Capitulo 7;¡¿FELIZ AÑO?!
-Ronald al fin que te despiertas ten- dijo Jazmine pasándole unas luces de Navidad- cuélgalas afuera por favor
-¿Por qué están decorando?
-El fin de año
-¿Tan rápido?
-Si, esta noche ya pasaremos al otro año
Ronald hizo como su madre le había ordenado y colocó las luces en la entrada, toda su familia estaba decorando y preparándose para la gran fiesta, todos excepto Esther, quien se fue a comprarse ropa nueva, Ronald no había visto a Gabriel todavía, aunque tampoco quería verlo, y mucho menos después de lo que había escuchado horas antes, Ronald quería contarle a Esmeralda pero sabía que si le decía algo más de Gabriel se molestaría otra vez, y seguro esta vez no se la perdonaría. Pasó un tiempo y vio a Esmeralda, estaba recibiendo a Gabriel, y se dirigieron hacia él.
-Hola Ronald buenos días- Saluda Esmeralda
-Hola, hola Gabriel
-Gabriel, Ronald te tenía algo que decir- dijo mientras miraba a Ronald con malicia
-¿A si?- pregunta Gabriel extrañado
-Si- contestó Esmeralda por el
-Yo te quería pedir perdón, por todo lo que hice ayer- suspiró- ¿amigos?- le estira la mano
-Por supuesto que si- la estrechó con una sonrisa
-Bueno pues eso era todo, los dejo solos- dijo Ronald antes de retirarse para ir a caminar
Ronald iba camino al lago, no había vuelto desde lo que pasó con Esther, pero le habían quedado muchas preguntas sin respuestas; ¿ a donde llevarán esos túneles ?, ¿ que pasó con aquel hombre ? ¿ será que Esther solo finge que no pasó nada para hacerme quedar mal ? eran de las más nombradas en su cabeza. Cuando Ronald llegó al lago, su primera acción fue ir directamente a la choza, al pasadizo. Ronald iba tocando con sus manos cada una de las superficies que que veía, sentía el aire frío del invierno que entraba por las escaleras y olía un pésimo olor a humedad que no había percatado antes. Llegó hasta el cuarto donde vio a Esther siendo amenazada días antes, fue rememorando cada una de las situaciones, cada uno de los pasos que había dado ese día. Notó que la puerta por donde habían entrado Esmeralda y él, no era la primera puerta en realidad; había tres puertas antes de esa. Entró en aquel espacio blanco que le daba escalofríos y volvió al hueco en la pared, se sentó en el piso observándolo, pensando si debía colocar su reloj ahí o no.
En la Mansión Robinsonn ya todo estaba decorado, e invitaron a gente del pueblo a una gran fiesta, ya era tarde y Ronald no había vuelto, por lo que Jazmine empezó a preocuparse, preguntó a todas las personas si habían visto a Ronald pero todas contestaron lo mismo "No". La noche ya caía y el sol daba sus últimos resplandores en la mansión, y Ronald, no daba ni pista de existencia, una vez más Jazmine preguntó si no lo habían visto y volvieron a contestar lo mismo "No".
Ronald, todavía estaba tirado en ese piso cuando el gran reloj de la ciudad marcó las once y media de la noche, le sorprendió el haberlo escuchado, pues estando bajo tierra supuso que no oiría nada del exterior. Se levanta dispuesto a averiguar qué estaba pasando; se quitó el reloj con un poco de inseguridad, y tenía miedo de lo que podría pasarle; colocó el reloj en aquel agujero y se escuchó el ligero "clic" que había escuchado antes, giró el reloj y sintió que con el giraba su cabeza y sus sentimientos se revolvían. Al girar el reloj, de la pared salió un tipo de cajón que tenía dentro de sí un trozo de papel enrollado. Ronald, iba a agarrar ese pape, pero las voces de algunas personas que murmuraban en el pasillo, hicieron que sus impulsos no duraran mucho.
-Tenemos que decirle la verdad- escuchó que decía una
-No, no podemos, todavía no
-Pero..
