Capitulo 46; Epílogo
Astrid caminó por el lado de sus primos y se posó junto a tía Lina. Su cabeza miraba al suelo, y sus ojos expresaban un sentimiento que Ronald notó como tristeza.
-¡Sorpresa!- gritó tía Lina con emoción- Creo que esto responde a tus preguntas, Alice
-¿ Nos estabas traicionando ?- Alice miró a su gemela con el ceño fruncido y furia en los ojos. Astrid no contestó
-Cariño, creo que eso está más que seguro ahora- dijo Lina
-Astrid- la voz de Esmeralda sonaba ahogada, a punto de ser suprimida por el llanto-¿ Por qué ?
-Chicos yo- Astrid se detuvo, antes de añadir- Lo siento mucho, de verdad- un nudo se formó en su garganta
-Astrid, ¿ cómo pasó esto ? Confiábamos en ti. ¿ Cómo pudiste traicionarnos ?- esta vez fue la voz de Ronald la que rompió el silencio
-Ronald- Astrid habló despacio, aún sin mirarlo- He estado toda mi vida, siguiendo los pasos de Alice. Nuestros padres siempre la priorizaban a ella. Ella era la aplicada y yo la rebelde. Ella era la hermosa y yo la descuidada. Ella era la perfecta y yo...- su voz se cortó, antes de seguir- la defectuosa. ¿ Crees que querría vivir toda mi vida así ? ¿ Siendo la sombra de alguien idéntico a mí ? No. No quiero- sollozó- Esta era mi oportunidad para demostrarles a mis padres de lo que soy capaz. No tendría otra. Era esto o nada. Créeme, no tiene nada que ver con el tesoro, ni contigo, se trata de una... Rivalidad, si así lo quieres ver. Les pido que me perdonen
-¿ Que te perdonemos ? ¡¿ QUE TE PRDONEMOS ?!- la voz de Alice retumbó en todo el palacio. Estaba histérica- ¡¿ Cómo quieres que te perdonemos cuando nos engañas y sobrepones a tía Lina por sobre nosotros ?! Eres una insulsa, estúpida y desprecia...
-¡Alice, cálmate!- Ronald la tomó por el brazo para hacer que retrocediera
-¡¿ Que me calme ?! ¡¿ Cómo quieres que me calme ?!- Ronald la miró con intensidad unos minutos y Alice tomó aire, lo soltó y se cruzó de brazos, para luego cerrar los ojos. No quería seguir participando de eso
-Astrid- la voz de Ronald era ronca- ¿ Desde cuándo haces esto ?
-¿ Recuerdas que te dije... Que mi madre me enviaba todas las tardes a merodear la mansión ?- Ronald abrió los ojos por completo- No es del todo cierto. Yo vigilaba, estaba atenta y cuando llegaste, lo informé...
-Has estado informando a ellos de todo lo que hacemos, hicimos y vamos a hacer... ¿ Desde el primer día ?- Esmeralda habló con dificultad, y tanto ella como Ronald suspiraron cuando Astrid asintió con la cabeza, incapaz de pronunciar palabra
-¡Qué hermoso es que nos confesemos al fin!- dijo Lina tras un minuto, sin quitar su sonrisa- Yo también quiero intentar... Veamos, ¿ qué puedo decir...?- fingió estar pensando- ¡Ah! Ya sé. Ronald, ¿ recuerdas aquel tipo misterioso que te golpeó y borró la memoria en los túneles ?- Ronald frunció el ceño en asentimiento- No era ningún tipo, esa fue Esther- completó señalando a su sobrina, antes de soltar una carcajada- Alice, ¿ sabes ese acertijo extraño que le diste a Esther ? Ella fingió fingir que les agradaban, porque sabía que era falso- otra carcajada- Y para terminar, Esmeralda. ¿ Sabes ?, si fue tu novio quien los había llevado a los túneles aquel día. También me ayudó a quitarte el anillo, ¡pero eso ya lo sabes! ¿ Qué más ? Ah, por supuesto. No puede faltar decirles chicos- su voz de pronto se tornó áspera, dejando toda la diversión- Que, a pesar de todo lo que han hecho, todos sus esfuerzos y teatros, no sirvieron de nada. De nada, porque igualmente obtendré lo que tengo
El silencio los envolvió por un momento hasta que la misma Lina, volvió a hablar.
-Es la hora, mi hora. Desbloqueen el pasadizo- era una orden
-Pero, tía- dijo Ronald con sutileza- ¿ Pensé que el pasadizo del tesoro estaba en la mansión ?- trataba de ganar tiempo, aunque dudaba que sirvieran de algo
-¡Cállate! No digas estupideces- le apuntó con la pistola- Ahora, ven acá
Ronald caminó despacio, contando cada paso que daba. Llegó hasta el frente de la chimenea cuando Lina le ordenó parar. Las otras reliquias, el anillo, el brazalete y el collar, fueron a las manos de Gabriel, Esther e, incluso, la misma Astrid. Todos con las reliquias en las manos, se giraron hacia la chimenea, buscaron en la superficie el lugar en donde iba cada una y, al final, las colocaron. Las cuatro reliquias colgaban de la pared, sin hacer mayor cosa.
