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Capitulo 9; Los Juegos

-¡Gabriel esto es hermoso!, ¿ dónde lo encontraste ?

-Solo digamos que tengo mis contactos

-Dale mil gracias a tus "contactos" de mi parte. Este es el lugar más hermoso que he visitado en mi vida

-No estará así por mucho tiempo, cuando termine el invierno y comience la primavera, todo se derretirá, aunque claro que las flores se ven y huelen muy bien cuando no está congeladas- ambos ríen

-Sabía que me equivocaba contigo- murmura Esmeralda

-¿Qué dices?

-No, nada, solo que me encantaría que alguna vez a patinemos aquí

-Ya me adelanté- Gabriel toma un bolso que había llevado y saca unos pares de patines- lo que diga mi diamante son ordenes para mi

-¿ Diamante o esmeralda ?-frente al chiste de Esmeralda ambos vuelven a reír  y luego se disponen a ponerse los patines




Ronald estaba aún en esa curiosa habitación que había encontrado, se había arrepentido de entrar tan de prisa, no sabía lo que le esperaba y todavía no terminaba de comprender lo que significa el acertijo. Se dispuso a leer un poco, le despejaría la mente, se relajaría más y quizás, le ayudaría en "Los Juegos"; aunque fuera tan difícil leer, por la poca luz que había.

Richard Robinsonn

Richard, segundo hijo de Elena, era una de las mejores personas que tenía el pueblo, y era al que más alababa Elena; siempre fue igual que su madre, igual de bondadoso, misericordioso, sincero, solidario, entre las muchas otras cualidades que le había heredado a su madre. 

El ayudó mejorando lo que hoy es la gran mansión Robinsonn, en parte varios de los pasadizos existen por él, y por orden de su madre, Elena. Era, sin lugar a dudas el hijo favorito de Elena, aunque no de Edward, pues el prefería a Archibald. Desde que nació hasta que la familia Robinsonn se esparció por todas partes, Richard, era como la manzana de la discordia entre los dioses griegos; a causa de la preferencia de su madre, era detestado por Archibald, por haberle quitado "la atención".

Elena, siempre lo defendía, ante todo, y eso era lo que le producía rabia a Archibald y a Edward, ellos decían: "si no lo dejes que se enfrente a los problemas de la vida desde niño, se va a morir cuando cumpla catorce"; cosa que casi se cumple...


Ronald, cerró el libro y lo volvió a meter en su bolso, pensó que, por ahora, leer eso sería suficiente, y decidió entrar a "Los Juegos"  que "Lo podrían matar". Decidió que lograría atravesar lo que sea que estuviese al otro lado de esa puerta, y entró. Lo primero que vio al entrar, fue un gran pasillo que parecía terminar en una puerta no muy lejos de ahí; decidió dar el primer paso, y al entrar, parecía que no fuera tan difícil.

-En serio "E. R.", ¿ esto es todo lo que tienes ?- se burló y siguió caminando

Solo bastaron unos pasos más para que Ronald sintiera como la casa se vengaba de la ofensa que acababa de darle; cuando le faltaban tan solo unos pasos para llegar a la mitad del pasillo, sintió pisar un objeto que se hundió, y con esta acción, se cerraron dos puertas que antes no había visto, ¡aparecieron de la nada!, una al frente de él y  la otra detrás, y en ambas puertas estaba escrito lo mismo.

"¡Cuidado!, lo que te va a pasar ya me pasó a mi, lo importante es que logres salir antes de que la hora llegue, y se que el tiempo te dará la clave, a menos claro que no esté a tu favor"

-¿ Pero qué me va a pasar ?- dijo antes de sentir un vacío en el estómago y caer en algún lugar

Ronald cayó en un tipo de hoya, que no le parecía muy cómoda, y la sensación de no poder ver nada, despertó en él la claustrofobia que no sabía que tenía. Sacó del bolso su celular, que por suerte no se había roto; lo primero que hizo fue encender la linterna, y descubrió a su alrededor un espacio hecho con paredes de metal, y una de estas tenía un tipo de reloj de arena que ya empezaba a correr; giró un poco su linterna y encontró algo, algo un poco duro, si, ¡era un cadáver!. Rápidamente se movió, inútilmente, tratando de alejarse de esa cosa; tenía que salir de allí lo más rápido posible. Vio un poco más a su alrededor y vio que  en la misma pared donde estaba el reloj de arena, había también otra cosa, una combinación, era como si estuviese en alguna clase de caja fuerte; determinó que, según el reloj de arena, tenía al menos tres minutos para descifrar la clave y salir de ahí, o si no no sabría lo que ocurriría ahí. Trató de llamar a Esmeralda, pero no tenía señal, esta iba a ser su perdición; varias veces trató de adivinar la clave pero nada que lo lograba. Pensó que quizás el libro  le tendría alguna respuesta a ese problema, por lo que se trató de tranquilizar para disponerse a leer.


