eran de todo menos glamurosas, pero eso sí, caminaban igual que las chicas a las que estaba acostumbrada, como si fuesen las dueñas del lugar aún llevándo poca ropa.
Las mesas de billar estaban separadas por pocos metros, pero suficientes para que la gente que jugase en las mesas pasase entre ellas e hiciese sus movimientos sin molestar a nadie.
- Bienvenida a mi mundo -Dijo apoyándose en la última de las mesas.
- Tengo que confesar que esperaba mucho más que esto -Confesé. Sabía que era un chico al que le encantaba este tipo de cosas, las apuestas etc.. pero jamás pensé que fuese en un lugar de tan mala calidad.
- ¿Razones?
- No te veo rodeándote con esta gente -Y era verdad, lo veía rodeándose de gente con un poco más de dinero.
- Aquí es fácil ganar dinero. Al principio eran tontos y confiados, y ahora se ha vuelto un reto personal para ellos intentar ganarme. Es entretenido y gano mucha pasta -Se encogió de hombros y se acercó para coger unos palos de billar que estaban en la pared.
Conocía la habilidad de Luca para este tipo de cosas, ya que nos habían instruido bien sobre nuestras misiones, por eso esperaba que el chico tuviese más ambición que la de jugar en un bar de la ciudad en la que solo hay moteros, camioneros y chica demasiado adictas,a lo que sea que fuesen adictas,como para importarles lo que hagan con su cuerpo. Al menos los lugares que yo frecuentaba para las misiones, las chicas eran conciente de lo que hacían y ganaban una buena suma por lo que hacían.. aquí.. bueno, aquí ellos conseguían un polvo y ellas droga o lo que coño buscasen, porque dinero, estaba claro que no. Su ropa delataba la calidad de vida que llevaban.
- Deja de mirarlas así, vas a provocar una pelea y créeme, para las personas que hay aquí dentro una pelea de chicas les alegrará la noche, nadie intentará pararlas.
Que se atrevan -Pensé antes de volver a mirarlo fijamente a él.
- ¿Y tú no las intentarías parar?¿dejarías que unas fulanas golpearan a tu cita? -Pregunté mientras apoyaba mi cadera contra la mesa y me cruzaba de brazos. Poco me importaba si esas chicas me escuchaban, la música era demasiado alta y ellas estaban bastante ocupadas meneándose sobre esos sudorosos camioneros. Daba asco.
- No conoces la historia de ninguna de estas chicas, no juzgues.
- No estoy juzgando.. ¿a caso no son fulanas?¿quieres que las llame monjas?
- Preferiría que simplemente no nos llames con ningun nombre -Dijeron tras de mi. Giré y me encontré con una chica alta y delgada, rubia teñida la cuál la raíz le llegaba casi a la altura de las orejas.
¿Guapa? bueno, si no tuviese esas enormes ojeras bajo sus ojos, esos dientes tan amarillos y el maquillaje tan cargado, es posible que lo fuese. Ah y no olvidemos su pelo grasiento.
¿De dónde coño salían estas tías? que robasen un champú en un supermercado y se lavasen la cabeza en el mar,joder.
- Parece que te has quedado sin habla, guapita -Dijo acercándose mucho a mi, lo que fue un gran esfuerzo por mi parte no tener una arcada, su perfume apestaba. Eso era barato y lo demás bobería, ¿de dónde lo había sacado?¿de una alcantarilla?
- Marie, perdónala, es nueva en todo esto, como verás, no está acostumbrada a este tipo de cosas -Se excusó Luca tras de mi.
¿Marie? eso era más falso que mi identidad en este país.
- Se le ve -Me miró de arriba a bajo y pasó rozándome el hombro para acercarse a Luca con una enorme sonrisa- ¡hace semanas que no te veo! me alegro tanto de que estés aquí.
Lo abrazó y ahora si que tuve una arcada, pero Luca ni se inmutó, ¿es que a caso no lo olía? ¡por dios, podía despertar a un cementerio con ese olor!
- Yo también te he echado de menos -Dijo él extrujándola fuertemente.
¿Si tan amigos eran, por qué no la llevaba a su casa y le daba champú? sería más fácil para toda la humanidad.
Luca me vio mirándolos con el ceño fruncido y sonrió antes de apartarse de ella.
- Marie,esta es Silvia, una amiga. Silvia, esta es Marie, prácticamente una hermana -Recalcó la última palabra. No supe si para mi o para ella, la cosa es que lo enfatizó.
¿Se creería que mi ceño fruncido era por celos? -Pensé. Estuve tentada de soltar una carcajada al llegar a esa conclusión. No podría sentir celos.. nunca, jamás, de una chica como esa.
- Te voy a perdonar por los comentarios de antes, pero aquí, nadie viene a ponernos motes, nosotras los ponemos. Tú, por ejemplo, eres la mojigata.
Solté una carcajada.
- ¿Alguna razón en especial?
- Por esas ropas que usas.
Me miré y luego la miré a ella.
- Está claro que la diferencia es grande.
- No podemos ser más diferentes -Dijo encogiéndose de hombros.
Me reprimí de alzar una ceja y miré a Luca con las preguntas brillando en mis ojos.