-Gira el reloj- ordenó Lina a Ronald
El obedeció y giró el reloj. El reloj giró, junto con el resto de las reliquias, y unos engranajes al otro lado del muro sonaron. Toda la chimenea se abrió de par en par, dando acceso a un pasaje.
-Entremos- animó Lina, al ver que nadie hacía nada
Ronald tomó su reloj y entró, junto con Alice, Esmeralda y el resto de los presentes. Pasaron por un pasillo un poco delgado, hasta llegar a una sala redonda, con cuatro pilares en su alrededor. Una tenue luz bajaba desde el techo e iluminaba el centro, que contenía una estructura cilíndrica hecha de cemento, encima de la cual había un enorme cofre.
La habitación estaba dividida en cuatro secciones, y en cada una de ellas, Ronald pudo observar pertenencias que fueron de los cuatro hijos de Elena. En el área de Archibald, un retrato colgaba de la pared, y una armadura, con el símbolo real en el pecho, se recostaba de la misma pared. En la sección de Richard, había igual un retrato de él, y una mesa, con madera y artefactos de carpintería, la adornaban. En la parte de Harland, no habían demasiadas cosas; Un retrato y dos espadas en la pared, nada más. Y en el área de Emmalys, un retrato, al igual que en los otros, y un tocador.
-Qué lugar tan acogedor- comentó Lina irónicamente y empujó a Ronald hacia el centro- Abre el cofre- ordenó
Ronald se acercó y miró el cofre. Pasó su mano para quitarle el polvo y miró el circulo que estaba entre la tapa y la otra parte. Comprendió lo que tenía que hacer y empezó a quitarse el reloj. Lo colocó en el circulo y giró. Cerró los ojos y pensó: "Ya todo acabó". Un leve clic hizo que abriera los ojos de nuevo, antes de ser empujado por tía Lina.
-¡Al fin!- dijo Lina- Tanto tiempo esperando y al fin puedo obtener lo que me pertenece
Lina abrió el cofre con afán, y su expresión cambió al ver lo que contenía dentro.
-¡¿ Qué ?!- Lina metió la mano y saco un cuadro- ¿ Qué es esto ? ¿ Dónde están las monedas ? ¿ El oro ? ¿ Las gemas ? ¡¿ Dónde ?!- Lina tiró el cuadro, el cual cayó cerca de Astrid- ¡Exijo que me respondas!- se dirigió a Ronald
-¿ Cómo voy a saberlo ?- contestó el antedicho
Mientras ellos hablaban, Astrid se encogió y tomó el cuadro, para ver que era un retrato; El retrato que conservaba en sus manos, mostraba las imágenes de cinco personas: Elena, Archibald, Richard, Harland y Emmalys, que posaban delante de la mansión, sonriendo felizmente a la cámara. Le dio la vuelta al cuadro y encontró un mensaje detrás:
Hijos. Descendencia, esto es lo que os dejo. Sé que probablemente estabais buscando oro, plata y gemas, pero lamento decirles que no es lo que os traigo. Este es mi tesoro. Ustedes lo son. Porque la familia es el tesoro más grande que pueden tener, así que valórenla, y no dejen que os separen por nada de mundo. Con amor Elena.
Astrid leyó el mensaje en voz alta, mientras sus lágrimas llenaban sus ojos.
-¡Al diablo con la familia!- chilló Lina- Todos sabemos que lo que realmente nos importa es el tesoro
-¿ Qué no lo ves ?- Astrid volvió a hablar- Nadie quiere ya el tesoro. Ni siquiera Esther. Te obsesionaste tanto con el tesoro que los dejaste atrás, ni si quiera les ibas a dar su parte del dinero
-Por supuesto que no. ¿ Qué creías ? Un trabajo en equipo, así que dividimos la herencia- habló en burla
-Ya no te importa la familia, y, aunque sea un poco, a nosotros si. Hay que parar de buscar ese tesoro. No existe. No hay ningún tesoro...
-¡Cállate!- ordenó Lina, y comenzó a reírse sin parar- ¿ Saben qué ? Si no hay tesoro, es por su culpa. Si, ¡es por la culpa de todos ustedes! Así que... Los mataré. Si. Los voy a matar a todos
-¡Cuidado! ¡Está fuera de control!- advirtió Ronald
Lina movía el arma a todas partes, hasta que señaló directamente a Alice. Esta se sobresaltó, pero no pudo mover un solo músculo de su cuerpo.
-¡NO!- gritó Aisha antes de que alguien se incorporara
Alexander corrió hacia Lina, y tomó el cañón de la pistola, haciendo que apuntara hacia el suelo, al tiempo que esta disparaba.