Cuando Richard tenía catorce años ya era el más odiado de entre sus hermanos, sobre todo por Archibald, el hermano mayor,  quien junto, con el pequeño Harland de tan solo diez años de edad, hicieron un plan para matarlo...

Ronald escuchó un pequeño chirrido y miró a sus pies; una parte de la hoya se había abierto y de ella brotaba agua, agua sin parar; volteó a ver el reloj y no lo podía creer, ¡ya casi se agotaba el tiempo por completo!, ¿ cómo era posible que el tiempo pasara tan rápido ?, no lo podía creer todavía. El agua seguía aumentando, creciendo sin parar, no lo podía detener, y se apresuró a leer para encontrar las respuestas.

Un día, Elena lo envió a buscar agua, un poco más allá  de la mansión, sus hermanos ya tenían todo preparado; lo tumbaron dentro de un hoya y luego fueron echando agua poco a poco...

Ronald ya empezaba a estresarse; el agua ya le daba hasta la cintura incluso si se paraba, y todavía no encontraba la clave para abrir la caja fuerte; tenía que sujetar su bolso para que no se mojase y el libro ya lo tenía en la mano. Se decidió que seguiría leyendo el próximo párrafo y si no encontraba algún indicio de respuesta se sumergiría a adivinar la clave.

El acto macabro de sus hermanos casi causa la muerte de Richard. Por suerte su madre había prometido ir a vigilarlo a una hora exacta; a las trece con treinta. Al ver sus hermanos que su madre se acercaba, decidieron irse y dejarlo ahí tirado...

"Trece con treinta"

Esa era la clave, y la descubrió  justo a tiempo; el agua ya casi le daba en el cuello. Tal y como tenía planeado, arrancó la hoja en que terminaba esa historia para tratar de tener una idea de que pasaba después, y se sumergió para colocar la clave y justo cuando el agua ya daba hasta el techo, Ronald logró abrir la puerta y cayó en el piso todo mojado. Luego comprendió que no tenía sentido el haber arrancado aquel pedazo de papel, pues se mojó, al igual que su mochila, su celular y el libro; ahora si no podría contactar a nadie.

Vio que había caído en un tipo de pasillo; miró a izquierda y a derecha y descubrió que ese pasillo se conectaba con las otras puertas, y un letrero en la pared. 

¡Felicitaciones, has logrado pasar mi prueba. Adelante encontrarás la última prueba, buena suerte!

Ronald escuchó unos ruidos y se dirigió hacia ellos; parecía que alguien estuviese luchando contra algo. Ronald se acercó  y atravesó el marco de una puerta para descubrir a una chica que saltaba y corría, como si alguien la estuviese persiguiendo.

-Oye, ¿ tú qué haces...?

-¡Cuidado!- le grita la chica y sale corriendo para empujarlo 

 -¿ Que ocurre ?

-¿ Qué, es que no ves ?- Ronald miró a su alrededor y descubrió que había un montón de trampas 

-¿ Cómo llegaste aquí ?

-También soy de la familia, Ronald. Me llamo Astrid

-Bueno eso no importa ahora, ¿ como hacemos para pasar esta parte ?

-No lo sé, llevo días intentando cruzar al otro lado

-¿ Cómo que llevas días ?, eso quiere decir que si hay forma de salir de aquí

-Si, pero si queremos descubrir que pasa en la familia, tenemos que pasar hacia el otro lado

-Si tan solo pudiera llamar a...

-Mira, ahí hay unos de esos teléfonos antiguos, pero no sé a quien podrías llamar para que nos ayude

Ronald se dirigió hacia donde le había indicado Astrid, y comenzó a marcar un número.



Esmeralda estaba muy contenta patinando con Gabriel, sabiendo que no era capaz de hacer lo que ella sospechaba; pero aún así quería sacarse la duda, por lo que preguntó.

-Gabriel

-Dime, que necesitas

-¿ Puedo hacerte una pregunta ?

-Por supuesto. ¿ En qué te puedo ayudar ?

-¿ Has hablado con mi tía ?

-¿ Qué tía ?

-Lina

-No- baja el paso- no he hablado con ella 

-Y con tía Aisha- Gabriel se detiene

-¿ Por qué preguntas ?

-No por nada

-Sabes, te prometo que de ahora en adelante te diré dónde, cuándo y con quién estoy, siempre

-No, olvídalo, no convertirme en esa novia tóxica que no deja ir a su novio a ningún lado... Pero si me gustaría que me contestaras algo

-¿ Qué cosa ?

-¿ Serías capaz de lastimar mis sentimientos ?

Gabriel se quedó estupefacto, y sin saber qué responder, y tal y como a los luchadores los salva la campan, a Gabriel lo salvó al celular de Esmeralda.

-Espérame un minuto por favor- Esmeralda se dirige hacia su celular- ¿ Bueno ?, Ronald...¡¿ Que estás en dónde y con quién ?!












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