- Nos conocimos hace un par de meses por aquí y desde entonces nos hemos hecho inseparables -Contestó mientras colocaba las bolas en la mesa.
- Luca es mi salvador -Le puso la mano en la espalda y la deslizó lentamente por ella. Luca ni se inmutó.
Madre de Dios lo que tiene que ver una -Pensé y entonces empecé a mirar la habitación en la que estaba. No era muy grande y carecía de ventanas. Si pasaba algo aquí dentro, solo había una única salida.
- ¿No te gusta lo que ves, mojigata?
La miré y reprimí el alzar una ceja, otra vez. Aquella chica estaba tentando su suerte, ¿en este país nadie sabia sobre el dicho de 'las apariencias engañan'?
- No, no me gusta. Si pasa algo aquí de bajo solo va a haber una salida, y créeme, con todos esos camioneros gordos y borrachos, para las que estamos bien, nos va a ser imposible salir de aquí.
Por primera vez desde que había llegado, Marie me dio una mirada interesante y sonrió de lado.
- Vaya.. no tienes miedo de provocar a ninguno de los que está aquí dentro.
- No veo por qué.. están tan borrachos que con un empujón sería suficiente.
- No deberías tentar tu suerte.
- No la tiento, es la verdad.
- Silvia, será mejor que te calles -Miré a Luca fijamente y ahora si que alcé una ceja.
- ¿Perdón?
- Que será mejor que te calles -Repitió.
- ¿Alguna razón en especial?
- Porque vas a despertar a las bestias -Respondió Marie.
- Contigo no estoy hablando -Nisiquiera la miré. Mi mirada se clavaba fijamente en la espalda de Luca. ¿Me había mandado a callar?¿ese niñato me había mandado a callar a mí?- ¿alguna razón por la que deba callarme,Luca?¿quieres algo más?¿tal vez que me ponga una correa y te la dé para que seas mi dueño?
- Cállate la puta boca -Me gritó girándose.
- Luca, cálmate -Susurró Marie mirándolo con el ceño fruncido.
- Chico, estás muy equivocado. No tienes ni puta idea de con quién estás tratando -Reí antes de darme la vuelta, pero en ese momento choqué contra el pecho de un hombre.
Joder, si este tio hubiese venido a matarme, ya lo hubiese hecho. Luca me distraía.
- Perdón -Dije sin darle una mirada al hombre que tenía delante, lo rodeé y empecé a caminar hacia las escaleras, pero me agarraron del brazo y me lanzaron hacia atrás.
- ¿Puedes repetir lo que estabas diciendo, pequeña putita? -Alcé la mirada y me encontré a lo que parecía ser un luchador de zumo.
- ¿Perdón?
- César, no pasa nada. Es nueva aquí y se le va un poco la lengua -Excusó Luca poniéndose a mi izquierda, a mi derecha se puso Marie.
- No le hagas caso, es una pijita y no está acostumbrada a este tipo de cosas -Dijo Marie.
- ¿Perdón? -Me giré hacia ella y le levanté la ceja. Esta chica no sabía con quien se estaba metiéndo.
Sin darme ninguna mirada, me agarró de la muñeca y me la apretó.
- Parece que tenemos una pequeña fiera entre nosotros -Susurró César mientras se agachaba y ponía los ojos a mi altura- desde que entrastes has estado criticándo todo esto aquí y eres capaz de meterte con mis chicas.. ¿se puede saber para qué estás aquí entonces?
- Es mi culpa, César, yo la traje -Dijo Luca.
- ¿Que por qué me las insulto? -Ignoré el apretón que me metieron Marie y Luca a la vez, y seguí hablándo- mira como están esas chicas,no tienen ni puta idea de lo que están haciendo porque están demasiado colocadas ¿y los hombres con los que están? esos son peores, están completamente borrachos y les da exactamente igual para lo que estén esas chicas aquí. Esta noche saldrán con algunas de ellas, se las follarán y las botaran en la carretera y alguna de ellas tendrá suerte si no despierta sin acordarse completamente de nada y con moretones en la puta cara. Esas chicas de ahí, no pueden tener más de veinte años y aparentan treinta.. ¿es eso acaso normal? creo que después de ver en el estado en el que ustedes las tienen, me he ganado el derecho a decir lo que me da la gana.
Alzó la mano tan rápidamente que casi no la vi venir, pero le agarré la muñeca antes de que su dedos se quedasen marcados en mi mejilla.
Tanto César como Luca y Marie se quedaron mirándo su mano atrapada en la mia.
- Estás muy equivocado si te piensas que me vas a poner una mano encima, yo no soy ninguna de tus chicas, ni ninguno de tus matones. Puede que aquí seas el Rey, pero a mi eso me da exactamente igual -Rugí.
- Vaya chicos -Rió César en voz alta, toda la sala nos prestó atención- parece que tenemos una pequeña rebelde aquí. Dime Luca..¿qué le pasó a la última que se puso así de altanera?
- A ella no le pasará lo mismo -Se limitó a responder. La rabia se reflejaba tanto en su voz como en su mirada.
- Marie.. ¿quieres tener una nueva compañera?
- No voy a permitir que le hagas lo mismo -Rugió ella.
- Vaya, pequeña putita, tienes a mi mejor chica y a mi mejor jugador contra mi.. no sabes la que te espera.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro