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Capitulo 5; ¿Estoy loco?


En aquella habitación, en el piso blanco e iluminado por una sola bombilla, yacía Esmeralda, que después del empujón de aquel hombretón no había tenido tiempo de levantarse. Rápidamente recobró el sentido, levantó la mirada buscando a Esther, pero no la encontró, entonces tomó el reloj de Ronald y salió al pasillo. Encontró a Ronald tirado en el piso y con una máscara en la mano.


-¡Ronald!- se acerca a él- ¡Ronald!, despierta por favor, despierta- le decía desesperada mientras las lágrimas le corrían por las mejillas


De Dios y su santa ayuda necesitó Esmeralda para subir a Ronald por esas escaleras, pero todo valió la pena cuando al salir de la cabaña Esmi los ve.


-¡Oh por Dios!- exclama mientras se acerca- ¿ qué le pasó ?


Esmeralda no contesta y Esmi le revisa el pulso.


-Está respirando, ¡rápido hay que llevarlo a un hospital!- dice mientras les grita a los demás


Rápidamente, Daniel, el esposo de Esmi, fue para ayudar a cargarlo, la segunda en aparecer fue Jazmine quien llamó al hospital más cercano y minutos después llegó la ambulancia.


Ronald estaba en emergencias, donde estaba siendo revisado por una doctora, pasada una hora la misma doctora salió y dio un anuncio.


-Familiares de Ronald Robinsonn- dice la doctora


-Aquí- las primeras en acercarse son Jazmine y Esmeralda, seguidas de Esmi, y los demás-dígame doctora, ¿ cómo esta mi hijo ?


-Descuide señora, logramos estabilizar al paciente, por ahora está fuera de peligro, pero deberá quedarse en revisión al menos tres días


-¿Puedo verlo?- se apresura a decir Esmeralda


-Ahora no se puede, todavía está bajo el efecto de la anestesia


-¿Algo más que deba saber doctora?- pregunta Jazmine -Si. Señora, según los exámenes, su hijo fue golpeado en la cabeza, no sabemos bien con qué, por qué o cómo, pero eso afectó un poco su memoria; no recordará muy bien lo que pasó hoy, la idea es ir poco a poco diciéndole una que otra cosa, y no bombardearlo con tanta información


-Está bien doctora




Al día siguiente Esmeralda se levantó temprano y fue a ver a Ronald. Esmeralda tenía muchos sentimientos encontrados; miedo, angustia, tristeza, nervios; por solo mencionar algunos. Camino al hospital se preguntaba una y otra vez: "¿Quién era ese hombre?, ¿Qué es lo que quería?, ¿A qué se refería con profecía?". Pensó en la pobre de Esther, debía estar destrozada por todo lo que pasó, pero a la vez recordó que no la vio después de haber caído al piso, ni tampoco en el hospital, y curiosamente en el tiempo que llevaba en la mansión no la había visto ni a ella, ni a su madre, Emma, ni a su padre, Steven.


¿Qué estará haciendo? ¿Dónde estará?. Pensó


Mientras Ronald dormía plácidamente en aquella camilla poco cómoda, y de un momento a otro, una horrible pesadilla invadió sus sueños.


Se encontraba de nuevo en la cabaña, bajó por las escaleras e inconscientemente volvió al mismo espacio donde había estado el día anterior donde se encontró de nuevo con ese hombre enmascarado.


-¡Ahora dime, ¿ dónde está el tesoro ?!- le exigía aquel hombre


-¡No sé de qué me hablas! ¡yo no tengo ningún tesoro!


-¡Tienes el reloj!


-¡Me lo dio mi padre!


-¡Es el del rey! ¡eres el elegido... eres el elegido... eres el elegido- sus palabras se esfumaban como arena en el viento


-NO, NO LO SOY


Ronald despertó agitado, casi sin aliento, y la adrenalina del sueño hizo que se sentara en la cama de un solo brinco, notó que, a unos metros de él estaba Esmeralda, la cual lo miraba confundida y preocupada.


-¿Estás bien?- le pregunto Esmeralda

-Si, era solo, era solo una pesadilla

-¿Sabes?, mientras estabas dormido, empezaste a decir que no y algo sobre un elegido

-Si es que...-vaciló unos segundos- ¿puedo contarte algo?

