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Capitulo 39; Preguntas sin Respuestas

-¿ Intercambio ?- Ronald frunció el ceño. Eso del "Intercambio" no le daba buena espina

Ya había aceptado que Esmeralda estuviera saliendo con Gabriel, incluso que este se quedara a dormir algunas veces en la mansión pero seguía sin confiar mucho en él por lo que había pasado cuando perdió la memoria; ¿ aparece un nuevo sujeto que también quiere el tesoro, que los amenazó y que le hizo un daño temporal, y luego aparece él ? Demasiadas coincidencias, y Ronald no creía demasiado en ellas. 

-Si. Ahora yo llevaré este anillo, que se lo dio su padre, y él llevará el mío, regalo de mi madre. Así será como algún tipo de unión 

-¡Eso es muy tierno!- exclamó George que de un momento a otro estaba sumido en la conversación. Esmeralda le regaló una sonrisa- Ojalá yo pudiera tener algo así

-¿ Por qué no lo intentas ?- preguntó Esmeralda- Hay muchas chicas bonitas en la escuela

-Si, no creo que ninguna te llame la atención- añadió Ronald

-Olvídenlo. La última vez que hice eso no terminó del todo bien

-¿ No habrá sido con Esther, verdad ?- bromeó Ronald pero George se mantuvo serio

-De hecho, fue con Astrid

Ronald y Esmeralda se paralizaron; no dijeron nada ni se movieron por varios segundos. ¿ Era verdad lo que escuchaban ? ¿ Astrid ? ¿ Con George ?

-¿ Eso fue lo que pasó entre ustedes ?- Ronald rompió el silencio con una pregunta. George asintió

-¿ Que pasó ?- continuó Esmeralda. George titubeó

-Fue hace unos años. Me parecía muy atractiva e increíblemente y sin saber cómo, no la confundía con su gemela; cosa de la que muy pocos pueden alardear- George se detuvo un momento- Decidí confesármele, y lo hice... en frente de toda la escuela...- otra pausa- Me hizo quedar como un payaso 

-Lo lamento mucho, George- dijo Esmeralda- Pero, solo por preguntar, ¿ no nos tienes rencor ? Digo, siempre que pasa algo con un Robinsonn nos culpan a todos

-Yo no soy como Melannie- George sonrió pero eso incomodó un poco a Ronald- No juzgo libros por su portada. Cuando vi a Ronald pensé:"¿ Hey ? ¿ Por qué no tratar de ser su amigo ?"

-¿ No te preocupó... que pudiera hacer algo parecido a lo que hizo Astrid ?- preguntó Ronald despacio

-La verdad, sí. Pero, como dije, no jugo un libo por su portada. No podía culpar a todos los Robinsonn por algo que hizo solo una 

Los tres voltearon a ver a Astrid que se encontraba a unas mesas de ellos. Esta reía mientras hablaba con otra chica. Su mi rada pasó fugazmente a su mesa y les regaló una sonrisa; aunque todos sabían que no era dirigida a sus primos. 

El timbre sonó y Ronald se fue a la biblioteca para tener sus quince minutos de descanso. Una vez más había llevado el libro, y ansiaba leer más. Al llegar a la mesa donde se sentaría, notó a Melannie leyendo en ella, la observó unos minutos antes de suspirar y girarse para ir a otra mesa.

-¿ Por qué no te sientas ?- la voz de Melannie lo detuvo 

-¿ No estás molesta conmigo ?- preguntó Ronald volviéndose para verla

-Algo, sí. Pero, No me gustaría estar muy sola hoy

Ronald frunció el ceño unos segundos, pero se sentó en una silla situada en frente de ella.

-Juguemos a un juego- propuso Melannie

-¿ De qué se trata ?

-Yo pregunto, tú respondes

-¿ Y qué gano a cambio ?- Ronald sonrió divertido

-La satisfacción de contestarme- Melannie imitó la acción

-Está bien. Pero no contestaré las preguntas que no quiera contestar

-Me parece justo. Aquí va la primera pregunta; ¿ Dónde conseguiste ese libro ?- Melannie señaló el libro titulado: "Los Robinsonn"

-Estaba en una biblioteca de mi casa

-Y, ¿ por qué lo lees ?