-¡Alexander!- gritó Alice, pero no se movió-¿ Estás bien ?
-Si, no te preocupes...
-¿ Qué haces aquí ?- interrumpió Lina y miró a su alrededor, observando que Jazmine, Estella y Rey también estaban- ¿ Qué hacen todos aquí ?
-Yo los liberé- una voz contestó a su pregunta. Un hombre, corpulento y enorme, se incorporó
-¡¿ Carl ?!- Lina abrió los ojos de par en par mientras soltaba la pistola- ¡Esto es increíble! Primero me traiciona mi hija, ¿ y ahora también mi marido...?
-Basta, Lina- el hombre llamado Carl habló- ¿ No comprendes que todo esto está mal ? Ya tienes que parar. No permitiré que sigas
-Pero...
-No. Basta- sentenció
Lina gritó y se puso de pie con furia, y empezó a caminar hacia la salida.
-¡No me importa! Me voy a ir. Me iré de este ridículo lugar y no volveré jamás. No quiero volver a verlos nunca más en mi vida...- se detuvo al lado de Estella para mirarla con desprecio- A ninguno- le espetó y reanudó su marcha.
Lina se fue y todo quedó en calma unos segundos. Ronald caminó hacia Alice, al igual que Esmeralda, y tras un abrazo, anunció:
-Parece que todo ha terminado
-Si, creo que que la aventura llega hasta aquí- coincidió Alice
-Chicos- la voz avergonzada de Astrid apareció junto a ellos, extendiéndoles el cuadro- Creo que esto es suyo- Ronald lo tomó- Lamento, mucho, de verdad, mucho, lo que hice y yo...
Las palabras de Astrid fueron interrumpidas. Esmeralda caminó hacia ella y la abrazó con fuerza.
-Ya no importa, Astrid- comentó Esmeralda
-Si- Ronald se les unió- Ya todo acabó
Astrid miró a lo lejos a su hermana, Que con brazos cruzados y mirada orgullosa se volvió hacia Alexander.
-Le costará un tiempo que se le pase- dijo Ronald- Pero creo, que podrá perdonarte. Sabrá cómo
-Niños- Mariam se acercó un poco a ellos- Queríamos saber... Si podríamos dejar las peleas y ser, bueno... una...¿ Familia ?
Todos se miraron, algo asustados por la simple palabra.
-La Familia Robinsonn- dijo Ronald- No se a ustedes, chicas, pero a mi me gusta cómo suena
Una sonrisa cruzó los labios de todos y decidieron que era hora de volver. Salieron del pasadizo y luego del palacio. Al estar afuera, Esmeralda se volvió hacia la gran edificación y la observó.
-¿ Qué haremos con esto ?- preguntó y Todos se voltearon
-Creo que podríamos volverlo un museo- comentó Rey- Después de todo, sabemos bastante de su historia
-Y con trabajo en equipo, podríamos remodelarlo- dijo Jazmine
Todos asintieron, y reanudaron su marcha camino a la Mansión.
Tres años después...
La Familia Robinsonn, se encontraba en el palacio, preparándose para la exposición que iban a dar ese día. Tal y como planificaron, el lugar se había vuelto un museo y, con la ayuda de todos, lograron reparar el lugar.
-¡Alexander!- lo llamó Ronald antes de que comenzara la exposición
-Su Majestad. En que puedo servirle
-Verás, lo que pasa es lo siguiente- Ronald comenzó a desajustarse el reloj- Me he dado cuenta de que tenías razón
-Siempre la tengo- Ronald le otorgó el reloj- ¿ Me está dando su reliquia ?
-Nunca lo vi como eso. Conservé este reloj, porque era lo único que tenía de mi padre. Me servía para recordarlo y también a mis raíces. Pero, ahora, ya no lo necesito
-¿ Es consciente de que en alguna parte hay un tesoro real ? Con gemas y oro puro
-No soy tan estúpido, Su Majestad. Pero eso ya no me importa. Todo lo que tenga a tuvo que ver con el legado ya no es mi problema. Lo dejo en tus manos
-Las únicas correctas- Alexander sonrió- Gracias, Ronald
-A ti. Ahora me tengo que ir. Un grupo de personas hambrientas de conocimientos, está allá esperándome
-Corra antes de que se vayan
Ronald hizo una pequeña reverencia y se fue rápidamente hacia la fachada del edificio, donde lo esperaban.
-Hola a todos- comenzó a hablar- Mi nombre es Ronald Robinsonn, y este, es el Palacio Robinsonn- lo señaló- Díganme, ¿ quién está listo para saber de su historia ?- oyó un grupo de asentimiento- Aunque debo advertirles, que hay cosas que son mejor no saber. Como el legado de esta familia, que fue, es y siempre será un misterio, tanto para mí, como para toda mi familia
Fin.
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