-Basta, ya se va a acabar el año, en enero tendrá que volver a estudiar y ya no será un problema para nosotros
Aquellas voces que parecían discutir se acercaban cada vez más, y Ronald no lograba reconocer de quiénes eran las voces. Asustado por que alguien lo descubriera, colocó el cajón de nuevo en su lugar y tomó su reloj, salió al pasillo tratando de que nadie lo viera, pero era imposible, pues estas extrañas personas estaban hacia el lado de las escaleras, como si acabaran de entrar, aún así lo intentó, y falló. Al ver que habían notado su presencia, Ronald salió corriendo en dirección contraria.
-¡Rápido no dejes que escape!- dijo uno de los que estaban ahí
Ronald, seguía corriendo cuando escucho el silbido de una bala pasar cerca de su oreja, ¡esos locos le estaban disparando!, ni siquiera los conocía y ya querían matarlo. Ronald volteó para ver de quiénes se trataban, pero este intento fue en vano, pues aparte de lograr que se cayera, aquellos hombres usaban la misma máscara espantosa que el que vio de primero. Uno de los hombres seguía disparando mientras el otro solo observaba.
-¡Idiota!, no lo mates, lo necesitamos vivo- le gritó el que observaba al otro cuando vio que Ronald se había caído
Ronald se levantó y siguió su carrera mientras sentía que el corazón se le iba a salir por la boca, corrió por mucho tiempo, pero al cabo de unos minutos, llegó a un tipo de ascensor, oxidado y muy viejo, pensó que no serviría pero para su sorpresa lo pudo subir hasta un lugar que le pareció familiar; si, estaba en el sótano de su mansión y escuchaba cómo arriba de él había una gente bailando. Ronald, se quedó un minuto pensando en lo que había pasado; nunca había notado ese ascensor, y que su casa estuviera conectada con unos túneles subterráneos le parecía algo perturbador.
Esmeralda estaba arriba con Gabriel y alrededor de las once y cuarenta y cinco este tuvo un gran valor para hacer algo que Esmeralda no se esperaba.
-Esmeralda...
-Si, dime
-Quisiera confesarte algo
-¿ Qué ocurre ?, ¿ estás bien ?
-Verás, es que tú... tú... tú me gustas Esmeralda- dijo sonrojado- tu me gustas desde hace mucho tiempo, no se si a ti te pase lo mismo, pero- se arrodilla- me gustaría que fueras mi novia- Esmeralda lo vio un momento y estaba llorando de la emoción- ¿ aceptas ?
-¡Por supuesto que si!- dijo saltando de la alegría
-¿ Si ?
-¡Si!- lo levanta y abraza- no sabes cuanto tiempo estuve esperando para que me dijeras esto
Ronald, vio que aquel ascensor estaba bajando, pero no reaccionó si no hasta cuando vio que volvía a subir, con los dos hombres del lago, volvió a correr casi sin aliento y subió por la escalera que ya reconocía; la de su habitación.
-¡Vamos, no lo dejes escapar!, un chico de diecisiete años no puede ser mejor que tu
-Diecisiete años- susurró Ronald en un aliento, perdió la concentración y resbaló un escalón haciendo que se cayera
-Es nuestra oportunidad, ¡alcánzalo!- gritó el mismo hombre que no dejaba de darle órdenes al otro
Nuevamente, Ronald emprendió una carrera que parecía interminable, hasta cierto punto, punto en el que logró llegar a su habitación, y sostener el armario para que aquellos hombres no lograran pasar, cosa que si intentaron por un tiempo pero luego se escuchó cómo se marchaban. La hiperventilación de Ronald se unió a las voces de la gente de abajo, haciendo cuenta regresiva para el año; cinco, cuatro, tres, dos, uno, ¡feliz año nuevo!. Ronald bajó, necesitaba hablar con Esmeralda, necesitaba su ayuda, la vio hablando con Gabriel y rápidamente se acercó.
-Esmeralda ven necesito ayuda- dijo tomándola de un brazo
-Ronald, hasta que te apareces- una gran sonrisa en la cara de Esmeralda suponía que no había escuchado lo que había ocurrido abajo
-Necesito hablar contigo
-Yo también, ven sígueme- se lo lleva a la cocina- a que no sabes, ¡Gabriel me pidió que fuera su novia!, no sabes lo contenta que estoy, a casi se me olvida, ¡feliz año nuevo!
Ronald se quedó con la cara más tensa del mundo y de forma un poco lunática le contestó.