-Claro, lo que quieras

-Es que tuve un sueño raro; soñé con un lago, una cabaña y una entrada secreta, cuando entré por ahí caminé hasta llegar a un espacio muy amplio, donde me encontré un hombre que me preguntaba sobre un tesoro.


-Ronald tengo algo que decirte, eso no fue exactamente un sueño, verás en casa te lo contaré todo, pero aquí no, pueden estar escuchándonos, solo te puedo decir que recibiste un golpe en la cabeza y perdiste un poco la memoria

-Me imagino que por eso estoy en un hospital- miró todo a su alrededor- confío en ti Esmeralda, sé que me contarás qué pasa, aunque tenga que esperar un poco



Pasaron unos días antes que le dieran de alta a Ronald, los doctores dijeron que ya se había recuperado, exceptuando el hecho de la memoria, también dijeron que la iría recuperando poco a poco y que le serviría de ayuda alguien que le fuera contando cosas pequeñas cada día, y Esmeralda se ofreció como voluntaria. Pasaron unos días y llegó el veinticinco de diciembre, y su madre acostumbraba el intercambio de regalos, pero le sorprendió que para su familia fuera una costumbre también. Todos se compartieron regalos, incluso Esther le dio uno a Ronald.


-Toma Ronald, este es mi regalo para ti- la dijo Esther extendiéndole una caja


-Gracias- lo tomó e hizo una seña de extrañes


Cuando abrió la caja había un reloj, muy moderno; podía conectarse al celular, traía cámara, reproducción de música y muchas funciones más.


-Es para que no tengas que salir a la calle con esa baratija que tienes como reloj


Rápidamente un recuerdo de Ronald pasó por su cabeza; terminó de recordar todo lo que había pasado en aquel pasadizo secreto, e inconscientemente soltó la caja con el reloj dejando que el piso la recibiera.


-¡Oye ten cuidado, sabes todo lo que me costó!- le dice Esther enojada


-Lo siento- Ronald recobró el sentido y se agachó para recoger lo que dejó caer, le hizo una seña a Esmeralda y ambos subieron a su habitación.


-¿ Qué ocurre ?- pregunta Esmeralda


-Lo recordé. Antes de desmayarme le vi la cara el tipo de la cabaña


-Y, ¿ cómo era ?

-No lo recuerdo bien. Hay que contárselo a alguien quizás nos puedan ayudar

-No nos creerán, y mucho menos sin testigos


-Tenemos a Esther, ella es la principal causa de todo esto


-Sabes que no nos ayudará


-Tienes razón. No diremos nada, por ahora, pero en algún momento tendremos que hablar


-Está bien pero por ahora nos quedaremos callados


-¡A desayunar!- grita Jazmine y ambos bajan

El desayuno fue lento y muy callado, pero al terminar, Ronald subió a su habitación donde

continuó leyendo el libro que encontró en el sótano.

-Entonces...Archibald Robinsonn...

Archibald Robinsonn

Elena y Edward se casaron y comenzaron a gobernar, tuvieron cinco hijos, su primer hijo se llamó Archibald, el cual lo tuvo con diecisisiete años. Este siempre fue de todos el más valiente y el más interesado en las clases de caballería, y con seis años era el mejor en clases de infantería y esgrima, enamoraba a todas las chicas con su belleza y buena figura.


Para su desgracia se enamoró perdidamente de una chica llamada Addanarys, quien era muy bella, pero su belleza ocultaba su ambición, se casó con ella cuando tenía diecisiete años, justo cuando Elena se enteró que Addanarys esperaba un hijo, un hijo de Archibald. Meses después les llegó la noticia de que Addanarys dio a luz a mellizos; el primero, Neymar, y la segunda Neymariz.

Archibald tenía veintidós años cuando emprendió un viaje por el mundo en busca de aventuras, el cual terminó a los veinticinco con la noticia de la próxima muerte de su madre. Apenas Elena dejó el testamento Addanarys comenzó a planear su plan para matar a Archibald, y al cabo de una semana ya lo había envenenado, tomó el legado que le correspondía a su esposo y escapó,

dejando a los mellizos en la mansión...

Ronald decidió que no podría quedarse callado por más tiempo, por lo que cuando era la hora de almuerzo y ya todos estaban ahí se armó de valor, el cual necesitaría mucho después, cuando le tocara hablar con Esmeralda.