-No sé mucho de mis raíces. Papá desapareció cuando era pequeño y nunca supe mucho del resto de mi familia

-¿ Un abandono ?- Melannie dijo preocupada

-No, solo un accidente de coche. Nunca encontraron su cuerpo

-Lo siento

-Ya no importa. Lanza la siguiente pregunta

-¿ Es verdad que eres de la realeza ?- preguntó Melannie tras pensar 

-No lo sé. Los mitos son mitos, y como dije, no sé mucho de mis raíces- Ronald explicó, no era del todo mentira. Melannie asintió

-La mansión tiene pasadizos secretos, ¿ verdad ?- Ronald se tensó. ¿ Cómo sabía ella eso ?

-Ahí va la primera pregunta que no contestaré

-Entonces contesta esta. ¿ Tu familia tiene un tesoro ?

Las palabras salieron suavemente de la boca de Melannie y colisionaron con la cabeza de Ronald. ¿ Que se supone que haría ahora ? No tenía las fuerzas para gestionar una palabra, y si lo negaba Melannie descubriría el engaño de inmediato, pero si no contestaba sería peor, y no podía decirle la verdad. En ajedrez eso era un Jaque Mate; no tenía forma de ganar, por más movimientos que hiciera.

En ese momento, el timbre sonó.

-Bueno, tengo clase de ciencias- anunció Ronald levantándose- Parece que el cuestionario tendrá que esperar a después 

-¿ Estas huyendo de la derrota ?- preguntó Melannie sonriendo. Ella comprendía a la perfección lo del Jaque Mate

-No. Estoy aplazando mi victoria - y sin decir nada más, Ronald se fue apresuradamente de la biblioteca.




En clase de ciencias, la cabeza de Ronald no paraba de dar vueltas, y no prestaba mucha atención a lo que la profesora Connie decía, y de sus palabras solo lograba entender algunas como: deflagración, polvo combustible, oxigeno... ¡Explosión!. Y esta última palabra fue precisamente la que sacó a Ronald de su trance miró a derecha y luego a izquierda pero no encontró nada de fuego.

-¿ Explosión ? ¿ Dónde ?- Ronald preguntó a George 

-¿ No estás prestando atención ?- George sonrió- La profesora habla de un experimento que haremos la próxima semana

-Ah, ya comprendo- Ronald asintió- ¿ Es individual ?

-Por parejas, distraído- Ronald sonrió apenado y rascó la parte trasera de su cabeza

-Entendido- el timbre sonó- Me voy a clase de educación física. No vemos luego 

-Adiós- se despidieron y Ronald se fue 





El día había terminado y Ronald y sus primas se encontraban en la mansión. Había sido un día exhaustivo; una vez más Bookstore tenía muchos clientes, sumado a las clases y el encuentro con Melannie, hacían que Ronald no pensara en más nada que dormir. Así que eran las ocho y treinta cuando el se disponía a acostarse, al igual que el resto de su familia. Excepto dos personas.

Astrid caminaba por el sótano secreto de la mansión mientras se abrazaba a sí misma. ¿ Qué estaba haciendo ? No podía seguir así, debía parar, tenía que hacerlo. De otro modo lo perdería todo, ya pasó una vez y sabe cómo se siente. No le gustaría pasar por eso de nuevo.

-Hija, ¿ qué haces aquí a estas horas de la noche ?- la suave voz de Aisha, su madre, la sorprendió y se giró para verla 

-¿ M-mamá ? ¿ Qué haces aquí ?- dijo con un nudo en la garganta

-Sabes perfectamente que hago aquí- el tono de voz de su madre se endureció de repente- Ya deja de hacerte la idiota 

-¡Basta!- Astrid ahogó un grito- ¡No quiero seguir!

-¡Tienes qué! ¿ O qué más quieres ? ¿ Ser la decepción de mis hijas por siempre ?- Astrid comenzó a sollozar- Vamos...Hija. Dame lo que te pido 

-¡NO!- Astrid gritó

Salió corriendo hacia las escaleras y tras subir la de su habitación, entró por el armario y cerró el pasadizo. Se tiró en su cama y se acurrucó entre las sábanas ahogando el llanto en el colchón.

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