-¿ Feliz año nuevo ?- una sonrisa burlona se dibujó en su rostro- ¡¿ FELIZ AÑO NUEVO ?!. ¡Mientras tú te besuqueabas con tu noviecito, yo estuve investigando en el lago, y a que no sabes qué, casi me matan allá abajo!, ¡¿ Y TÚ ME DICES FELIZ AÑO NUEVO ?!
-Ronald cálmate, si estás así de alterado no te puedo entender nada
-No puedo, ¿ sabes qué ?, no puedo calmarme, porque mientras yo trato de investigar qué rayos ocurre en la familia, ¿ tú qué haces ah ?, ¡andas por ahí bailando con Gabriel!
-Sabes qué, olvida lo que te dije- dijo Esmeralda todavía serena- dime, ¿ qué fue lo que te pasó ?
-No sabes qué olvídalo tú, en estos momentos no estoy muy bien- dijo aún con la cara seria- hablamos mejor por la mañana- y se fue sin siquiera dejar a Esmeralda contestar una simple palabra
Ronald estaba acostado en su cama, temiendo que aquellos hombres que vio no hace mucho, pudieran, en cualquier momento, atravesar ese armario y matarlo; quería mucho su vida; era joven y tenía mucho por vivir, y morir simplemente por descubrir un secreto, no le parecía lo más adecuado. Pensó en lo que vio en el lago, en ese papel que parecía decirle que lo tomase, era una lástima que aquellos hombres llegaran antes de que lo hubiera hecho. "¿qué habrá en ese papel?" , se preguntaba sin parar, y esta pregunta impedía su buen descansar. No logró pegar el ojo hasta que amaneció; de alguna forma, ver la luz a través de su ventana lo reconfortaba, como si el sol de un nuevo día le diera la seguridad de que los peligros de la noche se habían ido.
Mientras Ronald trataba de conciliar el sueño en este nuevo amanecer, Esmeralda estaba abajo, todavía sin poderse creer que Gabriel le había pedido ser su novio; el siempre la ayudó, desde pequeño eran buenos amigos y desde las sombras, Esmeralda siempre lo observaba con otros ojos, pero no quería romper la amistad, por lo que nunca se animó a decírselo, pero que él se lo hubiera dicho primero era simplemente espléndido. A pesar de su felicidad no podía evitar sentir un mal presentimiento; aunque no quería romper sus ilusiones, Gabriel nunca le había dado ningún indicios, y la forma extraña en que titubeaba y la miraba la noche anterior, la hacía sospechar. Pensaba en esto cuando escuchó murmullos, pensó que no era nada raro pues a esa hora ya había gente despierta, pero reconocía otra voz una que no era de su familia y que no se había quedado a dormir esa vez; la voz de Gabriel. Se acercó para escuchar mejor y logró reconocer la voz de su tía Aisha.
-¿Entonces Gabriel?
-Ya se lo pedí
-Muy bien, ahora solo tienes que comprarle un anillo para que se quite el que tiene y nos lo puedas dar
-No lo sé. Señora no me gusta jugar con las personas, y mucho menos si de sus sentimientos se habla, y tampoco me gustaría lastimar a alguien tan importante para mí
-Tú solo obedece, del resto nos encargamos nosotros. ¿ Queda claro ?
-Si señora
-Ahora ve
-Está bien
Esmeralda podía notar en la cara y en la voz de Gabriel la tristeza, era como que si no quisiera hacer lo que le estaban diciendo que hiciera, aunque aún no supiera qué era. Esmeralda, quiso irse, pues no quería ver a Gabriel así, verlo así le hacía mucho mal, la hacía sufrir; mientras se iba, pisó un juguete chillón que salió sabrá Dios de dónde, y el ruido llamó la atención de los que estaban en el comedor.
-¿Escuchaste eso?- preguntó tía Aisha
-¿Qué cosa?
-Ese ruido, alguien viene. ¡Vámonos, rápido!
-¿Por el mismo que la otra vez?
-Si pero apresúrate
Esmeralda volvió a asomar un poco la cabeza para ver qué pasaba; vio a su tía y a su novio tirar por unas de las lamparitas que habían en la pared, al hacerlo se desprendió del piso una escalera por la que bajaron; luego, como por obra de magia, la escalera se volvió a recoger, y la lámpara volvió a su lugar.
-¿Esmeralda?
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