-Disculpen- comenzó Ronald- tengo que contarles algo

Esmeralda abrió los ojos, y a través de ellos se pudo notar la angustia y preocupación, y a la vez la advertencia que decía que no dijera lo que ella pensaba.

-¿Qué ocurre?- preguntó Jazmine y todos voltearon a verlo

-Pues verán, cuando estábamos en el lago jugué una partida de ajedrez con Esther, esta se fue a la cabaña, cuando Esmeralda y yo la buscamos encontramos una escalera escondida en el piso, y la encontramos en un tipo de sótano, donde un hombre amenazaba con hacerle daño, me pidió que hiciera algo y cuando lo hice salió corriendo- vaciló un momento- creo que alguien me está buscando.

-¿Es verdad esto Esther?- le pregunta Mariam

-No. Estás equivocado Ronald. Después de que perdí me escondí en la cabaña, ustedes entraron pero no me vieron, y cuando yo salí solo estaban mis padres afuera.

-¡Claro que no, estás mintiendo! Esmeralda estuvo ahí, ¿verdad?- volteó a ver a Esmeralda

-Así es

-Ambos deben tener flojo más de un tornillo y varios cables cruzados- dijo Esther en forma arrogante

-¿Nos estás llamando locos?- preguntó Ronald con algo de ironía

-Yo solo digo que quizás el golpe en la cabeza, hizo que te pasara algo más que solo perder la memoria- dijo rodando los ojos- pero que conste lo dijiste tú no yo

-¿ Cómo sabrías que me golpeé en la cabeza ? por lo que sé ni siquiera estuviste en el hospital cuando estaba inconsciente- Ronald se levanta y se sostiene sobre la mesa- por lo que me atrevería a preguntarte Esther Robinsonn, ¿ dónde estabas ?- Esther se tensa

-Acá en la casa, con mis padres

-¿ Cómo ?, la llave la tenía mi madre

-No tengo que darte explicaciones...


-¡SUFICIENTE!- grita el padre de Esther captando la atención de todos

Ronald se fue, sintiendo que la furia iba a hacer explotar su cabeza, y Esmeralda fue tras él.

-¡No puedo creer que haya hecho eso!- exclama Ronald furioso


-Te dije que lo haría, pero no me hiciste caso- le dice enojada

-Voy a demostrarles que no estamos locos


Pasado un tiempo Esmeralda se fue y Ronald se quedó pensando un poco cuando alguien llama a su puerta.


-Adelante- una cabeza se asoma y era Esmi


-Hola Ronald


-Hola, dime ¿ qué necesitas ?

-Solo quería ver cómo estabas y darte esto- le estira la mano con una máscara- no la soltabas cuando te encontramos pero al final se te cayó

-¿ Puedes hacerme un favor ?

-Si dime

-¿ Podrías guardarlo en tu cuarto ?

-Si claro, con mucho gusto



Pasaron unos días y Ronald entró en el pasadizo de su armario, para examinar mejor lo que había pues las últimas veces no había podido. Lo primero que notó cuando bajó era que en el mismo cuarto donde estaban las escaleras hacia las habitaciones, había una gran biblioteca, supuso que de ahí provenía el libro misterioso, aunque se lo hubiera encontrado del otro lado del marco de la puerta. Escuchó unos ruidos por esa zona, pensó que era Esmeralda por lo que se acercó un poco para recibirla, pero al ver a través del marco de la puerta se encontró fue con un hombre; el mismo hombre que en el lago. Su corazón se aceleró al saber que aquel hombre estaba ahí, y aunque pareciera imposible tenía la misma máscara que su tía le había mostrado días antes.

El hombre pareció verlo pues salió corriendo hacia él y en cuatro pasos ya estaría a mitad del sótano. Ronald espabiló y subió por la escalera más cercana mientras sentía que empezaba a sudar por el miedo, subió lo más rápido que pudo aunque ese hombre estaba cerca de atraparlo. Con una gran agilidad abrió la otra entrada y se tiró para no ser atrapado vio a su alrededor y estaba en la habitación de Esmeralda, volteó a ver al armario y aquel hombre retrocedió, dejándose esconder en la oscuridad.

-Ronald, ¿ qué haces aquí ?- le dice Esmi quien estaba en la habitación

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